Cada minuto que pases sintiendo pena por ti es otro minuto en que no estás mejorando, otra mañana en que no vas al gimnasio, otra tarde desperdiciada sin estudiar. Otro día desperdiciado en el que no conseguiste ningún progreso en dirección a tus sueños, ambiciones y más profundos deseos. De esos que has tenido en tu mente y corazón la vida entera.