Una analogía que me enseñó mi coach, y que me ayudó a entender este concepto, fue imaginar que nuestra mente tiene un velocímetro (como en un coche), pero en lugar de kilómetros por hora, son pensamientos por minuto. Cuanto más pensamos, más sube el “piensanómetro”, y si pensamos demasiado, llega a la zona roja. Es entonces cuando nos sentimos estresados, agotados, frustrados y enfadados en extremo.

