La vida es el máximo competidor. No se toma días libres, y no le importa si has ganado dinero o has conseguido un ascenso en el trabajo. Lo único que eso significa es que por un momento o dos estás bien. No importa lo malote y exitoso que creas que eres, créeme, hay un semirremolque que se acerca por una curva ciega, listo para darte un puto golpe en la boca cuando estás de lo más cómodo.