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February 25, 2022
Simone de Beauvoir: La fuerza de las cosas

¿Por qué según mi opinión siempre abierta al debate, Simone de Beauvoir no puede ser un referente del feminismo?
"A su regreso de Norteamérica , Sartre me habló mucho de M. En ese momento su apego era recíproco y se proponían pasar juntos tres o cuatro meses por año. Muy bien: las separaciones no me asustaban. Pero evocó con tanta alegría las semanas pasadas con ella en New York que me inquieté; me había parecido que estaba seducido por lo novelesco de esa aventura; de pronto me preguntaba si no querría más a M. que a mí; ya no tenía el optimismo enclavado en el corazón: me podía pasar cualquier cosa.
¿Qué parte pertenece al hábito en una unión que dura más de quince años? ¿Qué concesiones implica? Sabía mi respuesta: no la de Sartre. Lo comprendía mejor que otras veces y a causa de eso me era más opaco; había grandes diferencias entre nosotros; a mí no me estorbaban, pero a él?
Según sus relatos, M. compartía exactamente sus reacciones, sus emociones, sus impaciencias, sus deseos. Cuando paseaban ella quería detenerse o reiniciar la marcha, en el mismo momento que él. Tal vez esto señalaba entre ellos un acuerdo profundo - en las fuentes mismas de la vida, en su surgimiento y si ritmo - que Sartre no tenía conmigo y que le resultaba más valioso que nuestra armonía. Yo quería tener el corazón limpio.
A veces ocurre que cuando un problema peligroso quema los labios se elige el mal momento de liberarse de él; salíamos de mi cuarto para ir a almorzar a lo de los Salacrou cuando le pregunté: "Francamente, ¿a quién quieres más: a M. o a mí?" "Quiero enormemente a M., me respondió Sartre, pero estoy contigo."
Perdí el aliento. Comprendí que había querido decir: "Respeto nuestro pacto, no me preguntes nada más." Esa respuesta problematizaba todo el porvenir.
Me costó mucho estrechar las manos, sonreír, comer; veía que Sartre me observaba con inquietud, yo me enrigidecía, pero creía que nunca iba a llegar el final de ese almuerzo. Por la tarde Sartre se explicó: Siempre habíamos atribuido mayor importancia a las conductas que a las frases, por eso en vez de perderse en discursos había evocado la evidencia de un hecho. Le creí.
Poco después Sartre tuvo parotiditis. Se metió en la cama de un cuarto redondo; un médico le untó el cuello y la cara con una pomada negra. Después de unos días pudo recibir a sus amigos. No venían todos; su enfermedad asustaba. De todos modos había una multitud en su cuarto y me costaba defenderlo de los aburridos."
Esto lo escribe Simone de Beauvoir en "La fuerza de las cosas" en 1963. Esta es la VERDADERA SIMONE que nos dice en el prólogo "He querido que en este relato circule mi sangre".
Simone es una mujer enamorada a la que Sartre dio a elegir un poliamor que ella ACEPTÓ para toda la vida, en la salud y en la enfermedad, hasta que la muerte los separó. No le critico nada, cada cual es dueño de su vida; lo que no comprendo es que siendo una mujer como cualquier otra, se la considere FUNDAMENTAL en la historia del FEMINISMO.
El POLIAMOR fue un invento de Sartre o de ella para seguir a su lado, nunca lo sabremos, y por lo demás no fue más que una cornuda consciente. No lo critico, simplemente pongo el acento en que no puede ser ejemplo para nadie y no puede ser elegida bandera de la defensa de los derechos de la mujer.
Cualquier mujer a la que su hombre es fiel o cualquier mujer soltera e independiente, tiene más peso moral. De esta lucha interna viene su discurso contradictorio.
Milagros Rodríguez Cardero
Mamiroca
November 10, 2021
10 Frases que me abrieron los ojos

Quiero compartir contigo diez ideas que marcaron mi vida. No están en orden de importancia pero para mi fueron fundamentales para ser feliz.“De cobardes no hay nada escrito”
Una idea que no hay que explicar demasiado, hay que sentirla y es lo que hice cuando emigré a España.
Es un impulso que nace cuando confluyen un montón de situaciones, cuando la Ley de la Precipitación se pone en marcha y un ser humano decide dar el salto hacia un territorio desconocido, salir de la zona de confort.
En mi caso particular fue dejar mi tierra, pero a ti puede servirte para elegir una carrera, cambiar de trabajo o un cambio de vida.
Es la sensación de sentirte único pero que a la vez formas parte de algo más grande, que eres capaz de diferenciarte del resto y hacer algo por ti mismo que valga la pena.
“La cigüeña hace el nido en la torre porque no hace caso de badajos”
Fundamental. Significa darle cero importancia en la vida al tan temido por la mayoría “qué dirán.”
El ejemplo de la cigüeña es muy gráfico: si el animalito en cuestión se pusiera a pensar en todas las campanadas que oye durante los innumerables días que está en el nido, seguramente se quedaría sin un lugar donde vivir. En vez de eso, construye pacientemente y sin inmutarse un lugar confortable y con inmejorables vistas para ella y su familia ¿no te parece?
“Sal ahí fuera y haz algo que valga la pena”
Esta es de una persona maravillosa que conocí hace algunos años y transformó mi vida en varios aspectos. Su nombre es Ángel Alegre García y su blog Vivir al máximo realmente puso en su sitio un montón de ideas que yo tenía en mi rebelde cabecita y además me dio la clave para sacarlas: shipear (to ship en inglés significa sacar un producto al mercado).
Eso me hizo construir un plan definido de lo que quería y lo que no, y empezase a hacer cosas y mostrarlas sin obsesionarme tanto con la perfección a la que me autosometía.
En cuanto apliqué el método, empezaron a sucederme cosas diferentes en vida y es una palabra que uso como amuleto cuando el “monstruo de la perfección imposible” intenta venir a sabotearme.
“Vive a la altura de tu nombre”
Esta frase me la dijo una persona de la que aprendí mucho que es un trader profesional y su nombre es Vicens Castellano.
No necesariamente tienes que llamar Milagros, pero sí puedes creer que tu vida puede ser un milagro.
De hecho, lo veas o no es así, tu vida es un milagro y tú puedes hacer milagros en ella. Que experimentes y sientas todo el potencial del que eres capaz si te lo propones y si crees en ti y en todo lo que eres, puedes llegar a hacer algo grande de verdad para ti y para los demás.
“El infierno es llegar al final de tus días y encontrarte cara a cara con la persona en la cual te pudiste haber convertido.”
Esta es otra persona de la cual he aprendido y aprenderé toda mi vida. Es mi gran amigo Juan Haro y es de esas frases que te dan una bofetada cuando las oyes, pero que en definitiva te colocan en el camino adecuado.
En un segundo te sitúa en dónde estás, en dónde te gustaría estar y te pone en el lugar justo para seguir caminando. En una encrucijada en la que tienes que decidir, aquí y ahora, qué vas a hacer del resto de tu vida, sin excusas, sin explicaciones y sin servilismos.
“Estás siendo castigado por tus virtudes, no por tus defectos.”
La rebelión de Atlas es un libro que cambió mi vida literalmente. Tambaleó todos los cimientos de mis creencias y me hizo cuestionarme todos y cada uno de los valores que tenía hasta el momento de leerlo.
Uno de ellos fue éste. Todos creemos que se nos castiga por hacer algo malo, pero… algo malo ¿para quién? ¿según qué valores, los tuyos o los de alguna persona que pretenda que solo hagas SU voluntad o tenerte bajo su influencia y servirse de ti?
“Si te pierdes o te quedas atrapado, por lo menos que sea en un sitio que has elegido tú.”
Esta frase la dijo Carmen Porter en el programa Milenio 3. Hablando los reporteros de sus experiencias vitales y de cómo en su vida y en su carrera habían llegado al programa; mucha gente les pedía consejo porque sentían que estaban encarcelados en una vida que no querían vivir, en una vida que no habían elegido al menos pensando en lo que de verdad querían.
El miedo a no lograr lo que se proponían, o al entorno o a un montón de factores que nos condicionan a todos, los había hecho sentirse inmovilizados en un destino en el que no eran felices, a lo que ella respondió muy sabiamente con esta frase que para mí fue reveladora.
“Desconfía de cualquiera menos de ti mismo.”
Esta idea me la dio otro gran amigo, Germán Antelo Solozábal del que tengo mil enseñanzas pero esta me parece vital por lo obvia.
¿Cuántas veces desconfiamos de nosotros mismos? ¿Cuántas veces le vamos a pedir consejo a cualquiera porque dudamos de nuestro juicio?
No digo con esto que no podamos tener personas de referencia, pero en última instancia, todas nuestras decisiones tienen que partir de nuestro discernimiento, porque en definitiva nosotros seremos los únicos responsables de sus consecuencias.
Frase por demás elocuente y que motiva a la acción. Es de Jiddu Krishnamurti, pero yo la conocí en boca de Vicens Castellano. Nos habla de la belleza del mundo que nos espera, pero también de nuestra responsabilidad e implicación en todo lo que ese mundo nos depara.
Esta última frase es mía. Es un sentimiento que me surgió después de muchas experiencias, muchos golpes y muchos fracasos, pero se me reveló en un momento de felicidad, en un momento en el que pude saborear la vida en toda su plenitud y darme cuenta de lo que realmente vale. Lo infinitamente difícil que es a veces conseguirla e incluso mantenerla y sin la cual, la vida no tiene ningún sentido.
Espero que estas ideas te hayan gustado y que alguna haga germinar en ti una semilla nueva de la que salgan bellos proyectos.
Milagros Rodríguez Cardero
Mamiroca
El día de tu Muerte

Hoy volví a recordar una pregunta que me hice a los treinta años y que ahora te hago a ti para que te le hagas tú también.
Quizás creas que es algo muy lejano, que eso no va contigo, o quizás sientas que está tan alejado de ti que ni siquiera te lo plantees, que no puedas ni imaginarlo, que te sea imposible pensar que, en algún momento de tu vida, vas a dejar este planeta. Que vas a morir.
La sociedad no te ha preparado para eso, la muerte está tan escondida que llegamos a olvidar que es parte de nuestra propia vida.Seguro que instantáneamente, según tus creencias, pensaste en el más allá, pero yo te estoy hablando del momento exacto en el que mueras. Como cuando vas a mudarte de casa.
Piensa ¿Qué es lo que llevas en la valija?
Porque en el ataúd no cabe nada: el móvil y poco más… nada de comida, ni autos, ni coches ni casas… a menos que seas Quin Shi Huang, el primer autoproclamado emperador de la China de la Dinastía Quin y puedas incluir en tu sepulcro todas tus riquezas y los ocho mil guerreros que componían su séquito.
Y si prefieres que te incineren, al final de tu vida y con mucha suerte, te encontrarás acostado sobre una cama de acero, con la boca de un horno sobre tu cabeza, el beso suave y emocionado de los familiares que te despedirán, una bonita playa o el lugar que hayas elegido para que esparzan tus cenizas y nada más.
Eso es lo que hay de verdad al final de todo este viaje, de todo este camino de aventuras.Eso, en el caso de que la muerte te encuentre durmiendo o en una posición más o menos cómoda, sin que te lacere una grave enfermedad o de que tus facultades no estén mermadas por alguna causa.
Mi intención no es asustarte, ni ponerme tétrica porque sí.
Mi intención es que de verdad te pongas en ese momento, que te va a llegar, tan seguro como que ahora estás leyendo estas líneas y que veas todas las preocupaciones absurdas que seguro te dan vueltas en la cabeza. Sólo con que puedas sentir el frío del acero de la cama del crematorio o el suave y mullido raso de tu ataúd, comprenderás lo que te quiero decir.
Me gustaría que eso te lleve a una reflexión profunda de lo que estás haciendo con tu vida; que te ayude a ver, como lo hizo conmigo, si vas por el camino correcto o si por el contrario, tienes que vaciar tu mochila de la mayoría de las cosas que crees importantes en ella y que no lo son en absoluto.
Porque de este mundo sólo te vas a llevar los momentos felices y lo que hayas aprendido, y no, no es una cursilada más, es la pura verdad.Te vas a llevar todos esos momentos en los que reíste a carcajadas o lloraste a mares, todos tus éxtasis y tus odios, tus pasiones y tus horrores, sólo lo que está dentro tuyo y todo lo que estás acumulando en cada paso que das por este mundo… ni un sólo objeto, ni uno. Sólo tu conciencia y tus emociones, nada más.
Ahora que creo y espero haberte puesto en sintonía con lo que quiero decirte: ¿vas a reflexionar de verdad? ¿ya sabes qué te vas a llevar cuando mueras?
Milagros Rodríguez Cardero
Mamiroca
Caridad y Solidaridad: un gran negocio

Hace un par de años estaba pasando un momento muy difícil que me hizo recapacitar sobre ciertas actitudes y posturas frente a la vida.
Mi intención con este artículo es desenmascarar desde dentro, lo que realmente significan esas dos palabras.
El negocio es muy sencillo. Da igual si es una ONG, una religión, cualquiera, o una fiesta benéfica organizada por celebrities.
Hay tres elementos imprescindibles que no deben faltar: uno los pobres, desesperados, refugiados o que se dejan el pellejo en una patera por una quimera, que merecen todo mi respeto, a los que la vida les repartió las cartas como quiso y son el anzuelo perfecto.
El segundo, los altruistas convencidos realmente de lo que hacen, que sienten verdaderamente la alegría de la entrega y hacen el trabajo real, y el tercero, los de arriba, los que consiguen los clientes, a los que llaman socios, padrinos y demás cursilerías, que son los que se quedan la mayor y mejor parte del pastel.
Con este caldo de cultivo, se organizan toda clase de eventos, desde los más sencillos, hasta las fiestas impresionantes donde el cubierto puede llegar a pagarse mil dólares o más.
Si hay famosos, gente de la realeza, aristócratas o políticos, publicidad, champagne gratis para todos y desgravación de impuestos.
No estoy diciendo que entre ellos no haya filántropos, pero ellos también son utilizados.
Pero para los que necesitan una ayuda “normal”, un tanto más sencilla tal vez, con ellos nadie se saca una foto con los mocos colgando y la carita llena de moscas. En su lugar, reciben una palmadita en el hombro y por toda respuesta:
“- No te preocupes, tú eres fuerte y vas a salir adelante. Todo se soluciona.”
La solidaridad tiene su lado hipócrita. No es lo mismo ayudar al vecino que la está pasando mal, que lo vemos todos los días y sabemos hasta qué talla de ropa interior usa, que a un pobre bolivianito que vive en la Puna de Atacama, y que veremos con suerte un par de veces en la vida, sin contar con lo bien que queda decir ¡que uno está apadrinando! También hay quien ayuda al vecino para que todos vean lo buenos que son…
En ese caldo de cultivo que es la “cultura de la lágrima” también hay gente que se acostumbra a que todo venga de arriba, total siempre va a haber alguien al que le va a dar más lástima que al resto y le va a sacar las papas del fuego y después, a seguir tirando.
Por eso este artículo está dedicado a mucha gente anónima a la que ninguna asociación, ni ningún político, ni ninguna celebridad ven, que sale adelante por sus propios méritos y que son héroes de su historia y de su propio día a día.
Milagros Rodríguez Cardero
Mamiroca
En estos tiempos de crisis

Si te sientes solo, si te sientes triste, aquí te dejo una historia similar a muchas, pero protagonizada por una mujer, que quizás te devuelva la sonrisa y la fe en ti mismo.
Nació el siete de mayo del año 1922, en una fría mañana en Burgos, en una familia tradicional de aquella época. Su padre era Guardia Civil y su madre se dedicaba “a sus labores”.
Era la mayor de diez hermanos, aprendió a leer con cuatro años y a tejer con la pastora Lucía. Cocinar, coser, bordar, ocuparse de sus hermanos y sacar buenas calificaciones en el colegio, eran parte de su rutina diaria.
La Guerra Civil Española tocó de lleno su familia, como tantas que todavía hoy en España recuerdan su aciago paso, pero que no pudo con este espíritu inquebrantable.
El destino siguió su curso y cada uno de los integrantes de la familia fue encontrando su suerte en la España de la posguerra, cosa que se hacía cada vez más difícil por el dolor y la incertidumbre más siniestra.
Pero la vida es cambio, nada es estático, ni lo bueno ni lo malo y llegó un pasaje desde Argentina para cualquiera de los hermanos que quisiera emprender una nueva vida lejos… muy lejos.
Buenos Aires en aquel momento era la antítesis de España, era la tierra prometida que rebosaba futuro y esperanza para toda una Europa que agonizaba entre las guerras y los conflictos armados.
La decisiónPrimero se pensó en los varones; algunos se habían decantado por la carrera militar, otros habían seguido el ejemplo del padre y se habían convertido en Guardias Civiles, y las mujeres de la casa no pensaban ni por asomo emigrar a un país extranjero y distante.
Pero el pasaje seguía ahí, esperando un un destinatario.
Y fue Consuelo la que aceptó el desafío y no fue nada fácil. Una mujer sola, en los años cincuenta, en un viaje transatlántico (que duraba veintiún días) la llevó a un país y una cultura completamente desconocidos.
En el barco conoció a un camarero muy guapo y muy amable, que comenzó a endulzar su estómago y a borrar la inmensa tristeza de su corazón. Los días en alta mar iban pasando y Consuelo volvió a sonreír.
Río de JaneiroEl Carnaval de Río fue una fiesta de color que se llevó todos los días negros de Consuelo, enterrándolos definitivamente en su pasado.
Buenos Aires se abrió ante sus ojos como un mundo por descubrir con personas que le tendieron la mano y poco tiempo después, una carta desde Holanda pidiéndole matrimonio, terminó de completar su felicidad.
El camarero volvió de viaje y se convirtió en el feliz marido y padre de sus dos hijas, de esta mujer llena de tesón.
Pero la historia no termina aquí como cualquier cuento con final feliz; la vida no es un cuento sino más bien una película, un largometraje laberíntico al que se debe apostar siempre al ganador.
De nuevo, la vidaDespués de más de treinta años de amor, salió otra carta negra de la baraja y le arrebató al hombre de sus sueños y de sus mejores realidades.
Perdida, en una edad en la que muchos no se despegan del sillón y sólo viven de recuerdos, ayudada por su hija menor se reinventó, arrancándose una vez más de su pasado.
Con ochenta años volvió a la patria que la vio nacer, no sin complicaciones, pues su tierra también sufrió cambios y transformaciones al igual que ella, pero de nuevo volvió a sonreír y a ser la mujer que siempre fue.
Ya pasados los noventa, se llenó de un presente dulce y se nutrió del maná de su propia sabiduría. Miraba con sus tiernos ojos grises a un tranquilo presente, hasta que le tocó dejar este mundo quién sabe con qué nuevos rumbos y aventuras por venir.
En estos tiempos convulsos, en los que la realidad nos abofetea una y mil veces, que el día a día puede ser un ingente conteo de gotas de tristeza, conviene conocer y recordar historias así. Pensar, según sus propias palabras:
‘Que de cobardes no hay nada escrito’.
La imagen es del barco Alberto Dodero, el barco real en el que mi madre hizo aquel maravilloso viaje.
Milagros Rodríguez Cardero
Mamiroca
A todo uno se acostumbra
Marcelina era una señora de Burgos, amiga de mi madre en la infancia.
Se conocieron de pequeñas yendo al colegio; a ella y su familia se les incendió la casa y como era lo usual en esos casos, todo el pueblo salió a socorrerlos, aunque no quedase mucho que salvar.
Siempre hablábamos por teléfono y, aunque en un primer momento las puse en contacto para que continuasen la amistad de la infancia, luego me gustaba mucho hablar con ella.
Era una persona jovial y llena de vida.
Estaba a punto de cumplir noventa años y vivía sola, en un caserón en Barbadillo del Mercado, con sus gélidos inviernos, pero nada la arredraba.
Si no llegaba a los muebles altos de la cocina, porque por su edad estaba empezando a encogerse, decía que “alguien había venido de noche y los había puesto más altos”, si le pesaba demasiado la abrigada ropa que necesitaba para combatir el mal tiempo, decía que era porque “alguien le había llenado de piedras los bolsillos”, pero siempre con una sonrisa y una frase:
“A todo uno se acostumbra.”
Tampoco tenía miedo a la muerte, decía que a todos nos toca y que cuando le llegase, alguien la iba a encontrar, y que no había que preocuparse demasiado.
No había tenido hijos, pero estuvo casada durante sesenta años con el mismo hombre, había enviudado hacía once y sí sé que había unos sobrinos que cuidaban de ella, pero estoy segura de que era ella misma la que decidía su independencia.
Eso me llevó a pensar en lo adaptable del ser humano.
El hombre se adapta a todo. Podemos hablar de climas, estados mentales, trampas psicológicas, abusos, riqueza, pobreza, salud, enfermedad, alegría, tristeza y una larga lista de etcéteras que todos conocemos.
Desde los actos de arrojo más sublimes hasta los hechos más horrendos e inverosímiles, incluso a vivir en otro planeta, que estoy segura que con el tiempo se logrará.
Todos sabemos la anécdota de la madre que al ver a su hijo debajo de las ruedas de un automóvil, desarrolla una fuerza muy superior a la suya para poder levantar el vehículo y con ello salvar a su niño, o los secuestrados que terminan enamorados de sus secuestradores como el denominado ‘Síndrome de Estocolmo.’
Sin ir a casos tan extremos, podemos pensar en la gente que emigra, por elección, por necesidad o por deseos precisamente de eso, de un cambio.
Cambian sus costumbres, su modo de vida, a veces su idioma, su forma de percibir la realidad. El propio desarraigo hace que la persona, lo quiera o no, cambie, se adapte.
En un nuevo trabajo, podemos pensar en los nuevos compañeros, los jefes, nuestro propio espacio donde estaremos empleados. O todo lo contrario, quedarnos sin actividad remunerada y volver a empezar desde cero, establecer toda una diversidad de actividades diferentes, incluso convertirnos en nuestro propio patrón por un tiempo o indefinidamente.
La enfermedad grave de un ser querido también hace que nuestra perspectiva de la vida y de las cosas cambien radicalmente.
Se aprenden cosas impensadas, se sufre lo insufrible, se tolera lo intolerable, se descubren talentos que uno creía no tener. O a la inversa, ser nosotros los que tras un accidente de tráfico o un diagnóstico médico aciago, ser los que tenemos que tergiversar todo nuestro modus vivendi en otra cosa completamente distinta de lo que veníamos haciendo hasta ahora.
Qué decir de los refugiados, o las víctimas de los desastres naturales, que tienen que huir con lo puesto, sin saber adónde, ni cómo ni por cuánto tiempo. Su vida jamás vuelve a ser la misma.
Todo esto me lleva a pensar en los límites. Cuántas veces los seres humanos creemos llegar a nuestro límite en algo, dolor, euforia, placer, amor, y llega algo que lo desmonta, lo trastoca todo.
Hay que borrar todo lo anterior, desaprender todo lo aprendido y empezar otra vez, a veces casi sin darnos cuenta.
Las barreras que pensábamos infranqueables no son más que muros de manteca, que se derriten ante la nueva realidad y con eso y sólo con eso contamos.
Por eso, la próxima vez que nos suceda algo y creamos que no vamos a poder con ello, recordemos esta frase: “A todo uno se acostumbra.” Recordemos que siempre tenemos margen de acción para metamorfosearnos, otra vez.
Milagros Rodríguez Cardero
November 9, 2021
No escuchan
Blanco y negro, negro y blanco
y negro, y negro, y negro
no escuchan, no escuchan…
no escuchan dormir las ballenas.
No escuchan correr los ciervos,
no escuchan cantar los niños,
no escuchan las guerras,
no escuchan el desgarro,
no escuchan…
Autómatas de la devastación,
los dejamos tenernos en sus manos.
La naturaleza se quiebra.
Sólo nos quedan los ángeles
nosotros no la escuchamos.
Ellos, ellos no escuchan.Milagros Rodríguez Cardero
Entre la lucidez y el sueño

Ese momento en la noche, cuando todo está en silencio, y somos los dueños absolutos de nosotros mismos.
Todos antes de dormirnos tenemos ese período de tiempo, que puede durar diez minutos o una hora aproximadamente, en el que si estamos acompañados, nuestra pareja ya duerme o que si vivimos solos, aún no nos hemos dormido.
En ese instante, vienen a nosotros toda clase de pensamientos, desde los más triviales como las facturas que hay que pagar, hasta los más sublimes, radicales, o enternecedores, o también por qué no, la decisión de un cambio de vida.
Ahí somos los autores de lo que quizás mañana hagamos, repasamos el día o el pasado en general.
También podemos tener una bronca monumental, mentalmente claro, con alguien que en algún momento nos la hizo pasar mal, eso sí tratando de eliminar el rencor, que no es bueno para nadie.
Alguien dijo que “el rencor es un veneno que toma uno, esperando que le haga efecto al otro”.
Es ese tiempo en el que vivimos una fantasía sexual o una pesadilla; el subconsciente después hace el trabajo a su manera.
Tenemos la sensación de tener la potestad completa sobre nuestra vida, y de hecho así es, lo que sucede es que a veces no nos damos del todo cuenta. Hay grandes hombres que se llevan a su mesa de luz un cuaderno y un lápiz para poder anotar todas esas ideas que de otra forma no hubiesen tenido.
Tendríamos que tomarnos un poco más en serio esos “pensamientos nocturnos” que casi siempre a la mañana siguiente descartamos.Quizás nos puedan ayudar a reconducir el curso de nuestro destino. Hay quien lo consulta todo con la almohada, y no está nada mal; en ese lapso tiene la tranquilidad y la claridad de razonamiento que en otras etapas del día, con las idas y venidas y las prisas es imposible encontrar.
En ese espacio podemos ser héroes y villanos, cantantes, actores, millonarios, miserables, crueles y generosos hasta el hartazgo; tomar decisiones difíciles, llorar hasta vaciarnos o reír a mandíbula batiente. En definitiva ¿a quién le importa? y además ¿quién? se va a enterar?
No dejemos que al día siguiente, con la claridad del sol, se opaquen nuestras verdaderas intenciones, y si ése es el momento en el que nos habla nuestra intuición, estaría muy bien que le haríamos caso.
Milagros Rodríguez Cardero
Mamiroca
Todo se soluciona

Una mentira piadosa con muy buenas intenciones que no conduce a nada.
He oído decir esta frases miles de veces, e incluso me la han dicho a mí cuando he estado en un momento difícil. Pero lo cierto es que si la analizamos en profundidad, no es más que una simpleza, rodeada de un halo de pena, compasión, o ilusoria futilidad.
Las cosas no se solucionanSiempre me gustaron las palabras y sus distintos significados expuestos o velados y aquí hay un gran ejemplo. Porque las cosas no se solucionan. Todo está en cambio constante y lo que hoy es de una forma, mañana será de otra.
Somos nosotros los que introducimos cambiosNosotros somos el cambio, los que cuando nos encontramos con un obstáculo, tomamos decisiones. Acertadas, equivocadas, o ninguna y con eso tal vez creemos que podemos resolver algo; craso error, porque esa también es una decisión y ahí es donde se va todo al garete.
El problema está delante nuestroUna persona que admiro es Ricardo Cortines, autor del libro Los osos ya no comen salmón, y que reivindica el fracaso como disparador del éxito.
Entre muchas frases que recuerdo suyas es:
” Si no puedes voltear la moneda, sé tú el que dé la vuelta.”
La inacción lo único que hace es enquistar los problemas y las dificultades aún más, y lo que hoy puede ser un pequeño escollo, apenas una piedra en el zapato, mañana puede ser una pesadísima losa con la que cargar.
Las muchas opciones y sus consecuenciasHay tantas cosas para hacer como diferentes pueden ser las personas que se enfrentan al mismo problema, y la dificultad no es la misma en un momento de la vida que en otro.
Así, la pérdida de un ser querido con veinte años, no es lo mismo que con cincuenta, o enfrentar la enfermedad grave de un familiar, o perderlo todo y tener que empezar desde cero no es lo mismo según donde y cómo nos encuentre. También influye nuestro autoconocimiento, nuestra capacidad de engañar a los demás y el propio autoengaño, que es lo más perjudicial para poder salir adelante.
El destinoEl destino también juega un papel importante, no sé si preponderante pero influye, y también la suerte. Las decisiones que tomamos al evaluar las cosas con el más estricto sentido común, cómo juguemos nuestras cartas y qué cartas tenga el adversario (el problema a enfrentar) es lo que hará que nos alcemos con la victoria o nos estrellemos en la más absoluta desdicha.
Aquí no estoy hablando de los obstáculos que tenemos que enfrentar cuando queremos lograr algo en la vida, sino a los momentos en los que un suceso fortuito y desgraciado irrumpe en nuestra vida y nos abofetea sin miramientos, hasta desgarrar nuestra carne y sangrar el alma.
Por eso, cuando alguien te dice:”- Tranquila, todo se soluciona”, por favor, no le creas, porque no es verdad.No le creas, ayúdate a ti mismo tomando las riendas de lo que te lacera, de lo que te quiebra, sonríe aunque te retuerzas por dentro, pero no dejes que las cosas vayan al albedrío y sin concierto, porque eso te hará sentirte sumido en el más absoluto infierno y sin escapatoria, y eso te puede llevar a una decisión fatal.
El gran Rudyard Kipling nos dejó esta maravilla para recordar en nuestros malos momentos, y que tal vez tú ahora mismo estés pasando:
“Si en la lid el destino te derriba, si todo en tu camino es cuesta arriba, si tu sonrisa es ansia insatisfecha, si hay faena excesiva y vil cosecha, si a tu caudal se anteponen diques… Date una tregua, pero no claudiques.”
Y por último, recuerda, toma al toro por las astas, mira al miedo de frente y arremete. Y cuando te vuelvan a decir “que todo se soluciona”, responde con una sonrisa que tú eres tu propia solución.
Milagros Rodríguez Cardero
Mamiroca
Esta es TU crisis
Sí, te estoy hablando a ti que estás leyendo esto. Da igual si no puedes pagar la hipoteca, o si te echaron de tu casa, si tienes que cuidar de un familiar mayor o si quebró tu empresa, si te despidieron del trabajo de tus sueños o el amor de tu vida resultó ser un batracio.
Es tu crisis.
Sólo de ti depende encontrar las fuerzas, la inteligencia y las emociones correctas para salir adelante. Da igual lo mucho o lo poco que te quieran los demás: tus zapatos sólo los llevas tú, y por más que hablemos de empatía, cuando te acuestas a la noche en la cama y no puedes dormir, es sólo contigo mismo con quien hablas.
Los demás viven su propio cielo o su propio infierno, déjalos en paz.
Puedes pensar que lo que te sucede es injusto, que no te lo mereces, que la vida no te trata bien. Hace unos pocos miles de años bajamos de los árboles, ¿por qué habría de ser diferente? La jungla humana es real y sólo apelando a nuestros valores más nobles para seguir, podemos salir adelante y encontrar nuestro propio camino.
Tal vez tengas parte de culpa en lo que te pasa y si dejas de mentirte a ti mismo, verás por dónde empezar a trabajar.
Así que sacúdete las excusas, saca lo mejor de ti, apaga la telenovela mental y el disco de tango, y sal a comerte el mundo. Desde tu pequeño espacio: no se trata de conquistar el mundo en un día.
Perdónate a ti mismo, date tiempo, viaja despacio, no te compares con nadie.
Verás que paso a paso pero con firmeza las cosas cambian. No desfallezcas, cuida las compañías, deshazte de quien te hace daño. Traza un plan, una bitácora de vuelo.
Verás como aparecen los golpes de suerte, que no son tales, son recompensas a tu esfuerzo prolongado y tenaz.
Cuando te sientas cansado, para, respira.Toma aire de la montaña de la vida. Revisa el rumbo y si te has perdido o ves que no es el correcto, vuelve a empezar.
Sí, siempre. Contra viento y marea y contra todos los obstáculos. No viniste a este mundo a dormir la siesta. Viniste a disfrutar de todo lo que hay en él.
El descanso eterno no es para los vivos.
¡Vive! ¡Actúa! ¡Muévete! Nunca sabes en realidad cuánto tiempo te queda, ni hasta dónde eres capaz de llegar.
Milagros Rodríguez Cardero
Mamiroca 🐺
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