What do you think?
Rate this book
174 pages, Paperback
First published January 1, 1994
“Me sentaba en un banco y peroraba en voz alta, despotricando contra aquellos seres que se conformaban con una ilusión, que ignoraban la estructura despiadada del mundo. Pocos iban a conocer, a través del sufrimiento, a través de la frustración, a través del rechazo orgulloso de la trampa pubiana, la verdadera existencia, la tortura de la lucidez. Los demás vivirán, amarán, tendrán hijos y morirán sin enterarse de que además de su imbécil felicidad, en este mundo existen otras cosas... De todos modos, ¿por qué tenía que sufrir tanto? ¿por qué tenía que amar y desear tanto eso mismo que despreciaba?”.El narrador, su mundo (el de antes, y el de ahora, desde el que nos escribe), está lleno de pesadillas en casas decadentes repletas de espeluznantes arañas y vísceras y pseudópodos y filamentos biliosos; vamos, lo que viene siendo un mundo góticooníricocasquero explicado con un estilo barroco y críptico, y con guiños a Alicia en el país de las maravillas o a la metamorfosis de Kafka. Así que vete tú a saber si en todo este cacao he sabido sacar algo en claro y si no hubiera sido mejor dejar el resumen del libro tal cual lo hizo aquel jamo refiriéndose al Quijote.
Avanzo con lentitud en esta historia porque la herida es profunda. (39)
A solas en esta habitación caldeada, puedes por fin descender a tu mundo, a tu verdad, a todo lo profundo y enigmático que hay en ti, si es que eres capaz de aceptar con el mismo valor lo abyecto y lo sublime, el desastre y la redención, al arcángel y al tarado... (46)
Los demás vivirán, amarán, tendrán hijos y morirán sin enterarse de que además de su imbécil felicidad, en este mundo existen otras cosas. (62)
“Lulu no es en sí misma un mensaje, sino que te deriva a un mensaje, Lulu es el nombre de un túnel, de un pasillo que se encuentra en lo más profundo de mi cráneo, un sitio de paso obligado hacia el verdadero enigma. En el pasillo Lulu hay puertas selladas con cerrojos rojizos, hay puertas de cristal a través de las cuales, si arrimo la frente al vidrio caliente y pongo las manos a ambos lados de la cara, puedo distinguir algo y, finalmente, hay habitaciones sin puertas, en cuya sombra podría adentrarme.”
Avrei voluto aprire il mio cranio e spellare il cervello degli strati della corteccia, gettare nei rifiuti, come una placenta bavosa, quella sostanza corrugata che è responsabile di tutta la nostra infelicità, far scorrere in una fogna quella barriera posta tra la vita e noi stessi. […] Pur di non vivere più la schizofrenia del pensiero, questo squallido pseudonimo per la solitudine.
Non raggiunge i picchi della trilogia Orbitor (Abbacinante), ma chi avesse già letto altro dell’autore potrà constatare il frutto acerbo su cui s’impianteranno i grandi capolavori più recenti dove viene indagato il passato – in particolare sotto l’egida di Ceaușescu – il nero abisso rappresentato della solitudine, la duplice natura della scrittura intesa tanto come panacea ai mali dell’anima quanto corroborata dalla sofferenza di chi la esercita, quel confine sottile tra reale e dimensione onirica. Ormai mi è chiaro: ogni opera scaturita dalla penna di Cărtărescu richiede dedizione; tuttavia, si viene ampiamente ripagati dal fascino ammaliante del suo stile e dalle slegate direzioni narrative che egli sceglie di intraprendere.