What do you think?
Rate this book
Tienes que mirar
En 2012, la escritora Anna Starobinets descubrió, en una visita rutinaria al médico, que el hijo que esperaba tenía un defecto congénito incompatible con la vida. Un diagnóstico que transformó la alegría más pura en dolor. ¿Qué hacer cuando los sueños y el futuro se desmoronan en la pequeña pantalla de un ecógrafo? Starobinets narra con una dureza extrema, pero con una humanidad desgarradora, el peregrinaje por las instituciones sanitarias de su país, indiferentes a su drama, su posterior viaje a Alemania y el duelo por el hijo perdido. Finalista del Premio Nacional de Bestseller 2018, Tienes que mirar desencadenó a su publicación una tormenta en Rusia, y la condena de parte del establishment sanitario ruso al atreverse a abordar el tabú del poder que tienen las mujeres sobre sus propios cuerpos, las secuelas del aborto espontáneo en el matrimonio y la vida familiar, y la insensibilidad e ignorancia mostradas por muchos en su país en situaciones límite como la suya.
192 pages, Paperback
First published February 8, 2017
76 people are currently reading
7673 people want to read
About the author
Anna Starobinets
36 books388 followersAnna Starobinets (Russian: Анна Старобинец) is a young Russian journalist whose first book “An Awkward age” was nominated for the National Bestseller prestigious Russian prize as a manuscript – even before it was published.
Ratings & Reviews
Friends & Following
Create a free account to discover what your friends think of this book!
Community Reviews
Displaying 1 - 30 of 908 reviews
August 7, 2022
Uff, acabo de terminarlo y tengo el corazón partido en dos. Una lectura dolorosa.
April 18, 2021
No sé qué decir sobre este impactante libro. Me da la impresión de que cualquier cosa que escriba desvalorizaría la obra. Impresionante.
January 13, 2022
Ay.
Me leí este libro en un día. No podía parar porque albergaba en mi corazón que las cosas salieran bien para la autora. No pasó pero qué increíble memoria. Siento que mi conexión con este libro es muy personal y quizás por eso me conmovió tanto, pero también me parece que es un libro necesario para cualquier persona que desee conocer “otra” maternidad.
Acá Anna Starobinets nos cuenta qué sucede después de saber que el hijo que trae en el útero tiene un defecto congénito que no permitirá que viva. Cómo el estado, sus trabajadores, los doctores, el sistema de salud debido a su insensibilidad y prejuicios no está listo para nada.
También nos relata cómo se sobrevive a la muerte. Nada es color de rosa.
Ya había leído a Starobinets antes, aunque leí su obra de “terror” o ficción, esto es lo que más me ha dado miedo.
Me leí este libro en un día. No podía parar porque albergaba en mi corazón que las cosas salieran bien para la autora. No pasó pero qué increíble memoria. Siento que mi conexión con este libro es muy personal y quizás por eso me conmovió tanto, pero también me parece que es un libro necesario para cualquier persona que desee conocer “otra” maternidad.
Acá Anna Starobinets nos cuenta qué sucede después de saber que el hijo que trae en el útero tiene un defecto congénito que no permitirá que viva. Cómo el estado, sus trabajadores, los doctores, el sistema de salud debido a su insensibilidad y prejuicios no está listo para nada.
También nos relata cómo se sobrevive a la muerte. Nada es color de rosa.
Ya había leído a Starobinets antes, aunque leí su obra de “terror” o ficción, esto es lo que más me ha dado miedo.
November 22, 2022
Estando embarazada de su segundo hijo, Anna Starobinets acude a una consulta médica para una revisión rutinaria, momento en el que la felicidad por su estado se convertirá en dolor, su hijo tiene un defecto congénito que hace prácticamente imposible que logre vivir. Starobinets comienza una terrorífica lucha contra el dolor y contra un sistema incompetente, que no solo abandona a las mujeres ante una situación así, sino que ejerce una violencia brutal hacia estas. Anna Starobinets, armándose de valentía, quiso contar su historia para denunciar el deficiente sistema sanitario ruso y la falta de empatía de los miembros que lo componen, y de la sociedad en general.
Tengo la sensación de que Starobinets transmite esa sensanción de auténtico terror como pocos. Hasta ahora solo había leído de ella “Un edad díficil”, una antología de cuentos de terror y ciencia ficción, y aunque “Tienes que mirar” no tiene nada que ver, ya que es un relato autobiográfico, sí que ambos dos comparten esa habilidad para transmitir el horror. En el caso de este último, es imposible leer las vivencias de la autora y no sobrecogerte, incluso asustarte con según que experiencias, ya que estas llegan a ser hasta macabras.
A poco que tengamos los ojos bien abiertos, todos habremos vivido o visto situaciones violentas o injustas en relación a la sanidad, por eso se hace fácil empatizar rápidamente con Starobinets, pero en su caso esta violencia se lleva a un extremo que hace este libro muy difícil de digerir. Creo que la autora tiene mucho temple a la hora de relatar sin tapujos y de manera explícita muchos de los momentos que narra, además de tener un valor inmenso al señalar con nombres y apellidos a todos los que forman parte de este sistema tan inhumano.
La violencia psicológica a la que se ha somentido a la mujer a la largo de la historia en relación a la maternidad es brutal, alcanzando los puntos más altos en las situaciones en los que el embarazo se interrumpe. Este machaque continuo no es nada nuevo, esa necesidad de otras personas de opinar, de juzgar, de criminalizar, siempre me sorprende y me asquea, por eso impacta mucho leer relatos ubicados en lugares, donde ni siquiera se tienen unas mínimas nociones en cuanto a psicología y salud mental, no la tiene la gente de a pie, ni tampoco la tienen los "profesionales" que se suponen están ahí para proteger y sanar a las personas. Anna es cuestionada todo el tiempo sobre la decisión que debe tomar, incluso cuando ella misma aún no sabe que hacer.
Por si fuera poco, me ha impactado hasta donde llega el machismo y como este nos afecta a todos, ya que en Rusía el sistema considera que todo lo que tenga que ver con el embarazo pertenece únicamente a la mujer, y el sufrimiento ante una pérdida también. Excluye al hombre y aisla a la mujer, pareciendo un intento cruel y macabro de castigar a esta a un dolor más intenso y solitario. Es espeluznante. Sobra decir que es un libro que todo el mundo debería leer, que crea impotencia, que impacta y emociona, pero muestra una realidad extremadamente cruel que aún está muy lejos de ser remediada. Un relato tremendamente generoso y valiente por parte de una escritora que ya es imprescindible para mí. ¿A qué están esperando para reeditar en español la obra de Anna Starobinets? La necesito.
Tengo la sensación de que Starobinets transmite esa sensanción de auténtico terror como pocos. Hasta ahora solo había leído de ella “Un edad díficil”, una antología de cuentos de terror y ciencia ficción, y aunque “Tienes que mirar” no tiene nada que ver, ya que es un relato autobiográfico, sí que ambos dos comparten esa habilidad para transmitir el horror. En el caso de este último, es imposible leer las vivencias de la autora y no sobrecogerte, incluso asustarte con según que experiencias, ya que estas llegan a ser hasta macabras.
A poco que tengamos los ojos bien abiertos, todos habremos vivido o visto situaciones violentas o injustas en relación a la sanidad, por eso se hace fácil empatizar rápidamente con Starobinets, pero en su caso esta violencia se lleva a un extremo que hace este libro muy difícil de digerir. Creo que la autora tiene mucho temple a la hora de relatar sin tapujos y de manera explícita muchos de los momentos que narra, además de tener un valor inmenso al señalar con nombres y apellidos a todos los que forman parte de este sistema tan inhumano.
La violencia psicológica a la que se ha somentido a la mujer a la largo de la historia en relación a la maternidad es brutal, alcanzando los puntos más altos en las situaciones en los que el embarazo se interrumpe. Este machaque continuo no es nada nuevo, esa necesidad de otras personas de opinar, de juzgar, de criminalizar, siempre me sorprende y me asquea, por eso impacta mucho leer relatos ubicados en lugares, donde ni siquiera se tienen unas mínimas nociones en cuanto a psicología y salud mental, no la tiene la gente de a pie, ni tampoco la tienen los "profesionales" que se suponen están ahí para proteger y sanar a las personas. Anna es cuestionada todo el tiempo sobre la decisión que debe tomar, incluso cuando ella misma aún no sabe que hacer.
Por si fuera poco, me ha impactado hasta donde llega el machismo y como este nos afecta a todos, ya que en Rusía el sistema considera que todo lo que tenga que ver con el embarazo pertenece únicamente a la mujer, y el sufrimiento ante una pérdida también. Excluye al hombre y aisla a la mujer, pareciendo un intento cruel y macabro de castigar a esta a un dolor más intenso y solitario. Es espeluznante. Sobra decir que es un libro que todo el mundo debería leer, que crea impotencia, que impacta y emociona, pero muestra una realidad extremadamente cruel que aún está muy lejos de ser remediada. Un relato tremendamente generoso y valiente por parte de una escritora que ya es imprescindible para mí. ¿A qué están esperando para reeditar en español la obra de Anna Starobinets? La necesito.
October 19, 2025
⭐⭐⭐⭐✨
Es extraordinario el talento de Anna Starobinets para transformar esta experiencia personal devastadora en una narración tan honesta y precisa.
Es una obra lúcida e íntima que expone y reflexiona sobre el duelo y la falta de empatía social y médica, y además muy necesaria como un testimonio fiel para quien pase por una situación similar.
Y lo hace con gran oficio narrativo, sin artificios, compartiendo un viaje emocional y físico que nos obliga a mirar de frente lo que siempre se oculta.
Ejemplo del poder sanador de la palabra.
Es extraordinario el talento de Anna Starobinets para transformar esta experiencia personal devastadora en una narración tan honesta y precisa.
Es una obra lúcida e íntima que expone y reflexiona sobre el duelo y la falta de empatía social y médica, y además muy necesaria como un testimonio fiel para quien pase por una situación similar.
Y lo hace con gran oficio narrativo, sin artificios, compartiendo un viaje emocional y físico que nos obliga a mirar de frente lo que siempre se oculta.
Ejemplo del poder sanador de la palabra.
April 20, 2021
Pocas veces he estado más nerviosa en mi vida como cuando me hicieron la primera ecografía del embarazo. Recuerdo estar en la sala de espera, estrujando la mano de Reynier, hablando de estupideces. De esa forma parecía esquivar la tromba de recuerdos sobre complicaciones, malformaciones, latidos inexistentes...
🥀
Desde la primera página de «Tienes que mirar» volví a ser esa embarazada temblorosa con la diferencia de que, mientras mi miedo se transformó en alivio, el de Starobinets era real. Su bebé de dieciséis semanas de gestación sufría una displásica renal, una enfermedad a la que “no sobreviven”.
🥀
Durante estos días en twitter se ha reavivado el debate sobre la violencia obstétrica. Starobinets la vivió toda en Moscú. Desde el tono frío de los especialistas hasta la consulta llena de estudiantes deseando ver esa anomalía del “feto”, pasando por un sinfín de trámites burocráticos, la decisión al límite de abortar o no... todo eran carámbanos gélidos de un sistema sin alma.
🥀
El relato de Starobinets es durísimo. Nos sobrecoge hasta el punto de tener que parar su lectura y tomar aire. Nos obliga a mirar a los ojos al miedo primario de cualquier mujer embarazada. Nos obliga a reflexionar sobre la importancia del acompañamiento, no sólo de red (afortunadamente, Starobinets sí la tuvo) sino también psicológico (algo que tuvo que buscar por su cuenta ante la ineficacia del aparato sanitario moscovita).
🥀
Y es que el relato de «Tienes que mirar» no trata sólo del llamado aborto terapéutico sino que también es una denuncia brutal de la violencia obstetrica cuya existencia aún es negada en ciertos sectores. Pero va más allá, pues la autora también nos habla de salud mental: cómo gestionar ese duelo, cómo contarlo a la hija de ocho años que siente culpa, cómo reconstruir su relación de pareja y cómo lidiar con el trauma o la ansiedad, efectos secundarios de lo ocurrido.
🥀
Que el bebé no pudiese sobrevivir era inevitable; que la madre tuviese que abortar, era inevitable; pero el dolor ante la indiferencia y el mecanicismo de un entramado sanitario sí se pudo evitar.
#AnnaStarobinets #Tienesquemirar #MaternidadesLit #MatLit #ViolenciaObstétrica #Aborto
🥀
Desde la primera página de «Tienes que mirar» volví a ser esa embarazada temblorosa con la diferencia de que, mientras mi miedo se transformó en alivio, el de Starobinets era real. Su bebé de dieciséis semanas de gestación sufría una displásica renal, una enfermedad a la que “no sobreviven”.
🥀
Durante estos días en twitter se ha reavivado el debate sobre la violencia obstétrica. Starobinets la vivió toda en Moscú. Desde el tono frío de los especialistas hasta la consulta llena de estudiantes deseando ver esa anomalía del “feto”, pasando por un sinfín de trámites burocráticos, la decisión al límite de abortar o no... todo eran carámbanos gélidos de un sistema sin alma.
🥀
El relato de Starobinets es durísimo. Nos sobrecoge hasta el punto de tener que parar su lectura y tomar aire. Nos obliga a mirar a los ojos al miedo primario de cualquier mujer embarazada. Nos obliga a reflexionar sobre la importancia del acompañamiento, no sólo de red (afortunadamente, Starobinets sí la tuvo) sino también psicológico (algo que tuvo que buscar por su cuenta ante la ineficacia del aparato sanitario moscovita).
🥀
Y es que el relato de «Tienes que mirar» no trata sólo del llamado aborto terapéutico sino que también es una denuncia brutal de la violencia obstetrica cuya existencia aún es negada en ciertos sectores. Pero va más allá, pues la autora también nos habla de salud mental: cómo gestionar ese duelo, cómo contarlo a la hija de ocho años que siente culpa, cómo reconstruir su relación de pareja y cómo lidiar con el trauma o la ansiedad, efectos secundarios de lo ocurrido.
🥀
Que el bebé no pudiese sobrevivir era inevitable; que la madre tuviese que abortar, era inevitable; pero el dolor ante la indiferencia y el mecanicismo de un entramado sanitario sí se pudo evitar.
#AnnaStarobinets #Tienesquemirar #MaternidadesLit #MatLit #ViolenciaObstétrica #Aborto
March 26, 2021
Desgarrador, brillante y el hecho de que sea necesario no compensa una escritura descuidada sino todo lo contrario. Lectura hermana de Las madres no, de Katixa Agirre.
April 22, 2023
Es muy difícil puntuar un libro tan personal. Una crónica que exorciza los demonios propios: la bronca, la rabia, la desazón. Durísima prosa la de Anna, quien vive en un país cuyo sistema de salud está lejos de contemplar la integridad de la mujer.
Un epílogo tan movilizante. Si se cruzan con Tienes que mirar, no duden en leerlo.
Un epílogo tan movilizante. Si se cruzan con Tienes que mirar, no duden en leerlo.
November 16, 2021
Ufffff, qué tremenda y triste y fuerte y cruda y super imprescindible lectura.
Me gusta mucho leer sobre la maternidad y también sobre el sufrimiento de los demás, aun no decido bien por qué, pero estas historias verdaderas me sacuden el alma y me agrandan el corazón.
Admiro la buena prosa y la oportunidad, no todos saben hacer de su desgracia, un relato interesante.
En este caso, entiendo la urgencia de hacerlo, viniendo de un país en el que la frialdad y la falta de acompañamiento, recrudece más la experiencia de tener que pasar por lo que esta mujer pasa.
Wow.
Me gusta mucho leer sobre la maternidad y también sobre el sufrimiento de los demás, aun no decido bien por qué, pero estas historias verdaderas me sacuden el alma y me agrandan el corazón.
Admiro la buena prosa y la oportunidad, no todos saben hacer de su desgracia, un relato interesante.
En este caso, entiendo la urgencia de hacerlo, viniendo de un país en el que la frialdad y la falta de acompañamiento, recrudece más la experiencia de tener que pasar por lo que esta mujer pasa.
Wow.
September 3, 2022
La autora cuenta en primera persona el calvario por el que tuvo que pasar cuando descubrió q el hijo q esperaba tenía un defecto congénito incompatible con la vida. Starobinets narra el peregrinaje x las instituciones sanitarias de Rusia y el duelo por el hijo perdido. Mucho drama y mucho para indignarse sobre el poco poder que tienen las mujeres sobre sus cuerpos en Rusia
December 15, 2023
No se como empezar esta reseña, quizás con la primera frase de la sinopsis se diga todo:
En 2012, la escritora Anna Starobinets descubrió en una visita rutinaria al médico que el hijo que esperaba tenía un defecto congénito incompatible con la vida.
Una historia real que la autora cuenta en primera persona, desgarradora, descarnada que te deja un poso de amargura en el corazón. Una historia que te encoje un poco el alma.
No es solo la historia de una familia devastada por el dolor del momento, Anna va mucho más allá, nos narra como es el sistema sanitario ruso, la crudeza del sistema, la cultura de la practicidad. Lo narra de una manera que puedes sentir el tono de voz con el que le dicen las cosas, sentir el frio de la camilla, el mareo tratando de asimilarlo. La violencia obstétrica está a la orden del día, pero no es solo eso, es la deshumanización del todo, el no ponerse en el lugar de la persona que está sentada en la camilla. ¡Qué duro! Desgraciadamente, aunque aquí pasa menos, pasa también. ¿Es que acaso la gente olvidamos que quien está frente a nosotros podría ser nuestra hermana, madre, amiga…?
En fin, que no quiero dar una charla de moralina ni de civismo pero este libro me ha tocado muy dentro, escuchar eso que la gente dice con toda la buena intención cuando aun lloras tu pérdida : “no te preocupes seguro que dentro de un año estarás por aquí de nuevo” me ha hecho sentir el estremecimiento de la autora, su temblor, su miedo…
Obviamente no lo puedo recomendar a todo el mundo pero es un libro que necesitaba ser escrito y que espero que haya sido sanador para ella.
En 2012, la escritora Anna Starobinets descubrió en una visita rutinaria al médico que el hijo que esperaba tenía un defecto congénito incompatible con la vida.
Una historia real que la autora cuenta en primera persona, desgarradora, descarnada que te deja un poso de amargura en el corazón. Una historia que te encoje un poco el alma.
No es solo la historia de una familia devastada por el dolor del momento, Anna va mucho más allá, nos narra como es el sistema sanitario ruso, la crudeza del sistema, la cultura de la practicidad. Lo narra de una manera que puedes sentir el tono de voz con el que le dicen las cosas, sentir el frio de la camilla, el mareo tratando de asimilarlo. La violencia obstétrica está a la orden del día, pero no es solo eso, es la deshumanización del todo, el no ponerse en el lugar de la persona que está sentada en la camilla. ¡Qué duro! Desgraciadamente, aunque aquí pasa menos, pasa también. ¿Es que acaso la gente olvidamos que quien está frente a nosotros podría ser nuestra hermana, madre, amiga…?
En fin, que no quiero dar una charla de moralina ni de civismo pero este libro me ha tocado muy dentro, escuchar eso que la gente dice con toda la buena intención cuando aun lloras tu pérdida : “no te preocupes seguro que dentro de un año estarás por aquí de nuevo” me ha hecho sentir el estremecimiento de la autora, su temblor, su miedo…
Obviamente no lo puedo recomendar a todo el mundo pero es un libro que necesitaba ser escrito y que espero que haya sido sanador para ella.
November 16, 2021
Más que la tristeza profunda que te provoca leer este libro donde una madre tiene que abortar a su hijo por una enfermedad congénita brutal, y toda la sensación de pérdida y locura que es una espiral mientras vas pasando las hojas, este libro es un claro ejemplo de cómo, en ciertos países (en este caso es Rusia) a las mujeres se nos trata como un animal, dejamos de ser humanas que están pasando por uno de los peores momentos de su vida, para convertirnos en una estadística más.
Ana, en este libro cuenta la experiencia de abortar en Rusia, vrs en Alemania, donde el trato es digno, es humano, es de apoyo y comprensión. De el viaje al infierno que resulta cuando te dan el peor diagnóstico posible: su hijo no va a vivir, tiene que abortar ya.
Más que un relato de la pérdida de un hijo en esas circunstancias tan deseadas, es el viaje emocional que significa que en tu país a las mujeres que abortan se les trata como una cifra, sin apoyo terapéutico mientras que del otro lado del mundo, hay un trato digno y solo pienso, cuántas mujeres en México son tratadas de la chingada por las instituciones que deberían de cuidaros y procurarnos.
Cuando tiene su proceso de aborto, los médicos le dicen "tienes que mirar, tienes que mirarlo para que cierres el círculo". Poderosísimo y devastador pero una gran lectura.
Ana, en este libro cuenta la experiencia de abortar en Rusia, vrs en Alemania, donde el trato es digno, es humano, es de apoyo y comprensión. De el viaje al infierno que resulta cuando te dan el peor diagnóstico posible: su hijo no va a vivir, tiene que abortar ya.
Más que un relato de la pérdida de un hijo en esas circunstancias tan deseadas, es el viaje emocional que significa que en tu país a las mujeres que abortan se les trata como una cifra, sin apoyo terapéutico mientras que del otro lado del mundo, hay un trato digno y solo pienso, cuántas mujeres en México son tratadas de la chingada por las instituciones que deberían de cuidaros y procurarnos.
Cuando tiene su proceso de aborto, los médicos le dicen "tienes que mirar, tienes que mirarlo para que cierres el círculo". Poderosísimo y devastador pero una gran lectura.
March 11, 2021
Me chirría tanta crítica al sistema de salud rusa, tanta que desagrada y cansa, innecesaria totalmente en un libro terrorífico, doloroso y muy triste y que podría haber sido perfecto.
January 16, 2022
“Nunca vaya a sitios así sola. Lleve a su marido, a su
amiga, al marido de su amiga, a su madre, a su tío,
a su hermana, a quien sea, incluso a la vecina de al
lado. Llévese a cualquiera que la ayude a encontrar la
salida. No la salida definitiva, simplemente la salida del edificio.”
No tengo palabras… que lectura más dura y necesaria. Cuando lo empecé no entendía el título al cabo de unos capítulos ya pensaba que no podía tener otro más adecuado. Recomiendo 100% ❤️🩹
amiga, al marido de su amiga, a su madre, a su tío,
a su hermana, a quien sea, incluso a la vecina de al
lado. Llévese a cualquiera que la ayude a encontrar la
salida. No la salida definitiva, simplemente la salida del edificio.”
No tengo palabras… que lectura más dura y necesaria. Cuando lo empecé no entendía el título al cabo de unos capítulos ya pensaba que no podía tener otro más adecuado. Recomiendo 100% ❤️🩹
May 25, 2022
Brutal, no hay otra palabra para describirlo.
Me ha recordado a Agota Kristof y esa manera fría de contar las cosas, pero en este caso al contrario que con la buena de Agota te llega al alma, al tuétano.
Duro y transparente.
Me ha recordado a Agota Kristof y esa manera fría de contar las cosas, pero en este caso al contrario que con la buena de Agota te llega al alma, al tuétano.
Duro y transparente.
August 13, 2022
No deja indiferente, pero no ha sido tan inolvidable como esperaba. Al ser el relato de una experiencia real, es difícil juzgar esta novela. Lo que quiero aclarar es que no pongo en tela de juicio lo que sintieron todas las personas implicadas, especialmente Anna Starobinets. Lo que no me ha convencido es la forma de contar las cosas y la insistencia en recalcar constantemente lo mismo.
La autora nos narra lo que tuvo que vivir cuando descubrió que el bebé que esperaba tenía unos problemas de salud que iban a impedir que naciera con vida o que sobreviviera mucho tiempo después del parto. Ante un hecho así… ¿debía abortar? ¿consultar a otros médicos para que valoraran si tenía otras opciones? ¿seguir adelante con el embarazo y afrontar lo que ocurriera? Éstas y otras preguntas se las tuvo que plantear Anna, y a lo largo del libro nos irá contando lo complicado que era ir actuando con miedo y sin el apoyo de un facultativo que la tratara con algo de humanidad.
El país de residencia de Anna es Rusia, así que nos describe cómo es el sistema sanitario de allí y lo desprotegida que está una mujer ante una situación como la suya. Siendo sincera, no conozco ni el protocolo que tiene la sanidad de mi país para un caso como el de Anna, pero me resultaba un poco chocante lo que presuntamente pasa en Rusia. Para empezar, casi siempre recurre a consultas o especialistas privados, así que, más allá de algún que otro comentario, no sabemos cómo la hubiera tratado realmente la sanidad pública. Luego está el hecho de que se da a entender que todas las personas que trabajan en los hospitales o consultas de Rusia son la personificación de la mala educación, el despotismo y la insensibilidad. En serio, no pongo en duda que la autora lo pasara mal, pero es que chirría un poco que todo el personal sanitario ruso trate a las patadas a los pacientes. No dudo que te pongan trabas para abortar, aunque sea por razones médicas, pues eso pasa hasta en los países que supuestamente están más avanzados, pero me cuesta creer que nadie te trate con un mínimo de amabilidad. Por cómo se cuentan las cosas, yo directamente pensaría que ir al médico allí es igual a sentenciarte a muerte a ti mismo. No se esmeran en explicar los diagnósticos, les cuesta un horror aplicar un tratamiento y les importa poco o nada cómo se sienten los pacientes. Sin embargo, Anna alaba frecuentemente cómo es la sanidad en Europa y da a entender que países como Alemania, al que ella llega a viajar para tratarse, son paraísos de amabilidad y que allí sí que todo es perfecto. Dicho de otro modo: no hay término medio para ella, es como si en un sitio todos fueran malos malísimos y en el otro todos fueran lo mejor de lo mejor.
En cuanto a la estructura del relato, creo que hay cierta divagación y faltó ordenar mejor la información que se daba. Vi aleatorios ciertos datos, era como si no hubiera una organización concreta. No sobraba lo que se decía, pero me hubiera gustado que la parte emocional, la crítica social y el propio testimonio hubieran estado mejor fusionados entre sí.
Lo mejor era cuando la autora exploraba se centraba en lo que se siente al estar embarazada y tener que afrontar que las cosas no saldrán bien. Ese es el lado humano y más desgarrador de la historia, el que no te deja indiferente y te rompe. Las palabras de Anna estremecen y es triste y doloroso ponerse en su lugar e imaginarte lo que es tener que pasar por una situación tan complicada. Más allá de trámites, burocracia y todo lo demás, lo que inevitablemente te rompe el corazón es ver lo que es tener que despedirse de un hijo que no ha nacido.
No es un libro largo y trata un tema que no es muy comentado, así que no descartéis darle una oportunidad. Independientemente de que a mí no me haya parecido un obra extraordinaria, no deja de ser un testimonio que te hace reflexionar sobre ciertos asuntos.
La autora nos narra lo que tuvo que vivir cuando descubrió que el bebé que esperaba tenía unos problemas de salud que iban a impedir que naciera con vida o que sobreviviera mucho tiempo después del parto. Ante un hecho así… ¿debía abortar? ¿consultar a otros médicos para que valoraran si tenía otras opciones? ¿seguir adelante con el embarazo y afrontar lo que ocurriera? Éstas y otras preguntas se las tuvo que plantear Anna, y a lo largo del libro nos irá contando lo complicado que era ir actuando con miedo y sin el apoyo de un facultativo que la tratara con algo de humanidad.
El país de residencia de Anna es Rusia, así que nos describe cómo es el sistema sanitario de allí y lo desprotegida que está una mujer ante una situación como la suya. Siendo sincera, no conozco ni el protocolo que tiene la sanidad de mi país para un caso como el de Anna, pero me resultaba un poco chocante lo que presuntamente pasa en Rusia. Para empezar, casi siempre recurre a consultas o especialistas privados, así que, más allá de algún que otro comentario, no sabemos cómo la hubiera tratado realmente la sanidad pública. Luego está el hecho de que se da a entender que todas las personas que trabajan en los hospitales o consultas de Rusia son la personificación de la mala educación, el despotismo y la insensibilidad. En serio, no pongo en duda que la autora lo pasara mal, pero es que chirría un poco que todo el personal sanitario ruso trate a las patadas a los pacientes. No dudo que te pongan trabas para abortar, aunque sea por razones médicas, pues eso pasa hasta en los países que supuestamente están más avanzados, pero me cuesta creer que nadie te trate con un mínimo de amabilidad. Por cómo se cuentan las cosas, yo directamente pensaría que ir al médico allí es igual a sentenciarte a muerte a ti mismo. No se esmeran en explicar los diagnósticos, les cuesta un horror aplicar un tratamiento y les importa poco o nada cómo se sienten los pacientes. Sin embargo, Anna alaba frecuentemente cómo es la sanidad en Europa y da a entender que países como Alemania, al que ella llega a viajar para tratarse, son paraísos de amabilidad y que allí sí que todo es perfecto. Dicho de otro modo: no hay término medio para ella, es como si en un sitio todos fueran malos malísimos y en el otro todos fueran lo mejor de lo mejor.
En cuanto a la estructura del relato, creo que hay cierta divagación y faltó ordenar mejor la información que se daba. Vi aleatorios ciertos datos, era como si no hubiera una organización concreta. No sobraba lo que se decía, pero me hubiera gustado que la parte emocional, la crítica social y el propio testimonio hubieran estado mejor fusionados entre sí.
Lo mejor era cuando la autora exploraba se centraba en lo que se siente al estar embarazada y tener que afrontar que las cosas no saldrán bien. Ese es el lado humano y más desgarrador de la historia, el que no te deja indiferente y te rompe. Las palabras de Anna estremecen y es triste y doloroso ponerse en su lugar e imaginarte lo que es tener que pasar por una situación tan complicada. Más allá de trámites, burocracia y todo lo demás, lo que inevitablemente te rompe el corazón es ver lo que es tener que despedirse de un hijo que no ha nacido.
No es un libro largo y trata un tema que no es muy comentado, así que no descartéis darle una oportunidad. Independientemente de que a mí no me haya parecido un obra extraordinaria, no deja de ser un testimonio que te hace reflexionar sobre ciertos asuntos.
July 6, 2021
Cuando pensamos en terror, muchas veces lo primero que se nos viene a la cabeza es el monstruo debajo de la cama, la sombra detrás de la puerta. El asesino en serie que nos aguarda detrás de una esquina en una noche oscura o el espíritu en el sótano.
Pero... ¿Qué pasa cuando el terror es REAL? ¿Cuándo es algo que miles de personas sufren cada día, constantemente? ¿Cuándo son las mismas Instituciones, los mismos profesionales con los que deberíamos sentirnos a salvo, los que lo ejercen?
En esta desgarradora historia de terror Anna nos cuenta un oscuro episodio de su propia experiencia. Empezando por ese momento en el que le comunican que el bebé que espera con tanta ilusión tiene un problema congénito que imposibilitará su supervivencia, Anna pasará por una odisea que hará aún más difícil un suceso ya de por sí descorazonador.
"Tienes que mirar" es un ensayo al estilo Starobinets: duro, doloroso y sin anestesia. Nada se suaviza, nada se edulcora, de forma que puedes hacerte una idea bastante precisa del profundo dolor que tuvo que sentir la autora.
Una historia real que critica el sistema de salud ruso, la falta de elección que tienen las mujeres sobre su propio cuerpo y el señalamiento que sufren cuando toman determinadas decisiones, así como la total ausencia de apoyo emocional y en salud mental de los ciudadanos.
Un relato muy duro, que recomiendo leer con la guardia alta... Pero que merece ser leído.
Pero... ¿Qué pasa cuando el terror es REAL? ¿Cuándo es algo que miles de personas sufren cada día, constantemente? ¿Cuándo son las mismas Instituciones, los mismos profesionales con los que deberíamos sentirnos a salvo, los que lo ejercen?
En esta desgarradora historia de terror Anna nos cuenta un oscuro episodio de su propia experiencia. Empezando por ese momento en el que le comunican que el bebé que espera con tanta ilusión tiene un problema congénito que imposibilitará su supervivencia, Anna pasará por una odisea que hará aún más difícil un suceso ya de por sí descorazonador.
"Tienes que mirar" es un ensayo al estilo Starobinets: duro, doloroso y sin anestesia. Nada se suaviza, nada se edulcora, de forma que puedes hacerte una idea bastante precisa del profundo dolor que tuvo que sentir la autora.
Una historia real que critica el sistema de salud ruso, la falta de elección que tienen las mujeres sobre su propio cuerpo y el señalamiento que sufren cuando toman determinadas decisiones, así como la total ausencia de apoyo emocional y en salud mental de los ciudadanos.
Un relato muy duro, que recomiendo leer con la guardia alta... Pero que merece ser leído.
March 13, 2021
«Pero lo único que sé hacer es escribir. No tengo ninguna otra habilidad para cambiar el mundo».
December 29, 2022
Seguramente es el libro más duro que he leído en mi vida. Y es que no solo se lee: se sufre, se siente y se intenta comprender todo lo que ha tenido que suponer esta terrible experiencia para la madre y su familia cercana.
Admiro mucho a Anna Starobinets por afrontarlo, por superarlo y más aún por tener el valor de escribirlo.
Admiro mucho a Anna Starobinets por afrontarlo, por superarlo y más aún por tener el valor de escribirlo.
September 5, 2022
Hay pocos temas tan antiguos y a la vez aún tan tabús como el aborto. Ocurre más a menudo de lo que pensamos. A menudo el embarazo es deseado, pero el feto presenta malformaciones o muerte prematura. A veces ocurre en el primer trimestre. Otras en etapas finales del embarazo. Muchas veces el embarazo es no deseado. Sea cual sea la situación, no se habla de ello. Apenas hay estadísticas. La gente a la que le ocurre no lo dice. Su entorno hace que nunca ha ocurrido. Pero muchas veces el detener un embarazo no es más que el inicio de un proceso emocionalmente debastador.
La autora cuenta en esta memoir el maltrato psicológico al que la sometió el sistema de salud ruso cuando intentó abortar debido a que el feto presentaba una malformación genética. Desde el momento en que es detectado comienza un periplo en el que el sufrimiento por el no nacido no es más que el inicio de una auténtica historia de terror.
Abortar cuando el embarazo es deseado, como en el caso de la autora, es una vivencia dura que la rompe por dentro. Inevitable no sentirse culpable, sentir que algo está mal en ella, en su cuerpo. Que es defectuosa.
El abandono al que la somete el sistema de salud es absoluto. Los médicos apenas la informan de nada. Ignoran por completo cómo se siente. No hay compasión, ni empatía, ni comprensión. Sólo frialdad. Como si un aborto fuese un trámite más. Como si no fuese en ello toda la ilusión depositada, como si no fuese un procedimiento invasivo al que te enfrentas en un estado de profundo dolor por la pérdida y auténtico terror por la falta de información sobre la intervención. Miedo al dolor, a sufrir, a quedarte estéril, a que algo salga mal.
⚠️Aviso: es un libro demoledor. La situación de Starobinets es desgarradora, a lo que se le suma un maltrato tan atroz que es imposible que el libro no te remueva por dentro. Da igual que estés a favor o en contra del aborto, si tienes empatía, si realmente defiendes la vida y la dignidad humana compartirás lo importante que es liberar de juicios morales a este procedimiento tan duro e invasivo para las mujeres.
La nueva Ley del aborto en España es un rayo de esperanza para revertir esta situación de absoluta violencia. Ojalá el sistema sanitario deje de juzgar y abandonar así a las mujeres que pasan por un aborto.
Y ojalá se siga poniendo voz a todo lo que envuelve a la salud ginecológica de las mujeres. Al duelo silenciado del aborto, al de la maternidad frustrada (ya sea por esterilidad, alteraciones ginecológicas...), al maltrato obstétrico, a la depresión post parto, al sentimiento de miedo y de exigencia de la crianza.
Por un aborto libre, seguro y gratuito, por una salud reproductiva libre de juicios y llena de empatía y cuidados.
La autora cuenta en esta memoir el maltrato psicológico al que la sometió el sistema de salud ruso cuando intentó abortar debido a que el feto presentaba una malformación genética. Desde el momento en que es detectado comienza un periplo en el que el sufrimiento por el no nacido no es más que el inicio de una auténtica historia de terror.
Abortar cuando el embarazo es deseado, como en el caso de la autora, es una vivencia dura que la rompe por dentro. Inevitable no sentirse culpable, sentir que algo está mal en ella, en su cuerpo. Que es defectuosa.
El abandono al que la somete el sistema de salud es absoluto. Los médicos apenas la informan de nada. Ignoran por completo cómo se siente. No hay compasión, ni empatía, ni comprensión. Sólo frialdad. Como si un aborto fuese un trámite más. Como si no fuese en ello toda la ilusión depositada, como si no fuese un procedimiento invasivo al que te enfrentas en un estado de profundo dolor por la pérdida y auténtico terror por la falta de información sobre la intervención. Miedo al dolor, a sufrir, a quedarte estéril, a que algo salga mal.
⚠️Aviso: es un libro demoledor. La situación de Starobinets es desgarradora, a lo que se le suma un maltrato tan atroz que es imposible que el libro no te remueva por dentro. Da igual que estés a favor o en contra del aborto, si tienes empatía, si realmente defiendes la vida y la dignidad humana compartirás lo importante que es liberar de juicios morales a este procedimiento tan duro e invasivo para las mujeres.
La nueva Ley del aborto en España es un rayo de esperanza para revertir esta situación de absoluta violencia. Ojalá el sistema sanitario deje de juzgar y abandonar así a las mujeres que pasan por un aborto.
Y ojalá se siga poniendo voz a todo lo que envuelve a la salud ginecológica de las mujeres. Al duelo silenciado del aborto, al de la maternidad frustrada (ya sea por esterilidad, alteraciones ginecológicas...), al maltrato obstétrico, a la depresión post parto, al sentimiento de miedo y de exigencia de la crianza.
Por un aborto libre, seguro y gratuito, por una salud reproductiva libre de juicios y llena de empatía y cuidados.
December 2, 2023
Ha sido una lectura dura.
Un libro así es imposible que no te toque la fibra.
Un libro así es imposible que no te toque la fibra.
November 17, 2021
Tienes que mirar - Anna Starobinets
En este libro, la autora cuenta su propia experiencia a partir de una revisión de rutina, debido a su segundo embarazo y se entera que su hijo tiene una malformación poliquística renal, con una casi nula posibilidad de sobrevivir. Y ahí empieza el infierno…
Relata todo su tortuoso camino para abortar a su bebé (lo que implica también la difícil toma de decisión para “matar a su bebé”).
La autora pone de manifiesto la falta de conocimiento y sensibilidad de las autoridades sanitarias rusas en el tema del aborto tardío así como del luto posterior a la pérdida de un bebé. Un camino que tienen que transitar las mujeres rusas totalmente solas, debido a que los hombres ni siquiera tienen permitido entrar a las instituciones donde “los problemas de la mujer” son tratados y posteriormente deben guardar silencio de esa “situación tan fea y pecaminosa”.
A partir de la publicación del libro, en Rusia se inició una discusión masiva y agresiva, pero contrario a lo que se pensara,
no se dio por parte de la comunidad médica, sino por las propias mujeres rusas que dieron pie a discursos de odio hacia la autora.
Este libro no sólo pone sobre la mesa el grave problema de la institución médica Rusa sobre el aborto tardío (ya que sólo es legal hasta las 12 semanas) y el nulo apoyo psicológico que se presta a las mujeres que han sufrido la pérdida de su bebé (por la causa que sea), lo más importante de todo esto es que visibiliza el machismo exacerbado que vive la sociedad rusa POR PARTE DE LAS PROPIAS MUJERES.
Anna señala en una entrevista “Dudar de que la mujer tenga derecho a decidir sobre su propio cuerpo parece mucho más cerrado aquí. Aquí (en Rusia) es mejor que obedezcan y se desahogan del feto “defectuoso” pase lo que pase.”
Un libro con un potente mensaje: La lucha no ha terminado, la mujer sigue siendo el objeto sin valor y sin alma que puede ser manipulado, vapuleado, estigmatizado y marcado por una sociedad que culturalmente ha creído que su destino es sufrir y callar.
Un libro recomendado para absolutamente todos. ⭐️⭐️⭐️⭐️⭐️
Instagram @grettitalee
En este libro, la autora cuenta su propia experiencia a partir de una revisión de rutina, debido a su segundo embarazo y se entera que su hijo tiene una malformación poliquística renal, con una casi nula posibilidad de sobrevivir. Y ahí empieza el infierno…
Relata todo su tortuoso camino para abortar a su bebé (lo que implica también la difícil toma de decisión para “matar a su bebé”).
La autora pone de manifiesto la falta de conocimiento y sensibilidad de las autoridades sanitarias rusas en el tema del aborto tardío así como del luto posterior a la pérdida de un bebé. Un camino que tienen que transitar las mujeres rusas totalmente solas, debido a que los hombres ni siquiera tienen permitido entrar a las instituciones donde “los problemas de la mujer” son tratados y posteriormente deben guardar silencio de esa “situación tan fea y pecaminosa”.
A partir de la publicación del libro, en Rusia se inició una discusión masiva y agresiva, pero contrario a lo que se pensara,
no se dio por parte de la comunidad médica, sino por las propias mujeres rusas que dieron pie a discursos de odio hacia la autora.
Este libro no sólo pone sobre la mesa el grave problema de la institución médica Rusa sobre el aborto tardío (ya que sólo es legal hasta las 12 semanas) y el nulo apoyo psicológico que se presta a las mujeres que han sufrido la pérdida de su bebé (por la causa que sea), lo más importante de todo esto es que visibiliza el machismo exacerbado que vive la sociedad rusa POR PARTE DE LAS PROPIAS MUJERES.
Anna señala en una entrevista “Dudar de que la mujer tenga derecho a decidir sobre su propio cuerpo parece mucho más cerrado aquí. Aquí (en Rusia) es mejor que obedezcan y se desahogan del feto “defectuoso” pase lo que pase.”
Un libro con un potente mensaje: La lucha no ha terminado, la mujer sigue siendo el objeto sin valor y sin alma que puede ser manipulado, vapuleado, estigmatizado y marcado por una sociedad que culturalmente ha creído que su destino es sufrir y callar.
Un libro recomendado para absolutamente todos. ⭐️⭐️⭐️⭐️⭐️
Instagram @grettitalee
November 27, 2022
Lo que narra Tienes que mirar es tremendo, pero la manera en que lo aborda Anna Starobinets es perfecta: cómo dosifica la historia, cómo muestra su desdoblamiento entre una persona angustiada y otra capaz de observar todo lo que sucede con ecuanimidad y sentido práctico, el modo en que revela lo inhumano que es el sistema sanitario ruso hacia las mujeres que deciden abortar. Incluso su impaciencia, tan comprensible, hacia las visiones empalagosas e infantilizadoras del embarazo (las «mamis» y los «enanos»). Parecería que el sentido de ese «tienes que mirar» no es únicamente el que tiene dentro de la historia, sino que también es una exhortación a los lectores para que conozcan en todo su descarnamiento una realidad que en general se silencia, la pérdida gestacional y el exacerbamiento de la violencia obstétrica.
November 7, 2022
Doloroso, punzante y muy melancólico. Que difícil hacer el recuento del daño, del sufrimiento y la desesperación.
Me inundo de tristeza pero también pude aprender mucho sobre el tema de la “violencia obstetrica” y el trato a las mujeres embarazadas en diferentes países.
También las vivencias del trauma y el duelo son manifestaciones muy difíciles en esta lectura, el lector debe de estar consciente que habrá situaciones explícitas y por ende sensible para ciertos grupos.
Un libro súper valiente, un recuento honesto y de esperanza.
Me inundo de tristeza pero también pude aprender mucho sobre el tema de la “violencia obstetrica” y el trato a las mujeres embarazadas en diferentes países.
También las vivencias del trauma y el duelo son manifestaciones muy difíciles en esta lectura, el lector debe de estar consciente que habrá situaciones explícitas y por ende sensible para ciertos grupos.
Un libro súper valiente, un recuento honesto y de esperanza.
April 25, 2022
La madre patria rusa siempre ha exigido a sus hijos grandes sacrificios, inhumanos en muchas ocasiones, y ahí es donde ha radicado su fracaso. Starobinets, abandonada por una madre patria sin alma, cuenta su viaje a los infiernos y no necesita de elementos paranormales para dar miedo.
Estremecedor.
Estremecedor.
May 27, 2022
Impecable. Un relato que, sin escapar de absolutamente ningún detalle gráfico, evita sin embargo ser morboso o escabroso. Un relato humano sobre la maternidad, el aborto y la indefensión ante los sistemas de salud.
May 2, 2024
A manera de crónica, la autora nos cuenta el vía crucis que pasó durante la gestación de un bebé con malformación congénita no compatible con la vida.
Sus memorias me remecen y me hacen sentir muchas emociones. Dolor por ella y por el bebé. Tristeza de saber lo abandonada que está una mujer ante un embarazo no viable en muchas partes del mundo. Decepción ante un estado y sistema de salud sin empatía.
Escribir es terapéutico. Anna se ha liberado. Anna puede continuar. Anna puede volver a vivir sin miedo. Anna, ya no hay ninguna razón para sentir dolor.
Un beso al cielo para el minitejón.
Sus memorias me remecen y me hacen sentir muchas emociones. Dolor por ella y por el bebé. Tristeza de saber lo abandonada que está una mujer ante un embarazo no viable en muchas partes del mundo. Decepción ante un estado y sistema de salud sin empatía.
Escribir es terapéutico. Anna se ha liberado. Anna puede continuar. Anna puede volver a vivir sin miedo. Anna, ya no hay ninguna razón para sentir dolor.
Un beso al cielo para el minitejón.
October 22, 2025
Desgarradora y cruda, está historia té sacude y te quita el aliento, te indigna y té abre los ojos a una realidad que ojalá no existiera. Un relato demoledor pero necesario para abrir consciencias de una sociedad que tiene mucho aún que mejorar.
March 2, 2017
Очень пронзительная, очень честная... и очень тяжёлая книга. Особенно для тех, чья семья пережила подобное, потерю своего ещё не родившегося ребёнка. В то же время это очень нужная книга. Нужная всем, чтобы понять, что это за кошмар, и как он продолжает культивироваться современной медициной в экс-СССР. И особенно нужная тем, кто через это прошёл. Нам, мужьям (а порой и родителям), никогда не понять мать, которая потеряла ребёнка, но такая пронзительная повоесть об этой боли поможет нам стать ближе к своей семье и вместе справиться с потерей. Не плода, как его называют врачи, а своего ребёнка. Который навсегда останется нашим ребёнком.
March 11, 2021
Realmente no es necesario que yo hable de Anna Starobinets o de esta joya literaria que supone Tienes que mirar (sus escritos cantan loas por ella), pues ya lo hacen medios más elevados de la prensa. Pero, qué puedo decir, estoy embrujado por su prosa, y no me resisto a leer todo cuanto publica desde que la descubrí (mal palabro y mal aplicado, lo sé) con Una edad difícil, y más aún cuando presencié una de sus charlas hipnóticas. Me gusta poder hablar de su narrativa, que no analizarla, incluso desde la pulsión de dolor que late en estas páginas que vamos a comentar.
«Pero esto es una web de terror y de género», estaréis pensando, «¿qué nos quiere colar aquí este señor?». Vamos a salir de dudas, no es una novela de ficción; es realismo, una biografía, casi un ensayo. Narrado desde la bella prosa de la autora (cuánto debió exorcizar con ello) quien, con su lírica, nos provoca un agujero en el corazón. Porque la realidad guarda terrores que, muchas veces, incluso habiendo pasado por situaciones parecidas (y no es el caso y, por favor, que nadie se compare con nadie en el dolor nunca; la pena no es una competición), es imposible entender ese dolor. Ya en las primeras páginas las punzadas se suceden, una tras otra cual estocadas. Y da miedo, produce angustia; pero no estamos leyendo una novela de género, sino un manuscrito sobre lo que ha sufrido una persona y una familia ante la peor noticia.
Presenciamos la crónica desgarradora de una muerte anunciada casi sin alumbrar. Y el proceso paso a paso: la conmoción, la esperanza, la negación, la búsqueda, la asunción, la fuga, el degaste, el trauma. Junto a todas las dificultades y trabas de una sociedad, de un sistema que no ayuda, que vive de tu dolor y lo alienta. En este caso, la fría sociedad rusa, expuesta aquí. El cómo te hacen sentir culpable y responsable de una anomalía que debiera ser tu gran alegría y, por ende, traslada esa culpa y dolor a toda tu familia. Eso en el caso que tengas familia porque, si no, te hundirás en la soledad, dejando que te afecte cada opinión no razonada, no científica, no meditada; palabras con filo. Solamente por el simple hecho de las apariencias, la ladina definición de lo que está bien y lo que es correcto; malditas apariencias. Porque ese sistema tiende a culpabilizar a la mujer, a aislarla, a verla como el bicho raro. Lo vais a comprender durante la lectura, y no os gustarán tamañas injusticias.
Vislumbramos escenas que colindan con el maltrato psíquico, de pura voz, trato y comportamiento en los diagnósticos y la forma de comunicarlos por parte de médicos y doctoras, porque, a pesar de ser coincidentes en lo inevitable, la manera de expresarse puede confundir a la madre ya casi en duelo, profundizar en su herida. Y llevarla a tomar decisiones erróneas, cuasi manipuladas. Como ella misma dice, menos mal que sus conocimientos y estudios la salvaron en alguno de los casos. Se nos muestra, se nos pregunta, se nos cuestiona sobre la ética y la moral, y la única respuesta que podemos obtener leyendo capítulo a capítulo, y quizá recordando experiencias personales propias o de gente querida, es: inhumanidad. ¿A qué mundo hemos sido vomitados? O peor ¿qué mundo hemos creado para ser vomitados por él? No es justificable que la humanidad siempre saque su faceta más cruel ante los vulnerables, que se parapeten en la fuerza de sus estatus o cargos. Y, todavía peor, que los especialistas, aquellos a quienes no se les exige explicar las cosas como una madre, pero sí como un profesional, como un ser humano hablando con otro ser humano (lo sé, incido en «humanidad», quizá algún día aprendamos lo que realmente significa), abusen con saña, por medio de palabras, gestos, indiferencias, tecnicismos, protocolos… Insentimiento. Deberíamos poder confiar en ellos y ellas. Deberíamos…
«Sobre qué está hablando este perturbado», diréis con razón.
Cierto. Antes que lo olvide y siga en las entrañas de la obra, este texto cuenta sobre una madre embarazada de su segundo hijo, al que encuentran un problema congénito, irrecuperable. El niño nacerá muerto o morirá a los minutos de nacer. Aquí se plantea la disyuntiva a seguir por la mujer en shock, todas esas trabas de las que hablamos gestionadas por el sistema sanitario ruso. Pasas de ser una futura madre, parte de la sociedad, a alguien que debe ser escondida, diferente cual monstruo, no vayas a contagiar al resto de embarazadas. Entonces comienza el proceso, confirmar los resultados, una y otra vez, las que sean necesarias. Encontrar soluciones alternativas. Tomar una decisión. Para llegar al aborto, que no está bien visto, y no pensando en el bebé. A partir de aquí es un viaje, y no solo emocional, también saliendo a una Europa más abierta, donde comprobamos que no todo el trato médico es igual (y menos mal). Y, una vez pasado por quirófano, su periplo continúa, porque la historia no acaba con ese aborto, no. Después, llegan las consecuencias, la psique, la recuperación, de haberla.
Las diferencias entre el sistema sanitario ruso y alemán (perdonad que insista, pero es vital insistir, igual que lo hace la autora) quedan claras, prístinas. Las condiciones humanitarias (sí, de nuevo humanidad). La manera en que uno es un proceso médico, y el otro, una purga, un castigo por el que debes pasar y sufrir como si hubieras hecho algo malo. Aliviar el dolor y no obligar a regodearse en el mismo hasta el quebranto. Horrendo.
Surgen dudas viendo estas crudas vivencias, como: ¿cuál es el umbral de la resistencia hasta el derrumbe? Y ¿cuántas veces eres capaz de levantarte tras ese colapso continuo?
Como apuntes puramente literarios, la disociación de la protagonista de la novela resulta terrible, escalofriante, con sus dos yos: la que sufre, la que observa. Y es tan buena Anna Starobinets que provoca ese mismo efecto; creer que estamos leyendo una novela sobre un personaje de ficción, cuando en verdad se está abriendo en canal, ofreciendo su testimonio sin una concesión por si pudiera ayudar a alguien; para que sepan las mujeres en su situación que no tienen por qué estar solas, y quizá, solo quizá, como catarsis de aquello que nunca se irá del todo. La narración sosegada, quirúrgica, magistral, transcurre en presente con píldoras traídas del futuro nefasto que bien conoce la narradora autobiográfica. Nos conmueve toda la emoción desencadenada, porque lo sentimos cercano,íntimo, desgarrador de verbo.
Y hay un elemento que sobrevuela la novela, el miedo. Y no el miedo a una sola cosa, más bien se trata de infinitos temores, inimaginables, mínimos, acumulados, consecutivos. Tanto, tanto y tanto miedo. A mirar o no mirar. A acertar o equivocarse. Y el miedo siempre es capaz de engendrar nuevos miedos, y algunos de esos miedos se traspasan a lo físico. La mente a la deriva, esa torturadora inclemente a la que regalamos alas, nos aprisiona, nos asfixia, nos reduce a la nada. Esas son las consecuencias que nunca se marchan, aunque puedan ser contenidas. Con el apoyo de quien te quiere. Con ayuda de profesionales. Con voluntad indomable y férrea. Dentro de las múltiples escenas que van a acompañarnos tras cerrar el libro, hay una que me atormenta, por lo vulnerable, por el traslado que me provoca. Ese hospital psiquiátrico. De repente, prisionera. Una vida en claustrofobia, encerrada en jaula de pájaro. Rejas en la cabeza, puertas cerradas en ese pasillo de psiquiatría del que podías no haber salido nunca.
¿Cuán dura es la novela? Mucho. ¿Cuán difícil de leer? Nada. Un suspiro adictivo. Casi imposible no devorarla de un tirón, pues te mantiene conteniendo la respiración hasta su página final. Acompañamos a Anna durante toda su pesadilla, sin pausas ni alivios o atajos (no se ahorra un instante, una imagen, una crueldad, no debe), intentando intuir la luz al final del túnel; que la vida vuelva a albergar parte de cuento, aunque los tentáculos residuales de la misma sean atroces y constantes. Deseamos soltar ese suspiro de alivio cuando por fin pueda salir de ese laberinto interminable. Se vacía la autora. Comparte la experiencia. La sentimos. Te sentimos.
Conclusión ineludible: leed a Anna Starobinets. Ya. Con urgencia. Leed Tienes que mirar, para pasar después al resto de su bibliografía. Sin demora.
Pd: dentro de la reivindicación habitual, esta Señora Escritora, con mayúscula (que si no es multipremiada, pronto lo será, como también de culto), escribe a su vez literatura de terror y de ciencia ficción, sin plegarse a tabús, a géneros, a normas establecidas. Mezclando. Jugando. Atemorizando. Y no por ello es menos escritora y es menos literatura. Queda dicho.
«Pero esto es una web de terror y de género», estaréis pensando, «¿qué nos quiere colar aquí este señor?». Vamos a salir de dudas, no es una novela de ficción; es realismo, una biografía, casi un ensayo. Narrado desde la bella prosa de la autora (cuánto debió exorcizar con ello) quien, con su lírica, nos provoca un agujero en el corazón. Porque la realidad guarda terrores que, muchas veces, incluso habiendo pasado por situaciones parecidas (y no es el caso y, por favor, que nadie se compare con nadie en el dolor nunca; la pena no es una competición), es imposible entender ese dolor. Ya en las primeras páginas las punzadas se suceden, una tras otra cual estocadas. Y da miedo, produce angustia; pero no estamos leyendo una novela de género, sino un manuscrito sobre lo que ha sufrido una persona y una familia ante la peor noticia.
Presenciamos la crónica desgarradora de una muerte anunciada casi sin alumbrar. Y el proceso paso a paso: la conmoción, la esperanza, la negación, la búsqueda, la asunción, la fuga, el degaste, el trauma. Junto a todas las dificultades y trabas de una sociedad, de un sistema que no ayuda, que vive de tu dolor y lo alienta. En este caso, la fría sociedad rusa, expuesta aquí. El cómo te hacen sentir culpable y responsable de una anomalía que debiera ser tu gran alegría y, por ende, traslada esa culpa y dolor a toda tu familia. Eso en el caso que tengas familia porque, si no, te hundirás en la soledad, dejando que te afecte cada opinión no razonada, no científica, no meditada; palabras con filo. Solamente por el simple hecho de las apariencias, la ladina definición de lo que está bien y lo que es correcto; malditas apariencias. Porque ese sistema tiende a culpabilizar a la mujer, a aislarla, a verla como el bicho raro. Lo vais a comprender durante la lectura, y no os gustarán tamañas injusticias.
Vislumbramos escenas que colindan con el maltrato psíquico, de pura voz, trato y comportamiento en los diagnósticos y la forma de comunicarlos por parte de médicos y doctoras, porque, a pesar de ser coincidentes en lo inevitable, la manera de expresarse puede confundir a la madre ya casi en duelo, profundizar en su herida. Y llevarla a tomar decisiones erróneas, cuasi manipuladas. Como ella misma dice, menos mal que sus conocimientos y estudios la salvaron en alguno de los casos. Se nos muestra, se nos pregunta, se nos cuestiona sobre la ética y la moral, y la única respuesta que podemos obtener leyendo capítulo a capítulo, y quizá recordando experiencias personales propias o de gente querida, es: inhumanidad. ¿A qué mundo hemos sido vomitados? O peor ¿qué mundo hemos creado para ser vomitados por él? No es justificable que la humanidad siempre saque su faceta más cruel ante los vulnerables, que se parapeten en la fuerza de sus estatus o cargos. Y, todavía peor, que los especialistas, aquellos a quienes no se les exige explicar las cosas como una madre, pero sí como un profesional, como un ser humano hablando con otro ser humano (lo sé, incido en «humanidad», quizá algún día aprendamos lo que realmente significa), abusen con saña, por medio de palabras, gestos, indiferencias, tecnicismos, protocolos… Insentimiento. Deberíamos poder confiar en ellos y ellas. Deberíamos…
«Sobre qué está hablando este perturbado», diréis con razón.
Cierto. Antes que lo olvide y siga en las entrañas de la obra, este texto cuenta sobre una madre embarazada de su segundo hijo, al que encuentran un problema congénito, irrecuperable. El niño nacerá muerto o morirá a los minutos de nacer. Aquí se plantea la disyuntiva a seguir por la mujer en shock, todas esas trabas de las que hablamos gestionadas por el sistema sanitario ruso. Pasas de ser una futura madre, parte de la sociedad, a alguien que debe ser escondida, diferente cual monstruo, no vayas a contagiar al resto de embarazadas. Entonces comienza el proceso, confirmar los resultados, una y otra vez, las que sean necesarias. Encontrar soluciones alternativas. Tomar una decisión. Para llegar al aborto, que no está bien visto, y no pensando en el bebé. A partir de aquí es un viaje, y no solo emocional, también saliendo a una Europa más abierta, donde comprobamos que no todo el trato médico es igual (y menos mal). Y, una vez pasado por quirófano, su periplo continúa, porque la historia no acaba con ese aborto, no. Después, llegan las consecuencias, la psique, la recuperación, de haberla.
Las diferencias entre el sistema sanitario ruso y alemán (perdonad que insista, pero es vital insistir, igual que lo hace la autora) quedan claras, prístinas. Las condiciones humanitarias (sí, de nuevo humanidad). La manera en que uno es un proceso médico, y el otro, una purga, un castigo por el que debes pasar y sufrir como si hubieras hecho algo malo. Aliviar el dolor y no obligar a regodearse en el mismo hasta el quebranto. Horrendo.
Surgen dudas viendo estas crudas vivencias, como: ¿cuál es el umbral de la resistencia hasta el derrumbe? Y ¿cuántas veces eres capaz de levantarte tras ese colapso continuo?
Como apuntes puramente literarios, la disociación de la protagonista de la novela resulta terrible, escalofriante, con sus dos yos: la que sufre, la que observa. Y es tan buena Anna Starobinets que provoca ese mismo efecto; creer que estamos leyendo una novela sobre un personaje de ficción, cuando en verdad se está abriendo en canal, ofreciendo su testimonio sin una concesión por si pudiera ayudar a alguien; para que sepan las mujeres en su situación que no tienen por qué estar solas, y quizá, solo quizá, como catarsis de aquello que nunca se irá del todo. La narración sosegada, quirúrgica, magistral, transcurre en presente con píldoras traídas del futuro nefasto que bien conoce la narradora autobiográfica. Nos conmueve toda la emoción desencadenada, porque lo sentimos cercano,íntimo, desgarrador de verbo.
Y hay un elemento que sobrevuela la novela, el miedo. Y no el miedo a una sola cosa, más bien se trata de infinitos temores, inimaginables, mínimos, acumulados, consecutivos. Tanto, tanto y tanto miedo. A mirar o no mirar. A acertar o equivocarse. Y el miedo siempre es capaz de engendrar nuevos miedos, y algunos de esos miedos se traspasan a lo físico. La mente a la deriva, esa torturadora inclemente a la que regalamos alas, nos aprisiona, nos asfixia, nos reduce a la nada. Esas son las consecuencias que nunca se marchan, aunque puedan ser contenidas. Con el apoyo de quien te quiere. Con ayuda de profesionales. Con voluntad indomable y férrea. Dentro de las múltiples escenas que van a acompañarnos tras cerrar el libro, hay una que me atormenta, por lo vulnerable, por el traslado que me provoca. Ese hospital psiquiátrico. De repente, prisionera. Una vida en claustrofobia, encerrada en jaula de pájaro. Rejas en la cabeza, puertas cerradas en ese pasillo de psiquiatría del que podías no haber salido nunca.
¿Cuán dura es la novela? Mucho. ¿Cuán difícil de leer? Nada. Un suspiro adictivo. Casi imposible no devorarla de un tirón, pues te mantiene conteniendo la respiración hasta su página final. Acompañamos a Anna durante toda su pesadilla, sin pausas ni alivios o atajos (no se ahorra un instante, una imagen, una crueldad, no debe), intentando intuir la luz al final del túnel; que la vida vuelva a albergar parte de cuento, aunque los tentáculos residuales de la misma sean atroces y constantes. Deseamos soltar ese suspiro de alivio cuando por fin pueda salir de ese laberinto interminable. Se vacía la autora. Comparte la experiencia. La sentimos. Te sentimos.
Conclusión ineludible: leed a Anna Starobinets. Ya. Con urgencia. Leed Tienes que mirar, para pasar después al resto de su bibliografía. Sin demora.
Pd: dentro de la reivindicación habitual, esta Señora Escritora, con mayúscula (que si no es multipremiada, pronto lo será, como también de culto), escribe a su vez literatura de terror y de ciencia ficción, sin plegarse a tabús, a géneros, a normas establecidas. Mezclando. Jugando. Atemorizando. Y no por ello es menos escritora y es menos literatura. Queda dicho.
Displaying 1 - 30 of 908 reviews