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Seascraper

Benjamin Wood

Start date: August 20, 2025

Finish date: August 26, 2025

Discussion: Seascraper

Why we're reading this: Uno de los libros elegidos en la long list del 2025
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Showing 2 of 1 topics — 8 comments total

Seascraper

Slang in Seascraper
By John · 5 posts · 3 views

last updated Aug 29, 2025 12:20AM

Seascraper
By Mau (Maponto … · 3 posts · 2 views

last updated Aug 22, 2025 06:13PM

What Members Thought

Aug 31, 2025 Mau (Maponto Lee) rated it really liked it

Este es un libro que atrapa más por atmósfera que por trama, aunque ambas cosas se entrelazan con mucha naturalidad. La historia sigue a Tom, un joven que vive en Longferry, un pueblo gris y rutinario junto a la costa, donde la vida parece moverse siempre a la misma velocidad lenta y opaca. Trabaja en el oficio que heredó de su abuelo, saliendo con su carreta y su caballo a la playa para recoger camarones y luego venderlos, mientras cuida a su madre y sueña despierto con Joan Wyath, la chica que Este es un libro que atrapa más por atmósfera que por trama, aunque ambas cosas se entrelazan con mucha naturalidad. La historia sigue a Tom, un joven que vive en Longferry, un pueblo gris y rutinario junto a la costa, donde la vida parece moverse siempre a la misma velocidad lenta y opaca. Trabaja en el oficio que heredó de su abuelo, saliendo con su carreta y su caballo a la playa para recoger camarones y luego venderlos, mientras cuida a su madre y sueña despierto con Joan Wyath, la chica que habita en su imaginación tanto como en su calle. Lo que realmente lo mueve es la música, pero en su entorno esa ambición parece lejana, casi irreal. Todo cambia cuando aparece un visitante inesperado: un estadounidense llamado Edgar Acheson, con aires de glamour y promesas de Hollywood. El trato que le propone a Tom parece sencillo: mostrarle la costa a cambio de dinero, pero pronto se abre una grieta en su vida que lo enfrenta con sus propios deseos y con las limitaciones de su mundo.

Tom es el corazón de la novela. Está escrito con una ternura seca que lo vuelve creíble y entrañable al mismo tiempo. Es un joven trabajador, callado, con un sentido de la responsabilidad muy marcado hacia su madre, pero con una mirada siempre puesta más allá del horizonte de Longferry. Lo que lo define es esa tensión interna: el deber contra el deseo, la resignación contra la ambición. Joan, aunque aparece más como objeto de deseo que como personaje activo, funciona como símbolo de esa vida “posible pero inalcanzable” que lo mantiene soñando. Edgar, por su parte, es el catalizador: un hombre que irrumpe con su carisma y su discurso seductor, encarnando tanto la promesa de escapar de la mediocridad como la amenaza de caer en ilusiones peligrosas.

Entre los personajes secundarios, la madre de Tom es probablemente la más significativa. Su presencia constante lo ancla a la realidad, recordándole el peso de las raíces familiares y de una clase social de la que es casi imposible escapar. También Joan, aunque no se desarrolla tanto, cumple la función de darle una cara al anhelo, de mostrar que el deseo de Tom no es solo abstracto sino que tiene nombre, cuerpo y fragilidad. En conjunto, todos los personajes sirven para situar a Tom en un juego de fuerzas opuestas: lo que lo ata y lo que lo empuja hacia adelante.

Los temas que atraviesan la novela son los que Benjamin Wood ha explorado en otros trabajos: la tensión entre origen y destino, el peso de la clase social en la construcción de identidad, y la dificultad de encontrar una voz propia en un mundo que parece decidido a silenciarla. El mar, la costa gris y el propio oficio del "shanker" o "recolector" funcionan como símbolos recurrentes. El acto de recoger camarones en la arena mojada, repetitivo y extenuante, refleja la vida de Tom: un ciclo de esfuerzo constante que apenas permite sobrevivir pero no soñar. El contraste con el brillo falso del cine americano que representa Acheson refuerza esa lucha entre lo real y lo imaginado, entre la rutina y la promesa de algo mayor.

La narrativa de Wood es envolvente, con un ritmo pausado pero nunca aburrido. El lenguaje es sobrio, con descripciones precisas que hacen sentir el olor a salitre, la humedad persistente, la pesadez de los días nublados. El tono, sin ser deprimente, es melancólico, cargado de una belleza apagada que encaja con el carácter del protagonista. No es una novela de giros espectaculares, sino de detalles, de atmósferas, de silencios que dicen tanto como los diálogos. La prosa fluye con naturalidad y, aunque el tempo es deliberadamente lento, mantiene el interés porque uno se queda esperando ese "algo" que tal vez saque a Tom de su rutina.

Lo más logrado del libro es esa capacidad de Wood para capturar la sensación de estar atrapado: en un lugar, en un cuerpo, en un destino. También es brillante cómo logra transmitir el poder de la ilusión, tanto en el sentido positivo (la fuerza de un sueño) como en el negativo (el engaño del espejismo). Lo que quizás se queda corto es el desarrollo de algunos personajes secundarios, que parecen más arquetipos que personas plenas, y un final que, dependiendo de lo que el lector espere, puede sentirse más insinuado que resuelto.

Es un libro que recomendaría a lectores pacientes, que disfrutan más de la construcción de personajes y ambientes que de la acción trepidante. Especialmente a quienes aprecian novelas sobre jóvenes que buscan salir de un entorno opresivo, sobre sueños artísticos enfrentados a la dureza de lo cotidiano, y sobre cómo una sola figura externa puede poner todo en movimiento. Entender el contexto en el que Wood escribió esta novela, en un Reino Unido aún marcado por tensiones sociales y económicas que afectan directamente a los pueblos pequeños y a las clases trabajadoras, ayuda a captar mejor por qué Longferry no es solo un escenario, sino un reflejo de una realidad que sigue siendo vigente. ...more

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Aug 29, 2025 Javi Pons rated it really liked it

Shelves: booker-2025

El retrato gris, de un corazón lleno de color

Reseña CON spoiler (poco, pero existente).
Apreciación: 8 /10

Reseñar adecuadamente este libro sin revelar sus secretos me parece poco viable. En realidad el primer 50% de la historia es inconsecuente, aburrido y lleno de detalles que ya hemos leído en tantas y tantas novelas de "coming of age... somewhere, somehow". Sin embargo, Seascraper de pronto se vuelve interesante, da un giro y se retuerce en sí misma... genera miasma mental y –al menos en mi ca El retrato gris, de un corazón lleno de color

Reseña CON spoiler (poco, pero existente).
Apreciación: 8 /10

Reseñar adecuadamente este libro sin revelar sus secretos me parece poco viable. En realidad el primer 50% de la historia es inconsecuente, aburrido y lleno de detalles que ya hemos leído en tantas y tantas novelas de "coming of age... somewhere, somehow". Sin embargo, Seascraper de pronto se vuelve interesante, da un giro y se retuerce en sí misma... genera miasma mental y –al menos en mi caso– reponerse no fue rápido ni fácil.

La historia cuenta dos días en la vida de un chico playero, en un pueblo irlandés a la orilla del mar. Pero no ese mar al que estamos acostumbrados los latinos, no. Se trata de una playa larga, larga, árida, de arenas traicioneras y marea vertiginosa; imaginen la playa donde Sandman crea sus pesadillas, donde las Kindly Ones aparecen para vaticinar la perdición. Un cuadro deprimente enmarcado en una localidad llena de asperezas naturales, geográficas y sociales, una novela que nos va mostrando que el destino manifiesto y la Fortuna –esa de la que habla Carmina Burana– es implacable y pocas veces se puede escapar a sus designios.

Thomas lleva una vida afanosa, es huérfano de padre y vive con su madre 16 años mayor que él... si consideramos que apenas ha cumplido 20 años, estamos entonces ante una narrativa de supervivencia absoluta. Lillian –la madre– se embarazó a los 15 de su maestro de historia, decidió tener al niño y el susudicho desapareció en la guerra. "Pops", el abuelo, padre de Lillian, hará de la vida del chico un circo sadomasoquista, propio de los "Hombres de verdad" que abundan en el mundo, de los machos que encontramos regados pensando que el estoicismo es una virtud y que la empatía es el gran mal del mundo. Educará a Thomas a regañadientes, apenas le mostrará amor y lo entrenará en el negocio familiar camaronero... donde con una carreta jalada por caballo hay que arriesgar el pellejo en arenas movedizas para sacar un poco a flote la economía familiar, a punta de camarones grises como el mar que les contiene. Pobre Thomas, es un chico sensible que gusta de leer y escuchar música, nada más deleznable para el buen Pops que sólo quiere olvidar al mozo que embarazó a su hija.

Todo bien, pero aburrido –les dijo, inconsecuente– porque esta es la vida de cualquier veinteañero que ha tenido que ponerse las pilas y luchar por la comida diaria, el pago de las rentas y pequeños placeres como un vasito de whiskey; tiene las uñas de los pies enterradas, la piel reseca y la pinta de alguien mucho mayor. Desea a la hermana de su mejor amigo, que tiene mejor Fortuna que él y trabaja en la oficina de correos... y sueña con tocar su guitarra en el Pub local, que le aplaudan y quizás, quizás tener algún éxito artístico (si suena en el fondo la canción del taxista "Louis", no andan tan perdidos en la referencia local).

Un día todo va a cambiar. Llegará Edgar, un director de cine que promete a Thomas el papel de su vida, lo hace su guía en la demarcación, le ofrece un cheque de 100 libras como pago y durante dos encuentros le enseñará que su visión puede expandirse, que su juventud aún existe y que los sueños pueden perseguirse en la acción. Y es aquí donde todo se remueve, donde una noche las arenas movedizas y la niebla salina llevarán la historia a otros lugares, allá donde están los muertos, las canciones que uno sueña y logra recordar y la chispa de vida que puede –no con poco esfuerzo– liberar un poco la soga del sino con el que se nace. Thomas entrará entonces en contacto con su estirpe, con su futuro y su propio corazón. ¡Ah!, y conocerá a una especie de bruja que apenas logra comunicarse con gruñidos... que le salva en más de un modo y le muestra la verdad de su interior.

Hasta ahí el spoiler. El giro y la trama toman prestadas hartas referencias ambientales y secuencias de la obra de Neil Gaiman, sin duda "The Ocean at the End of the Lane" es la más cercana; aunque American Gods y The Graveyard Book no quedan tan lejos. Llega un punto en donde perdemos piso, donde lo movedizo de las arenas nos hace preguntarnos si seguimos leyendo la misma realidad... y en mi caso realmente nunca pude regresar a la trama original, me perdí en la arena. Con todo, al final de la lectura me quedó un sabor metálico; siempre me pasa cuando leo autoficción proyectada disfrazada de novela e identifico a mis (ex)amigos filósofos con sus tertulias mentales e inacciones perpetuas llenas de significado que sólo a ellos les incumbe, me harta pues.

Sí, esta es una novela sobre ser el hombre que el escritor es y querer mostrar que también se sufre desde el Primer Mundo, ese que uno se imagina en el Tercero tan lleno de glamour y que en muchos, muchos lugares se vive peor de lo que se piensa. Una novela que tiene magia, no la suficiente en mi opinión, pero la tiene.

De los libros de esta shortlist, es el segundo que recomendaría, aunque por mucho Endling me sigue pareciendo mejor inversión de vida. Espero esta reseña les ayude a decidir.
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Aug 23, 2025 John K rated it really liked it

Aug 29, 2025 Ale de la Torre is currently reading it

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