si alguna vez me llego a preguntar cuál será la respuesta «espiritual” adecuada al dolor y el sufrimiento, puedo observar cómo reaccionó Jesús ante sus propios sufrimientos: con temor y temblor, con gritos y lágrimas.
Este libro me deja sin palabras. A veces me hace llorar, otras reir, a veces le quiero gritar al escritor miektras lo sacudo de los hombros. Pero esta frase… La necesitaba.

