Son tiempos de desmoronamiento de las jerarquías y debilitamiento de las instituciones: en la política, en el trabajo, en la religión, y en las relaciones sociales y sexuales. Las jerarquías pueden ser injustas y opresivas, desde luego. Pero su desmantelamiento conlleva también la responsabilidad de erigir otras nuevas y más justas, pues la cuestión del orden siempre es la fundamental.

