In this lucid, revealing book, award-winning pianist and scholar Charles Rosen sheds light on the elusive music of Arnold Schoenberg and his challenge to conventional musical forms. Rosen argues that Schoenberg's music, with its atonality and dissonance, possesses a rare balance of form and emotion, making it, according to Rosen, "the most expressive music ever written." Concise and accessible, this book will appeal to fans, non-fans, and scholars of Schoenberg, and to those who have yet to be introduced to the works of one of the greatest composers of the twentieth century.
" Arnold Schoenberg is one of the most brilliant monographs ever to be published on any composer, let alone the most difficult master of the present age. . . . Indispensable to anyone seeking to understand the crucial musical ideas of the first three decades."—Robert Craft, New York Review of Books
"What Mr. Rosen does far better than one could reasonably expect in so concise a book is not only elucidate Schoenberg's composing techniques and artistic philosophy but to place them in history."—Donal Henahan, New York Times Book Review
"For the novice and the knowledgeable, Mr. Rosen's book is very important reading, either as an introduction to the master or as a stimulus to rethinking our opinions of him. Mr. Rosen's accomplishment is enviable."—Joel Sachs, Musical Quarterly
Charles Rosen was a concert pianist, Professor of Music and Social Thought at the University of Chicago, and the author of numerous books, including The Classical Style, The Romantic Generation, and Freedom and the Arts.
I have felt a bit stuck in my reading selections lately, but discovering how much I love reading about music has given me a new lease on my library card. I struggle to say everything I’m dying to say about it. There is something so wonderfully human about precision in the arts, what it means to fairly describe the effects of musical meaning. It is not the same as reporting a measurable fact (at least mostly not), nor is it merely subjective and off hand. There really is so much I’d like to say about this, and there is so much more I’d like to hear and read. But I guess what I’m getting at is that music writers are in a unique position to write true things. Sometime when it’s not midnight I’ll try to clarify that, but at its most pedestrian I’m having an “Ode to a Grecian Urn” aha moment right now.
Rosen offers a brief and invaluable presentation of formal and critical factors for appraising dodecaphonic music of Schoenberg, Berg, and Webern through an analysis of representative major works from Schoenberg!s oeuvre. His primary argument is that the "emancipation of dissonance" brought to flower by the Second Viennese School consists not in the ubiquitous deployment of discordant harmonic and melodic intervals, but in a deeper move to abandon cadence as the dominant organizational principle in music. The intervals themselves are no more dissonant than those commonly found in Debussy or Mahler, but no attempt is made to resolve them by returning to the fundamental triad of the work.
By turning from cadence to serialism, Rosen argues, Schoenberg follows the path laid out by Brahms and Wagner in organizing musical ideas by motives and melodic development rather than by key. In this sense, and especially in the techniques the serialists exploit to vary the row, they resemble the polyphonists of the Ars Nova and Renaissance more than the homophonic classicists or Romantics who preceded them.
This is a forceful and useful argument that Rosen presents clearly and thoughtfully, and this book may be of great service to those who hear anarchy or anomie in the so-called atonal movement.
However, after careful consideration I think he considerably overstates the function of cadence in determining the psychoacoustic experience of dissonance. I think the naive listener could very well listen to musical development that stretches or breaks tonic resolution, such as the progressive tonality found in Mahler's fifth symphony, without any particular experience of tension or dissonance.
This 105 page book on Schoenberg is a gem. I don't know how Charles Rosen pulls it off, but every page illuminates some aspect of the man. If you're looking for a book to introduce yourself to this complex and visionary artist....grab this one! You can't lose.
“Schoenberg” de Charles Rosen. La polémica de una figura única en la música del siglo XX
Si hay una figura clave para entender el devenir y la evolución de la música del siglo XX esa es sin duda el alemán Arnold Schoenberg. Figura en la cual se aunaban polémica y genio a partes iguales. Para desgranar dicha importancia Acantilado acaba de publicar la obra “Schoenberg” del pianista profesional, profesor de música y autor de diversos ensayos Charles Rosen (1927-2012). El norteamericano integra en esta pequeña obra biografía, historia cultural, sociología y análisis musical de manera admirable, ya que consigue que, a pesar de la complicación de lo tratado musicalmente, resulte accesible para neófitos en la materia además de no decepcionar por su superficialidad en el caso de sus estudiosos. En su prólogo, Rosen nos pinta la biografía de un músico que cayó en desgracia para el público general y, especialmente, el mundo musical; él fue totalmente consciente de su importancia: “Schoenberg se consideró a sí mismo como una fuerza histórica inevitable. En una ocasión en que le preguntaron si él era el famoso compositor Arnold Schoenberg, respondió: “Ningún otro quiso el trabajo, de modo que tuve que asumirlo.” Llegó a ser un clásico aun sin haber obtenido en su vida la aceptación pública que se dispensó sin regateo a figuras menores. Hoy día es indudable que sus trabajos son duraderos y el peso de su influencia, reconocido; sin embargo la significación de ambos sigue siendo objeto de controversia.” Así como de la hostilidad de sus adláteres que tuvo que soportar por sus ideas “revolucionarias” y ciertamente avanzadas que le proporcionaron no pocas penalidades: “Al final de su vida, Schoenberg reconoció la importancia de la hostilidad con la que tuvo que enfrentarse a lo largo de su carrera: Personalmente tengo la sensación como de haber caído en un océano de aguas hirvientes y, sin saber cómo nadar o escapar de otra manera, haber tratado de hacer lo mejor que podía con manos y pies…, sin rendirme nunca. ¿Cómo podría haberme rendido en medio de un océano? […] nunca entendí qué les había hecho yo para conseguir que fueran tan maliciosos, tan iracundos, tan maledicentes, tan agresivos…” El texto resulta preclaro en la forma de presentar poco a poco, las ideas del alemán,; en primer lugar desmontando la idea general de lo que es una disonancia: “Circulan dos concepciones generales erróneas sobre la disonancia: la primera sostiene que la disonancia es un sonido desagradable; la segunda, que para que exista una disonancia deben tocarse por lo menos dos notas simultáneas. Ambas exigen una rectificación para poder captar en qué sentido y en qué medida la revolución estilística de las primeras décadas de este siglo puede ser descrita como una emancipación de la disonancia.” En este contexto musical es cuando la disonancia se define en base a su terminación, es decir, la necesidad de que exista una consonancia que complete la disonancia: “Este efecto de terminación, denominado función cadencial, es lo que precisamente define una consonancia. Una disonancia es cualquier sonido musical que debe ser resuelto, es decir, ir seguido de una consonancia; en cambio una consonancia es un sonido musical que no requiere resolución y puede actuar de última nota redondeando la cadencia.” Es en ese momento cuando por fin el autor introduce la verdadera innovación de Schoenberg, la “emancipación de la disonancia”: “En este continuo vaivén entre tensión y resolución, la total “emancipación de la disonancia” significó –y sólo podía haber significado eso- una liberación con respecto a la consonancia, es decir, con respecto a la obligación de resolver la disonancia. Esto no sólo significaba que cualquier combinación de notas era aceptable, sino que dejaba de existir la obligación de resolver un acorde disonante en una consonancia.” Se suprime la necesidad de “completar” una disonancia, y ello generará la base para el desarrollo de unas formas de estructurar las partes musicales que, hasta ese momento, eran inconcebibles, como en el caso de su ópera Erwartung: “Pero dichos espaciamientos son sólo una pequeña parte de la textura musical, y donde Erwartung es más revolucionaria es en la casi inconcebible variedad y significación de sus texturas. Es sobre todo aquí donde se reconstruyen los efectos fundamentales de disonancia y resolución. Desterrada la armonía, la disonancia vuelve, transformada, a tomar posesión de todos los demás elementos de la música.” Rosen resulta tremendamente didáctico cuando introduce la idea de completitud que sustituirá la consonancia, la saturación musical, una plenitud cromática musical (que ojo, puede ser fuerte o débil en volumen): “Este masivo movimiento cromático a distintas velocidades, ascendente y descendente, y acelerando, constituye una saturación del espacio musical, conseguida en unos pocos segundos, y al ser un movimiento cada vez más rápido, cada nota dentro de la tesitura orquestal es tocada en una especie de glissando. La saturación del espacio musical es para Schoenberg el sustituto del acorde de tónica del lenguaje musical tradicional. La consonancia absoluta es un estado de plenitud cromática.” A partir de ahí el texto sube el nivel para introducir el serialismo (que surge a partir del dodecafonismo schoenbergiano) en el cuál cada nota tiene la misma importancia y en el que sólo importa su ubicación: “El serialismo de Schoenberg (dodecafonismo) adopta como condición inicial la homogeneidad del espacio cromático. Cada nota es en teoría tan importante como cualquier otra y ninguna posee valor intrínseco alguno que la coloque por encima de las demás; su único valor viene dado por su lugar en la serie. El principio de no redundancia implica simplemente que deben ser respetadas las posiciones relativas dentro de la serie.” A pesar de una mayor aridez final para explicar esta parte, la evolución del texto es tan lógica y bien hilvanada que no resulta tan dificultoso a pesar de la apariencia; Schoenberg fue tan variado en la evolución de su música que desencadena en los oyentes respuestas de lo más variopinto, quizá en sus primeras obras es en donde se puede descubrir parte de este genio por el público menos habituado al repertorio: “Quizá en estas obras el oyente es más consciente del movimiento continuo de fondo debido a que la serie, en sus múltiples formas, se plasma en una extraordinaria variedad de ritmos y configuraciones. Schoenberg probablemente hubiese gozado la ironía de pensar que las obras donde más llegó a involucrar sentimientos no musicales fueron precisamente las que le permitieron desarrollar las formas abstractas más satisfactorias.” Muy buena aproximación a la figura del compositor alemán y su música, bastión de la música del siglo XX. Charles Rosen sabía muy bien cómo ser didáctico sin dejar de hacer interesante lo que escribía. Los textos provienen de la traducción del inglés de Fernán Díaz de “Schoenberg” de Charles Rosen en Acantilado.
“To write specifically for sale what does not come from the heart is a swindle. Writing music that is deliberately accessible, more easily understood, is therefore the ultimate cheat: it is packaging a fake.”
“The tyranny of the octave is the tyranny of nature, but it is a tyranny all the same, and there have always been attempts at revolt; the attempts to give displacements of register new musical significance…”
“In this work Schoenberg did away with all the traditional means in which music was supposed to make itself intelligible: repetition of themes, integrity and discursive transformation of clearly recognizable motifs, harmonic structure based on a framework of tonality. There is no fully developed sense of key anywhere in Erwartung, and each motif that appears is abandoned after a few seconds. Nevertheless, Erwartung is one of the most effective, easily accessible, and immediately convincing of Schoenberg’s works. This apparently total freedom from the requirements of musical form has made Erwartung a well-attested miracle, inexplicable and incontrovertible.”
It was interesting to learn that although Schoenberg moved to serialism in his music that he was always in love with tonality and harmony. He said of Grieg's piano concerto that he would have loved to write music like that; also, I read somewhere that he said that there was still much good music to be written in the key of C. However, he found that he had to move on from tonality to express himself more fully. In his later work he still often pushed his serial compositions in to classical form.
(Tone rows are fascinating and fun to experiment with.)
Que nadie busque una monografía de Schoenberg, no la va a encontrar. El ensayo se centra en los años de disolución de la tonalidad, primero en una nada sin reglas y después en el sistema dodecafónico. Rosen habla de lo que mejor conoce y más le interesa -y lo hace muy bien-, pero precisamente por eso se queda en Erwartung y Pierrot, nada del Trío de cuerdas o Jakob. Muy interesante, pero el título debería ser otro. Rosen habla de una desintegración musical.
Very interesting but requires much concentration to follow the music theory. It goes quite deep into the theory and biographical detail is thin. Worth the effort if the theory interests you.