Cuando Thomas Edison se enfrentaba a un problema especialmente difícil, dormía en su silla mientras sostenía una bola de acero en cada mano. Al final entraba en una fase de sueño lo bastante profunda como para que la bola cayera, lo despertara y viniera a su mente la solución al problema. Todo surge de la nada, y Edison entendió este concepto de crear espacio para que nuevos pensamientos entraran en su mente en lugar de intentar resolver los problemas con su antigua forma de pensar. Sabía que esa manera no le iba a dar la solución a sus retos.

