Madrid. 18 cm. 286 p. Encuadernación en tapa blanda de editorial ilustrada. Colección 'El Libro de bolsillo', numero coleccion(1124. Sección Literatura). Pérez Galdós, Benito 1843-1920. Miau. El libro de bolsillo (Alianza Editorial). 1124. Sección Literatura .. Este libro es de segunda mano y tiene o puede tener marcas y señales de su anterior propietario. 8420601241
Si bien es Fortunata y Jacinta la novela que, más que merecidamente, le ha granjeado la fama a Benito Pérez Galdós de mejor novelista español después del mismísimo Miguel de Cervantes, Miau me parece si no superior, digna acompañante de las "dos historias de casadas". Esperpéntica por demás, con el personaje de Ramón de Vilaamil parece adelantar o prefigurar al Max Estrella de la pieza maestra de Valle Inclán, Luces de bohemia. Y cuando pensé que no podía existie personaje más antipático que Juanito Santacruz, de Fortunata... viene Galdós y crea al monstruo encantador de Víctor Cadalso.
Como siempre, Pérez Galdós descolla como un magnífico creador de caracteres. Es un maestro de la observación de la naturaleza humana, siento que nada tiene que envidiarle a un Balzac. Y su nivel de realismo es tan crudo como satírico, tan desencantado como elegante.
Miau quizás es injustamente poco conocida, o confieso mi ignorancia al no conocer o siquiera sospechar la maravilla de novela que es.
Si hay algo indudable en la prosa de Galdós, es que los mensajes que quiere transmitir no andan ocultos entre adornos inútiles. Lo que pretende transmitirnos, lo hace de forma clara: España se desangra, ese el mensaje principal de la obra. Lo que fue un imperio y una nación de peso en Europa y el mundo se viene abajo. Es esclarecedor y visionario que apenas 10 años después de la publicación de esta obra, se produjeran las pérdidas y debacle de Filipinas y de Cuba.
El sistema de acceder a los altos cargos de la administración pública, sigue siendo perfectamente válido para la actualidad: no prospera el que más vale, sino el que mejor entiende los engranajes de la administración, la forma de medrar a costa de pisar al semejante o incluso al que te ayudó, y el que hay mil componendas más importantes que la capacidad de la persona para hacerse con un cargo. A diario se ve en nuestro país. El cínico es el triunfador absoluto en la administración (y en la política).
Galdós siempre de forma moderada, pero no deja una sola de sus novelas sin mostrar su escepticismo religioso.
Lo que menos me gusta es la reiteración en el mensaje; la machaconería sobre su mensaje-fuerza.
También se echa de menos algún cambio de rumbo radical en la novela, algo que siempre le gusta al lector, un volantazo que te haga salir del espacio de confort. Hay un momento en la novela en que sale un cuchillo, un hacha… Como decía Chejov, si sale una pistola en la narración, esta debe ser usada. Aquí por muy bruto de que resulte, eché de menos que no fuera usada ese hacha. Luego sale una pistola...
El final me gustó bastante, el cambio en la posición del protagonista con respecto a su familia, o por mejor decir, el esclarecimiento de esta posición.
Como siempre, bestial (en el mejor sentido de la palabra). Un libro lleno de crítica, ironía e historia. Villaamil es de esos personajes literarios que siempre me acompañarán. Imprescindible.
Há mais anos do que me consigo lembrar, estagiei numa empresa em Las Palmas com sede na c/ Pérez Galdós. Não foi preciso muito tempo para me aperceber que Pérez Galdós era um filho ilustre da Gran Canaria: para além da rua, havia o Teatro Pérez Galdós, a Casa-Museu Pérez Galdós, um parque, e outros sítios e monumentos alusivos ao grande senhor.
Eu, que já na altura gostava de ler, fiquei envergonhada por não conhecer o escritor, e não tardou muito que me enfiasse numa livraria, com a boa desculpa de suprir tão deplorável falha. Sem referências que me orientassem (na altura a internet dava os primeiros passos, e as pessoas com quem estava não eram grandes leitores), guiei-me pelos textos das contra-capas e pelos títulos. Miau foi o primeiro a ir para o saco.
Contudo, outras actividades e outros livros se foram metendo pelo meio e passariam várias décadas até lhe pegar. Fiz mal, pois gostei imenso da escrita de Pérez Galdós, a fazer-me lembrar um pouco o nosso Eça, pelas descrições maldosas:
Su gran boca no se sabía dónde acababa. Las orejas lo sabrían.
pela crítica social:
(…) cuando se veía entrar en la Dirección del Tesoro o en la Secretaría a los altos personajes de la Banca, temblaba por la riquezadel Erario (…)
e pela ironia e anti-clericalismo:
Últimamente importaba Cabrera enormes partidas de estampitas para premios o primera comunión, grandes cromos de los dos Sagrados Corazones, y por fin, agrandando y extendiendo el negocio, trajo surtidos de imágenes vulgarísimas, (...)doraditas las telas a la bizantina, y las caras con chapas de rosicler, como si en el cielo se usara ponerse colorete.
E agora tenho que ir procurar o Daphne y Ensueños (este já não me lembro, mas quase aposto que o trouxe pelo título :) e mais algum que terei comprado e já não me lembro. Sinto-me tão contente como quando descobri Machado de Assis :)
Primera lectura de una obra de Galdós. Increíble la habilidad que mantiene en toda la novela para diferenciar y dotar de carácter y voz completamente diferentes a cada uno de los increiblemente bien construidos personajes. Es una de esas novelas que podrían leerse sin que entre los guiones se aclarara quien dice cada cosa, pues se imprime tan perfectamente en el habla el carácter de cada uno de ellos que resultaría innecesario.
La novela trata por lo general de la sempiterna espera de un funcionario cesante por ser colocado en algún puesto de la Administración Pública, en el Madrid galdosiano de finales del siglo XIX, durante la restauración borbónica. A través de él, su familia, su entorno... Galdós hace una enorme critica de la estructura y funcionamiento de la administración, y trata temas como la libertad, la desesperación, la defensa de los ideales, la rutina, el querer y no poder... además del amor. Destacar además el personaje de Cadalsito, el pequeño de la familia, que verá a "Dios" al sufrir de ciertos desmayos, y que será la conciencia viva de toda la familia. Siendo cada uno de estos encuentros con El Señor fantásticas piezas de literatura.
Si bien es cierto que el libro gravita continuamente alrededor de las mismas ideas (y esto puede resultar cansado para algunos lectores), además no sigue estrictamente la estructura tradicional (introducción, nudo y desenlace) , salvo por el final, lo cual quizá ralentiza demasiado el ritmo, que por otra parte es el propio de la literatura decimonónica. A pesar de todo fantástica lectura y muy recomendable.
La lógica española no puede fallar. El pillo delante del honrado; el ignorante encima del entendido; el funcionario probo debajo, siempre debajo.
¡Oh dichosa edad de la despreocupación y del qué se me da a mí! Dios os la prolongue. Haced todos los disparates que se os ocurran, jóvenes, y pecad todo lo que podáis, y reíos del mundo y sus incumbencias, antes que os llegue la negra y caigáis en la horrible esclavitud del pan de cada día y de la posición social.
Nadie como Galdós para hacer de la sátira un arte, y Miau es otro buen ejemplo de ello.
La familia Villaalmil es la elegida para, a través de sus contratiempos, hacer una crítica feroz al Estado y sus corruptelas, así como de una sociedad dormida y sumisa, que permite lo primero. Un mal endémico de este país, a la vista de los acontecimientos.
Galdós hace caricatura de ese sálvese quien pueda, en el que los pillos van por delante de los dignos, y la esperanza deja paso a la desdicha. Como es habitual en él, dibuja personajes muy exagerados en sus virtudes y defectos para hacer patente esta crítica con un sentido del humor finísimo.
Hay que leerlo más.
8/10
"Al que merece, desengaños; al que no, confites. Esta es la lógica española. Todo al revés; el país de los viceversas..."
Todavía recuerdo con alguna nitidez esta historia, a pesar de que la leí en el año de mariacastaña, poco más o menos... Debía de estar haciendo todavía el bachillerato!
Me gustó el final, porque estaba en mi época romántica y no necesitaba finales alegres.
Y un detalle: en mi habla personal, uso mucho "dabuten" para referirme a algo bueno. Esa palabra estaba de moda en el argot madrileño aproximadamente por la época en que leí este libro. Pues bien: Galdós me reveló algo sobre su antigüedad. El protagonista, en cierto pasaje de la novela, dice: «Es de Abuten».
Miau es una nueva entrega de la "comedia madrileña", que creo que no tiene nada que envidiar a la "comedia humana" del gran Balzac. Los personajes sobre los que se fija la atención del maestro Galdós son una familia cuyo cabeza es un funcionario cesante, es decir, que se ha quedado sin empleo en el ministerio de Hacienda después de un cambio de gobierno. La situación angustiosa para este don Ramón Villaamil contrasta con la vida frívola de su esposa, cuñada e hija, con el habitual tono humorístico del autor, singularmente el nieto Luisín da deliciosos momentos de gozo al lector. La novela va adquiriendo un tono más dramático conforme el personaje de don Ramón va acaparando la acción, en un crescendo magistral, como pocas veces he disfrutado.
La descripción de la administración pública y los funcionarios es demoledora, para un liberal como yo, no puede ser más fiel a la realidad que conocemos. Una obra maestra llena de perspicaces hallazgos sobre la condición humana que don Benito tiene a bien compartir con sus lectores. Soy un devoto de Galdós...
Ay, Benito... me has contado una tragedia sin que me haya enterado, todo el tiempo manteniendo la sonrisa en los labios... y lo he ido entendiendo por el camino: la pobreza, la esperanza, la ilusión, el amor que parece inquebrantable, todo sujeto a poder comer, a tener la mínima esperanza de tener con qué comer
y cuando ya no queda absolutamente nada, nada de nada, has echado el telón de la novela, dejándome helada
2,5. No es de las lecturas que me gustan. También se hace un poco pesado el tema del funcionariado y la administración. Pero me gusta la crítica que hace de los enchufes, amiguismos, de la hipocresía y lo cruel que puede ser la gente. En fin, toca muchos temas con ojo cínico y cargado de ironía.
A classic nineteen century novel that has stood the test of time. The detailed descriptions of place and of people’s appearances, their dress and manners, together with a certain amount (but not too much) psychological observation are very much of the period in which it was written. This is a novel about how spite is an inherent human vice, which can easily generate real evil. In the dynamics of spite, even the usually inoffensive business of nicknames can provide the impetus of malice. In a spiteful world honesty and competence are seen as foolish impediments to “getting on” and people attack the weak and vulnerable because they are weak and vulnerable. Perez Galdos’ depiction of a bureaucracy that regularly promotes incompetent braggarts is as true today as it was in his day.
Me ha costado muchísimo menos acabarlo de lo que esperaba, es más, me llevo un grato recuerdo. Es una novela compleja, con personajes tan blancos y puros como Luisito, y personajes negros como el hollín como Víctor. La leía con cierta melancolía, ya que la vida tan desgraciada de estos personajes me ha pesado más de lo que esperaba.
Me gustaría destacar dos aspectos de la novela:
1. Y yo creo que el más importan para mí, el narrador. El narrador es omnisciente, todo lo sabe y lo conoce y además interviene en el relato cuando le da la gana. Pero me ha dejado patidifuso cómo el narrador se pone en contra de la familia; cómo llama por motes despectivos a algunos personajes y como vanagloria y resalta las horrendas cualidades de Víctor, un sociópata con ínfulas de diablo.
2. La animalización de los personajes. He leído un artículo referente a este aspecto de la novela y me ha encantado. Esta animalización la comparan con la supervivencia del más fuerte, con la teoría de Darwin; en cierto grado es verdad. Los personajes pierden su humanidad para ser simples animales, que buscan la manera de sobrevivir y salir a flote de esa crisis que los ahoga. Y no es sino Víctor, el truhán, el más adaptado para sobrevivir en ese mundo, el que consigue adaptarse y acabar bien colocado en el Estado.
De las novelas de Galdós con más registros y dimensiones. También de las más atendidas por la crítica, quizá por situarse en un importante periodo de transición dentro de su producción narrativa (hacia el misticismo). La leí por primera vez hace muchos años y ni la entendí ni tenía interés en hacerlo; solo era una endemoniada lectura obligatoria más.
Traza Galdós en «Miau» un compleja realidad narrativa en descomposición que satiriza y deshumaniza a través de la permanente animalización de personajes y actitudes. Es Villaamil, el protagonista, un viejo funcionario cesado tras el cambio de régimen (1874) que busca volver a colocarse en la administración. Desfasado e incapaz de renovarse, su personaje evoluciona de hombre sensato y racional a hombre depresivo y paranoico; una cuidada y medida evolución que desemboca en el previsible y trágico final.
Con su poética de la indeterminación y la ambigüedad, aborda Galdós el tema de la responsabilidad; cuestión que sigue hoy en el centro de las miradas críticas hacia la obra. Los críticos españoles tienden mayoritariamente a ver en «Miau» una crítica a la burocracia y sociedad; colocan a Villaamil, por tanto, como una víctima. Los críticos anglosajones, en cambio, exponen una visión contraria e irreconcilable con la primera: la culpa de sus infortunios la tiene el propio Villaamil; el hombre se hace a sí mismo y es su responsabilidad no saber renovarse o buscar alternativas vitales a vivir de la administración. Victimización española frente al self-made man americano. Dos visiones del mundo. ¿Cuál querría transmitir Galdós?
Me lo recomendó una amiga como uno de los mejores libros que había leído. Al principio he de decir que no comprendía esta rotunda afirmación, pues creo que otras lecturas de Galdós supieron captarme desde sus primeros capítulos, cosa que a Miau le costó más. No obstante, a partir del ecuador de la novela, esta no ha hecho más que envolverme entre sus páginas, cada vez su historia me atraía más hasta desembocar en el gran desenlace.
Novela de contrastes, tan realista pero tan romántica, tornándose entre la locura y la serenidad, contraponiendo la vejez con la juventud e incluso con la infancia. Galdós consigue crear, una vez más, un claro reflejo de la sociedad de su tiempo, sacando gran partido al realismo y a la literaturización que se plasma en sus personajes, tan teatrales a la vez que novelísticos.
Por supuesto, no puede faltar una breve mención a Luisito Cadalso, el pequeño miembro del clan Miau, que ha sido el pilar fundamental para esta novela por la combinación que en su carácter aparece de la inocencia, la sabiduría y la religiosidad, que logra crear una gran empatía en el lector. Junto a Marianela y a Tristana, sin duda de mis criaturas galdosianas favoritas.
Cuando leía las opiniones de algunos hispanistas que decían de Galdós que era el mejor escritor español después de Cervantes, yo tuve mis reservas. Aún las tengo, pero después de leer Miau no puedo negar que este autor es uno de los mejores que tocó nuestra preciada lengua. La psicología de sus personajes está magistralmente desplegada, su prosa es luminosa y una delicia de leer. Aunque los hablantes del español a veces tengamos una rara especie de complejo de inferioridad ante otras literaturas, con Galdós como caballo de batalla decimonónico sí podemos competir contra cualquier Dickens y contra cualquier Dostoievski.
Miau is a cruel novel telling of the fall of Vilaamil, a once high ranking official in the Spanish government, but now compelled to beg his pension, use his grand-son to plead money and favour, and, live out of the charity of some of his family members, a family he barely manages to support. Is this all the fault of an ungrateful government? Or was the man thinking too high of himself and so expected way beyond his true value? It doesn't matter. This Spanish realism is of a biting cruelty, as striking as a blow straight to the face.
Unfortunately, the book is long, way too looong, spreading itself into a read which seems never ending (I confess I forced myself, I read this at a time when I was making a point to end my every book... Well!). The topic, for sure, is a perfect occasion to depict pretentious bureaucrats whose ambitions only equals their vanity. Yet, I wasn't enthralled. First, because such a quest for favours and money among the Madrid's bourgeoisie is not a subject which, I think, deserves such length to ponder upon. Then, because juggling between a grumpy old f.rt and an annoyingly snobbish family, trying desperately to keep up appearances despite a financial situation so dire it doesn't afford it its past lifestyle, you can't really claim characters are appealing. In fact, even the kid -Luis- is of an irritating bigotry.
Here are harsh and well-painted characters, at the image of a whole social class as arrogant as it is ridicule, but, the length and writing style were too soporific to my taste to be fully appreciated. It bored me more than anything.
Me ha gustado mucho leer a Galdós, nunca lo había leído. Me gusta su crítica y sus latiguillos, se lee muy bien. La historia en cambio me parece un poco repetitiva. Tiene sus partes de cotilleo, y un poco de onírico, pero en general todo gira en torno al puesto de trabajo del abuelo y se me hace algo cansino y aburrido.
Libro que recordaba gratamente de la adolescencia y que ahora al releerlo me ha vuelto a encantar. Es un lujo leer a Galdós, tras Cervantes y Miguel Delibes su prosa narrativa es excelente.
I tried. I know why he is celebrated. The writing isn't bad or anything like that. It just doesn't grab me. I was at page 96 and realized I just didn't care.
Aprofitant el confinament i per recomanació del programa Saber y Ganar, em va entrar el cuquet de rellegir Galdós. I vaig agafar l’única novel·la que tenia a casa i que encara no havia llegit, Miau. L’acció se situa a finals del segle XIX. Ramon de Villaamil és un cessant de l’Administració que espera ser re-col·locat, però, malgrat les cartes que fa a personatges influents, les súpliques a amics, els viatges al Ministeri, i les promeses que rep, la col·locació no arriba. Ell viu amb la seva dona, doña Pura, la germana d’aquesta, Milagros, la filla, Abelarda -a qui l’autor anomena sovint la insignificante- i el net Luisito Cadalso, fill d’una germana de l’Abelarda, que va morir molt jove. Com que el marit d’aquesta era un baliga-balaga, que la va fer patir molt, els avis es van quedar amb el nen, que puja esprimatxat i malaltís. La filla de la casa festeja amb un noi, Ponce, que espera heretar d’un oncle ric que està a punt de morir. Les dones de la casa, que les anomenen Les Miaus, per la seva cara felina, sembla que no són conscients de la situació de la família i segueixen aparentant tant com poden, anant a l’Òpera i rebent visites a casa. El nen va a l’escola, es mal estudiant i no gaudeix de l’afecte dels companys, que l’insulten i el persegueixen. A casa és estimat i mimat per les seves ties i àvia i fa de missatger quan el seu avi vol fer arribar alguna carta o alguna petició d’ajut a algun amic o alt càrrec. En somnis veu a Déu i parla amb ell. La història es complica quan apareix el pare del nen, el Víctor Cadalso, que treballava a València i, sembla ser que ha deixat la feina a l’Administració -o l’han tret per alguna operació irregular- i s’instal·la a casa dels sogres, afalagant a doña Pura i enamorant l’Abelarda que, si no fos perquè ell té molta mà esquerre, molta retòrica i aconsegueix frenar-la, l’hauria seguit on ell hagués volgut. A mesura que passa el temps, el drama i la desesperació de don Ramon es va intensificant i arriba al súmmum quan s’assabenta que al seu gendre, que tothom té per un aprofitat i oportunista amb pocs escrúpols, li han donat una bona feina al Ministeri i ell, un home íntegre, que només pensa en el bé comú i que sempre ha treballat per al bé de l’Estat, no el col·loquen. Finalment, quan el gendre proposa portar el nen a viure amb la seva germana i el seu cunyat -per interès propi- i a la casa s’arma un esvalot perquè les dones s’hi oposen, l’avi, contràriament al que podia semblar, porta el nen amb els oncles i li fa veure el bé que estarà amb ells. A partir d’aquí, el Ramon de Villaamil , com a fora de sí, trenca tots els lligams que l’unien amb la seva vida anterior, renega de les seves creences, integritat i docilitat i es delecta pensant com es quedarà d’alliberat quan acabi amb tot. Darrere del narrador i de les converses dels personatges, no es fa difícil entreveure l’interès i preocupació de l’autor per la política espanyola. El tema principal és la crítica a l’Administració burocràtica del Madrid d’aquella època i a la necessitat de donar més importància a les aparences que a la pròpia realitat, però el que és realment interessant de la novel·la és l’estil de Galdós, àgil, irònic, satíric, punyent, lúcid. Els diàlegs són boníssims. A través d’ells, el lector va entrant en el caràcter de cada personatge i, amb les explicacions del narrador, omniscient, va posant-nos en situació amb gran riquesa lèxica i abundància d’enumeracions, comparacions, metàfores i altres recursos.
Luis Cadalso es un pequeño de 8 años, muy espiritual y buen chico que vive al amparo de sus abuelos y tías maternas, ya que es huérfano de madre y su padre es altamente repudiado por mala persona. El abuelo es un anciano desempleado que día tras día busca una colocación y le es negada, la abuela solo piensa en guardar las apariencias y derrochar, a pesar de su tan precaria situación. El desarrollo de la trama familiar se convierte en una maraña de malestar e incertidumbre cuando aparece el padre de Luis para complicarles la vida. Como siempre, Pérez Galdós hace un bello y claro uso del lenguaje con esta hermosa obra, cuyo final es triste pero humano y realista.
Pobre Villaamil, vivía inmerso en una nube de pesimismo que no era sino un escudo que le permitía amortiguar el dolor del golpe al verlo venir, pero el escudo no era perfecto, la esperanza había conseguido crear grietas por las que de coló el golpe final. Y después de una vida de responabilidades, ataduras y penas, nuestro desgraciado Villaamil descubre que la única manera de ser feliz es ser libre, soltarse de toda atadura, incluso la vida terrenal.
Era el primer Galdós que leía y la verdad es que no ha sido el libro ideal. Estoy segura de que tiene obras mucho mejores, así que dentro de un tiempo me pondré con otra. Su estilo narrativo, su vocabulario y su humor son maravillosos, lástima que algunas partes de la historia sean demasiado repetitivas (todo el tema de los funcionarios me cansó bastante).
Miaow by Benito Pérez Galdós and translated by Margaret Jull Costa suffers from aimless pessimism and awkward translation.
I picked up Miaow for two reasons and was disappointed on both fronts.
One, I’m a cat lover and found the beautiful cats on the cover irresistible. Sadly, there are no cats to speak of in this novel. It appears Galdós was a dog person; while the narrative does contain a loyal canine companion, the word “Miaow” refers to an insult directed at the main characters for their apparent feline-like appearance.
Two, the blurb compares Miaow to the novels of Charles Dickens and Honoré de Balzac, the authors of two of my favorite classics, The Tale of Two Cities and Père Goriot. This comparison, perhaps, set my expectations too high. Miaow shares similar themes to these books (namely disillusionment of the working and middle classes), but none of their beauty or tragic heroism.
Some of the problem lies with the translation. It’s easy enough to follow, but many of the turns-of-phrase are awkward. I imagine this book is much more poetic in Spanish. The author also uses parentheticals to describe tone of voice or action, almost like stage directions. E.g. a character will say something (in a tone of great import) or do something (waving his hands frantically). I found this device distracting, especially as someone who grew up in the twenty-first century and associates such parentheticals with the use of asterisk in bad fan fiction *shakes head regretfully*.
Mostly, however, I could not connect to the characters. This book follows a family hanging onto the edge of the middle class as their patriarch, on the cusp of being able to finish his civil service tenure to be eligible for retirement, struggles to find work. His grandson, Luis, lives with them after his mother’s death. Luis is a sickly boy who sometimes suffers fainting spells where he converses with a figure he believes to be God. For the most part, the members of the family are neither sympathetic enough to root for nor deplorable enough to root against.
I never bought into the character’s lives or the novel’s themes. Its repetitiveness bored me to tears. My ultimate takeaway was that “the system” is designed to create misery in one’s professional life and people will make misery for themselves in their personal life. In any case, it made for a somewhat miserable reading experience.
Descenso a los infiernos de la pobreza de un pintoresco grupo de personajes, cuyo sustento es el sueldo del cabeza de familia, D. Ramón Villaamil, funcionario cesante, a quien faltan solamente dos meses para jubilarse con una pensión decente, pero no hay manera de que le vuelvan a contratar en la administración tributaria del Madrid de la segunda mitad del siglo XIX.
Si hubiera que resumir el argumento de esta novela en una frase de canción pop, sería esta: "Cuando la pobreza entra por la puerta, el amor salta por la ventana".
Temas que se tratan con profusión: la picaresca; el aparentar; el funcionariado vago o pillo que va ascendiendo en el escalafón a costa de otros trabajadores más honrados pero que no tienen "padrinos" o influencias políticas suficientes en un momento dado. Como el gobierno cambiaba de mano cada dos por tres, los "enchufes" también.
Confieso que hay frases en gran parte de la novela que me han hecho sonreír e incluso soltar una carcajada (página 193: vale más recoger boñiga en las calles que servir al gran pindongo del Estado).
Pero a partir de un dramático suceso que se narra en la página 282 de la edición que manejo, se produce un punto de inflexión y los hechos posteriores te hacen reflexionar más que reír.
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No descubro yo ahora la rueda si afirmo que Galdós es un narrador de 10. ¡Qué manera tan aguda tiene de describir el físico y la manera de ser de sus personajes! En el caso de esta novela, además, apoyado por una asimilación animalesca de muchos de ellos: (i) las mujeres de la familia Villaamil son apodadas las "Miau" por sus caras "aniñadas" y el aspecto "relamido" que muestran cuando acuden a la ópera; (ii) Don Ramón, en un momento dado, parece un "tigre viejo"; (iii) el portero del edificio en que viven tiene un porte simiesco, de "gorila"…
Ejemplos que prueban la maestría de la pluma de Galdós:
P. 37: [explicando cómo se produce la salida desordenada de los niños del colegio] Ningún himno a la libertad, entre los muchos que se han compuesto en las diferentes naciones, es tan hermoso como el que entonan los oprimidos de la enseñanza elemental al soltar el grillete de la disciplina escolar y echarse a la calle piando y saltando.
P. 41: [describiendo a Doña Pura, esposa de Don Ramón de Villaamil] Abrióle la puerta una señora cuya cara podía dar motivo a controversias numismáticas, como la antigüedad de ciertas monedas que tienen borrada la inscripción, pues unas veces, mirada de perfil y a cierta luz, daban ganas de echarle los sesenta, y otras el observador entendido se contenían en la apreciación de los cuarenta y ocho o los cincuenta bien conservaditos.
P. 53: [Un Madrid de contrastes, igual que hoy en día] Apresuraron el paso, buscando la dirección más corta por el mismo laberinto de calles y plazuelas, desigualmente iluminadas y concurridas. Aquí mucho gas, allí tinieblas; acá mucha gente; después soledad, figuras errantes. Pasaron por calles en que la gente, presurosa, apenas cabía; por otras en que vieron más mujeres que luces; por otras en que había más perros que personas.
P. 86: No llamaba la atención por bonita ni por fea, y en un certamen de caras insignificantes se habría llevado el premio de honor. [Descripción de Abelarda, hija de Don Ramón, a la que a partir de entonces el autor llama "la insignificante"]
P. 96: [el maestro castigando a la clase] ¡Pim, pam! Repartió una zurribanda general, recorriendo espaldas y mofletes, como el fiero cómitre entre las filas de galeotes, vapuleando a todos sin misericordia.
P. 164: [Abelarda] Usaba un maniquí de mimbres, trashumante del gabinete al comedor, y que al anochecer parecía una persona, la cuarta Miau, o el espectro de alguno de la familia que venía del otro mundo a visitar a su progenie.
P. 194: [descripción física de uno de los funcionarios de la Hacienda] La nariz era gruesa en el arranque, resultando tan separados los ojos, que parecían estar reñidos y mirar cada uno por su cuenta y riesgo, sin hacer caso del otro. Su gran boca no se sabía dónde acababa. Las orejas lo sabrían.
P. 227: [Pura de Villaamil] Ya veía próximo el aterrador lindero que separa la escasez de la carencia absoluta. Detrás de aquél lindero se alzaban los espectros familiares mirando a doña Pura y haciéndole muecas. Eran sus terribles compañeros de toda la vida: el deber, el pedir y el empeñar, resueltos a acompañarla hasta la tumba.
P. 313: [descripción del ambiente que se vive en el Ministerio de Hacienda cuando los trabajadores cobran su salario] En la escalera de anchos peldaños desembocaban, como afluentes que engrosan el río principal, las multitudes que a la misma hora chorreaban de todas las oficinas. (…) El humano torrente, haciendo un ruido de mil demonios de peldaño en peldaño, apenas cabía en la escalera, y mezclábanse los pisotones con la charla gozosa y chispeante de un día de paga.