Cuando todo se ponga turbio y jodido y te sientas solo e incomprendido, revisita tu juramento a ti mismo. Te pondrá los pies en la tierra. De vez en cuando, necesitarás editar tu juramento dado el ajuste de prioridades que pueda surgir con los cambios de la vida, pero no lo diluyas. Asegúrate de que se mantenga siempre lo suficientemente fuerte como para servir de brújula diaria mientras navegas la vida y todos sus desafíos. Viviendo según este juramento —tu juramento— nunca necesitarás a nadie más para que te guíe. Porque no importa lo que pase, nunca estarás perdido.