Fue voceador de periódicos, periodista, historiador y novelista. Colaboró en La batalla, órgano estudiantil universitario de crítica nacional y extranjera. En 1941, se inició como redactor en la revista Hoy, para la cual escribió hasta abril de 1953. Redactor de la revista ¡Ya! (1946-1947); fue jefe de redacción de El Occidental en Guadalajara, Jalisco. Colaboró también en Novedades, El Universal, Impacto, Tele-guía, Siempre!, Nosotros, Excélsior, Esto y Diario de la Marina (la Habana, Cuba). Autor de la novela Un son que canta en el río (1962), escribió una autobiografía: Memorias de un reportero (1965) y Ya con esta me despido: mi vida pero la de los demás (1986). Fue diputado del PRI por el Distrito Federal de 1979 a 1982, pero renunció Fue voceador de periódicos, periodista, historiador y novelista. Colaboró en La batalla, órgano estudiantil universitario de crítica nacional y extranjera. En 1941, se inició como redactor en la revista Hoy, para la cual escribió hasta abril de 1953. Redactor de la revista ¡Ya! (1946-1947); fue jefe de redacción de El Occidental en Guadalajara, Jalisco. Colaboró también en Novedades, El Universal, Impacto, Tele-guía, Siempre!, Nosotros, Excélsior, Esto y Diario de la Marina (la Habana, Cuba). Autor de la novela Un son que canta en el río (1962), escribió una autobiografía: Memorias de un reportero (1965) y Ya con esta me despido: mi vida pero la de los demás (1986). Fue diputado del PRI por el Distrito Federal de 1979 a 1982, pero renunció antes de concluir su periodo.
Roberto Blanco Moheno incursionó por primera y única vez como argumentista en la película Por un amor realizada por José Díaz Morales en 1944.
Escribió una veintena de libros sobre asuntos histórico. Incursionó en el género dramático con la obra Jicaltepec, puesta en escena en 1943 en el Palacio de Bellas Artes. En 1982 grabó un disco con canciones y textos suyos.
Blanco Moheno escribió bajo varios seudónimos: Roberto de Alvarado lo utlizó para escribir críticas taurinas en la revista Hoy. Con El Bachiller Pérez suscribió críticas de cine para el diario Esto. Inspirado en el personaje clásico de cine norteamericano de aventuras del Oeste, Bill, juntó con el apelativo Llano firmó como Bill Llano en el Diario Fílmico Mexicano como jefe de redacción y propietario (junto con Carl-Hillos = Carlos Bravo y Fernández) y en sus críticas de cine para el periódico Esto.