Don Ricardo Lindo (San Salvador, 5 de febrero de 1947 – 23 de octubre de 2016) fue un escritor salvadoreño que cultivó la narrativa, la poesía, el teatro, la pintura y el ensayo. De voz tranquila y pluma inquieta, habló de música, arte, cuentos tradicionales, poemas íntimos y pinturas rupestres encontradas en su tierra natal.
Errante como fue, se formó en Filosofía y Publicidad en Madrid y en Psicología en París. Volvió a El Salvador y vio a su gente en guerra. Y su poesía comenzó a destilar tristeza, aunque el aroma de la paz que se vivía en su jardín estaba en sus clases cuando era docente en el Centro Nacional de Artes.
Desde su primer libro de cuentos, XXX, se supo de su talento para la escritura. Sus publicaciones no le hacen mérito, pDon Ricardo Lindo (San Salvador, 5 de febrero de 1947 – 23 de octubre de 2016) fue un escritor salvadoreño que cultivó la narrativa, la poesía, el teatro, la pintura y el ensayo. De voz tranquila y pluma inquieta, habló de música, arte, cuentos tradicionales, poemas íntimos y pinturas rupestres encontradas en su tierra natal.
Errante como fue, se formó en Filosofía y Publicidad en Madrid y en Psicología en París. Volvió a El Salvador y vio a su gente en guerra. Y su poesía comenzó a destilar tristeza, aunque el aroma de la paz que se vivía en su jardín estaba en sus clases cuando era docente en el Centro Nacional de Artes.
Desde su primer libro de cuentos, XXX, se supo de su talento para la escritura. Sus publicaciones no le hacen mérito, pues muchos de sus escritos se quedaron en obras de teatro, ensayos inconclusos y manuscritos. Hambriento por el saber, amante de la conversación y de movimiento cauteloso y pausado, lideró las publicaciones de ARS con la misma voluntad con la que invitaba a un café a sus alumnos y amigos.
Desde su poesía supo militar contra la discriminación, sobretodo al declarar su orientación sexual abiertamente en su poemario Injurias, y profundizó en lo histórico, en las raíces de su tierra y de su propia familia, en el surrealismo de lo latinoamericano, en la tristeza e ironía de la conquista española y en el horror de la guerra que le robó conocidos y amigos.
Dicen por ahí que todos sus libros están en Francia. Los demás, en manos de salvadoreños, extranjeros curiosos y centroamericanos aficionados a la literatura local, todos atrapados por la magia de sus palabras honestas, afiladas y encantadoras.
Por su labor intelectual recibió múltiples homenajes, como el galardón cultural Lic. Antonia Portillo de Galindo en el 2016. En ese mismo año, Secultura lo nombró artista del mes y se reeditó su poemario Jardines en conmemoración del 35 aniversario de su primera publicación. Fue autor del mes, agregado cultural y colaborador en la ONU.
Murió el 23 de octubre de 2016 a los 69 años. Sus cenizas descansan en el fondo del mar, donde se escucha a las olas cantar Dios es majestuoso y sereno como el mar, y nosotros somos como la pasajera espuma de la playa. ...more