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November 6, 2024 - February 10, 2025
Un límite se define como una línea real o simbólica que marca el fin de algo, ya sea material o no material, o la separación entre una cosa y otra. Indica un punto que no debe o no puede traspasarse. En el ámbito de la psicología hablamos de límites interpersonales, y podríamos definirlos como las reglas y líneas que establecemos en nuestras relaciones (y con nosotros mismos) para que estas sean sanas.
Poseer el derecho a manifestar lo que necesitamos no significa que podamos hacerlo de cualquier manera y sin tener en cuenta los sentimientos del otro, pues no debemos confundir la libertad de expresión con exponer lo que nos plazca y como nos plazca: la libertad de uno termina donde empiezan los derechos del otro.
La felicidad no tiene nada que ver con el nivel económico, los estudios cursados, el lugar en el que vivimos o la comida que comemos. Lo que determina nuestra felicidad es la calidad de nuestras relaciones más cercanas.
rodea. Esto es consecuencia de nuestra sociedad de consumo, que nos ha inculcado la creencia de que seremos más felices cuanto más consumamos o cuando consigamos algo mejor de lo que ya tenemos y a obviar por completo lo verdaderamente valioso.
Hablamos de una relación de calidad cuando las personas que la conforman pueden expresar sus deseos, necesidades y límites sin sentirse juzgadas y decidir libremente si quieren o no aceptar los deseos, necesidades y límites del otro; cuando la comunicación, el trato y las acciones se basan en el cuidado y el respeto; cuando no existe manipulación, consciente o inconsciente, por ninguna de las
saben cómo tratarse los unos a los otros porque se da la libertad de preguntar y comunicar desde el respeto y el amor lo que precisan y lo que les molesta; cuando los conflictos que surgen no son destructivos, no invalidan y no comprometen el apoyo mutuo, y cuando el perdón, las gracias y el te quiero se expresan con palabras o acciones sinceras.
Al comprender que cada individuo tiene su propio modelo de mundo delimitado por sus propios filtros, nos volvemos más tolerantes y somos capaces de construir vínculos más sanos y respetuosos con los demás.
La otra cara de esta misma moneda es que también esperamos que los demás procedan con nosotros de la misma forma e interpretamos que, si no lo hacen, es porque no nos quieren «de verdad».
Un dato importante a tener en cuenta es que cuando uno concede un favor tres veces consecutivas, las conexiones neuronales que se forman en el córtex prefrontal de quien lo pide hacen que esta empiece a considerar como un derecho u obligación que la otra cumpla con ese cometido, es decir, se empieza a establecer un rol.
En el tema que nos ocupa también ocurre, por eso nos cuesta aceptar la idea de que ni todo depende de uno mismo ni todo depende de las demás personas.
Debemos aceptar que no siempre podemos quedar bien con todo el mundo porque protegernos, cuidarnos y ser honestos con nosotros mismos no es compatible con llevarse bien con aquellas personas que nos tratan mal. Para priorizar nuestra salud mental, antes que contentar y complacer a esos individuos, necesitamos una sana autoestima. Si no aceptamos esto, seguiremos manteniendo abusadores a nuestro alrededor.
Las condiciones y características de cada uno son tan variadas como personas existimos en el mundo, por eso no es posible que una única receta nos sirva a todos.
El autoliderazgo es la capacidad de dirigir nuestros pensamientos y acciones. Esto nos permite poder decir que no a lo que queremos decir «no» y «sí» a lo que queremos decir que sí; actuar de forma íntegra con nuestros valores; decir honestamente lo que pensamos y sentimos; establecer límites cuando necesitamos hacerlo, etc.
En lugar de enseñarle a agradar, enséñale a ser sincera. Y amable. Y valiente. Anímala a decir lo que piensa, a decir lo que opina en realidad, a decir la verdad. [... ] Dile que, si algo la incomoda,
«A lo que has de negarte, niégate cuanto antes». Y
de manera que cuantas más explicaciones, mayor será la insistencia.
Un límite no es un límite si, cuando se traspasa, no hay ninguna consecuencia. Las consecuencias deben ir acorde al daño o a la gravedad de lo sucedido, es decir, tienen que ser proporcionales.
a partir de la tercera ocasión consecutiva en que algo sucede de una manera determinada, se empieza a dar por hecho que eso debe de ser así y, en el momento en que dejemos de hacerlo, se percibirá como algo injusto.
Capacidad de aceptar un «no»; • Capacidad de pedir favores y peticiones; • Capacidad de rechazar favores y peticiones; • Capacidad de expresar sentimientos y opiniones positivas y negativas; • Capacidad de respetar sentimientos y opiniones positivas y negativas, y • Capacidad de iniciar, mantener y cerrar conversaciones.
tratar al otro como nos gustaría que nos trataran a nosotros, en vez de tratarlo como le gustaría que lo trataran a él. Entramos aquí en el concepto de empatía. La empatía suele definirse como la capacidad para ponerse en el lugar del otro y actuar con él como desearíamos que actuaran con nosotros. Este concepto de empatía es errado ya que implica ponernos
A punto estuvo esa confusión de generar una acalorada discusión, y es que los malos entendidos en
comunicación son el origen de muchas batallas. Por eso, conocer el mapa mental de la persona con la que estamos hablando puede ahorrarnos muchos conflictos y darnos explicaciones acerca de la intención de sus palabras o actos. Esto nos permitirá, por un lado, no tomar sus acciones o palabras como algo personal, sino como resultado de su forma de ver e interpretar el mundo y, por otro, modular nuestra reacción en función de si la intención era positiva o negativa.
En una negociación funciona la diplomacia; la diplomacia es que los demás hagan lo que nosotros queremos que hagan, y que, además, lo hagan agradecidos.
confianza, firmeza y respeto.
no le está faltando al respeto a Sonia, no la juzga y, además, está expresando su queja en forma de opinión personal y no a modo sentenciador. Sin
es que, las personas que transmiten amabilidad y confianza (y eso solo se consigue si hay una comunicación no verbal que lo exprese) logran que las demás también tengan una actitud similar hacia ellos.
Cuando, por el contrario, sentimos que el otro no nos presta atención y únicamente quiere exponer sus argumentos sin ni siquiera tratar de entender los nuestros, entramos en actitud defensiva e incluso de ataque.
Las personas mentalmente flexibles son las que encuentran soluciones a cada imprevisto que se les presenta en la vida sin amargarse ni condicionar el resto de su día por esos pequeños problemas cotidianos que surgen en nuestra rutina diaria.