Ivonne Vivier's Blog, page 2

May 12, 2022

Te presento a Bóxer!

En este prólogo, Bóxer hace gala de su personalidad y te deja entrever el origen de sus problemas.

Este policía convertido en guardaespaldas tiene una personalidad fuerte y sabe lo que quiere. También tiene problemas, sabe que debe buscar las soluciones y no entretenerse con tonterías. Bueno, no son tonterías, o dejarán de serlo un día, y ese día… Ya quisiera él que ese día nunca hubiese llegado.


No quiero dejar de mencionar que este libro es la segunda entrega de la Serie Hombres. Son historias autoconclusivas que, a su vez, se desprenden de la Serie Mujeres Fuertes: tres novelas autoconclusivas también.


Aunque es preferible leerlos en orden, alternarlos no conciona su lectura.


Ivonne Vivier

Entonces… aquí vamos. Así comienza Bóxer. Un lobo solitario.

Disfruta la lectura!

Bóxer volvió a golpear los nudillos sobre la madera blanca. El sonido sensual de la voz de Alissa, permitiéndole entrar, lo hizo suspirar.
Esa mujer lo tenía absolutamente atrapado.
Dio un primer paso hacia el interior del dormitorio y sonrió al verla semidesnuda, tumbada en la cama, con un dedo extendido y comenzando a moverlo para invitarlo a recostarse sobre ella.
―No quiero meterme en problemas ―murmuró, negando con la cabeza―. Tomo las invitaciones y me voy. Hoy tengo un día que mejor ni te cuento.
―Puedo imaginarlo ―expresó ella, y se incorporó, quedando sentada―. ¿Todavía no las has enviado? ¡Eso se hace con bastante tiempo de anticipación, Bóxer!
―No pasa nada. Todo el mundo sabe la fecha y el lugar, Alissa. Lo importante es que tengan la tarjeta el día de la bo-da para que puedan ingresar al salón.
Ella sonrió con coquetería y lo repasó con la mirada. Él se dejó hacer sin moverse ni un centímetro.
―De todas maneras, debes apurarte con la entrega. ¿Ne-cesitas ayuda?
―No, prometí hacerlo yo y lo haré a tiempo ―aseguró.
―Bien, lo dejo en tus manos. Esas manos… cómo me gustan ―ronroneó Alissa, y rompió todos los frenos de Bóxer con esas palabras.
Lo vio dar el paso largo que los separaba y abalanzarse sobre ella, que lo recibió sonriente y ansiosa.
―Te voy a manosear entera, Alissa.
―Tócame de arriba abajo y háblame sucio, como te gus-ta.
―¡Silencio! Estás buscándote un castigo. Date la vuelta y ponte a cuatro patas. Gritarás tanto que hasta tu cocinera te escuchará ―murmuró Bóxer, pegado al oído de la mujer que meneaba la cadera contra su sexo ya listo para la acción.
No le dio respiro, tampoco la avisó. Se enfundó un condón y arremetió en su interior como si fuese la última vez. Con los puños apretados la guiaba hacia adelante y atrás, y él hacía lo contrario, encontrándose en un rotundo golpe que los sumía en un placer delirante, obligándolos a maldecir entre jadeos y gemidos.
―Me pones muy burro, Alissa.
―Y a mí me encanta ponerte así. Quiero más, pareces débil. ¡Más fuerte!
―Si no terminas ya, lo haré primero y te quedarás con las gan… ¡La puta madre! ―gruñó ante el éxtasis que lo doblegó.
Alissa soltó la carcajada soportando su peso y el aliento caliente sobre su espalda.
―Te lo avisé. Cuando hablas de esta forma, no puedo detenerme. Ven aquí, déjame compensarte.
La abrazó desde atrás y metió su mano entre las piernas femeninas, para acariciarla con pericia.
Alissa se retorcía como una culebra entre sus brazos y gemía, nombrándolo de vez en cuando y exigiéndole más.
―Me encantas. Eres una diosa, mi diosa ―murmuró Bóxer, admirándola con tanta pasión y amor que hasta él mis-mo se asombraba.
En sus treinta y ocho años, jamás había sentido tanto por una mujer. El amor había llegado tarde a su vida, sin embar-go, poco importaba el tiempo de espera porque era un sentimiento hermoso, fuerte, visceral, uno que le iba como anillo al dedo. Hasta congeniaban en la cama. Una casualidad que pocas veces le había ocurrido.
Bóxer sabía lo que quería y cómo, no obstante, parecía que eso no era lo que esperaba la mayoría de las mujeres con las que había intentado tener algo serio, hasta que había llegado Alissa a su vida y entonces, no pudo resistirse.
Dejó de pensar y analizar, dejó de ser coherente consigo mismo y violó todos sus valores. Todos. Solo por ella.
Cuando la sintió satisfecha y relajada, como solía soñarla cada noche y desearla mañana tras mañana, besó su cabeza y acarició sus piernas, sus pechos, su vientre… Era el momento exacto de dejar de ocultarse y hablar claro.
―Me estoy enamorando locamente de ti, Alissa. ―Ella se tensó e intentó alejarse, pero él se lo impidió, apretándola más contra su cuerpo―. Por favor, no te escapes. Quédate un ratito más así.
―Me caso en un mes, Bóxer ―murmuró Alissa.
―Lo sé. Y yo seguiré siendo el guardaespaldas y chofer de tu esposo.

Gracias por leer. Te espero por mis redes, ya me sigues en ellas? Ahora, también estoy en Tiktok

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Published on May 12, 2022 11:13

September 20, 2021

Nueva Novela – Presentación.

Hola!

Hoy quiero regalarte la posibilidad, antes que a nadie, de leer el prólogo de la novela que publicaré próximamente.

Con próximamente quiero decir: La semana que viene!!!!

Como punto importante debes saber, si no lo sabes ya, que es una tercer entrega de la Serie Mujeres Fuertes. Los tres libros son autoconclusivos. Puedes encontrar algún spoiler pequeño, pero nada que te impida leerlas por separado. De todas formas, te recomiendo leerlas en orden para no perderte las «sorpresas».

Si quieres saber más sobre esta novela, te invito a mis redes sociales, allí encontrarás mucha información, por ejemplo: musas, detalles importantes, alguna cita y hasta los motivos que tuve para escribir esta novela. La portada y sinopsis, seguramente, las viste ya en mi web, allí encontrarás en breve el link de compra también.

Entonces, a lo que vinimos…! Te dejo el Prólogo de Luna. Fiel a sí misma. (próximamente en Amazon)

Disfruta la lectura!

¡No podía creerlo! No quería creerlo, tampoco. Volvió a cerrar los ojos, con la esperanza de que al abrirlos todo desapareciese y no, eso no sucedió.

Se miró al espejo, suspirando. Tomó una de las toallitas húmedas que usaba para quitarse el maquillaje y se borró con ella la línea negra que siempre dibujaba sobre sus párpados superiores. Le gustaba que sus ojos se viesen sensuales y grandes. Con ese movimiento, también desapareció la máscara de pestañas con la que las teñía de negro. Descubrió entonces su mirada limpia y fresca. De su lápiz labial rosado ya nada quedaba a esa hora de la tarde, casi noche.

Observó en detalle su rostro un poco aniñado y torció el gesto. Todos decían que parecía más joven. Ella solo quería aparentar los treinta y cuatro años que tenía, no le gustaba escuchar que creían que tenía diez años menos. Su piel no ayudaba en nada: era blanca, tersa, suave, brillosa… la cuidaba mucho, todo había que decirlo, por eso, no tenía ni una sola arruga o mancha. Sus labios llenos, su boca un poco grande, la nariz fina y bonita, y las mejillas delgadas no colaboraban, por el contrario, le hacían lucir joven y radiante. Solo su actitud desafiaba a su apariencia. Esa sí que decía: tengo mis años vividos, mi edad es la de una mujer con experiencia en errores varios y aciertos incontables.

Parecía que esa actitud no podía con su nueva realidad.

Se tomó el largo y rebelde cabello con ambas manos y lo recogió en un nudo sobre la cabeza. Desde hacía casi cinco años, lo llevaba pintado de azul. Una vez que probó cómo le quedaba, le gustó y, eso sí, en gustos era bastante definida y esquemática. No se adaptaba bien a los cambios. Si algo le gustaba, repetía una y otra vez hasta cansarse. Y cuando de colores se trataba… no le experimentaba con muchos: azul, rosa, blanco… poco más, tal vez, sumaba el negro y solo por ser combinable.

Se desnudó, sin dejar de luchar contra las lágrimas, y se colocó su antigua bata de toalla blanca con lunares rosados. Prescindiría de las pantuflas esta vez. Necesitaba sentir el suelo bajo sus pies. Algo a lo que aferrarse y no creer que estaba viviendo un mal sueño.

No solía dramatizar sus problemas, iba siempre de frente y era segura de sí misma. Había sido una niña mimada, de ahí nacía su seguridad.

«Ser mimada no es lo mismo que consentida», pensó siempre, porque eso sí que nunca fue.

Al ser la menor de dos hermanos y la niña esperada, después de doce años, no era para menos. Creció con la seguridad de quien lo hace protegida por quienes la querían, incluyendo a su hermano adolescente que la llevaba de la mano a todos lados. Su personalidad se fue formando sin fisuras, ni miedos o dudas, sus padres no se lo permitieron. Tampoco su hermano Nando. Él nunca la trató como a una pequeña molesta que no podía hacer nada, como sí lo hacían otros niños mayores. Nando, no. Él le había enseñado a levantarse tras una caída de la bicicleta, a no llorar por un raspón en la rodilla, pero sí ante un dolor de esos que pedían lágrimas y, sobre todo, a expresar sus enojos. También a imponer sus ideas, por más absurdas que estas fuesen. Lo que jamás le permitió fue dudar de que la amaban.

Ante la pérdida de sus padres, en un lapso de tiempo muy cercano, siempre contó con él y sus amigos, los de ambos. Una adolescencia como huérfana bien podría haberla cambiado un poco, pero eso no pasó. No del todo. Y Nando tuvo mucho que ver también. Jamás la dejó avergonzarse de nada, tampoco victimizarse. Le demostró que el amor verdadero era posible, ya sea fraternal o romántico, que no solo amaban los padres, y que podía encontrar otras personas que la quisiesen. Nunca le permitió pensar lo contrario. Lo que sí le exigió, y hasta lo hicieron juntos, fue que llorara sus pérdidas al sentirlas, no más tarde, cuando dejasen heridas incurables en el corazón. Su hermano siempre fue directo, no se andaba con rodeos ni de puntillas, decía las cosas claras y a veces las exigía, siempre con una sonrisa en el rostro y una caricia sobre sus mejillas. Todo lo que Nando le dio fueron enseñanzas positivas y mucho cariño. Así fue desde el mismo día que la conoció.

Por eso, Luna tenía mucho amor para repartir. Ella era como una pequeña bomba de cariño, su aparición en la vida de los demás no pasaba desapercibida nunca. Y no por su apariencia, que esa también se hacía notar.

Se bebió de un solo trago el vaso con leche fría que se había servido y encendió el televisor. Quería una distracción, algo que le permitiese evadirse de lo que había confirmado hacía unos pocos minutos.

―Estoy embarazada. No puedo creerlo ―murmuró, llevándose las manos a la cara. Sin emoción alguna en su voz.

Jamás había pensado en ser madre, mucho menos una soltera. Ni hablar de embarazarse de un desconocido, eso ya era terrible. Pero lo de no estar segura de quién podría ser el padre ya era toda una calamidad.

Si era de Sule lo sabría nada más ver a ese bebé en la sala de partos. Su piel morena era heredable, no tenía dudas. Distinto era el caso de… ¡Dios, si apenas podía recordar el nombre…! ¿Paulo, Pelo, Pablo?

―¡Tonta, mil veces tonta! ―se dijo, contando por tercera vez las pastillas anticonceptivas y comparándolas con las fechas del calendario. Era obvio que había salteado algunas. No tenía idea de cuándo se había olvidado de tomarlas. ¡Era tan esquemática! A veces. La mayoría del tiempo―. No esta vez, Luna.

Gracias por leer. Te espero por mis redes.

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Published on September 20, 2021 08:04

June 18, 2021

Quiero invitarte!

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Published on June 18, 2021 13:40

February 11, 2021

Pequeños cambios

¿Será cierto eso que dicen que cumplir metas, sueños, llegar al destino buscado, etc., depende de cada uno de nosotros?

Bueno, supongo que sí. Que no son solo palabras que forman una hermosa frase cargadas de buenas intenciones y recarga de energías para quien la lee. Lo que es seguro es que para lograr metas uno necesita, además de ganas, ayuditas, compañía, consejos, experiencias (de las buenas y de las malas) y palmaditas en la espalda. Entre otras tantas cosas. Y no olvidemos a aquellos personajes hostiles o detractores que nos rodean ni de esas trabas en las ruedas que ayudan a crecer, a subsanar errores y a hacernos más fuertes en cada paso.

No hay sueños pequeños o enormes, al menos eso creo yo. Porque siempre depende de quien sueñe.

Aunque, sí creo que hay que saber soñar. No se puede soñar con cualquier cosa y suponer que se puede cumplir semejante incoherencia. Y si aprendemos a hacerlo… no sé tampoco si todos son realizables o los hay realmente imposibles. 

La verdad es que no llego a ser tan conocedora de sueños, pero estoy convencida de que intentándolo con fuerza, con empeño y dedicación, tal vez, podamos conseguirlo. Y si no lo hacemos, seguramente, algo de enseñanza nos queda. Ese peldaño que subimos ya no lo vamos a bajar y desde ahí retomaremos el camino para volver a empezar.

Mi vida está, hoy por hoy, creada desde en un gran sueño de nuestro jefe de familia, nunca mejor dicho. Mi esposo nos dio una vida mejor cumpliendo un sueño que tuvo un día y que persiguió con esmero por diez años, nada menos… Por eso creo en los sueños, los posibles, los realizables, aunque se presenten difíciles. Esos que son «luchables» y vencibles…

Esta cantidad de palabras me sirve para anunciar que cumplo un sueño más, o una meta, suena más pequeño y más real, ¿cierto?

Quiero presentarles un nuevo sello (o como quieran llamarle).

Mejor me explico, así entienden lo que quiero decir…

Hace unos meses, desperté con una idea en la cabeza que me sorprendió por lo arriesgada. «Yo no escribo estas cosas», me dije, pero la idea se había plantado ahí y no se movía. Es más, crecía y jugaba con mi imaginación inventando escenas, personajes, diálogos… No me dejó en paz y ya estaba con la punta de los dedos picosas por ponerme a teclear.

El problema era mi mente: no me animaba, o no quería animarme, porque yo tengo una idea en mi cabeza de lo que busco en cada novela, y esta se escapaba un poco de los límites que me autoimpuse. Tenía, también, un segundo inconveniente: quería ser sincera con los lectores y que supiesen que lo que leerían sería un «toquecito» diferente, aunque sin perder mi estilo.

Me planteé mucho hacerme un nuevo seudónimo o dejar el mismo y concluí que esto último era lo más adecuado. Anduve un camino, corto o largo, pero mío, como para desperdiciarlo. Es por eso que solo voy a agregar un número que dice más que cualquier seudónimo, imagen o explicación.

Cuando vean el +18 agregado a mi nombre sabrán que el diablillo que habita en mí tecleó esta vez y no la «verdadera» Ivonne.

Las novelas con esa firma tendrán un condimento más picante, atrevido y carnal que romántico.

Les prometo que será caluroso leer estos libros. Intentaré sorprenderlos y entretenerlos en partes iguales. Además de avivar tus fantasías más…. (pon aquí la palabra que crean que va).

Sin más que agregar, hoy les presento a Ivonne Vivier +18

Nuevo logo +18


Por último… No me atrevo a dar consejos, no soy quién, pero… aun así, lo haré: Luchen por esos sueños difíciles pero posibles, no lo hagan sin descansar, pero sí sin abandonar. No saben qué bien se siente cuando se consiguen. Esas cosquillitas en el vientre, esa alegría indescriptible, ese suspiro eterno que hincha el pecho…sí, así justamente se siente.

Gracias por estar ahí, gente linda. Nos seguimos leyendo.

 No olviden darse una vueltita por mi página de autor de Amazon o alguna de mis redes sociales.

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Published on February 11, 2021 07:44

January 21, 2021

Un poco sobre mí: Mi Presentación

La verdad es que me resulta difícil hablar de mí, al menos si quiero contar algo interesante, diferente o extraordinario. Tal vez, deba comenzar diciendo que no hay nada de eso y que soy una mujer común, madre, esposa, hija, hermana… nada que no sea alguna de las tantas mujeres que me cruzo por la vida. Quizá, la diferencia está en que una vez quise cambiar la rutina y comencé a pensar en escribir mis propias fantasías, para matar el tiempo y entretenerme con algo diferente. Y lo hice.

Escribí cada pensamiento, cada sueño, cada frase que me gustaba o estrofa de canción que me emocionaba y un día me encontré con mi block de notas lleno, entonces comencé a darle forma a mi primera novela que titulé «Volver a intentar», más tarde le cambié el nombre, pero de todas maneras, no la publiqué.

La emoción que sentí al escribir la palabra «Fin» es algo que todavía hoy no puedo describir, fue como un logro para mí, de esos que uno cree que no va a poder cumplir. Fue como llegar a la meta. Tal vez nunca la publique, o sí, quién sabe. Es tanto el trabajo que necesita que no me decido. Lo importante es que lo hice, con sus cosas malas y buenas llegué a completarla y a sentirme orgullosa de ella.

A esa historia le siguieron algunas más, todas románticas y apasionadas, con dramas y desencuentros, con alegrías y llantos, fracasos y aciertos, como la vida misma, en realidad. Y mientras más escribía, más quería escribir…

Pasaron años, unos cuantos, y por fin una de mis aventuras salió a la luz. No fue fácil tomar el riesgo. Me sentía insegura, pero también atrevida.

Con entusiasmo, ansiedad y cierto porcentaje de miedo publiqué Helena, la princesa de hielo. Así me enfrenté a las críticas. No me fue tan mal, por eso me cargué de energía positiva y emprendí con más entusiasmo este camino, lleno de rosas y espinas, largo y difícil, pero hermoso.

No sé si tengo un meta, un destino, y tampoco me lo cuestiono, solo disfruto del paisaje y agradezco cada paso.

Ustedes, mis lectores, son mi paisaje.

¡Gracias por acompañarme!

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Published on January 21, 2021 21:44