Robert Escobar Campero

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En esos momentos, como si fuera el primer momento en mi vida en que me tuve que sentir el más fuerte de mi familia, la abracé y dejé que llorara. Yo no lo hacía, desde ese momento supe que mis lágrimas siempre tendrían que ser interiores y que reposarían en mi corazón hasta el día que él no pudiera aguantarlas.
El Día de la Recuperación. Los hombres que comían naranjas
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