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“Espiar a otro es enrarecerlo. Y cuanto más intrascendente es el registro de sus acciones, más raro resulta.”
― Era el cielo
― Era el cielo
“Aliviado de su arrepentimiento (esa suspensión del ser en la que uno empieza a darse cuenta de qué es lo que ha hecho), apenas cinco minutos después Nudler ya era de nuevo el mismo que era la primera vez que lo vi, y seguramente el mismo que unas horas atrás había golpeado a Trini.”
― Era el cielo
― Era el cielo
“El ahorro es como el brazo armado de la ilusión, pero a la ilusión no hay cifra que la contenga.”
― Era el cielo
― Era el cielo
“En la mesa vecina a la mía se había instalado una familia tipo (padre, madre, hijo, hija) argentina (el señor mirando el Rodin, la señora diciéndole algo en voz baja, la hija tratando de escuchar lo que decía la madre, y el hijo con cara de culo).”
― Era el cielo
― Era el cielo
“la pérdida de lo cotidiano se traduce en una suerte de ansiedad general asordinada en la que, buscando recuperar el tiempo que no pasamos juntos, nos hundimos.”
― Era el cielo
― Era el cielo
“El prejuicio con la velocidad es más fuerte que con la lentitud; nadie parece haberse puesto a pensar que aquel a quien las cosas le llevan mucho tiempo puede estar, más que dedicándose concienzudamente al asunto, en alguna clase de dificultad.”
― Era el cielo
― Era el cielo
“Yo amaba aquella secuencia de llegar a casa, besar a mi hijo y dormir abrazado a una mujer que había dado pruebas más que suficientes de que, de ser por ella, estará a mi lado el resto de su vida. ¿Es posible que un milagro como ese resulte tan poco excitante —quizá porque uno pone al deseo en la cima, cuando sabe que en la cima no está el deseo sino el terror?”
― Era el cielo
― Era el cielo
“(los niños confían en el tacto y en la vista por igual, pero le dejan las tareas más fáciles al tacto) y”
― Era el cielo
― Era el cielo
“La lista de mis miedos (en desorden): A la muerte. A los aviones. A la locura. A las enfermedades. A las amputaciones. A los barcos. A la velocidad. A la altura. Al mar. A los tiburones, osos, serpientes, arañas, perros desconocidos. A los desconocidos. A las ciudades, barrios, calles desconocidas. A los suburbios. A los ascensores. A la miseria. A las operaciones médicas, a las operaciones financieras. A las armas. A los dentistas.”
― Era el cielo
― Era el cielo
“Eso pareció tensarla; nos conocíamos tan bien que éramos capaces de malinterpretar cualquier gesto, por mínimo que fuera.”
― Era el cielo
― Era el cielo
“Caí en la cuenta de que no tenía amigos (yo no tenía amigos). Los había perdido, había dejado de verlos, de llamarlos, de interesarme por ellos.”
― Era el cielo
― Era el cielo
“una historia de mí; quizá no sea correcta, pero cuéntame de mí. Necesito una versión de mí».”
― Era el cielo
― Era el cielo
“Estaba pálida, no se había depilado, jamás se hubiera exhibido de esa forma si me amara; nunca unas piernas me habían hecho sentir tan solo.”
― Era el cielo
― Era el cielo
“Abandonar a la persona con la que se ha vivido una década puede ser tremendo, pero no menos tremendo es para el que ha sido abandonado pedirle a aquel con quien ha vivido una década que vuelva.”
― Era el cielo
― Era el cielo
“Que tus intereses sean lo más amplios posibles y que tus reacciones a las cosas y personas sean amistosos y no hostiles: el motor de la felicidad.”
― Era el cielo
― Era el cielo
“Los japoneses —desde un cocinero envuelto en nubes de vapor hasta el director general de una compañía de alta tecnología— sostienen que la confianza es un elemento decisivo para el desarrollo de cosas fundamentales, la economía mundial, por ejemplo, casi un precepto derivado de la vida cotidiana, más allá de las particularidades de cada casa.”
― Era el cielo
― Era el cielo
“Podía oírlo hasta dormido (cuando yo dormía). Tenía miedo de que se ahogara, que perdiera demasiado peso o que tuviera alguna enfermedad; cuando empezó a gatear tuve miedo de que pusiera un dedo en un enchufe, que se tragara un encendedor, que se metiera algo en el oído; cuando empezó a caminar temí que se golpeara con la punta de una mesa, que cayera del balcón, que se metiera en el lavarropas; cuando empezó a ir al colegio tuve miedo de que un extraño lo robara, que lo abusara el profesor de flauta... La lista era infinita. Un hijo es una industria de producir terror.”
― Era el cielo
― Era el cielo
“Qué poca piedad me inspiran los que son incapaces de cambiar de lugar, excepto como turistas, aquellos para los que lo nuevo viene siempre de afuera y siempre como curiosidad o diversión, los que son lo que son a rajatabla, los empeñados en el peñasco, en la tristeza del efecto.”
― Era el cielo
― Era el cielo
“¿Y cómo puede no resistirse el dolor? Eso es lo que hacemos todos.”
― Era el cielo
― Era el cielo
“Siempre sentí que me sobraba una mano; por algo el Mono nos hizo dobles, nos proveyó de «repuestos», por decirlo de alguna manera. No sería muy atractivo, pero podríamos vivir perfectamente con un solo brazo, una sola pierna, un solo ojo, un solo riñón, un solo pulmón, un solo huevo (incluso sin ninguno), un solo oído y un solo corazón.”
― Era el cielo
― Era el cielo
“estábamos, uno para el otro, asociados a la felicidad; ante cualquier cosa que me hiciera feliz, yo pensaba en ella.”
― Era el cielo
― Era el cielo
“qué momento empezó a tener sentido haber nacido, para que uno sienta el deseo de hacer nacer?).”
― Era el cielo
― Era el cielo
“mi impresión fue negativa (iba de «estrategias» a «recursos» y a «consejos», un degradé bastante desconsolador).”
― Era el cielo
― Era el cielo
“De pie frente a mí había un hombre de unos cuarenta años, tal vez cuarenta y cinco, vestido como un vendedor de electrodomésticos que busca parecer un vendedor de autos deportivos y consigue parecer un vendedor de drogas.”
― Era el cielo
― Era el cielo
“«El miedo, del latín metus —dijo—, se mete en la persona por sí mismo, o por la acción de un tercero, en tanto que fobia es un sufijo que nosotros los... aplicamos específicamente a los temores íntimos proyectados a un objeto exterior.»”
― Era el cielo
― Era el cielo
“«Esos días con vos se recortan del resto de mi vida con la tonalidad de lo ideal: si alguna vez tuviera la desgracia de estar a punto de ahogarme, en la película completa desde mi nacimiento esos días (qué pocos fueron, ¿no?) se destacarían en la oscuridad con tal suficiencia que yo, entre las olas, sonreiría, en vez de luchar».”
― Era el cielo
― Era el cielo
“pero lo cierto es que sólo se va quien no tiene nada que perder”
― Era el cielo
― Era el cielo
“La paranoia —que para mí es un estado de acceso a la verdad— se ponía a descascararlo todo con sus garritas de hurón: no podía evitarlo.”
― Era el cielo
― Era el cielo
“nunca se trata de un solo vuelo, a menos que uno sepa que no va a volver, con lo cual la mitad de un viaje resulta ser todo el viaje.”
― Era el cielo
― Era el cielo
“A la pérdida del olfato (una cosa terrible, vi un documental sobre el tema el otro día. Vera, Vera, vamos, Vera, vení). A la policía. A los estadios de fútbol. A las tormentas eléctricas. A la soledad. A las muchedumbres. A la violencia. A la vejez. Al sida, al cáncer (entra en enfermedad). A la impotencia (¿entra en soledad?). A los ladrones. A la electricidad. A sufrir (entran todos los miedos juntos y se agrega el amor).”
― Era el cielo
― Era el cielo