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Las hojas caídas

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Amelius Goldenheart, tras haberse criado en una comunidad socialista cristiana en Estados Unidos, regresa a su Inglaterra natal para conocer mundo y alejarse del amor de una mujer con una misteriosa tragedia en su pasado. Con veintiún años, Amelius llega a Londres con una carta de presentación dirigida a John Farnaby y se enamora de su sobrina Regina. A pesar de los recelos de Farnaby, su esposa ve con muy buenos ojos al joven y le confía un secreto y una misió encontrar a la hija recién nacida que le robaron hace dieciséis años. Paulatinamente, el joven Amelius se va implicando más en las desdichas de unas mujeres unidas por su relación con el joven y por los secretos del pasado; unas mujeres a las que, pese a sus intentos por encontrar la felicidad, la vida sólo les devuelve desgracias y decepciones; unas hojas caídas. En la Inglaterra victoriana, los ideales y principios de Amelius chocarán de frente con las estrictas normas de la sociedad en su intento por ayudar a esas hojas caídas. ¿Conseguirá superar los prejuicios y alcanzar la felicidad? "No se puede dejar de leer a Wilkie Collins." Alessandro Baricco, autor de Seda "En Las hojas caídas, Collins expresa de modo especialmente descarnado tanto ciertos hechos esenciales de su propia vida (y es, por tanto, una novela de alto contenido autobiográfico, siempre que se sepa leer a una luz apropiada) como sus propias convicciones y Amelius es, en cierto modo, un Cándido que proviene de la inocencia del Nuevo Mundo y se encuentra con la corrupción del Viejo Continente."MIGUEL MARTÍNEZ-LAGE

474 pages, Paperback

First published January 1, 1879

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About the author

Wilkie Collins

2,346 books2,929 followers
Wilkie Collins was an English novelist and playwright, best known for The Woman in White (1860), an early sensation novel, and The Moonstone (1868), a pioneering work of detective fiction. Born to landscape painter William Collins and Harriet Geddes, he spent part of his childhood in Italy and France, learning both languages. Initially working as a tea merchant, he later studied law, though he never practiced. His literary career began with Antonina (1850), and a meeting with Charles Dickens in 1851 proved pivotal. The two became close friends and collaborators, with Collins contributing to Dickens' journals and co-writing dramatic works.
Collins' success peaked in the 1860s with novels that combined suspense with social critique, including No Name (1862), Armadale (1864), and The Moonstone, which established key elements of the modern detective story. His personal life was unconventional—he openly opposed marriage and lived with Caroline Graves and her daughter for much of his life, while also maintaining a separate relationship with Martha Rudd, with whom he had three children.
Plagued by gout, Collins became addicted to laudanum, which affected both his health and later works. Despite declining quality in his writing, he remained a respected figure, mentoring younger authors and advocating for writers' rights. He died in 1889 and was buried in Kensal Green Cemetery. His legacy endures through his influential novels, which laid the groundwork for both sensation fiction and detective literature.

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1 star
12 (2%)
Displaying 1 - 30 of 47 reviews
Profile Image for Frances.
75 reviews29 followers
April 27, 2023
The Fallen Leaves è uno degli ultimi romanzi di Wilkie Collins.
 Preceduto da grandi successi come The Woman in White, No Name, The Moonstone e The Law and the Lady, sembra in realtà un’opera di esordio principalmente a causa di una trama sì complessa ma piuttosto banale.


Ricorrono alcuni elementi tipici della narrativa collinsiana fra cui un’implicita critica alla società inglese vittoriana costruita su principi di falsità e apparenza, una struttura narrativa complessa resa ancor più difficoltosa dall’incastrarsi delle varie vicende ma che mantiene la sua solidità per tutto l’arco della narrazione, infine la presenza dello scambio epistolare come mezzo di comunicazione o addirittura come vero e proprio narratore. Vi sono però alcune interessanti novità. Questa volta Collins travalica i confini della Gran Bretagna per spaziare verso gli Stati Uniti che costruiscono il background culturale del protagonista il quale pertanto si rivela indubbiamente più interessante rispetto ad altri anonimi personaggi maschili. Inoltre, l’autore mostra uno sguardo comprensibilmente lungimirante, si interroga sul futuro e sugli esiti di una società in cui la scienza sembra avere il predominio.
Ancora una volta Collins dimostra una grande abilità nel gestire senza difficoltà una trama a dir poco intricata, ricca di personaggi le cui vicende sono in un qualche modo più o meno intrecciate tra loro. Senza essere esageratamente verboso ma con la giusta dose di dettagli e informazioni utili ci guida all’interno di questo complesso labirinto. Fanno la loro parte anche i numerosi aspetti ironici e la prosa scorrevole e leggera.

Un romanzo che ricorda le grigie atmosfere della Londra dickensiana dove malintenzionati e potenziali criminali si muovono in un intreccio di avvenimenti complesso da districare ma che si distingue grazie alla componente misteriosa immancabile nelle opere di Collins.
Non riesce tuttavia ad eguagliare né tantomeno superare le sue opere comprensibilmente più affermate.
Profile Image for Yani.
424 reviews206 followers
May 24, 2017
Y supe bien a qué se refería. Las personas que no han tenido ninguna suerte en la lotería de la vida, las personas que se han esforzado mucho por conquistar la felicidad y que no han cosechado más que disgustos y pesares; los que no tienen amigos, los solitarios, los heridos, los perdidos…

La primera vez que intenté leer este libro tuve problemas de aburrimiento y lo dejé. Me había desconcertado un discurso sobre los preceptos del socialismo cristiano con el cual el protagonista trataba de justificarse a sí mismo, de explicar su proceder. No tuve ganas de terminarlo en ese momento. Cuando volví a retomar Las hojas caídas hace poco, supuse que lo anterior era importante. La verdad es que no influyó demasiado en la trama y la comunidad a la que pertenecía tuvo alguna influencia en contadas ocasiones. Sumando las casualidades y los deus ex machina, me dio la sensación de estar leyendo a un Charles Dickens predecible con personajes que se ganan la empatía del lector con mucho esfuerzo.

La historia se trata del joven en cuestión, Amelius Goldenheart (el apellido no es casual), un inglés que vivía en Estados Unidos y que regresa a su país natal porque lo expulsaron momentáneamente de la comunidad en la que se había criado. Se situaba en Tadmor y reunía personas que adherían al socialismo cristiano. Amelius, tal como deslicé anteriormente, usa su educación como un escudo y en Londres la necesitará más que nunca. Allí conoce por recomendación a la familia Farnaby, a pesar de las advertencias de otro amigo. Amelius se va a meter en aprietos cuando la señora Farnaby le pida que busque a la hija que le arrebataron hace quince años, interfiriendo en la relación con su sobrina Regina.

Admito que la contratapa del libro tenía una sinopsis que me atrapó de inmediato (es la de la edición que marqué) y que luego fue decayendo frente a mis ojos. Lo que prometía ser una historia de un muchacho que luchaba contras las convenciones sociales del siglo XIX terminó siendo casi una telenovela de horario central en donde el protagonista está sujeto a las casualidades y a los giros imprevistos del destino. Imprevistos para él, porque para mí no hubo asombro. La sinopsis devela que Amelius se enamora de Regina pero incluso dentro del libro esto ya se anuncia a gritos. Sé que Collins no es el único que echa mano al azar para hacer rodar los acontecimientos (Dickens hacía lo mismo, basta con leer el final de Oliver Twist para comprenderlo). Mi problema principal no pasa por allí: es la brusquedad, la escasa mediación entre la historia y el escritor para plasmar eso en el papel. No estoy diciendo que Collins escriba mal, si no que prescinde de “maquillar” a algunos personajes que deberían haber sostenido el suspenso durante más páginas. Me cuesta discernir si es una estrategia para que el lector ya conozca todas las cartas de antemano y se interese por lo inmediato o si a Collins le daba igual, a pesar de que su biografía me hace pensar que era un escritor atento a la recepción de sus libros. Sin embargo, atribuirle a un muchacho recién llegado una “misión” sólo porque alguien soñó con ello me parece absurdo, al igual que el enredo y la conspiración que se generan porque uno de los personajes estuvo en el lugar y en el momento apropiado.

Pero si la desventaja está en aquello que se adivina con facilidad, la ventaja reside en los personajes que se desarrollan paulatinamente y traen algunas sorpresas. No son altamente queribles, prefiero decir que son “respetables”. Amelius se presenta a sí mismo con una convicción religiosa, política y moral que parece incorruptible y apenas pisa Londres, se salpica de barro. La inocencia de la comunidad americana que lo acobijó se resquebraja y es ahí, en las fisuras, donde Amelius empieza a crecer. No hay ni un Consejo ni un Hermano Anciano a quien consultarle las decisiones o los reglamentos. En Londres depende de sí mismo, aunque muchas veces cuenta con la ayuda de Rufus, un norteamericano que conoce durante el viaje hacia Gran Bretaña. Rufus es la voz de la conciencia objetiva y a veces oficia de mensajero. Me agradó porque ayuda a Amelius con desinterés y la relación va mutando a lo largo del libro. Y estoy muy de acuerdo con él en ese párrafo que añade a una carta (no voy a reproducirlo, obviamente). Luego están los villanos de turno, aquellos que no cambian nunca y dificultan la existencia del protagonista, como John Farnaby y Jervy. Son caricaturescos y se hacen odiar tanto que una los termina aplaudiendo. Los personajes femeninos no rompen el molde (tampoco esperaba que lo hicieran en esta novela tan predecible) pero están bien constituidos. Los hay en todos sus espectros: la enamorada no correspondida, la madre sufriente, la frívola que trata de convencerse a sí misma de que puede amar, la desafortunada en la vida. Las “hojas caídas”, en este libro, son mayoritariamente mujeres y hay una en particular que me causó exasperación. En el posfacio que agrega el traductor de esta edición, Collins manifestaba que esa de la que hablo no fue la favorita de los lectores. Él lo atribuía a un problema de prejuicios, pero yo me atrevo a contradecirlo desde otro siglo y sacando totalmente del juego a la condición de clase, que imagino que era lo que generó el revuelo en esos años. Lo que a mí me molestó de ella fue su animalización y el hincapié que pone en la belleza y la figura que van cambiando con la mejora de su salud, como si se estuviera transformando a propósito en un “partido” para el protagonista. Me causó pena ver que crecía sólo para satisfacer a otro.

Lo anterior se relaciona también con el modo en que cada uno está regido por las obligaciones y costumbres de la sociedad que funciona como margen. En Las hojas caídas hay múltiples comparaciones entre el modo de vivir y de ser de los norteamericanos y el de los británicos. Puede que Collins estuviera destilando el veneno necesario para hacerle frente a una época que él mismo desafió (no sabía que era una especie de bígamo hasta que leí el posfacio). Supongo que a los lectores de ese momento no les habrá caído nada bien leer las opiniones que Amelius y Rufus emiten en contra de los ciudadanos. El mismo Amelius escribe cartas quejándose de la corrupción que ya mencioné (“tengo la impresión de que en Londres me vuelvo peor, más perverso”, dice), lejos de la pacífica Tadmor. Cualquier lugar se erige como uno en donde se puede comenzar una nueva vida o mantener la inocencia, como Nueva Zelanda o Estados Unidos. El amor al dinero pesa más que el amor entre personas y eso afectará a Amelius, que estará ceñido por las apariencias hasta cuando realiza un acto de caridad. Collins no pierde la ocasión para retratar los bajos fondos de la ciudad romantizando algunas de sus aristas. A Collins no le faltan palabras para describir (de hecho, su escritura va al hueso) y se vuelve minucioso y más poético en las partes que enfatiza. Están bien llevadas y algunas que pertenecen a momentos de quiebre son memorables.

Las hojas caídas es un salto a la obra de Collins que me falta leer. Estoy segura de que esa creatividad para elegir sus héroes y heroínas está mejor empleada en sus otros libros, en donde espero no cruzarme demasiado con el melodrama y los elementos sacados de una galera. Otra cosa que tiene a favor es que el libro entretiene y hace pasar las páginas como si nada, sin oponer resistencia. Por último, creo que es necesario decir que la historia termina con cabos sueltos porque el autor planeaba una continuación. Dejó borradores y no la concluyó. Tal vez suene muy hosca, pero la inexistencia de esa segunda parte no me quita el sueño. Me quedaré sin saber más de uno de los personajes que me interesaban , sí, y no lo lamento. Prefiero guardarme una buena impresión antes que desilusionarme definitivamente con otra novela llena de conflictos que se ven venir a la legua y diálogos azucarados.

Reseña en Clásico desorden
Profile Image for Jim Jones.
Author 3 books8 followers
October 23, 2013
This is a fascinating Victorian novel that has a bit of everything--utopian socialism, prostitution, gilded-age crooks, premarital sex, and sympathetic feminism. Fascinating look at England in the 1870's with themes that few novels of the time dared to explore. I have never been a fan of Collin's Moonstone, but this book changed my opinion of him as a writer. I was riveted.
Profile Image for Tess Rodriguez.
14 reviews6 followers
June 23, 2014
I loved this book until the very end, when I discovered it had been meant to be a 2-part series and instead Wilkie just left this single book twisting in the wind. I could exhume him and slap him.
Profile Image for Sonia.
758 reviews172 followers
August 10, 2020
2,5 estrellas. Aprobado raspado, por lo bien que escribe y por lo valiente de algunos temas planteados.
Nunca pensé que llegaría el día en que leería una novela de Wilkie Collins, del que soy una gran fan y que se encuentra entre mis escritores favoritos, que no me gustaría.
Pues se ve que para todo hay una primera vez. Y me ha pasado, curiosamente, con una de las novelas de su última etapa (una década después fallecería).
Tengo que reconocerle que, como acto reivindicativo, ciertamente en esta novela el autor se sale, no sólo por su crítica acerada de la sociedad inglesa de la década de los 70 del s. XIX, o por su defensa no disimulada del socialismo cristiano... sino, principalmente, por el personaje de Sally la Simple, esa adolescente (casi niña) prostituta y la visión que tiene Collins de que "las mujeres caídas" son seres humanos, y se les tiene que poder dar una salida, sin estar eternamente relegadas y excluídas de la sociedad.
Otro punto a su favor es que obviamente Wilkie Collins escribía muy bien. Y tiene algunos pasajes muy buenos, especialmente magistrales las descripciones de ese Londres de los bajos fondos, de miseria y prostitución, en el que prácticamente ya puedes imaginar a Jack el Destripador explorando sus calles, en un anticipo de los horribles crímenes que cometería apenas 9 años después de la fecha en que se publicó esta novela.
Pero una buena novela, al menos para mí, no puede basarse exlusivamente en una correcta escritura y en algunas ideas valientes. Una novela, principalmente, debe basarse en un buen argumento y en una correcta construcción de personajes, que los haga atrayentes y enganchen al lector.
Y aquí es donde este libro empieza a hacer aguas por todas partes: la trama es endeble, prácticamente inexistente, y no podría ser menos interesante. De hecho, en muchas ocasiones me ha resultado francamente aburrida (algo que JAMÁS me había sucedido con Collins, que, precisamente, es un artista a la hora de mantenerte entretenido).
Y los personajes no es que no resulten atrayentes, es que, directamente, me ha resultado imposible sentir la más mínima empatía, cuando no me han generado, directamente rechazo.
Empezando por el pánfilo del protagonista, Amelius Goldenheart, y, muy especialemente, pasando por tres de los personajes femeninos protagonistas principales: la absurda, ilógica e irracional señora Farnaby, la frígida cursi e insufrible Regina, y la dependiente chantajista emocional de Sally.
Desde luego el retrato que hace Collins de las mujeres en esta novela es bastante poco halagador, y la cantidad de ataquitos de histeria y desmayos es desmesurado hasta para una novela victoriana.
Y que conste que el autor no lo hace intencionadamente, ni mucho menos con propósito misógino: creo que de buena fe al autor sí le gustan sus personajes femeninos y siente ternura, simpatía y compasión por ellas... pero no puede evitar que le salgan así retratadas, y que de hecho te acaben resultando agobiantes por cómo tienen "atrapado" al protagonista (quien, por otro lado, es tan tonto del bote como para consentirlo).
La clave está en que Collins, cuando escribió esta novela, no estaba precisamente en su mejor momento personal, e inevitablemente lo acabó reflejando en la novela: su adicción al opio ya se le había ido de las manos, y su situación sentimental le estaba pasando factura: Collins vivía con dos mujeres (con ninguna de las cuales se casó... hay que reconocerle que victoriano estándar, precisamente no era) a la vez, (cada una en una casa... aunque al menos se buscó las casas cerca, supongo que para poder manejar un poco mejor la situación), y con ambas tuvo descendencia.
Dicen que "Las hojas caídas" es la novela en la que Collins depositó más rasgos de su biografía, y yo diría que precisamente ese agobio de Amelius, ese estar entre la espada y la pared, entre Regina y Sally, algo tenía de lo que estaba viviendo el autor.
Sinceramente, creo que la novela le acabó pasando por encima: de ahí el ritmo irregular, la sensación de asfixia que desprende en muchos momentos, los cambios de rumbo, muchas veces absurdos y sin sentido y, sobre todo, ese precipitado final... si es que se le puede llamar final, PORQUE LA HISTORIA NO ACABA.
De hecho, en el último párrafo el propio Wilkie Collins explica que la historia de los personajes no acaba ahí (obvio, porque deja un montón de temas sin cerrar), sino que se seguiría narrando lo que les sucede en un segundo libro...
... Segundo libro que jamás llegó a escribir. Y no porque (como le pasó a su íntimo amigo -y objeto de mi ferviente veneración- Charles Dickens) la muerte le sorprendiera a mitad de novela. No es el caso, como he dicho anteriormente, "Las hojas caídas" se escribió en 1879 y Collins falleció diez años después (escribiendo, en el ínterin 10 novelas más, y una undécima que dejó inconclusa).
Creo, sinceramente, que descartó el proyecto porque no se vio con fuerzas de retomarlo.
Por algo sería
Profile Image for Camelia ❀.
176 reviews5 followers
February 7, 2023
“Quelli che fanno solo buchi nell’acqua nella lotteria della vita, quelli che hanno sgobbato tanto per raggiungere la felicità e non hanno raccolto che dispiaceri e delusioni, quelli soli e senza amici, feriti e smarriti”


Sono loro le foglie cadute del titolo: quelle creature dimenticate, o peggio ancora ignorate dalla società civile, a cui non resta che trovare conforto nell’oblio, o rifugiandosi in qualche angolo sperduto del pianeta alla ricerca di un po’di pace e di un’insperata opportunità di riscatto.
È proprio da un luogo come questo che arriva Claude Amelius Goldenheart (un nome che è già tutto un programma!) ventunenne dal temperamento impulsivo e ardente, cresciuto a Tadmor, nell’Illinois, in una comunità di socialisti cristiani interamente retta dai principi del Nuovo Testamento.
Lo conosciamo durante la traversata che dall’America lo condurrà in Inghilterra, quando, armato solo della propria inesperienza e di un incrollabile idealismo, si appresta per la prima volta ad affrontare la vita.
Purtroppo però, per un ragazzo come lui, vissuto fin dalla più tenera età in un microcosmo avulso dal resto del mondo, comprendere l’ipocrisia e il materialismo della società britannica non sarà facile, soprattutto se tali abitudini s’insinuano prepotentemente nella sua relazione con Regina, una fanciulla di buona famiglia di cui Amelius s’invaghisce a prima vista.
Come se non bastasse, la zia di lei, Emma Farnaby – donna fiera e risoluta, dallo sguardo perennemente angosciato – dopo aver udito la storia del giovane forestiero, decide di confidargli le proprie pene, e gli chiede, o per meglio dire lo costringe – ricorrendo perfino a qualche minaccia nemmeno troppo velata – ad aiutarla a ritrovare la figlioletta rapita sedici anni prima, poco dopo la nascita, e della cui esistenza nessuno è mai venuto a conoscenza.

A dispetto della sua piacevole scorrevolezza e di un’introduzione innegabilmente accattivante, Foglie cadute è generalmente considerato, anche dagli stessi estimatori di Collins, il meno riuscito dei suoi lavori.
Devo ammettere che, sulle prime, ho faticato non poco a comprendere le ragioni di tale nomea: infatti, a differenza delle altre opere dell’autore in cui mi sono cimentata fino ad ora, questo romanzo mi è parso tendenzialmente più compatto a livello di trama, nonché assai meno dispersivo dal punto di vista della narrazione; man mano che procedevo nella lettura, però, i motivi della sua impopolarità si sono fatti via via più chiari, soprattutto nella seconda metà, dove il racconto, iniziato sotto i migliori auspici, sembra sprecare, una dopo l’altra, tutte le sue potenzialità.
Il primo vero punto debole del romanzo, a mio avviso, risiede nell’incapacità dei personaggi, primo fra tutti il protagonista, di conquistare le simpatie del lettore.
Con un innato talento per mettersi nei guai con le donne, ed una personalità che rende pienamente giustizia al suo (non casuale) cognome, Amelius Goldenheart s’inserisce a pieno titolo tra i tipici eroi maschili usciti dalla penna di Collins: incredibilmente ingenui, totalmente sprovvisti di acume, e naturalmente predisposti ad innamorarsi – rigorosamente a prima vista! – delle fanciulle più insulse.
Nel suo caso, però, alle suddette doti, vanno ad aggiungersi un’oggettiva volubilità di sentimenti (dettata probabilmente anche dalla sua immaturità); un radicato senso di superiorità; e, malgrado egli sia convinto del contrario, una spiccata tendenza a sentenziare sul prossimo, che rendono il buon Amelius una figura a tratti piuttosto irritante.

Stesso discorso per la sfortunata Mrs Farnaby: una donna sofferente ed oppressa da un dolore inesprimibile, con cui in teoria dovrebbe essere facile simpatizzare, ma che invece, a fronte di un temperamento aspro, egoista e manipolatore, riesce piuttosto ad allontanare da sé, quasi fino all’ultimo, ogni spontaneo moto di umana solidarietà.

Altro elemento non trascurabile in The Fallen Leaves è la sostanziale debolezza del’impianto narrativo: un’inconsistenza riconducibile, in parte, all’oggettiva incapacità della storia di tenere il lettore col fiato sospeso, in parte, alla stessa natura ibrida di quest’opera, che strizzando l’occhio al picaresco, al mystery, alla letteratura di denuncia sociale, e perfino al poliziesco, finisce col risultare approssimativa e poco convincente un po’su tutti i fronti.

Un aspetto positivo di questo romanzo, per quanto mi riguarda, è stata invece l’assenza, nella voce narrante, di quella pattina di ingenuità e di inutile affettazione che contraddistingueva generalmente i precedenti lavori.
Lo notiamo soprattutto nel modo in cui l’autore tratta la vicenda della povera Sally: benché, infatti, Collins non ci fornisca alcun indizio sulle sue origini, nel preciso momento in cui ella appare in scena, abbiamo la certezza assoluta della sua reale identità, e l’autore stesso, lungi dal tentare di creare un’inutile suspense, anticipa con disinvoltura ciò che il protagonista comprenderà solo molto più avanti, dando appunto per scontato che il lettore abbia ormai intuito la verità.

Tuttavia, se da un lato tale approccio mi ha colpito per l’insolita schiettezza, dall’altro ho avuto la sensazione che questa ritrovata onestà intellettuale si sia trasformata, alla lunga, in una sorta di alibi a cui aggrapparsi in assenza di un solido intreccio.
L’impressione, d’altro canto, è che questa volta la sensation novel funga meramente da pretesto per dar vita ad un più ambizioso – ma ahimè, assai meno efficace – romanzo sociale, in cui lo scrittore, sulle orme dell’amico e mentore Charles Dickens, si prefigge il difficile ed encomiabile compito di riabilitare la così detta fallen woman.
Evidentemente l’idea originaria era quella di perorare la causa ricorrendo ad una sorta d’inversione di ruoli tra la ragazza emarginata dalla società ma di fatto dotata di un cuore nobile, e la tradizionale signorina perbene in realtà egoista e d’indole mercenaria.
Peccato che il caro Wilkie, forse sperando di facilitarsi il lavoro, si sia servito di due figure che, per come sono state delineate, vanificano istantaneamente tutti i suoi sforzi. Come si poteva pensare, mi chiedo, di scuotere le coscienze di una società intransigente e perbenista come quella vittoriana, attraverso un personaggio come quello di Sally? Una fanciulla candida e dall’aspetto virginale (come Collins si premura di rimarcare) che malgrado la vita condotta,

“era come se fosse passata attraverso la corruzione delle strade senza esserne stata toccata, senza averne timore, né percezione o comprensione.”


Una figura di questo tipo non avrebbe mai potuto riscattare l’immagine della donna perduta, semplicemente perché non la rappresentava affatto: ella è un essere talmente puro, innocente ed ignaro della propria condizione, da risultare del tutto inverosimile, nonché assai più stucchevole del tanto vituperato “angelo del focolare” della miglior tradizione vittoriana.
D’altra parte, anche il tentativo di instillare nel lettore il disprezzo per la rispettabile Regina si rivela maldestro: non perché quest’ultima sia effettivamente un emblema di simpatia o di qualità positive – cosa che assolutamente non è – ma perché Collins, per renderla sgradita, insiste sul suo carattere sospettoso e sulle sue vedute ristrette.
Personalmente, però, mi domando: davvero la si dovrebbe condannare per questo suo atteggiamento?
O volendo essere più espliciti: quale donna assennata, – anche nell’ultra-liberale XXI secolo, accetterebbe di buon grado la coabitazione – condotta rigorosamente alle sue spalle! – tra il proprio fidanzato e un’altra donna, dal passato, peraltro, non proprio immacolato? Mah!

Sta di fatto che l’autore, determinato nel portare avanti il proprio proposito, ed incurante del moralismo imperante e dei canoni tipici del romanzo dell’epoca, invece di redimere la sua beniamina attraverso una prevedibile e lacrimosa dipartita, sceglie – a sorpresa – di concederle una provvidenziale ricompensa, con tanto di ricongiungimento familiare e matrimonio.

Attenzione però a parlare di epilogo rivoluzionario: il romanzo in oggetto, infatti, benché in sé perfettamente compiuto, nelle intenzioni dell’autore non era che la prima parte di una storia la cui prosecuzione non fu in realtà mai scritta (ragion per cui alcuni nodi restano ahimé irrisolti) proprio a causa della tiepida accoglienza riservata a suo tempo a The Fallen Leaves.
È inoltre lecito supporre – con buona pace degli inguaribili romantici – che nei disegni di Collins, per i nostri eroi non si prospettasse esattamente un futuro tra i più rosei: se le ultime parole di Rufus Dingwell (amico fidato del protagonista) non sembrano infatti lasciar presagire niente di buono, fonti assai più attendibili ci rivelano che la seconda parte della narrazione avrebbe dovuto narrare il fallimento di un matrimonio, distrutto, guardacaso, proprio dalle pressioni esterne e dall’incapacità della società di perdonare le debolezze umane…
Niente di così sovversivo, insomma!

Del resto, per quanto sia legittimo lodare la presunta modernità con cui Collins sembra considerare la donna, sarebbe opportuno sottolineare – a riprova di quanto poco di femminista vi fosse effettivamente nel suo pensiero – che se il caro Amelius finisce con l’innamorarsi di Sally, non è perché oltre le apparenze e lo stigma sociale egli scorge il valore umano della persona, bensì perché trova in lei l’ennesimo modello di quella femminilità arrendevole, plasmabile, e totalmente incline alla sottomissione, tanto cara alla società dell’epoca e, a quanto pare, allo stesso scrittore.

Dopo la bellezza di oltre quattrocento pagine di (immaginabili) rivelazioni, (prescindibilissimi) melodrammi, e (zuccherose) scene sentimentali, The Fallen Leaves arriva finalmente alla sua conclusione. Finalmente, sì: perché sebbene il romanzo intrattenga alla perfezione, è innegabile che qualche capitolo in meno – e un pizzico di tensione narrativa in più – avrebbero giovato parecchio a quest’opera.
Nonostante i limiti del romanzo, tuttavia, è difficile essere troppo severi con Wilkie Collins, perché – bisogna riconoscerlo – egli è uno di quei rari autori talmente bravi a narrare, che anche nei suoi lavori meno brillanti riesce comunque ad avvincere il lettore regalandogli sempre delle piacevoli ore di svago e di buona lettura, e in questo senso The Fallen Leaves non fa eccezione.

Di sicuro, se Collins avesse puntato più sulla trama e un po’ meno sulla componente sociale, il romanzo ne avrebbe tratto un gran giovamento.
Perché purtroppo, di fronte alla vicenda di Sally, il pensiero non può che tornare alle tante storie di fallen women raccontate, tra le pagine dei suoi romanzi, da un autore come Charles Dickens, che senza alcuna pretesa di idealizzarle o santificarle, ha avuto il coraggio di mostrarci queste “foglie cadute” ritraendone il loro volto più reale: quello di donne sfortunate, a volte condannate dalla propria fragilità, a volte vittime inermi della miseria o dell’indegnità umana; persone spesso segnate nel corpo e nello spirito da una vita di dissolutezza e patimenti, ma non per questo necessariamente prive di un animo nobile, o di quelle qualità che, se solo gli si desse un’opportunità, potrebbero esprimere pienamente.
Storie, ad esempio, come quella – raccontata in Oliver Twist – della povera Nancy: a mio avviso uno dei personaggi più belli usciti dalla penna del romanziere inglese, col suo carattere esacerbato dalla sofferenza, col suo coraggio di sfidare ogni pericolo pur di proteggere un bambino innocente, con quell’umanità autentica e piena di dignità che neppure anni di violenze e umiliazioni hanno potuto cancellare; con quella rassegnazione risoluta con cui va incontro al proprio sacrificio, conscia che, malgrado la generosità di chi le tende la mano, non può esserci spazio per lei tra l’ipocrisia della così detta gente perbene, né comprensione possibile in una società che pratica impunemente il vizio ma condanna senza appello chi ne è vittima.

…Ma quelle, appunto, erano altre storie, e a narrarle, dobbiamo ricordarlo, c’era Dickens.

>>> Qui LA RECENSIONE SUL BLOG
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Profile Image for Emanuela.
931 reviews2 followers
October 27, 2021
Quelli che fanno solo buchi nell’acqua nella lotteria della vita, quelli che hanno sgobbato tanto per raggiungere la felicità e non hanno raccolto che dispiaceri e delusioni, quelli soli e senza amici, feriti e smarriti: sono queste le persone che il nostro buon Anziano chiama Foglie Cadute. Piace anche a me quel modo di dire. È una maniera garbata per riferirsi alle creature infelici del mondo.

Rispetto altri libri di Collins che ho letto, questo forse è il più lento, la storia è interessante, una vera e propria denuncia sociale che può esser facilmente trasportata ai nostri giorni, ma rimane purtroppo statica, non riesce a decollare. Leggere Collins è comunque sempre un gran piacere, la sua scrittura è elegante ed è un maestro nel descrivere ambientazioni e personaggi, riusciamo a ben posizionarli nella società vittoriana in cui sono inquadrati. A movimentare un po' la lettura è il racconto della storia attraverso diversi punti di vista, come ci aveva già abituato ne La donna in bianco. Mi spiace molto che non ne abbia scritto il seguito, come preannunciato alla fine del libro.

«Per favore, Amelius! Non puoi pretendere di convincerci che non ci sia da ridere di fronte a una cosa tanto ridicola. Una donna di quasi quarant’anni che s’innamora di un giovanotto di ventuno...».
«È una circostanza assurda», intervenne Rufus. «Laddove è un uomo di quarant’anni a desiderare una giovane donna di ventuno, resta tutto nell’ordine naturale delle cose. Gli uomini hanno deciso così. Ma perché le donne debbano rinunciare tanto tempo prima degli uomini è una questione sulla quale da molto tempo desidero sentire il parere delle donne stesse, signore».
Profile Image for Dana Loo.
767 reviews6 followers
October 8, 2019
Un romanzo strano questo Foglie cadute, nemmeno interamente compiuto in quanto, secondo le dichiarazioni dell'autore ed un finale che allude a sviluppi in divenire, avrebbe dovuto avere un seguito che poi non è stato mai scritto.
Concordo con chi prima di me ha affermato che è il più debole dei suoi romanzi, alcuni davvero straordinari, e questo per varie ragioni.
L'andamento della vicenda è piuttosto prevedibile, manca di aspettativa, di tensione narrativa, sebbene la trama risulti più compatta, meno dispersiva, anche se a tratti un filino troppo melodrammatica. I personaggi non sono di quelli indimenticabili,nessuno di loro riesce a colpire il lettore nel bene o nel male. C'è l'intento di dar vita ad un romanzo sociale alla Dickens e, anche se in qualche particolare lo ricorda, i risultati sono scarsi: la figura di Sally, per esempio, non è una fallen woman credibile, almeno secondo i canoni dell'epoca. La feroce critica sociale volta a denunciare l'ipocrisia e il materialismo della società britannica sarà purtroppo difficile da comprendere e accettare fa parte di un ragazzo idealista come Amelius vissuto in America nel microcosmo di Tadmore, educato alla dottrina di un Socialismo Cristiano avversato dai suoi connazionali inglesi e peggio ancora dalla sua amata Regina. Anche la parte mistery e poliziesca si risolve abbastanza banalmente.
La lettura è tuttavia piuttosto scorrevole, anche se all'inizio si fatica un po' ad entrare nel clima di Tadmore retta sui principi nel Nuovo Testamento.Insomma il caro e amato Wilkie ci aveva abituati a qualcosa di meglio...

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June 27, 2011
E' il primo libro di Collins che leggo, ma ne sono assolutamente entusiasta!
A metà strada fra Nicholas Nickleby di Dickens e Tom Jones di Fielding, il nostro Claude Amelius Goldenheart (un cognome ad hoc per il nostro giovane dal cuore d'oro) passa disinvoltamente dalla comunità di Tadmore dei socialisti cristiani, all'alta borghesia di Londra e ai suoi bassifondi, ispirando fiducia (soprattutto nelle donne, chissà perché? Sarà che le donne sono più sensibili ad un animo compassionevole come quello di Amelius?) e confidenze.
Collins è un vero e proprio architetto nel costruire il suo romanzo: non soltanto per la struttura della trama, ma anche per le sue parentesi moralistiche, attribuite alla voce di questo o di quel personaggio (al contrario di Fielding, che le mette all'inizio dei vari libri del Tom Jones, che, se da un lato, costituiscono un simpatico preambolo, sono tuttavia da considerarsi alla stregua di una tappa obbligata, quindi non sempre gradita); inoltre il costante cambio di punto di vista della narrazione, soprattutto nella prima parte, con lunghe lettere, racconti di personaggi che riferiscono la storia di altri e narratore esterno vero e proprio (l'autore), sono alternati in modo geniale, come in un patchwork bellissimo, o meglio, in un edificio dalle proporzioni perfette in cui elementi completamente diversi si uniscono con un'armonia inaspettata.
Profile Image for Roberta.
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August 14, 2020
Uno degli ultimi romanzi di Wilkie Collins, scritto quando l'autore era ormai afflitto dalla gotta e in lutto per la morte del grande amico Charles Dickens avvenuta qualche anno prima, non è certamente all'altezza del grande La pietra di luna. Tuttavia, anche Foglie cadute è un romanzo molto godibile.
Attraverso le peripezie del protagonista, il giovane e ingenuo Amelius Goldenheart, Collins denuncia le ipocrisie della buona società (provenendo egli stesso, per quanto inglese, da una comunità americana di socialisti cristiani). Le foglie cadute del titolo sono

Quelli che fanno solo buchi nell'acqua nella lotteria della vita, quelli che hanno sgobbato tanto per raggiungere la felicità e non hanno raccolto che dispiaceri e delusioni, quelli soli e senza amici, feriti e smarriti: sono queste le persone che il nostro buon Anziano chiama Foglie Cadute. Piace anche a me quel modo di dire. E' una maniera garbata per riferirsi alle creature infelici del mondo.

Preme far notare che Collins intendeva proseguire le avventure dei nostri eroi in un secondo volume, che però non riuscì a scrivere. Questo romanzo ha una finale e non ci lascia in sospeso ma ci sono dei chiari rimandi a una seconda parte per cui probabilmente l'autore aveva già delineato la trama.
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November 15, 2019
Per gli amanti delle atmosfere dell' Inghilterra vittoriana, manovre ed egoismi sotto una coltre di mistero, carte tenute segrete, somiglianze, amori spezzati e uffici depositari della verità, sono tratti all'ordine del giorno se parliamo di Collins.

Vicende dove le apparenze del caso si appuntano in una direzione mentre la verità giace insospettata in un'altra. Con i suoi alti (Armadale, Senza nome, La donna in bianco) e bassi, mio soggettivissimo parere (Basil, Il fiume della colpa) Collins ha regalato perle di intrattenimento, anche se in questo caso ho trovato un cento pagine, almeno, di troppo.

Ci sono libri che fermano gli orologi dando sul serio l'idea di una forza contro cui non possiamo far nulla e Wilkie Collins ne vanta il pregio.
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November 25, 2016
Oh, Wilkie, why did you do this to me? I get to the end, and you tell me I'll find out what happens in the second volume, which you didn't write!
This is such a Wilkie Collins novel. It's got fallen women, innocent men, disabilities, socialism, funny foreigners.....and every so often, a plot twist that he openly acknowledges is just to spin the story out! I thoroughly enjoyed this chunk of hokum, though. The baddies are brilliant, the strong and wronged older woman is totally credible, the hero is a loveable sap - the only downside is the ridiculous Simple Sally with her swelling bosom. Yeuch, Wilkie, don't go there.
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May 10, 2021
Not one of Collins' best. The story is interesting, although the ending was a little too dragged out for me, but the characters weren't particularly memorable, except maybe Mrs. Farnaby whose personality was the most complex and intriguing. I was so sad that
Still, Collins' storytelling is always enjoyable and the book is well worth a read if you like his style and his type of stories.
Profile Image for James Uscroft.
237 reviews3 followers
August 7, 2021
What's this?... Did Wilkie Collins actually write (*pause for dramatic effect,*) a genuinely 'GOOD' story!?

Not merely one that is fun and enjoyable in defiance of its endless absurdities, contrivances and cliches like "The Woman In White." But a story which (although not perfect and containing some flaws,) is genuinely well written, gripping and engaging?

One in which, in spite of a single absurd contrivance which is essential to the plot, our suspension of disbelief 'ISN'T' pushed beyond the breaking point? A story which is actually, you know... A STORY, and not an excuse for Wilkie Collins to 'Nerd Out' over something that interests him in mind-numbingly pedantic detail? (*Cough,* "The Moonstone," *Cough Cough!*)

One in which even the apparently unconnected and irrelevant sub-plot near the beginning (a hallmark of Wilkie Collins *Novels,) actually has a point and a purpose this time? In this case, establishing that the young male protagonist is the kind of man that troubled and despairing women implicitly trust and turn to for aid and comfort, as they do throughout the novel. And most importantly of all, 'ISN'T' merely a short story padded beyond the limits of the reader's patience and restraint?

Although there is a love triangle at the heart of the story and, upon reflection, it still relied upon the same trope of creating suspense over whether the leading man would realise that 'His Happiness Lay With Her All Along,' in this novel, Collins didn't try to force conflict by creating another arch and one dimensional villain determined to keep them apart and/or destroy the protagonist of the kind that I've complained about in so many other reviews. Because this time, the 'Villain' of the story is Capitalism and the absurd morals and standards of Victorian English society.

Indeed, I fully admit that as a Socialist myself, (albeit an Atheistic one,) I might be viewing this book through Red-Tinted glasses. But the story of a American Christian Socialist coming to Dickensian London is right up my alley. And although I was initially shocked and disappointed by the somewhat abrupt ending in which Collins teased a sequel that he never actually wrote in the end, the story itself was still tied up well enough and I genuinely regard this novel as the best piece of fiction by Wilkie Collins that I have read so far.

(Seriously, why do people hold up "The Woman In White," "The Moonstone" and "Armadale" as his greatest works when this socially conscious work of art is right here!?)
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May 11, 2018
UN'ALTRA CADUTA

Scontato dalla prima all'ultima parola. Nemmeno l'inconfondibile scorrevolezza tipica di Collins, che determina un primo approccio più che positivo (t'immergi immediatamente nella storia, è stupefacente!), riesce a risollevarne le sorti, e l'attenzione subisce inevitabilmente un brusco calo dopo l'evento clou, . Splendide le parole sulle "foglie cadute" (anche se a me è caduto qualcos'altro...).

"Quelli che fanno solo buchi nell'acqua nella lotteria della vita, quelli che hanno sgobbato tanto per raggiungere la felicità e non hanno raccolto che dispiaceri e delusioni, quelli soli e senza amici, feriti e smarriti: sono queste le persone che il nostro buon Anziano chiama Foglie Cadute. Piace anche a me quel modo di dire. È una maniera garbata per riferirsi alle creature infelici del mondo."
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August 3, 2022
Il vero problema, sostiene Wilkie Collins, si riassume nell’identificare la natura del problema stesso. Prima di tutto cogliere alcuni aspetti dell’identità umana. Chi minacciava la sua incolumità? Quali assetti indussero queste creature a vagare lungo la riva dell’assurdo?
Ho tenuto fede al mio impegno di imbarcarmi fra le pagine di questo romanzo, da cui trapela un certo mistero sin dalle prime battiture, spendendo queste poche parole ora che tutto si è concluso. Sapevo che ogni cosa poteva rivoltarmi contro, sarebbe stato come mordere la mano di chi mi aveva nutrito. D’altronde, se non fosse che Wilkie Collins mi affascina, non credo avrei dato vita a questo viaggio, spingendomi praticamente fra le sue pagine in una Londra fumosa, povera, in mezzo a creature innocenti e felici al massimo grado, in cui ci si interroga del perché è impossibile costruire su basi solide una riforma che sia duratura, completa, fruttuosa che ci preservi dalle sommosse a chi li persegue.
Finora dell’autore ho letto qualche romanzo e quasi sempre ho potuto identificarmi nei suoi << casi >>, origine apparente di ogni guaio. Ma il vero bersaglio per l’autore fu la società, e ciò che si costruisce tutt’intorno è solo una cornice di cui io fui un’innocente spettatrice. In questo caso, a occupare un posto d’onore in un tipo di situazione che ho avvertito come mia, intrappolata in un esame attento sull’identità umana in cui prevale un forte desiderio di comprendere i gesti altrui, influenzati da dottrine che hanno solide basi nel passato.
Ero stata intrappolata in un inghippo politico e sociale in cui queste foglie cadute erano quelle povere creature che si muovono nella lotteria della vita spezzandosi la schiena e rincorrendo la felicità raccogliendo nient’altro che delusioni e dispiaceri. Ci si dibatteva per chiedere il perdono, le offese inflitte, aiutare i bisognosi e i miserabili non provando vergogna nel glorificare gli altri, piuttosto perseguendo una strada da cui se ne poteva ricavare beneficio. Ma essere tutti così buoni e comprensivi, vedere il mondo sotto prospettive diverse, solo per mezzo delle vite altrui… quali effetti avrebbe prodotto?
Le opere di Wilkie Collins sono scrigni segreti che celano un’infinità di segreti, misteri difficili da scovare nell’immediato, ma con la parvenza di conferirci l’idea che l’individuo si lasci sopraffare dai sentimenti, dall’emozioni, investire dai ricordi che sono più forti di qualunque cosa. Ci si troverebbe dinanzi a troppe contraddizioni, troppe esitazioni, troppi cambiamenti di rotta, troppe verità diventate eresie e viceversa. La memoria sotto certi aspetti è crudele. È tendenzialmente pericolosa. Lo sono bene!
La grande malinconia che pervade queste pagine è affidata alle sorti di un destino di cui non resta nient’altro che lasciarsi andare a situazioni estremamente convenzionali. Perché, Wilkie Collins, già affascinata da altri romanzi letti in passato, tormenta quasi sempre il mio spirito senza posa. Come? Non trovando risposta a gesti così sconsiderati in cui la risacca disomogenea del tempo, dei ricordi frantuma qualunque parvenza di concretezza, realtà non tenendo conto di niente e nessuno. La noia, una vita sempre uguale a se stessa mi indusse a fiondarmi fra le pagine de Il fiume della colpa inaspettatamente chiamata a prendere parte alle vicende di un uomo comune che risponde in un certo senso agli istinti, veste il prototipo di figura tendenzialmente inquieta, desiderosa di occupare un posto nel mondo, coinvolgendo la mia esperienza diretta, adempiendo a doveri che non erano miei.
Leggerlo, viverlo, tuttavia fu più semplice di quel che pensavo. Mi sedetti sulla mia poltrona preferita, un weekend di inizio agosto, comprendendo come ciò che avevo appena vissuto, visto non conducesse all’ennesimo disastro. Un uomo che vaga lungo la riva dell’assurdo, desideroso di scovare conforto o solidarietà dalla sventura di questo mondo così abietto, abbracciò entità così illogiche, misteriose, racchiuse in un sortilegio di ricordi che minacciano di svanire nella nebbia del tempo, nel quale esiste una specie di morale artistica che proibisce di sfruttare le idee altrui a proprio vantaggio, e nel quale i “malvagi” che hanno avuto l’ardire di farlo alla fine hanno visto prosciugato di colpo il loro ipotetico talento, condannandoli a guadagnarsi da vivere all’ingrata maniera degli uomini comuni. Il tempo scorreva ininterrottamente. Il silenzio mi fasciava come una notte buia.
Un romanzo che è sempre stato lì ad aspettarmi, a chiamarmi con eccessivo entusiasmo, e con il quale ho disgraziatamente voltato le spalle nel lasso di tempo che era entrato nel circolo dei romanzi ancora da leggere.
Una storia che altri non è che la vera testimonianza di fatti realmente accaduti, e in cui noi mortali arriviamo a conoscere il nostro vero destino; semplicemente ne veniamo investiti. Un tentativo per scovare la verità, fuggendo da se stessi. Un’opera che ho accolto con un certo entusiasmo e che, medesimamente, ho slegato diligentemente i fili di una matassa contorta e quasi inestricabile, che mi ha resa prigioniera di marionette macchiate da crimini e omicidi violenti, esemplari della razza umana che hanno già provato tutto ciò che c'è da provare.
507 reviews2 followers
August 16, 2021
-The background of the several characters in this story are introduced in their own separate stories which all come together like puzzle pieces which are neatly fit together, in this well done novel by this prolific author.
-The setting is 19th century London. An elderly and well to do man, Mr Ronald, has taken a much younger wife. Mr. Ronald can best be described as a man of unwavering habit who has always watched his pennies. His wife has acceded to his tight fisted habits without question, but one day after close to 20 years of marriage, tells her husband that she is going to the shore with one of her daughters for several weeks. Mr. Ronald, at the prompting of friends of his which brings out suspicions of his wife, travels to her to investigate if anything is amiss without prior notice. Rather than confronting his wife in a compromising situation, which is what he expects, he finds that his wife has been shielding him and others from the pregnancy of his daughter, and his daughter is preparing to give birth now.
-The man that their daughter has been seeing is someone who had been an employee of Mr. Ronald up until a short time before, and who Mr. Ronald has a very low opinion of, by the name of Mr. Farnaby. Mr. Farnaby has also traveled to the seaside town, and has waited for the child to be born. His motives are in line with his character, as, upon the birth of the baby, he stealthily enters the home and steals the young girl. He then hands the child to a woman who he has paid to take the baby away, so that no scandal can be attached to the marriage that he intends which will unite the Ronald daughter, who he tricked into falling in love with him, with himself.
-We jump to 16 years in the future, to a young man born of a fine family in England, who is now living in the mid western United States. His father had traveled there to start a new life among a group who practice a form of Socialism. The beliefs of the group are pure as they truly try to help those who join them but they give up their independence in a number of ways, one of them being who they will marry. The young man, Amelius, is forced to leave the group because of rules he had broken and travels to London, seeking out a man that a member of the Socialist group says would help him. The man he has sought out is a well to do and wealthy middle aged man, Mr. Fornaby.
-Now the direction of the story begins to take shape. Mr. Fornaby, who, along with most of the population of London, look down on those who follow Socialist precepts. Mr. Fornaby, in an attempt to be cordial, invites the young man to dinner at his home which he expects the young man to decline, but Amelius, not being trained in the social world of England, accepts.
-He meets both the orphaned niece of Mrs. Fornaby, who is living at the Fornaby home, as well as Mrs. Fornaby herself. The niece, Regina, slowly falls for the young man’s sincere and altruistic nature, and the feeling is felt by him as well, but Mr. Fornaby objects and insists that the young man earn a large yearly income before he could give away his niece. Mrs. Fornaby objects to the marriage but for a different reason. She reveals that she saw Amelius in a dream and relates that she had a daughter who was abducted from her and who she dreamt that Amelius would find. Because of her dream she feels that he must remain single in order to conduct a search for her lost daughter, and she suspects that her husband, Mr. Fornaby, had something to do with her daughter’s disappearance.
-A larger cast of characters is introduced, like that of Rufus Dingwell, an American who Amelius meets when he crosses the ocean to return to England; An elderly woman that Amelius meets in the Socialist compound and who has a profound effect on him; and servants who influence the actions of Amelius and Mrs. Fornaby. The story rises in interest as events progress, especially with the discovery of the young missing daughter and how her identity comes to light.
-Wilkie Collins is a master story teller and has presented us with another excellent story with, what seems in the beginning, to be unrelated episode but which perfectly join together by the end. The writing is a pleasure to read and the story moves quickly.
995 reviews5 followers
December 21, 2023
Wilkie Collins, in this novel, has blended an act of villainy and the most egregious collection of villains with extreme Victorian morality and fastidiousness; contrasting Christian Socialism with the wealth of a society whose prosperity, in retrospect, is founded on fraud. Homes for “fallen leaves” exist; but no girl who enters such refuges can hope to be accepted in society, and given that final accolade of respectability. Yet very respectable upper class ladies like Mrs Farnaby have dark secrets in their past that make a mockery of respectability.

Mrs Farnaby, one of the strong Collins women, is honest enough to acknowledge this, and it makes her slightly dangerous, when she is not being irrational and even ridiculous. By contrast, her niece and adopted daughter Regina is a milksop, who takes chapter and verse from her uncle's Bible. She dotes on her uncle Farnaby in a way that seems unnatural. Her maid Phoebe is just this side of the open streets, casting her lot with a blackguard called Jervy who lives by preying on women. Finally comes Simple Sally, a prostitute rescued by the young handsome hero.

While the plot is not as complicated as Armadale, this is one novel above others where Collins's vision of social justice, whether in political economy or in his approach to disgraced women is strongest. It is also the novel where his celebrated sense of the comic is least evident. Collins himself never married, going one better than his friend Dickens. Dickens, a married man, kept a mistress. Collins kept two, in separate homes; he treated his ‘stepdaughter’ as his own child. With the other mistress, he had three children. He understood therefore the heavy burden that his women strained under, and how his fallen leaves became what they were.

Even in the Utopian world of Tadmore, Amelius and an older woman are expelled from the Society for not adhering to its strict moral code. He might have continued the story further, perhaps, but thanks to opium, or the death of Charles Dickens, and perhaps a feeling that anything more would be in the nature of gilding the lily, he wisely left us panting for more.


Profile Image for Gaetano Laureanti.
491 reviews74 followers
October 31, 2021
Questo secondo libro di Wilkie Collins che leggo, dopo La donna in bianco, mi ha confermato la sua bravura nel tenermi legato allo sviluppo del racconto che, tra l’altro, mi ha portato a trascurare le altre letture in corso fino ad arrivare all’atteso epilogo (un po’ deludente a dire il vero e per più di un motivo).

Mi sono sentito immerso nell’Inghilterra vittoriana, coinvolto dagli slanci del protagonista, un po’ ingenuo e certamente idealista, ma anche dalle trame dei personaggi negativi e dalla triste storia della signora Farnaby.

In un certo senso è anche un romanzo di denuncia sociale, con attenzione ai risvolti psicologici dei vari personaggi e sguardo decisamente critico verso la società inglese dell’epoca; ho, inoltre, trovato interessante e ben sviluppata la tecnica narrativa dell’alternanza dei diversi punti di vista di alcuni dei personaggi.

Nonostante non raggiunga, a mio giudizio, il livello della mia prima lettura (la già citata La donna in bianco), si tratta comunque di un romanzo piacevole e coinvolgente, ricco di tanti colpi di scena, anche se, nel finale, anticipa una seconda parte, credo mai pubblicata dall’autore, che avrei voluto sicuramente leggere.
Profile Image for Fiori di Carta.
109 reviews12 followers
January 2, 2021
La Londra vittoriana, nebbiosa, senza scrupoli, bigotta, con i poveri alla deriva e la nuova classe borghese priva di scrupoli. C'è solo un autore in grado di descriverla al meglio, con sapiente ironia e disarmante verità: Wilkie Collins.
Finalmente, un suo nuovo romanzo entra a far parte della mia libreria, anche questo divorato alla velocità della luce!
Amelius Goldenheart, esiliato dalla comunità cristiana socialista dove è cresciuto negli Stati Uniti, decide di recarsi a Londra. Giunto nel "vecchio mondo", si imbatte nel signor Farnaby, uomo senza scrupoli, e sua moglie. I due hanno smarrito la loro figlia 16 anni prima e per questo hanno deciso di adottare una nipote, della quale Amelius si innamora al primo sguardo. Un amore che si rivelerà pieno di ostacoli, contrastato in particolare dalla signora Farnaby che fa promettere al candido Goldenheart di aiutarla a ritrovare sua figlia.
Le storie dei personaggi si intrecciano tra bugie e misteri scottanti e, ancora una volta, la penna di Wilkie Collins lascia con il fiato sospeso.
Profile Image for Steve.
590 reviews24 followers
December 17, 2022
The opening introduces us to Farnaby, an English apprentice seeking to take over his master's business by deceit, a plan that brings turmoil to his master's family. Some years after that opening, we switch to the life of Amelius Goldenheart, a young American man of high principles and limited real world experience, having grown up in a Christian/Socialist community.
A well-meaning action casts leadership eyes on Amelius and compels him to leave the community. His voyage to London brings him an older, wiser friend, and once in London, to the complicated household of an older Farnaby. Well-meaning acts again produce unanticipated consequences for Amelius.

This 19th century work features this young man who lives up to his last name, and whose life becomes complicated by Farnaby, his wife, and their niece. The characters provide depth for the ideas of Christianity, Socialism, intentions and consequences, and the challenge of learning the real world. Collins' writing is accessible and lovely. The mixed reviews frankly puzzle me. This is a most pleasant read.
Profile Image for Rick.
71 reviews1 follower
March 8, 2023
In some ways, Collins was ahead of his time. In this case, it's his understanding of None of Your Business. He spends a lot of time digging into the conflict between morality and respectability, with particular attention to instances where they diverge widely. The Handsome Hero Goldenheart has his choice of two ladies, one respectable without being much good, the other good without a shred of respectability.

Some readers complain about the way he bangs on about social justice issues, but since we haven't solved all of those yet, I think it's healthy for us to spend time thinking about how we treat the homeless and other poor people with lives that are different to ours.

Echoes of his earlier novel, Hide and Seek.
Profile Image for Manuela.
73 reviews9 followers
June 7, 2020
"Sapevo a chi si riferiva. Quelli che fanno solo buchi nell'acqua nella lotteria della vita, quelli che hanno sgobbato tanto per raggiungere la felicità e non hanno che raccolto dispiaceri e delusioni, quelli soli e senza amici, feriti e smarriti: sono questi le persone che il nostro buon Anziano chiama Foglie Cadute. Piace anche a me quel modo di dire. È una maniera garbata per riferirsi alle creature infelici del mondo".

Wilkie Collins è sempre una garanzia.
Profile Image for Beth.
396 reviews
February 18, 2025
I really liked the other books I read by Wilkie Collin’s, but this one was a slog. The story started out pretty interesting, but there were so many tense and stressful situations that really dragged out for maximum discomfort. And the characters were all so extreme. And the ending so unsatisfying. I just found out it was supposed to be part one of two so maybe that’s why. It did explore some interesting ideas about what Christian charity should be and about societal expectations and prejudices though.
Profile Image for Marimar Garcia.
30 reviews
November 17, 2017
Cuando leí la descripcion decía sobre un misterio, pero el misterio se sabe y se deduce y resuelve cie en lo mismo párrafo que lo describe, pero igual es una novela clásica y hay que tenerle respeto. Un final muy bonito.
Profile Image for Bill Jenkins.
365 reviews4 followers
September 23, 2023
Aborted Read

This novel is another one of those written by Wilkie Collins with a ridiculous premise. The story is long and involved; Wilkie has a lot to say. Maybe I'll get back to reading it some day but it appears this story is not one of his best.
Profile Image for Kedavra Mandylion.
187 reviews7 followers
May 8, 2025
DNF at 30%
Extremely boring, convoluted and uninteresting. No idea where he was going with this.
Displaying 1 - 30 of 47 reviews

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