Sergio Carrion
“Hay caricias que duran incluso después del roce. Hay, a veces, personas a la que la distancia no puede separar. Y escalofríos provocados por el calor de un abrazo. Aún hay sonrisas de esas que parecen cualquier otro amanecer. Algunas noches tengo la sensación de que el camino corto también puede ser el correcto. Que, por una vez, la felicidad no depende de llegar a ningún sitio, sino de disfrutar del lugar en el que estamos. Solo hay que cerrar los ojos, cerrarlos con fuerza y acordarse de lo bonito. De la brevedad, del detalle, del momento. No se puede vivir como aquel que no recordó darse una oportunidad para ser feliz. Y agarrarse a la esperanza. Agarrarse con fuerza a las ilusiones. Y seguir. Seguir, parar, tomar aire. Respirar. Mojarnos bajo la lluvia. Y nunca, nunca, creer que las cosas que se derrumban no pueden levantarse de nuevo. Nunca creer que lo triste durará más que nuestras fuerzas. Quizá el problema sea que miramos el cielo por la noche y nos parece que ya no hay demasiadas estrellas. Que algo se apagó hace tiempo y que nada luce igual. Pero no lo olvidéis. No olvidéis hacer brillar vuestros ojos. Que nadie nos quite, nunca, el derecho de iluminar un poquito el mundo”.
SERGIO CARRIÓN en “En un mundo de grises”.”
― En un mundo de grises
SERGIO CARRIÓN en “En un mundo de grises”.”
― En un mundo de grises
“Que fuimos un tiempo,
y luego se fue ella,
y me fui yo.
Y no volvimos,
nunca,
a estar
en ninguna parte.”
― En un mundo de grises
y luego se fue ella,
y me fui yo.
Y no volvimos,
nunca,
a estar
en ninguna parte.”
― En un mundo de grises
“Intento mantener ocupada mi mente, porque si me quedo callado rescato tu nombre. Nos rescato a nosotros, todo lo nuestro, también lo que no tuvimos, lo que acabamos perdiendo. La poesía es un búnker que me salva de un mundo desolado sin ti. Es cierto, no obstante, que a veces las bombas me estallan dentro y entonces salvarme no es tan fácil. Tomo aire, contengo la respiración un rato, compruebo que sigo vivo, que hay daño pero no el suficiente. Luego vendo mis heridas, me lame la soledad la ausencia, recuerdo que he caído tantas veces como he terminado olvidando. El amor no mata nunca del todo, solo deja moribundas las ganas, te deja una resaca que dura lo que tardes en beber de otra boca. Beber como si tratases de secar de un trago los océanos del planeta. Yo aún soy alcohólico de lo tuyo, eso explica por qué, cuando el mundo gira, tengo la extraña sensación de que lo hace para que nos encontremos. Para que nos choquemos un día, de frente, desnudos, con las manos abiertas y reconociendo que vivir es una guerra si nadie te está buscando.”
― En un mundo de grises
― En un mundo de grises
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