Kassfinol's Blog: Escritura sin filtros, page 219
July 9, 2013
Libros de Kassfinol a precio mínimo en todos los portales de Amazon
Mis #libros en #Amazon por toda esta semana estarán al precio mínimo que permite amazon 0,99 #dolares y 0,87 #Euros la versión #kindle http://www.amazon.com/Kassfinol/e/B00BWAKLSS/ref=ntt_dp_epwbk_0
No pierdas esta oportunidad.
Mas información siempre la encontraras en: Facebook https://www.facebook.com/SAGASKASSFINOL Twitter https://twitter.com/KASSFINOL Goodreads: http://www.goodreads.com/author/show/...
Published on July 09, 2013 14:09
Biblioteca de Kassfinol: Libros de Natalia Hatt
Lectores les recomiendo estos libros¡Compartan esta entrada!
SANGRE ENAMORADA (Sangre Enamorada #1)
El mundo de Alejandra cambia completamente cuando en su vida aparece un apuesto vampiro europeo llamado Nikolav, quien la reclamará como suya. Ella pronto se verá involucrada en aventuras que jamás hubiera imaginado vivir, y descubrirá que nunca fue lo que siempre creyó ser… y que el amor de su vida puede, a su vez, ser su peor enemigo. Una nueva y oscura guerra está por comenzar, y Alejandra deberá decidir de qué lado estar.
AMAZON USA - AMAZON ESPAÑA - MERCADO LIBRE
SANGRE DE HADA (Sangre Enamorada #2)
Nikolav se ha sacrificado para salvar a Alejandra de un triste final. Ella ahora será reina de las hadas, y está comprometida con el príncipe Juliann, con quien comparte mucho más de lo que cree. Sin embargo, Alejandra no se resignará a estar separada de Nikolav, y hará lo que sea para salvarlo, para volver a tenerlo a su lado; aunque eso implique adentrarse dentro de una dimensión desconocida.Fuerzas poderosas complotarán en su contra, dificultándole las cosas. ¿Qué tan lejos será capaz de ir Alejandra?
(Actualmente solo en formato Kindle)
AMAZON USA - AMAZON ESPAÑA
ÁNGELES PERDIDOS
Siete relatos escritos por Natalia Hatt, la autora de la exitosa novela Sangre Enamorada. Uno más atrapante que el otro, son cuentos llenos de suspenso y fantasía que no podrás soltar una vez que hayas comenzado a leer.
1. Ángeles Perdidos
2. Alma Viajera
3. La Bestia Enorme
4. Los Amantes De La Luna
5. La Historia De Mi Muerte
6. Nunca Vayas Al Espacio
7. Joven Para Siempre
AMAZON USA - AMAZON ESPAÑA
OCTAVO ANIVERSARIO
El día del octavo aniversario de Marcela, una mujer desesperada por concebir un hijo, y su marido Juan, será un día que lo cambiará todo para ellos dos, así también como para la amiga lesbiana de Marcela, Nelly. Nada volverá a ser como antes después de este día, en el que muchos secretos serán develados.
Todo puede cambiar en tan solo un día...
AMAZON USA - AMAZON ESPAÑA
SANGRE ENAMORADA (Sangre Enamorada #1)
El mundo de Alejandra cambia completamente cuando en su vida aparece un apuesto vampiro europeo llamado Nikolav, quien la reclamará como suya. Ella pronto se verá involucrada en aventuras que jamás hubiera imaginado vivir, y descubrirá que nunca fue lo que siempre creyó ser… y que el amor de su vida puede, a su vez, ser su peor enemigo. Una nueva y oscura guerra está por comenzar, y Alejandra deberá decidir de qué lado estar.
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SANGRE DE HADA (Sangre Enamorada #2)
Nikolav se ha sacrificado para salvar a Alejandra de un triste final. Ella ahora será reina de las hadas, y está comprometida con el príncipe Juliann, con quien comparte mucho más de lo que cree. Sin embargo, Alejandra no se resignará a estar separada de Nikolav, y hará lo que sea para salvarlo, para volver a tenerlo a su lado; aunque eso implique adentrarse dentro de una dimensión desconocida.Fuerzas poderosas complotarán en su contra, dificultándole las cosas. ¿Qué tan lejos será capaz de ir Alejandra?
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ÁNGELES PERDIDOS
Siete relatos escritos por Natalia Hatt, la autora de la exitosa novela Sangre Enamorada. Uno más atrapante que el otro, son cuentos llenos de suspenso y fantasía que no podrás soltar una vez que hayas comenzado a leer.
1. Ángeles Perdidos
2. Alma Viajera
3. La Bestia Enorme
4. Los Amantes De La Luna
5. La Historia De Mi Muerte
6. Nunca Vayas Al Espacio
7. Joven Para Siempre
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OCTAVO ANIVERSARIO
El día del octavo aniversario de Marcela, una mujer desesperada por concebir un hijo, y su marido Juan, será un día que lo cambiará todo para ellos dos, así también como para la amiga lesbiana de Marcela, Nelly. Nada volverá a ser como antes después de este día, en el que muchos secretos serán develados.
Todo puede cambiar en tan solo un día...
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Published on July 09, 2013 13:19
¡Atención escritores! Convocatoria para colaborar en Ominous tales números 2 y 3 (Narrativa)
Convocatoria para colaborar en Ominous tales números 2 y 3 (Narrativa)
Hacemos el llamado para que envíen vuestras colaboraciones narrativas para el segundo y tercer número de Ominosu Tales que aparecerán en septiembre y noviembre de 2013.Ominous Tales es una revista bimestral en papel, orientada hacia la fantasía ominosa (terror, gore, ciencia ficción oscura, híbridos de toda clase en torno a lo extraño, lo ominoso) se construye en base a las colaboraciones de escritores y artistas gráficos ofreciendo un espacio para la publicación y difusión del trabajo fantástico que se realiza en Chile y Latinoamérica, creando, de paso, una legión de autores que vibran con lo ominoso, una nueva voz fantástica que merece ser difundida y tomada en cuenta.Sus directores y representantes son: Aldo Astete Cuadra Director/Editor Literario Rafael Nangarí Bade. Diseñador/Editor de ArteLas bases1.- Los textos deben ser de su exclusiva propiedad del escritor, preferentemente originales, no editados.(comunicar en el mismo texto la calidad de éste)2.- La extensión no debe superar las 2000 palabras tanto para entrevistas, cuentos, ensayos y poesía.3.- Los aportes deben estar escritos en formato Word, fuente Arial, tamaño 12, interlineado 1,5.4.- Los textos deben contar expresamente con: diálogos guión largo (¾), referencias, pensamientos, citas, comilla española (« »)5.- Se recibirán como máximo dos textos por autor, además se debe adjuntar una biografía de entre 4 a 5 líneas con los datos principales del autor, su experiencia y publicaciones.6.- No se aceptarán textos que no cuenten con un mínimo cuidado de las reglas ortográficas, de puntuación, redacción y extensión o que no cumplan con la calidad que la edición de Ominous Tales necesita debido a lo acotado de los tiempos de edición, diagramación y diseño.7.- Ominous Tales se reserva el derecho de publicar los textos seleccionados en uno de los dos números de 2013 o simplemente no publicarlos por presentar problemas con los puntos señalados anteriormente. Quienes sean seleccionados se les avisará a sus respectivos correos y en la página de facebook de Ominous Tales. Tras la publicación del número, se les hará llegar un máximo de tres ejemplares para su disposición.Los textos deben ser enviados al correo electrónico aldo_ast27@yahoo.es La fecha última de recepción será el día domingo 21 de julio.
AtteAldo Astete CuadraDirector/Editor LiterarioOminous Tales
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Published on July 09, 2013 13:08
Biblioteca de Kassfinol: Una canción para Abril de Victoria Aihar
Una nueva recomendación: ¡Compartan lectores!
Sinopsis
Cuando Jazmín y Patricio se conocen, no sabían que se desataría una pasión que cambiaría sus vidas para siempre.
Tras la ruptura con su prometido, Jazmín, una joven psicóloga, decide hacer un cambio en su vida y mudarse de Marbella a Madrid. Allí conoce al Ing. Patricio Del Monte, dueño de la empresa de desarrollo tecnológico más grande de España.
Desde el primer encuentro sienten una atracción muy intensa y pronto se ven envueltos en una pasión incendiaria, donde el deseo da paso a un amor sublime, que trasciende las barreras del espacio y del tiempo.
Un secreto del pasado, arremete contra el presente, haciendo peligrar el futuro de manera implacable.
¿Podrá el amor y la pasión sobrellevar lo que ese secreto implica?
Una novela erótica y sensual, que despertará a lo largo de sus páginas toda clase de sensaciones y sentimientos, excitación y lujuria, curiosidad y desconcierto, enfado y fascinación, rabia y ternura, alegría y angustia, pero por sobre todas las cosas, una novela que nos hará plantearnos si realmente, el amor todo lo puede.
Puedes adquirir el libro en:Amazon.comAmazon.es
Sinopsis
Cuando Jazmín y Patricio se conocen, no sabían que se desataría una pasión que cambiaría sus vidas para siempre.
Tras la ruptura con su prometido, Jazmín, una joven psicóloga, decide hacer un cambio en su vida y mudarse de Marbella a Madrid. Allí conoce al Ing. Patricio Del Monte, dueño de la empresa de desarrollo tecnológico más grande de España.
Desde el primer encuentro sienten una atracción muy intensa y pronto se ven envueltos en una pasión incendiaria, donde el deseo da paso a un amor sublime, que trasciende las barreras del espacio y del tiempo.
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Published on July 09, 2013 12:55
Biblioteca de Kassfinol: En la resaca de José Gabriel Ceballos.
Un interesante libro que no deben dejar de leer.¡Compartan!
Resumen del Libro:
El tema de los desaparecidos durante la última dictadura militar de la Argentina ha originado abundante literatura, si se quiere toda una «corriente» que para muchos parecía ya agotada. Con la presente obra, se demuestra que no es así. Encarándolo en su proyección en el tiempo, concretamente desde la perspectiva del bicentenario de su país (más de veinticinco años después de recuperada la democracia), J. G. Ceballos no duda en revestir el asunto con un inusitado ropaje narrativo, a la vez que propone que reflexionemos sobre la vigencia de los efectos residuales de aquella tragedia. En este sentido, Almudena Grandes, presidente del jurado que le otorgó el Premio Alfonso VIII (2010), consideró que esta novela es «ambiciosa, comprometida y arriesgada». Una historia en la cual las heridas están lejos de cicatrizar aún cuando los victimarios se han convertido en fantasmas o en estropajos de la vejez.
Puedes adquirir el libro en:Amazon.es
Resumen del Libro:
El tema de los desaparecidos durante la última dictadura militar de la Argentina ha originado abundante literatura, si se quiere toda una «corriente» que para muchos parecía ya agotada. Con la presente obra, se demuestra que no es así. Encarándolo en su proyección en el tiempo, concretamente desde la perspectiva del bicentenario de su país (más de veinticinco años después de recuperada la democracia), J. G. Ceballos no duda en revestir el asunto con un inusitado ropaje narrativo, a la vez que propone que reflexionemos sobre la vigencia de los efectos residuales de aquella tragedia. En este sentido, Almudena Grandes, presidente del jurado que le otorgó el Premio Alfonso VIII (2010), consideró que esta novela es «ambiciosa, comprometida y arriesgada». Una historia en la cual las heridas están lejos de cicatrizar aún cuando los victimarios se han convertido en fantasmas o en estropajos de la vejez.
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Published on July 09, 2013 12:05
Biblioteca de Kassfinol: Buenos días de Alicia González.
Inauguro esta nueva sección en mi blogger, presentando este libro. Con grandes reseñas que pueden ver en amazon, y en los link que dejo debajo. ¡No dejen de leerlo! Conocí a la autora en un grupo y resultó ser una mujer trabajadora y con talento. ¡Compartan esta entrada!
Obra ganadora del Certamen de Novela Corta Princesa Galiana, en la que se destacó su interesante estructura narrativa. Relata la vida de la joven Miriam, que se va completando para el lector con los enfoques de los diversos protagonistas. La existencia de Miriam se ve manipulada por las exigencias de cuantos la rodean; seres egoístas, guiados por la única necesidad de satisfacer sus propios deseos. Una historia conmovedora e intensa; pero también llena de coraje y cargada de esperanza.
Aqui pueden ver mas relatos de la autora ---> http://habiaunavezunaletra.blogspot.com.es/
Y en un mes podran tener una nueva novela de esta autora, dirigida al publico infaltil, titulada Bernarda, la dragona; publicada por Mn editorial.
Algunas reseñas:
http://cazadoradementes.blogspot.com.es/2013/03/buenos-dias.html
http://salvandolasletras.blogspot.com.es/2013/02/buenos-dias-de-alicia-gonzalez.html
Puedes tener el libro en:
http://www.amazon.es/http://www.amazon.com/
Obra ganadora del Certamen de Novela Corta Princesa Galiana, en la que se destacó su interesante estructura narrativa. Relata la vida de la joven Miriam, que se va completando para el lector con los enfoques de los diversos protagonistas. La existencia de Miriam se ve manipulada por las exigencias de cuantos la rodean; seres egoístas, guiados por la única necesidad de satisfacer sus propios deseos. Una historia conmovedora e intensa; pero también llena de coraje y cargada de esperanza.
Aqui pueden ver mas relatos de la autora ---> http://habiaunavezunaletra.blogspot.com.es/
Y en un mes podran tener una nueva novela de esta autora, dirigida al publico infaltil, titulada Bernarda, la dragona; publicada por Mn editorial.
Algunas reseñas:
http://cazadoradementes.blogspot.com.es/2013/03/buenos-dias.html
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Published on July 09, 2013 11:39
BIBLIOTECA DE KASSFINOL
Lectores a partir de hoy, tendrán un nuevo espacio en este blogger. Donde mostraré mis libros favoritos y libros de autores amigos y conocidos, que no deben dejar de leer. Les agradezco que compartan.Y promuevan el trabajo de los autores.
Mas información siempre la encontraras en: Facebook https://www.facebook.com/SAGASKASSFINOL Twitter https://twitter.com/KASSFINOL Goodreads: http://www.goodreads.com/author/show/...
Published on July 09, 2013 11:09
July 8, 2013
Super oferta en los 5 libros de Kassfinol
Mis 5 #libros en #Amazon por toda esta semana estarán al precio mínimo que permite amazon 0,99 #dolares 0,89 #Euros la versión #kindle http://www.amazon.com/Kassfinol/e/B00BWAKLSS/ref=ntt_dp_epwbk_0 No pierdas esta oportunidad. ¡Compartan la noticia!
Gracias por el constante apoyo y la lectura del libro EL REINO siempre lo mantienen en los cien mas vendidos de Amazon ¡Gracias!
El reino puesto 15
Mas información siempre la encontraras en: Facebook https://www.facebook.com/SAGASKASSFINOL Twitter https://twitter.com/KASSFINOL Goodreads: http://www.goodreads.com/author/show/...
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Published on July 08, 2013 09:05
July 6, 2013
Semana de Oferta: Todos los libros de Kassfinol a 0,99$
Mis #libros en #Amazon a partir de unas horas y por toda esta semana estarán al precio mínimo que permite amazon 0,99 #dolares la versión #kindle http://www.amazon.com/Kassfino l/e/B00BWAKLSS/ref=ntt_dp_epwbk_0 No pierdas esta oportunidad ¡Compartan la noticia! =D
Mas información siempre la encontraras en: Facebook https://www.facebook.com/SAGASKASSFINOL Twitter https://twitter.com/KASSFINOL Goodreads: http://www.goodreads.com/author/show/...
Published on July 06, 2013 22:43
June 30, 2013
Relato: Muriendo antes de vivir. Convirtiéndome en Zombi I
Este relato fue realizado para el ejercicio mensual de Adictos a la escritura. Este mes tocó el tema SOBREVIVIR.Bien saben que esa palabra abarca mucho, sinceramente me lo tomé muy en serio. La musa por el otro lado también y salió un Saga de puros relatos de Zombis (No lo pude evitar lo juro)Lo de los zombis está un pelin Trillado, siempre que se maneje de forma diferente, es que considero se hace la diferencia. (Yo lo intenté jjaja) Pero lo importante es que disfruté hacer la historia inspirada en mi ciudad Natal.
Este es el mapa, observen bien para que entiendan y se ubiquen en el relato. Los puntos marcados en rojo son los lugares que se mencionan en la historia.
Relato
Safe creative: 1306245319587 MCN: CGBCT-8GHDY-S5J7R
Capítulo 1: Salir de nuevo
Marcos se levantó de la cama después de pasar mala noche, últimamente el servicio de electricidad dejaba de funcionar después de oscurecer, poco después de las siete de la noche. Dejando toda la calle y su casa en la completa oscuridad. Vivía en Concordia, una urbanización ubicada en Cabimas, que para su desgracia no estaba dentro de un circuito cerrado. El hecho de que fallara la electricidad, lo perjudicaba. Su insomnio y cansancio estaban ya en un punto de no retorno. Su cuerpo empezaba a mostrar los efectos, ya que de vez en cuando temblaba sin poder controlarse.
La pequeña casa, que una vez fue la de él y su familia, era de dos pisos. En la parte de arriba se encontraban tres pequeñas habitaciones y en planta baja la cocina, la sala de estar y un pequeño estudio. Tenía lo suficiente para vivir bien a nivel de seguridad. Al menos mientras que no se acabara la comida de los supermercados más cercanos. El día que eso ocurriera, tendría que hacer pequeños viajes por la ciudad para poder comer bien, y así poder sobrevivir.
Marcos, observó el reloj de pared que le indicaba que eran las once de la mañana.
— Si esto sigue así, me volveré loco— musitó Marcos, caminando para poder darse una ducha. Solo se bañaba por uno cinco minutos como máximo, su idea era racionar el agua lo más que pudiera, no sabía cuándo podría empezar a fallar el servicio del agua.
Cuando él se estaba bañando, escuchó como el radio se encendía emitiendo el sonido de la estática, ya que no había ningún humano que emitiera algo por las emisoras.
— Que bien, ya dejaré de escuchar esos desgraciados quejidos.Marcos, se secó la piel y se colocó un jean con una franelilla. Agarró su nueve milímetro con silenciador y bajó hacia la planta baja, para ver que podía encontrar en el refrigerador para comer.
No quería ver hacia fuera de la casa, ya que estaba seguro que la escena le quitaría un poco el hambre. Pero necesitaba sentirse seguro, sabía que la cerca de bloques con rejas de acero, evitaría que alguien pudiera entrar, pero revisar siempre lo dejaba más tranquilo.
Se asomó, mirando a ambos lados apuntando con su arma, pero no, no encontró nada en su pequeño patio. Así que decidió ir a ver que encontraba en el refrigerador. Al abrirlo se dio cuenta que solo tenía agua y dos latas de atún.
— Dios mío, ¿Qué día es hoy? — miró el calendario y se dio cuenta que solo habían pasado 20 días desde la última vez que salió a buscar comida. Era viernes 28 de marzo del 2014 — La ansiedad me está matando, no puede ser que me haya comido algo de casi 40 días. Voy a tener que salir, y antes del tiempo previsto— se quejó en voz alta, sabía que nadie lo escuchaba, pero hablaba constantemente en voz alta para no sentirse tan solo.
Marco agarró las latas de atún y se la comió con la poca agua potable que le quedaba.
— Sí, definitivamente tendré que salir hoy mismo. No soy capaz de tomar agua del grifo, no vaya a ser que me termine contaminando con algo— pensó.
Marcos subió a su habitación y en un bolso guardó municiones y sobre su espalda colgó una escopeta. No debía irse desarmado, no como estaba actualmente la ciudad.
Se miró en el espejo antes de salir y observó su piel morena. Pensar que ese color de piel lo había salvado el día en que toda su familia murió. Fue un cobarde al esconderse, pero no pudo hacer otra cosa. Sus ojos verdes le mostraban a través del espejo su reflejada soledad. Tenía alrededor de 9 meses solo en esa casa. No tenía el valor de suicidarse, pero se decía a sí mismo todo los días que era demasiado cobarde para merecerse estar vivo. Su instinto de supervivencia lo mantenía en la lucha. Pero eso no lo hacía feliz. Era una maldita contradicción en un mundo caótico.
Se sentó en su auto, lo encendió y accionó el botón de su portón eléctrico para que este se abriera. En cuanto empezó abrirse, Marcos bajó el espejo de su auto sosteniendo su arma. Cualquier cosa que estuviera en movimiento, él le dispararía. Y así fue. Disparó continuamente, uno a uno en la frente a todos los zombis que entraban hacia su estacionamiento. Sacó el auto rápidamente y en cuanto estuvo fuera, accionó el control para que el lugar quedara cerrado. Se fijó que dentro quedaron tres zombis, pero ya luego se ocuparía de ellos.
El lugar estaba desolado de humanos, tenía casi 8 meses que no veía a uno, al menos completamente vivo. Solo había zombis a ambos lados de la carretera. Marcos, sin ningún temor, asesinó de un disparo a todo aquello que se le acercaba al auto. En cuanto llegó al supermercado, tomó aire antes de salir de la protección que le proporcionaba su vehículo, necesitaba estar sereno, sabía que era perder el tiempo, pero le gustaba engañarse con eso.
Caminó con cautela y entró al lugar. No escuchaba nada, el lugar casi siempre estaba solo por dentro. De igual forma Marcos caminaba con el arma levantada, apuntando a todos lados mientras caminaba. Agarró un carrito y empezó a llenarlo de enlatados, pastas, salsas, todo aquello que se pudiera llevar.
Cuando estaba por salir, escuchó el ruido estruendoso de un auto al chocar.
Capítulo 2: Salvando por primera vez
— Mierda— gritó sin querer Marcos; salió corriendo hacia la puerta del supermercado. Había un Nissan Tiida con toda la parte delantera destrozada— Me lleva el diablo, espero que ese auto no haya sido manejado por uno de esos desgraciados— murmuró dándose la vuelta hacia donde estaba y siguió llenando su carrito de enlatados.
Mientras estaba en el cuarto pasillo, donde estaban las bolsas de leche y bebidas con vitaminas, dos zombis aparecieron caminando hacia Marcos. Este les disparó a ambos, pero por la impresión no fue preciso. Sin embargo, al final logró salir ileso, a pesar del gran susto.Con el carrito completamente lleno, se detuvo frente a la puerta del supermercado y vio como casi 10 zombis rodeaban el auto que acaba de estrellarse.
— Estoy harto de estos desgraciados. ¿Cómo se supone que saldré de aquí con esa manada de zombis?— murmuró. Marcos sabía que al atravesar esa puerta la alarma antirobo de productos se activaría y todos los zombis que estaban cerca la escucharían y correrían hacia él.
No me puedo quedar aquí hasta que se vayan tengo que hacer algo— pensó. Pero sus pensamientos fueron interrumpidos cuando una mujer empezó a gritar frenéticamente dentro del auto.
— Auxilio… Alguien que me ayude… ¡Auxilio!
— ¡Alguien vivo!— pensó Marcos, mientras se le disparaba la adrenalina en su cuerpo.
***Danna no podía comportarse. Maldecía la hora en que a su auto le habían fallado los frenos. Por otro lado su arma ya no tenía balas y por si eso fuera poco, más de 20 zombis insistían por devorarla viva.
— ¡Ayuda… no me dejen morir! — gritó aterrada, jamás había tenido tan de cerca a esos muertos. Hace nueve meses había empezado esta pesadilla. No sabía como había ocurrido este acabo de mundo, nadie se molestó en explicar la situación. De un día para otro las personas amanecieron comiéndose unas con otras. Imaginó al principio, que su estado había sido atacado por alguna arma química que ocasionó esa epidemia que a los días se volvió una pandemia.
No todos amanecieron así, en el caso de su padre, madre y hermano; ellos amanecieron sanos, por eso ella creía que había sido de esa forma en que todo había empezado. Sí tuvo la oportunidad de conocer a otras personas completamente vivas, pero estas habían muerto luego… por descuidos a la hora de buscar provisiones.
Su familia había sido completamente asesinada, en una de esas búsquedas de comida, tenía cuatro meses completamente sola, ingeniándoselas para permanecer viva. Había cuidado todos los detalles para que no muriera en el intento, pero lamentablemente sabia que cada vez que debía ir a buscar comida, tenía que exponerse. Actualmente vivía en una casa lujosa de la urbanización Las Cuarentas. Agradecía a Dios que las casas en Venezuela fueran hechas con materiales fuertes como bloque y cemento, ya que al menos podría resguardarse de esos muertos, sin miedo a que derrumbaran la cerca y entraran a su hogar, que era lo único que le quedaba de su vida normal.
— ¡Que alguien me ayude!— gritó mucho más desesperada— Auxilio— revisó por cuarta vez su arma con manos temblorosas para verificar si al menos le quedaba una bala. Prefería quitarse la vida que sentir como esos desgraciados se la comían viva —. ¡Claro estúpida, obvio que no te quedan balas! A eso viniste, a buscar qué comer y cómo defenderte— murmuró intentando controlarse, viendo como más de siete zombis tenían la boca pegada a los vidrios del auto.
Se quitó el cinturón de seguridad, decidida a salir. Los golpearía y correría. Ella no era una cobarde, nunca lo fue, el arrebato de hace unos minutos había sido solo eso, un arrebato. Tenía que intentarlo. Cuando se decidió abrir la puerta. Asombrada escuchó como la alarma del supermercado se activaba. Un sonido no muy fuerte, pero sí específico, lo reconocía. Ya que eso era lo que ella siempre escuchaba cada vez que sacaba algo de un lugar como ese.
Se dio la vuelta hacia el supermercado y vio como un hombre delgado y moreno, corría hacia un Aveo con un carrito lleno de comida. El corazón le dio un vuelco. Vio como algunos de los zombis que tenia pegado a su auto, desviaron su atención y empezaron a caminar unos más rápidos que otros, hacia el hombre que acababa de salir de aquel establecimiento.
— ¡Oye no me dejes aquí!— gritó con todas sus fuerzas.
El hombre estaba relativamente cerca, a unos cincuenta metros.
Mierda, debería de hacer silencio la muy tonta— pensó Marcos, metiendo rápidamente la comida en su auto.
Para captar la atención de más zombis, le disparó a un auto que estaba en el abandonado estacionamiento, haciendo que este se le activará la alarma antirobo.
Danna, asombrada, vio como los demás zombis que estaban alrededor de su carro salieron caminando como locos hacia el auto que tenia encendida la alarma.
— ¡Bien, ya entendí, ese desconocido me está ayudando! ¡Te toca correr Danna!— se dijo con determinación.
Ahora sola, Danna abrió la puerta, bajándose de su auto, caminó poco a poco y sintió un mareo.
— O no, no puede ser— pensó— Vamos chica, debes correr no puedes morir aquí— se regañó a sí misma.
— ¿Hey qué esperas? ¡Estás buscando que te coman! ¡Apúrate!— gritó el hombre al otro lado de la calle. Estaba tan cerca y a la vez tan lejos. Intentó devolverse al auto, porque sabía que no podía correr, el accidente la había dejado mal. Pero no pudo. A su vez cayó tendida en plena oscuridad en todo el medio de la carretera.
— Me lleva el diablo— se quejó Marcos, al ver como se desmayaba la desconocida.
— ¡Me largo de aquí!— pensó pero luego se detuvo en seco. Sabía que no había hecho nada por su padre y hermano ese día, que buscaban municiones. Una manada de zombis habían entrado en el destacamento 33 de la guardia, mientras ellos se llevaban todas las armas y cartuchos de balas. Él en vez de ayudarlos, se escondió en un baño atemorizado, no sin antes partir el bombillo para que quedara completamente el lugar a oscuras.
Hasta que no dejó de escuchar los gritos desgarradores de su amado padre y de su mejor amigo y hermano José Alfonzo y esperó a que pasaran horas de lo ocurrido, no se decidió a salir.
No era correcto hacer eso de nuevo, huir y dejar que se comieran a esa chica no estaba bien. Sostuvo el aire y empezó a disparar a todo lo que se movía. Intentaba darles en la cabeza pero estando de pie sin la protección del auto o de una gran cerca, el pulso y la puntería no eran la misma. Sus manos temblaban y no podía controlarse.
— ¡Mueran desgraciados!— gritó, se metió dentro de su auto y lo encendió. Siguió disparando pero no era nada efectivo y perdía tiempo cargando el arma. Lo bueno de todo es que los casi ahora veinte zombis tenían la atención… unos en el auto con la alarma encendida y otros en él. La chica estaba aun tendida en el suelo, pero sin que nadie se le acercara.
— Necesitas un plan, Marcos, piensa… piensa— murmuró. Lo aceleró para hacer más ruido y comenzó avanzar poco a poco.
¡Eso es, aléjalos un poco de ahí y asesina a todos los que vengan!— pensó.
Eso mismo hizo. En unos minutos había asesinado a todos los zombis que lo perseguían pero aun quedaban unos pegados al automóvil que tenia la alarma encendida. La chica seguía inconsciente. Dio la vuelta hacia donde estaba ella y con asombro miró lo que estaba a unas cinco cuadras del lugar.
Una gran masa de hombres, que simulaban una gran mancha negra y roja caminaba hacia ellos, en movimientos errantes y con esos gruñidos que el tanto odiaba escuchar… de reojo parecían haber más de mil zombis caminando hacia ellos.
Lo siguiente que hizo fue bajo la adrenalina pura. Avanzó arroyando a tres zombis que habían desviado su atención del auto con la alarma encendida y caminaban hacia la chica. Y con la escopeta dejó sin cabeza a otros tres de ellos. Arrastró sin ninguna delicadeza a la chica, pero un zombi logró alcanzarlos. Agarrando una de las piernas de ella, él como pudo se la quitó y disparó en la cabeza, muy cerca… el sonido lo aturdió. Pero de inmediato la cargó y tiró sobre el puesto trasero de su auto, arriba del montón de latas de comida y el agua potable que había conseguido. La chica ni se movió. Marcos asustado entró en su auto, lo aceleró y salió de esa trascurrida carretera rápidamente.
Jamás había visto tantos zombis juntos. Toda la carretera J estaba completamente llena de esos muertos. Conclusión: “Esa sería la última vez que buscaría comida en ese supermercado” la mayoría de las veces elegía ese, porque era el que le quedaba más cerca de casa. Pero ya no era una opción, le preocupaba por otro lado que esa manada de zombis se quedara estancando en la urbanización donde él vivía, pasarían semanas antes de siquiera poder tener posibilidad de salir a buscar sustento. Así que la única solución era buscar otro lugar donde esconderse.
Capítulo 3: Buscando refugio.
Danna se despertó, desubicada y asustada. Lo último que recordaba era que quería correr a su auto, y ahora estaba en el asiento trasero de uno, que no parecía ser el suyo y arriba de un montón de latas de comida.
— ¿Quién eres?— preguntó Danna.
— El que te salvó la vida, por cierto casi muero por tu culpa. Aunque supongo que de no haberte salvado, no me abría dado cuenta de que el sector donde me escondía estaba por ser invadido por una gran cantidad de zombis.
— ¿De cuántos hablas? — los ojos profundamente marrones y el cabello castaño llamaron la atención de Marcos y este miró mejor por el espejo retrovisor, para darse cuenta de que la chica era hermosa.
— Te sangra la frente. Debemos curarte eso— le sugirió Marcos.
— Eso no importa, mejor contesta ¿de cuántos zombis hablas?
— Unos cientos, miles, no sé. La verdad es que solo vi una gran masa negra sobre la calle y esta gruñía… así que supongo que todos eran zombis.
— Así mismo vi en la carretera H, pasé por ahí y debí devolverme— Danna subió el rostro para verse la herida de la frente por el espejo retrovisor.
— ¿Por qué se estarán movilizando por masas?
— No lo sé. Mi refugio es mi hogar de toda la vida— Danna se dio cuenta que estaban en la avenida universidad de la ciudad—, está por aquí cerca, en la urbanización Las Cincuentas… vamos para allá. Si me salvaste la vida lo menos que puedo hacer es darte refugio.
— Gracias, a mi no me importa compartir esa comida que acabo de conseguir— el tono amable de Marcos, le agradó a Danna. Tenía tanto tiempo sin hablar con alguien, que le parecía increíble tener a una persona viva que no quisiera comérsela frente a ella.Al llegar a la casa Marcos quedó impresionado, tenía cercado eléctrico alrededor de la cerca y las paredes eran más altas que las de su casa. Vivir ahí le aseguraba tener momentos de sueño más tranquilo y se sentiría más seguro. Danna activó el portón eléctrico y este empezó abrirse rápidamente.
— No mires así— Danna soltó una carcajada— teníamos dinero, bueno aun lo tenemos pero ya eso no vale en este momento, y papá detestaba los portones lentos así que se molestó en conseguir el más rápido del mercado.Varios zombis lograron entrar mientras se cerraba el gran portón, pero Marcos les disparó en las piernas y luego en la cabeza, dejándolos tendidos en lo que algún día fue el jardín de la casa. Las plantas estaban secas y muertas. Pero no arruinaba la vista del gran lugar.
— ¿Está aquí tu padre?
— No, el murió hace meses. Al igual que mi Eduardo.
— ¿Era tu esposo?— preguntó curioso Marcos.
— No, mi hermano menor.
— Entiendo, mis familiares murieron hace meses también.
— ¿Cómo?— la pregunta le tomó desprevenido a Marcos. Al mismo tiempo que lo incomodó. Tampoco es que quería contarle su cobardía.
— No hablemos de eso, mejor saquemos toda esa comida que logré conseguir. Quiero descansar. Por cierto ¿aquí también está fallando la electricidad?
— A veces, aunque tiene una semana que se va todas las noches.
— Quiere decir que es en toda Cabimas, porque en mi casa también ocurre lo mismo.Danna asintió.
— Antes de que te invite entrar oficialmente a mi casa ¿podrías decirme tu nombre?
— Soy Marcos López ¿y tú?
— Danna García. Un placer y gracias por salvarme.
— No fue nada— mintió Marcos. Ingresaron a la casa, que contaba con dos pisos. Por dentro el lugar era muy lujoso y estaba muy limpio, parecía que el tiempo no hubiese pasado por el lugar.
— Intento despejar la mente limpiando, de esa forma me entretengo, sin televisión, internet o la radio… algo debía hacer ¿no crees?
— Sí te entiendo. Yo he leído mis libros hasta seis y siete veces. Y mis Cd’s estaban por rallarse por completo. Mi pendrive con música lo perdí— Marcos subió y bajó sus hombros en modo de indiferencia con cara graciosa.
Ambos empezaron a reírse.
— Esta será tu habitación— le informó Danna a Marcos. La habitación más cercana a las escaleras según detalló —, la mía está al final de pasillo. Siempre fue esa, así que decidí conservarla.
— No hay problema, no debes explicarme esas cosas— le respondió Marcos.
— Vamos a quitarnos toda esta mugre del cuerpo, te veo en la cena. Necesito descansar un poco, me siento cansada— sugirió Danna sonriente.
A Marcos le encantó que le diera un poco de espacio, así que entró a la que desde ahora sería su habitación. Era igual de lujosa, no se molestó en ver los detalles. Caminó hacia el baño, se desnudó y comenzó a bañarse.
Capítulo 4: nuevo comienzo
Al final del pasillo. Danna se sentía mareada.
— Creo que la herida de la frente es mas profunda de lo que se ve— habló consigo misma viéndose en el espejo. La herida le dolía, pero sus piernas se sentían muy débiles, en especial la pierna izquierda. Se quitó la ropa, inspeccionado su cuerpo, tenía una pequeña cortada en la pierna, parecía un rasguño. Danna no le dio importancia. Caminó hacia la ducha y empezó a bañarse.A los minutos, empezó a fallar la electricidad.
— Es temprano no son ni las seis de la tarde, intenta no irte— dijo en voz alta Danna como si alguien, en especial los de la compañía eléctrica, pudiera escucharla. En cuanto salió del baño, caminó hacia su cama. Le había empezado un fuerte dolor de cabeza.
— Estúpido accidente, me siento terrible— susurró sentándose sobre la cama. Tocándose la herida que tenía en la frente.
— Tampoco te has alimentado bien, sería bueno que bajes y comas algo—pensó— además cómo es que te hieres la cabeza en un accidente donde llevabas cinturón de seguridad— ¡jodido mundo de mierda!— murmuró mientras se vestía poco a poco a pesar de que no soportaba el fuerte dolor de cabeza.
Al salir caminó por el pasillo y escuchó el agua caer que provenía del cuarto de Marcos. Iba a llamar a la puerta pero no quería interrumpirlo ya que estaba segura que aun se estaba bañando. Empezó a bajar las escaleras. Pero su cuerpo no resistió. Volvió a sentir un fuerte mareo y cayó rodando.
Marcos escuchó un fuerte estruendo, como si algo cayera cerca de su cuarto. Sin dudarlo salió del baño, se cubrió el cuerpo con una toalla, agarró el arma y salió rápidamente del cuarto.Impactado, vio como el cuerpo de Danna estaba al pie de la escalera.
— Mierda, se ha caído… Danna… ¡Danna!— la llamó mientras bajaba las escaleras.
La inspeccionó y una de sus piernas estaba partida, a la altura del tobillo. Pero aun respiraba. Soltó el arma y cargó el cuerpo de la chica. No quiso moverla demasiado, así que la acostó sobre el gran sofá que estaba en la sala.
— ¡Danna, no se te ocurra morirte!— le exigió, veía como sus manos temblaban. Estaba tan preocupado que sus nervios le jugaban una mala pasada.
Danna no se despertó, él esperó que eso ocurriera por unos minutos. La tocó para sentirle el pulso y se dio cuenta que estaba sudando.
— Supongo que tienes calor, prenderé el aire acondicionado entonces— le dijo como si Danna pudiera escucharlo en su estado de plena inconsciencia.Buscó el control del aire acondicionado y lo encendió. El lugar a los pocos minutos se sintió más fresco.
— Danna, ya vengo me iré a vestir. Algo se me debe ocurrir para ayudarte a despertar… ya vengo— le susurró Marcos, mientras se alejaba y agarraba el arma del suelo.
La necesidad de hablar con alguien y de ser escuchado consumía a Marcos. No quería perder a Danna. Necesitaba estar cerca de alguien vivo para no volverse loco.
Marcos tardó treinta minutos en conseguir algo limpio que ponerse, su ropa la había dejado en su casa, y de él solo tenía lo que acababa de quitarse. Esa ropa estaba llena de sangre negra de los zombis y no le apetecía volvérsela a poner. Revisó todas las habitaciones hasta que consiguió un jeans y una camisa de algodón que parecía ser del padre de Danna. El closet estaba lleno de pura ropa elegante y lo más sencillo que encontró fue lo que decidió ponerse.
Una vez listo, bajó rápidamente por las escaleras. Mientras lo hacia se cortó la electricidad, dejando la casa completamente a oscuras. Solo unos pequeños reflejos de luz pasaban por las ventanas, ya que las cortinas tapaban completamente las mismas.
— Mierda.
Marcos, no conocía bien aun la casa y se tropezó con varias mesas. Tanteó lo que estaba cerca de él para evitar que algo se rompiera.
Cuando llegó al sofá, Danna no estaba acostada sobre este.
— Qué bien, Danna se despertó— pensó.
— Danna… ¿Danna dónde estás?— en cuanto terminó de hacer la pregunta, cayó en cuenta de que la chica tenía un tobillo partido.
Abrió los ojos aun más, como si con eso pudiera ver mejor. Desesperado por tener mejor visibilidad, caminó hacia la ventana y corrió la cortina, eso ayudó que entrara solo un poco de luz, la que provenía de la luna, ya que era completamente de noche.
— ¡Danna!— gritó, pero no escuchó respuesta. La casa era enorme, no creía que ella sola pudiera haber caminado… ¿será que había alguien más en la casa? Y la atendió mientras que él buscaba con que vestirse.
Caminó un poco, mirando a los lados. Pero empezó a sentir un mal presentimiento, ante la no respuesta de Danna, sus manos sudaban y el corazón palpitaba fuertemente… parecía querer salirse en cualquier momento por su boca. La situación la empeoraba la cantidad de sonidos grotescos que hacían los muertos que pasaban frente a la casa.
— Malditos zombis— murmuró.
Se dio la vuelta y quedó paralizado. Solo unos segundos. Ya que Danna estaba frente a él, verla sin previo aviso después de llamarla tanto, lo había asustado un poco.
— Danna me diste un susto de muerte… ven siéntate no es bueno que estés de pie con esa tobillo lastimado.
Danna empezó a caminar de forma errante hacia Marcos. Moría de hambre, lo bueno de todo es que el dolor de cabeza había pasado por completo.
Marcos, puso un brazo sobre los hombros de Danna para ayudarla, para que esta dejara de afincar su pierna herida.
Danna a su vez, lo observó… tenerlo tan cerca, le gustaba… su olor le encantaba… todo su cuerpo quería abalanzarse sobre él.
— Danna ¿Cómo te sientes?— preguntó Marcos, mientras la sentaba en el sofá poco a poco para evitar cualquier dolor a la chica.
Marcos no escuchó su respuesta. A su vez le llegaron sonidos guturales que provenían de los zombis.
— Lo bueno de todo es que despertaste— le dijo complacido Marcos. Sentándose en el suelo frente a ella.
Marcos se quedó mirándola bajo la tenue luz. Detalló un poco su pierna izquierda y esta tenía una gran mancha negra. Al reconocer ese color, su corazón empezó a palpitar a mil por horas de nuevo, y sintió como la sangre del rostro se le bajaba a los pies. Lentamente subió la mirada hacia la chica y notó que esta tenía los ojos de un color diferente. Eran amarillos.
No le dio tiempo de levantarse.
Danna lo atacó y le mordió el brazo, arrancándole un pedazo de carne de un solo mordisco. El grito de él fue entre una mezcla de miedo, agonía y terror. Estaba asombrado por lo que veía.
Marcos forcejeó con ella, pero Danna tenía una fuerza descomunal. Como pudo la golpeó, y se alejó de ella. Pero la chica zombi estaba decidida a comérselo entero. Los gemidos de Danna se escuchaban fuertemente en toda la sala, Marcos al estar en un lugar desconocido para él, buscó desesperadamente algo con que asesinarla. Pero la poca luz, su miedo y el dolor que sentía en el brazo no lo ayudaban. A penas y podía alejarse de la recién convertida zombi.
Corrió, por varios minutos, tumbando todo a su paso, mientras que Danna hacia lo mismo detrás de él. Hasta que al fin entró a la cocina y buscó como pudo algo con que herirla.
Jamás había luchado cuerpo a cuerpo con un zombi, y estaba demasiado asustado para actuar con inteligencia.
Danna volvió a alcanzarlo pero esta vez, Marcos la golpeó fuertemente dejándola por unos segundos en el suelo. Mientras que ella se levantaba, buscó en todas las gavetas de la cocina, a pesar que el lugar estaba completamente oscuro, pero al final halló lo que buscaba… un cuchillo.
Danna se abalanzó de nuevo hacia él, pero Marcos clavó en su cabeza el arma blanca, con tanta rabia ligada con miedo que este salió y entro varias veces de su herida. Danna cayó inerte en el suelo. Mientras que Marcos se desmoronaba a su lado.
Luego de lo que Marcos sintió fueron unas horas, pero no fue así ya que pasaron solo cuarenta minutos volvió la electricidad. Como si el destino quisiera asesorarse de que él viera lo que en realidad no quería ver. Un gran charco de sangre y el cuerpo de su recién conocida, estaban sobre en el porcelanato blanco de la cocina.
Observó su brazo y detalló la gran herida que tenia, sentía escalofríos y un fuerte dolor de cabeza, sabía que minuto a minuto moría… pero no tenía el valor de siquiera levantarse y dispararse un tiro en la cabeza. Eso es lo que era, un cobarde y esto era lo que se merecía.
Unas horas después Marcos buscaba desesperadamente que comer, con pasos errantes, tropezaba una y otra vez en un lugar completamente cerrado, que él ni recordaba, ni conocía.
Fin
NOta de autor:
OK, nadie quedó vivo en el relato. ¿Lo notaron? jajaja Miren el nombre jejeje Le hace honor, el protagonista Marcos era un cobarde y la mejor forma de que sobreviviera no era como un humano, sino como un zombi (Que muriera el muy pendejo). La chica no lo merecía ¿Pero quien dijo que la vida es justa? Al final la vida humana es un constante sobrevivir... y mientras lo hacemos... ¡morimos!
Quedaron muchas cosas sin contar, la segunda entrega, será para dentro de unos poco días... ¡Espero que no se lo pierdan!
Mas información siempre la encontraras en: Facebook https://www.facebook.com/SAGASKASSFINOL Twitter https://twitter.com/KASSFINOL Goodreads: http://www.goodreads.com/author/show/...
Este es el mapa, observen bien para que entiendan y se ubiquen en el relato. Los puntos marcados en rojo son los lugares que se mencionan en la historia.
Relato
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Capítulo 1: Salir de nuevo
Marcos se levantó de la cama después de pasar mala noche, últimamente el servicio de electricidad dejaba de funcionar después de oscurecer, poco después de las siete de la noche. Dejando toda la calle y su casa en la completa oscuridad. Vivía en Concordia, una urbanización ubicada en Cabimas, que para su desgracia no estaba dentro de un circuito cerrado. El hecho de que fallara la electricidad, lo perjudicaba. Su insomnio y cansancio estaban ya en un punto de no retorno. Su cuerpo empezaba a mostrar los efectos, ya que de vez en cuando temblaba sin poder controlarse.
La pequeña casa, que una vez fue la de él y su familia, era de dos pisos. En la parte de arriba se encontraban tres pequeñas habitaciones y en planta baja la cocina, la sala de estar y un pequeño estudio. Tenía lo suficiente para vivir bien a nivel de seguridad. Al menos mientras que no se acabara la comida de los supermercados más cercanos. El día que eso ocurriera, tendría que hacer pequeños viajes por la ciudad para poder comer bien, y así poder sobrevivir.
Marcos, observó el reloj de pared que le indicaba que eran las once de la mañana.
— Si esto sigue así, me volveré loco— musitó Marcos, caminando para poder darse una ducha. Solo se bañaba por uno cinco minutos como máximo, su idea era racionar el agua lo más que pudiera, no sabía cuándo podría empezar a fallar el servicio del agua.
Cuando él se estaba bañando, escuchó como el radio se encendía emitiendo el sonido de la estática, ya que no había ningún humano que emitiera algo por las emisoras.
— Que bien, ya dejaré de escuchar esos desgraciados quejidos.Marcos, se secó la piel y se colocó un jean con una franelilla. Agarró su nueve milímetro con silenciador y bajó hacia la planta baja, para ver que podía encontrar en el refrigerador para comer.
No quería ver hacia fuera de la casa, ya que estaba seguro que la escena le quitaría un poco el hambre. Pero necesitaba sentirse seguro, sabía que la cerca de bloques con rejas de acero, evitaría que alguien pudiera entrar, pero revisar siempre lo dejaba más tranquilo.
Se asomó, mirando a ambos lados apuntando con su arma, pero no, no encontró nada en su pequeño patio. Así que decidió ir a ver que encontraba en el refrigerador. Al abrirlo se dio cuenta que solo tenía agua y dos latas de atún.
— Dios mío, ¿Qué día es hoy? — miró el calendario y se dio cuenta que solo habían pasado 20 días desde la última vez que salió a buscar comida. Era viernes 28 de marzo del 2014 — La ansiedad me está matando, no puede ser que me haya comido algo de casi 40 días. Voy a tener que salir, y antes del tiempo previsto— se quejó en voz alta, sabía que nadie lo escuchaba, pero hablaba constantemente en voz alta para no sentirse tan solo.
Marco agarró las latas de atún y se la comió con la poca agua potable que le quedaba.
— Sí, definitivamente tendré que salir hoy mismo. No soy capaz de tomar agua del grifo, no vaya a ser que me termine contaminando con algo— pensó.
Marcos subió a su habitación y en un bolso guardó municiones y sobre su espalda colgó una escopeta. No debía irse desarmado, no como estaba actualmente la ciudad.
Se miró en el espejo antes de salir y observó su piel morena. Pensar que ese color de piel lo había salvado el día en que toda su familia murió. Fue un cobarde al esconderse, pero no pudo hacer otra cosa. Sus ojos verdes le mostraban a través del espejo su reflejada soledad. Tenía alrededor de 9 meses solo en esa casa. No tenía el valor de suicidarse, pero se decía a sí mismo todo los días que era demasiado cobarde para merecerse estar vivo. Su instinto de supervivencia lo mantenía en la lucha. Pero eso no lo hacía feliz. Era una maldita contradicción en un mundo caótico.
Se sentó en su auto, lo encendió y accionó el botón de su portón eléctrico para que este se abriera. En cuanto empezó abrirse, Marcos bajó el espejo de su auto sosteniendo su arma. Cualquier cosa que estuviera en movimiento, él le dispararía. Y así fue. Disparó continuamente, uno a uno en la frente a todos los zombis que entraban hacia su estacionamiento. Sacó el auto rápidamente y en cuanto estuvo fuera, accionó el control para que el lugar quedara cerrado. Se fijó que dentro quedaron tres zombis, pero ya luego se ocuparía de ellos.
El lugar estaba desolado de humanos, tenía casi 8 meses que no veía a uno, al menos completamente vivo. Solo había zombis a ambos lados de la carretera. Marcos, sin ningún temor, asesinó de un disparo a todo aquello que se le acercaba al auto. En cuanto llegó al supermercado, tomó aire antes de salir de la protección que le proporcionaba su vehículo, necesitaba estar sereno, sabía que era perder el tiempo, pero le gustaba engañarse con eso.
Caminó con cautela y entró al lugar. No escuchaba nada, el lugar casi siempre estaba solo por dentro. De igual forma Marcos caminaba con el arma levantada, apuntando a todos lados mientras caminaba. Agarró un carrito y empezó a llenarlo de enlatados, pastas, salsas, todo aquello que se pudiera llevar.
Cuando estaba por salir, escuchó el ruido estruendoso de un auto al chocar.
Capítulo 2: Salvando por primera vez
— Mierda— gritó sin querer Marcos; salió corriendo hacia la puerta del supermercado. Había un Nissan Tiida con toda la parte delantera destrozada— Me lleva el diablo, espero que ese auto no haya sido manejado por uno de esos desgraciados— murmuró dándose la vuelta hacia donde estaba y siguió llenando su carrito de enlatados.
Mientras estaba en el cuarto pasillo, donde estaban las bolsas de leche y bebidas con vitaminas, dos zombis aparecieron caminando hacia Marcos. Este les disparó a ambos, pero por la impresión no fue preciso. Sin embargo, al final logró salir ileso, a pesar del gran susto.Con el carrito completamente lleno, se detuvo frente a la puerta del supermercado y vio como casi 10 zombis rodeaban el auto que acaba de estrellarse.
— Estoy harto de estos desgraciados. ¿Cómo se supone que saldré de aquí con esa manada de zombis?— murmuró. Marcos sabía que al atravesar esa puerta la alarma antirobo de productos se activaría y todos los zombis que estaban cerca la escucharían y correrían hacia él.
No me puedo quedar aquí hasta que se vayan tengo que hacer algo— pensó. Pero sus pensamientos fueron interrumpidos cuando una mujer empezó a gritar frenéticamente dentro del auto.
— Auxilio… Alguien que me ayude… ¡Auxilio!
— ¡Alguien vivo!— pensó Marcos, mientras se le disparaba la adrenalina en su cuerpo.
***Danna no podía comportarse. Maldecía la hora en que a su auto le habían fallado los frenos. Por otro lado su arma ya no tenía balas y por si eso fuera poco, más de 20 zombis insistían por devorarla viva.
— ¡Ayuda… no me dejen morir! — gritó aterrada, jamás había tenido tan de cerca a esos muertos. Hace nueve meses había empezado esta pesadilla. No sabía como había ocurrido este acabo de mundo, nadie se molestó en explicar la situación. De un día para otro las personas amanecieron comiéndose unas con otras. Imaginó al principio, que su estado había sido atacado por alguna arma química que ocasionó esa epidemia que a los días se volvió una pandemia.
No todos amanecieron así, en el caso de su padre, madre y hermano; ellos amanecieron sanos, por eso ella creía que había sido de esa forma en que todo había empezado. Sí tuvo la oportunidad de conocer a otras personas completamente vivas, pero estas habían muerto luego… por descuidos a la hora de buscar provisiones.
Su familia había sido completamente asesinada, en una de esas búsquedas de comida, tenía cuatro meses completamente sola, ingeniándoselas para permanecer viva. Había cuidado todos los detalles para que no muriera en el intento, pero lamentablemente sabia que cada vez que debía ir a buscar comida, tenía que exponerse. Actualmente vivía en una casa lujosa de la urbanización Las Cuarentas. Agradecía a Dios que las casas en Venezuela fueran hechas con materiales fuertes como bloque y cemento, ya que al menos podría resguardarse de esos muertos, sin miedo a que derrumbaran la cerca y entraran a su hogar, que era lo único que le quedaba de su vida normal.
— ¡Que alguien me ayude!— gritó mucho más desesperada— Auxilio— revisó por cuarta vez su arma con manos temblorosas para verificar si al menos le quedaba una bala. Prefería quitarse la vida que sentir como esos desgraciados se la comían viva —. ¡Claro estúpida, obvio que no te quedan balas! A eso viniste, a buscar qué comer y cómo defenderte— murmuró intentando controlarse, viendo como más de siete zombis tenían la boca pegada a los vidrios del auto.
Se quitó el cinturón de seguridad, decidida a salir. Los golpearía y correría. Ella no era una cobarde, nunca lo fue, el arrebato de hace unos minutos había sido solo eso, un arrebato. Tenía que intentarlo. Cuando se decidió abrir la puerta. Asombrada escuchó como la alarma del supermercado se activaba. Un sonido no muy fuerte, pero sí específico, lo reconocía. Ya que eso era lo que ella siempre escuchaba cada vez que sacaba algo de un lugar como ese.
Se dio la vuelta hacia el supermercado y vio como un hombre delgado y moreno, corría hacia un Aveo con un carrito lleno de comida. El corazón le dio un vuelco. Vio como algunos de los zombis que tenia pegado a su auto, desviaron su atención y empezaron a caminar unos más rápidos que otros, hacia el hombre que acababa de salir de aquel establecimiento.
— ¡Oye no me dejes aquí!— gritó con todas sus fuerzas.
El hombre estaba relativamente cerca, a unos cincuenta metros.
Mierda, debería de hacer silencio la muy tonta— pensó Marcos, metiendo rápidamente la comida en su auto.
Para captar la atención de más zombis, le disparó a un auto que estaba en el abandonado estacionamiento, haciendo que este se le activará la alarma antirobo.
Danna, asombrada, vio como los demás zombis que estaban alrededor de su carro salieron caminando como locos hacia el auto que tenia encendida la alarma.
— ¡Bien, ya entendí, ese desconocido me está ayudando! ¡Te toca correr Danna!— se dijo con determinación.
Ahora sola, Danna abrió la puerta, bajándose de su auto, caminó poco a poco y sintió un mareo.
— O no, no puede ser— pensó— Vamos chica, debes correr no puedes morir aquí— se regañó a sí misma.
— ¿Hey qué esperas? ¡Estás buscando que te coman! ¡Apúrate!— gritó el hombre al otro lado de la calle. Estaba tan cerca y a la vez tan lejos. Intentó devolverse al auto, porque sabía que no podía correr, el accidente la había dejado mal. Pero no pudo. A su vez cayó tendida en plena oscuridad en todo el medio de la carretera.
— Me lleva el diablo— se quejó Marcos, al ver como se desmayaba la desconocida.
— ¡Me largo de aquí!— pensó pero luego se detuvo en seco. Sabía que no había hecho nada por su padre y hermano ese día, que buscaban municiones. Una manada de zombis habían entrado en el destacamento 33 de la guardia, mientras ellos se llevaban todas las armas y cartuchos de balas. Él en vez de ayudarlos, se escondió en un baño atemorizado, no sin antes partir el bombillo para que quedara completamente el lugar a oscuras.
Hasta que no dejó de escuchar los gritos desgarradores de su amado padre y de su mejor amigo y hermano José Alfonzo y esperó a que pasaran horas de lo ocurrido, no se decidió a salir.
No era correcto hacer eso de nuevo, huir y dejar que se comieran a esa chica no estaba bien. Sostuvo el aire y empezó a disparar a todo lo que se movía. Intentaba darles en la cabeza pero estando de pie sin la protección del auto o de una gran cerca, el pulso y la puntería no eran la misma. Sus manos temblaban y no podía controlarse.
— ¡Mueran desgraciados!— gritó, se metió dentro de su auto y lo encendió. Siguió disparando pero no era nada efectivo y perdía tiempo cargando el arma. Lo bueno de todo es que los casi ahora veinte zombis tenían la atención… unos en el auto con la alarma encendida y otros en él. La chica estaba aun tendida en el suelo, pero sin que nadie se le acercara.
— Necesitas un plan, Marcos, piensa… piensa— murmuró. Lo aceleró para hacer más ruido y comenzó avanzar poco a poco.
¡Eso es, aléjalos un poco de ahí y asesina a todos los que vengan!— pensó.
Eso mismo hizo. En unos minutos había asesinado a todos los zombis que lo perseguían pero aun quedaban unos pegados al automóvil que tenia la alarma encendida. La chica seguía inconsciente. Dio la vuelta hacia donde estaba ella y con asombro miró lo que estaba a unas cinco cuadras del lugar.
Una gran masa de hombres, que simulaban una gran mancha negra y roja caminaba hacia ellos, en movimientos errantes y con esos gruñidos que el tanto odiaba escuchar… de reojo parecían haber más de mil zombis caminando hacia ellos.
Lo siguiente que hizo fue bajo la adrenalina pura. Avanzó arroyando a tres zombis que habían desviado su atención del auto con la alarma encendida y caminaban hacia la chica. Y con la escopeta dejó sin cabeza a otros tres de ellos. Arrastró sin ninguna delicadeza a la chica, pero un zombi logró alcanzarlos. Agarrando una de las piernas de ella, él como pudo se la quitó y disparó en la cabeza, muy cerca… el sonido lo aturdió. Pero de inmediato la cargó y tiró sobre el puesto trasero de su auto, arriba del montón de latas de comida y el agua potable que había conseguido. La chica ni se movió. Marcos asustado entró en su auto, lo aceleró y salió de esa trascurrida carretera rápidamente.
Jamás había visto tantos zombis juntos. Toda la carretera J estaba completamente llena de esos muertos. Conclusión: “Esa sería la última vez que buscaría comida en ese supermercado” la mayoría de las veces elegía ese, porque era el que le quedaba más cerca de casa. Pero ya no era una opción, le preocupaba por otro lado que esa manada de zombis se quedara estancando en la urbanización donde él vivía, pasarían semanas antes de siquiera poder tener posibilidad de salir a buscar sustento. Así que la única solución era buscar otro lugar donde esconderse.
Capítulo 3: Buscando refugio.
Danna se despertó, desubicada y asustada. Lo último que recordaba era que quería correr a su auto, y ahora estaba en el asiento trasero de uno, que no parecía ser el suyo y arriba de un montón de latas de comida.
— ¿Quién eres?— preguntó Danna.
— El que te salvó la vida, por cierto casi muero por tu culpa. Aunque supongo que de no haberte salvado, no me abría dado cuenta de que el sector donde me escondía estaba por ser invadido por una gran cantidad de zombis.
— ¿De cuántos hablas? — los ojos profundamente marrones y el cabello castaño llamaron la atención de Marcos y este miró mejor por el espejo retrovisor, para darse cuenta de que la chica era hermosa.
— Te sangra la frente. Debemos curarte eso— le sugirió Marcos.
— Eso no importa, mejor contesta ¿de cuántos zombis hablas?
— Unos cientos, miles, no sé. La verdad es que solo vi una gran masa negra sobre la calle y esta gruñía… así que supongo que todos eran zombis.
— Así mismo vi en la carretera H, pasé por ahí y debí devolverme— Danna subió el rostro para verse la herida de la frente por el espejo retrovisor.
— ¿Por qué se estarán movilizando por masas?
— No lo sé. Mi refugio es mi hogar de toda la vida— Danna se dio cuenta que estaban en la avenida universidad de la ciudad—, está por aquí cerca, en la urbanización Las Cincuentas… vamos para allá. Si me salvaste la vida lo menos que puedo hacer es darte refugio.
— Gracias, a mi no me importa compartir esa comida que acabo de conseguir— el tono amable de Marcos, le agradó a Danna. Tenía tanto tiempo sin hablar con alguien, que le parecía increíble tener a una persona viva que no quisiera comérsela frente a ella.Al llegar a la casa Marcos quedó impresionado, tenía cercado eléctrico alrededor de la cerca y las paredes eran más altas que las de su casa. Vivir ahí le aseguraba tener momentos de sueño más tranquilo y se sentiría más seguro. Danna activó el portón eléctrico y este empezó abrirse rápidamente.
— No mires así— Danna soltó una carcajada— teníamos dinero, bueno aun lo tenemos pero ya eso no vale en este momento, y papá detestaba los portones lentos así que se molestó en conseguir el más rápido del mercado.Varios zombis lograron entrar mientras se cerraba el gran portón, pero Marcos les disparó en las piernas y luego en la cabeza, dejándolos tendidos en lo que algún día fue el jardín de la casa. Las plantas estaban secas y muertas. Pero no arruinaba la vista del gran lugar.
— ¿Está aquí tu padre?
— No, el murió hace meses. Al igual que mi Eduardo.
— ¿Era tu esposo?— preguntó curioso Marcos.
— No, mi hermano menor.
— Entiendo, mis familiares murieron hace meses también.
— ¿Cómo?— la pregunta le tomó desprevenido a Marcos. Al mismo tiempo que lo incomodó. Tampoco es que quería contarle su cobardía.
— No hablemos de eso, mejor saquemos toda esa comida que logré conseguir. Quiero descansar. Por cierto ¿aquí también está fallando la electricidad?
— A veces, aunque tiene una semana que se va todas las noches.
— Quiere decir que es en toda Cabimas, porque en mi casa también ocurre lo mismo.Danna asintió.
— Antes de que te invite entrar oficialmente a mi casa ¿podrías decirme tu nombre?
— Soy Marcos López ¿y tú?
— Danna García. Un placer y gracias por salvarme.
— No fue nada— mintió Marcos. Ingresaron a la casa, que contaba con dos pisos. Por dentro el lugar era muy lujoso y estaba muy limpio, parecía que el tiempo no hubiese pasado por el lugar.
— Intento despejar la mente limpiando, de esa forma me entretengo, sin televisión, internet o la radio… algo debía hacer ¿no crees?
— Sí te entiendo. Yo he leído mis libros hasta seis y siete veces. Y mis Cd’s estaban por rallarse por completo. Mi pendrive con música lo perdí— Marcos subió y bajó sus hombros en modo de indiferencia con cara graciosa.
Ambos empezaron a reírse.
— Esta será tu habitación— le informó Danna a Marcos. La habitación más cercana a las escaleras según detalló —, la mía está al final de pasillo. Siempre fue esa, así que decidí conservarla.
— No hay problema, no debes explicarme esas cosas— le respondió Marcos.
— Vamos a quitarnos toda esta mugre del cuerpo, te veo en la cena. Necesito descansar un poco, me siento cansada— sugirió Danna sonriente.
A Marcos le encantó que le diera un poco de espacio, así que entró a la que desde ahora sería su habitación. Era igual de lujosa, no se molestó en ver los detalles. Caminó hacia el baño, se desnudó y comenzó a bañarse.
Capítulo 4: nuevo comienzo
Al final del pasillo. Danna se sentía mareada.
— Creo que la herida de la frente es mas profunda de lo que se ve— habló consigo misma viéndose en el espejo. La herida le dolía, pero sus piernas se sentían muy débiles, en especial la pierna izquierda. Se quitó la ropa, inspeccionado su cuerpo, tenía una pequeña cortada en la pierna, parecía un rasguño. Danna no le dio importancia. Caminó hacia la ducha y empezó a bañarse.A los minutos, empezó a fallar la electricidad.
— Es temprano no son ni las seis de la tarde, intenta no irte— dijo en voz alta Danna como si alguien, en especial los de la compañía eléctrica, pudiera escucharla. En cuanto salió del baño, caminó hacia su cama. Le había empezado un fuerte dolor de cabeza.
— Estúpido accidente, me siento terrible— susurró sentándose sobre la cama. Tocándose la herida que tenía en la frente.
— Tampoco te has alimentado bien, sería bueno que bajes y comas algo—pensó— además cómo es que te hieres la cabeza en un accidente donde llevabas cinturón de seguridad— ¡jodido mundo de mierda!— murmuró mientras se vestía poco a poco a pesar de que no soportaba el fuerte dolor de cabeza.
Al salir caminó por el pasillo y escuchó el agua caer que provenía del cuarto de Marcos. Iba a llamar a la puerta pero no quería interrumpirlo ya que estaba segura que aun se estaba bañando. Empezó a bajar las escaleras. Pero su cuerpo no resistió. Volvió a sentir un fuerte mareo y cayó rodando.
Marcos escuchó un fuerte estruendo, como si algo cayera cerca de su cuarto. Sin dudarlo salió del baño, se cubrió el cuerpo con una toalla, agarró el arma y salió rápidamente del cuarto.Impactado, vio como el cuerpo de Danna estaba al pie de la escalera.
— Mierda, se ha caído… Danna… ¡Danna!— la llamó mientras bajaba las escaleras.
La inspeccionó y una de sus piernas estaba partida, a la altura del tobillo. Pero aun respiraba. Soltó el arma y cargó el cuerpo de la chica. No quiso moverla demasiado, así que la acostó sobre el gran sofá que estaba en la sala.
— ¡Danna, no se te ocurra morirte!— le exigió, veía como sus manos temblaban. Estaba tan preocupado que sus nervios le jugaban una mala pasada.
Danna no se despertó, él esperó que eso ocurriera por unos minutos. La tocó para sentirle el pulso y se dio cuenta que estaba sudando.
— Supongo que tienes calor, prenderé el aire acondicionado entonces— le dijo como si Danna pudiera escucharlo en su estado de plena inconsciencia.Buscó el control del aire acondicionado y lo encendió. El lugar a los pocos minutos se sintió más fresco.
— Danna, ya vengo me iré a vestir. Algo se me debe ocurrir para ayudarte a despertar… ya vengo— le susurró Marcos, mientras se alejaba y agarraba el arma del suelo.
La necesidad de hablar con alguien y de ser escuchado consumía a Marcos. No quería perder a Danna. Necesitaba estar cerca de alguien vivo para no volverse loco.
Marcos tardó treinta minutos en conseguir algo limpio que ponerse, su ropa la había dejado en su casa, y de él solo tenía lo que acababa de quitarse. Esa ropa estaba llena de sangre negra de los zombis y no le apetecía volvérsela a poner. Revisó todas las habitaciones hasta que consiguió un jeans y una camisa de algodón que parecía ser del padre de Danna. El closet estaba lleno de pura ropa elegante y lo más sencillo que encontró fue lo que decidió ponerse.
Una vez listo, bajó rápidamente por las escaleras. Mientras lo hacia se cortó la electricidad, dejando la casa completamente a oscuras. Solo unos pequeños reflejos de luz pasaban por las ventanas, ya que las cortinas tapaban completamente las mismas.
— Mierda.
Marcos, no conocía bien aun la casa y se tropezó con varias mesas. Tanteó lo que estaba cerca de él para evitar que algo se rompiera.
Cuando llegó al sofá, Danna no estaba acostada sobre este.
— Qué bien, Danna se despertó— pensó.
— Danna… ¿Danna dónde estás?— en cuanto terminó de hacer la pregunta, cayó en cuenta de que la chica tenía un tobillo partido.
Abrió los ojos aun más, como si con eso pudiera ver mejor. Desesperado por tener mejor visibilidad, caminó hacia la ventana y corrió la cortina, eso ayudó que entrara solo un poco de luz, la que provenía de la luna, ya que era completamente de noche.
— ¡Danna!— gritó, pero no escuchó respuesta. La casa era enorme, no creía que ella sola pudiera haber caminado… ¿será que había alguien más en la casa? Y la atendió mientras que él buscaba con que vestirse.
Caminó un poco, mirando a los lados. Pero empezó a sentir un mal presentimiento, ante la no respuesta de Danna, sus manos sudaban y el corazón palpitaba fuertemente… parecía querer salirse en cualquier momento por su boca. La situación la empeoraba la cantidad de sonidos grotescos que hacían los muertos que pasaban frente a la casa.
— Malditos zombis— murmuró.
Se dio la vuelta y quedó paralizado. Solo unos segundos. Ya que Danna estaba frente a él, verla sin previo aviso después de llamarla tanto, lo había asustado un poco.
— Danna me diste un susto de muerte… ven siéntate no es bueno que estés de pie con esa tobillo lastimado.
Danna empezó a caminar de forma errante hacia Marcos. Moría de hambre, lo bueno de todo es que el dolor de cabeza había pasado por completo.
Marcos, puso un brazo sobre los hombros de Danna para ayudarla, para que esta dejara de afincar su pierna herida.
Danna a su vez, lo observó… tenerlo tan cerca, le gustaba… su olor le encantaba… todo su cuerpo quería abalanzarse sobre él.
— Danna ¿Cómo te sientes?— preguntó Marcos, mientras la sentaba en el sofá poco a poco para evitar cualquier dolor a la chica.
Marcos no escuchó su respuesta. A su vez le llegaron sonidos guturales que provenían de los zombis.
— Lo bueno de todo es que despertaste— le dijo complacido Marcos. Sentándose en el suelo frente a ella.
Marcos se quedó mirándola bajo la tenue luz. Detalló un poco su pierna izquierda y esta tenía una gran mancha negra. Al reconocer ese color, su corazón empezó a palpitar a mil por horas de nuevo, y sintió como la sangre del rostro se le bajaba a los pies. Lentamente subió la mirada hacia la chica y notó que esta tenía los ojos de un color diferente. Eran amarillos.
No le dio tiempo de levantarse.
Danna lo atacó y le mordió el brazo, arrancándole un pedazo de carne de un solo mordisco. El grito de él fue entre una mezcla de miedo, agonía y terror. Estaba asombrado por lo que veía.
Marcos forcejeó con ella, pero Danna tenía una fuerza descomunal. Como pudo la golpeó, y se alejó de ella. Pero la chica zombi estaba decidida a comérselo entero. Los gemidos de Danna se escuchaban fuertemente en toda la sala, Marcos al estar en un lugar desconocido para él, buscó desesperadamente algo con que asesinarla. Pero la poca luz, su miedo y el dolor que sentía en el brazo no lo ayudaban. A penas y podía alejarse de la recién convertida zombi.
Corrió, por varios minutos, tumbando todo a su paso, mientras que Danna hacia lo mismo detrás de él. Hasta que al fin entró a la cocina y buscó como pudo algo con que herirla.
Jamás había luchado cuerpo a cuerpo con un zombi, y estaba demasiado asustado para actuar con inteligencia.
Danna volvió a alcanzarlo pero esta vez, Marcos la golpeó fuertemente dejándola por unos segundos en el suelo. Mientras que ella se levantaba, buscó en todas las gavetas de la cocina, a pesar que el lugar estaba completamente oscuro, pero al final halló lo que buscaba… un cuchillo.
Danna se abalanzó de nuevo hacia él, pero Marcos clavó en su cabeza el arma blanca, con tanta rabia ligada con miedo que este salió y entro varias veces de su herida. Danna cayó inerte en el suelo. Mientras que Marcos se desmoronaba a su lado.
Luego de lo que Marcos sintió fueron unas horas, pero no fue así ya que pasaron solo cuarenta minutos volvió la electricidad. Como si el destino quisiera asesorarse de que él viera lo que en realidad no quería ver. Un gran charco de sangre y el cuerpo de su recién conocida, estaban sobre en el porcelanato blanco de la cocina.
Observó su brazo y detalló la gran herida que tenia, sentía escalofríos y un fuerte dolor de cabeza, sabía que minuto a minuto moría… pero no tenía el valor de siquiera levantarse y dispararse un tiro en la cabeza. Eso es lo que era, un cobarde y esto era lo que se merecía.
Unas horas después Marcos buscaba desesperadamente que comer, con pasos errantes, tropezaba una y otra vez en un lugar completamente cerrado, que él ni recordaba, ni conocía.
Fin
NOta de autor:
OK, nadie quedó vivo en el relato. ¿Lo notaron? jajaja Miren el nombre jejeje Le hace honor, el protagonista Marcos era un cobarde y la mejor forma de que sobreviviera no era como un humano, sino como un zombi (Que muriera el muy pendejo). La chica no lo merecía ¿Pero quien dijo que la vida es justa? Al final la vida humana es un constante sobrevivir... y mientras lo hacemos... ¡morimos!
Quedaron muchas cosas sin contar, la segunda entrega, será para dentro de unos poco días... ¡Espero que no se lo pierdan!
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Published on June 30, 2013 09:10
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