Casi nada en la vida es constante. Las condiciones y las circunstancias están en perpetuo cambio, como los vientos y la marea, y por eso mi mentalidad nunca es fija. Amago y me ajusto, buscando siempre mi nuevo 100 por ciento. La edad, la salud y las responsabilidades que llevamos encima pueden ser limitantes. Eso no significa que debamos ceder a esas limitaciones o utilizarlas como excusas para dejar de lado nuestros sueños, pero podemos reconocerlas, siempre que nos comprometamos a descubrir lo que todavía podemos hacer teniendo en cuenta esos límites —ya sean temporales o indefinidos— y a
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