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Kindle Notes & Highlights
La mente solo puede soportar los caprichosos saltos y traspiés que da la vida
le es posible descubrir signos de solidez en acontecimientos anteriores.
Quizás Nabokov tratara de hablar de un deseo, de poner orden donde no lo hay, de esa estrategia fallida que consiste en pensar que el arte no...
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Todo relato bebe de esa tiranía, la de saberse esclavo de los hechos concatenados, y si esa concatenación no existe, habrá que inventarla.
Las comidas de Navidad tienen algo fúnebre, algo de la tristeza que se deriva de la obligatoriedad de todo lo que por fuerza tiene que ser alegre, motivo de celebración.
Es difícil saber cuántos detalles hacen falta para crear la imagen de algo, y si no será que la vida al final se reduce al cúmulo de detalles inconexos y casuales que solo mediante la escritura se ordenan, se convierten en imagen.
lo que decía Flaubert, que lo que da forma al collar no son las perlas, sino el hilo, y el hilo no son, desgraciadamente, los hechos.
Pero el pasado es traicionero porque nadie puede verlo ya, ni siquiera intuirlo. Ha desaparecido y resulta incomunicable, intransferible, un mensaje encriptado en una lengua que no conocemos y que necesita de nuestra interpretación.
En la infancia, los niños se inventan un mundo para poder sobrevivir. La idea infantil de los astronautas, en esa fantasía de irse lejos para observar lo que tenemos tan cerca, me sirvió durante muchos años para bordear el tabú de todo lo que no podía nombrar, para inventarme una familia.
Mi padre, en esa capa de la vida en la que a veces hemos tenido la fortuna de cruzarnos, la de los sentimientos, viaja de incógnito para que nadie le reconozca y, sobre todo, para que nadie pueda pedirle explicaciones.
En realidad, quizás pueda decirse que un lugar es de quien lo sueña primero.
siempre apegada a las tradiciones, a la repetición, en un eterno ritual de las mismas celebraciones, como si eso asegurara algo, quizás la pertenencia, quizás el control.
y pensé en cómo en los
gestos más cotidianos, en las costumbres más arraigadas se esconden todas esas realidades que constituyen la forma de ser de una persona, de un entorno, de una familia.
conforme lo pensaba entendí que cualquier historia no cuenta la verdad, sino una verdad. No cuenta la historia, sino una historia.
Es imaginación. Fantasía. Y los adultos se relacionan mal con lo que no es susceptible de ser etiquetado.
No estar implica una decisión, pero también una negligencia, un olvido permanente, un despiste, una imposibilidad, una vagancia, una incapacidad, una pereza extrema, una laboriosa e intrincada manera de estar en el mundo,
una desafección, una estrategia, un desapego, una renuncia.
Lo inconcebible es también eso: los parámetros con los que medimos hazañas, la decisión, a partir de cierto momento en la Historia, de que lo heroico se encuentra siempre lejos. De que para ser un héroe es preciso marcharse; pero de dónde y en qué dirección nadie lo especifica. Por eso confundimos términos y héroes. Y un héroe es un astronauta, pero no un hombre que lo deja todo en busca de una vida mejor.
No pude decirle que había descubierto que escribir era entrar en otro lugar donde la gravedad, como en el espacio, era otra.
pasión no eran los astronautas en sí, sino el circunloquio mediante el que, alejándome, me acercaba para entender mi propia realidad. Lo importante en la narrativa no es la verdad: es la utilidad.
Había que aprender a vivir en la gravedad porque aquí, en la Tierra, las cosas pesaban más.
Siempre se ha dicho que el ser humano es un incansable buscador de sentido, pero suele pasarse por alto un pequeño detalle: que solo va en busca del sentido que encaja en su relato.
Porque pocas cosas se han romantizado tanto como la soledad.
A los hijos que no han sido vistos, que no han podido pertenecer, les ocurre eso, que creen que su invisibilidad radica en una carencia que es necesario compensar.
Y esa tendencia a acumular logros, lugares, personas, habilidades se quedó para siempre, porque se es hija toda la vida y porque cuando los padres se marchan, o su figura se diluye, existen otros que podrán sujetarte en ese filo de la no existencia. Las parejas, por ejemplo.

