Con semejantes seres, debemos estar alegres cuando lo están ellos, tener apetito cuando quieren cenar, y ser escépticas cuando ellos lo son. No podemos manifestar otros sentimientos que no sean los suyos; en una palabra, se nos prohíbe tener corazón, so pena de ser silbadas y perder nuestro crédito; dejamos de pertenecemos. Descendemos de la categoría de seres a la de cosas. Somos las primeras en su amor propio y las últimas en su estimación. Nuestras amigas son amigas como Prudencia, mujeres que se nos anticiparon en los placeres, las cuales aún conservan afición a ciertos gustos que su edad
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