Heaven is for Real: A Little Boy's Astounding Story of His Trip to Heaven and Back
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«El discípulo no es superior a su maestro, ni el siervo superior a su amo».
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Dios me había bendecido con un pequeño grupo de creyentes a quienes debía guiar y servir, y allí estaba yo, quejándome porque esos creyentes no me servían a mí.
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Pero todavía no estaba muerto. No era momento de rendirnos y lamentarnos, sino que era momento de orar y actuar. Dios, permite que lleguemos a tiempo. Permítenos ayudar a nuestro hijo.
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Sonja y yo nos sentamos juntos a orar, con temor de tener esperanzas y con temor de no tenerlas.
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Jesús llamó a un pequeño que se encontraba entre la multitud y lo hizo pararse frente a todos para ponerlo como ejemplo. Y dijo: «Les aseguro que a menos que ustedes cambien y se vuelvan como niños, no entrarán en el reino de los cielos. Por tanto, el que se humilla como este niño será el más grande en el reino de los cielos».5 El que se humilla como este niño...
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¿Qué es la humildad infantil? No es falta de inteligencia, sino falta de maña, falta de intereses ocultos.
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Es lo opuesto a la ignorancia. Es honestidad intelectual: es estar dispuesto a aceptar la realidad aun cuando es difícil y llamar a las cosas por su nombre.
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«Fijemos la mirada en Jesús, el iniciador y perfeccionador de nuestra fe, quien por el gozo que le esperaba, soportó la cruz, menospreciando la vergüenza que ella significaba, y ahora está sentado a la derecha del trono de Dios».
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—Colton, ¿sabes por qué murió en la cruz Jesús? Asintió con la cabeza, cosa que me sorprendió un poco. —¿Por qué? —pregunté. —Pues, Jesús me dijo que murió en la cruz para que nosotros pudiéramos ir a ver a su papá.
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Todo va a estar bien. A la primera persona que verás será a Jesús.
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Desde su más tierna edad, desarrollamos la práctica de darles a los niños cosas específicas por las que orar, no sólo para construir su fe, sino también porque orar por los demás es una buena forma de abrir el corazón a las necesidades ajenas.
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¡Sí hay espadas en el cielo! —dijo en un tono insistente.
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Eh… de acuerdo. ¿Para qué necesitan espadas en el cielo? —Mamá, Satanás todavía no está en el infierno —respondió Colton en un tono bastante parecido a una reprimenda—. ¡Los ángeles llevan espadas para mantener a Satanás alejado del cielo!
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Sí, lo sé. Está en el cielo y tiene un cuerpo nuevo. Jesús me dijo que si no vas al cielo, no obtienes un cuerpo nuevo.
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¿De veras? —Sí. ¿Sabías que habrá una guerra? —¿Una guerra? ¿A qué te refieres? No estaba del todo seguro si seguíamos hablando del cielo. —Habrá una guerra y esa guerra destruirá este mundo. Jesús y los ángeles y las personas buenas lucharán contra Satanás y los monstruos y los malos. Yo lo vi. Inmediatamente pensé en la batalla descrita en el libro del Apocalipsis y se me aceleró el corazón. —¿Cómo que lo viste? —En el cielo, las mujeres y los niños pueden quedarse atrás y mirar, de modo que me quedé atrás y miré.
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Pero los hombres deben pelear. Papá, te vi a ti también. Tú también tienes que pelear.
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Muchos de nuestros amigos católicos nos han preguntado si Colton vio a María, la madre de Jesús. La respuesta a esta pregunta también es afirmativa. Vio a María arrodillada ante el trono de Dios y otras veces la vio de pie junto a Jesús. «Ella lo sigue amando con amor de mamá», dijo Colton.
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Es bueno ser fuerte y poder ayudar al prójimo. Sin embargo, aprendimos el valor de ser lo suficientemente vulnerables como para permitir que otros sean fuertes por nosotros, que otros nos bendigan, lo que a su vez resultó ser una bendición para ellos.
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—Colton, ¿qué tú quieres que los lectores aprendan de tu historia? Sin dudarlo, la miró a los ojos y le dijo: —Quiero que sepan que el cielo es real.