Las personas que, además de a través de la cultura, han recibido este tipo de educación por parte de familiares y educadores, desde la infancia van forjando muy paulatinamente cuatro principales creencias limitantes y dañinas para sí mismas: 1. que el cómo se sientan los demás es más importante que cómo se sientan ellas mismas; 2. que pensar en su propio bienestar las convierte en personas malas y egoístas; 3. que negarse a lo que otros les piden las convierte en no merecedoras de ser amadas, y 4. que el amor real es incondicional.