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259 pages, Hardcover
First published January 1, 2013
Desde siempre me ha llamado la atención el hecho de que los padecimientos del cuerpo puedan ser un reflejo de las condiciones de nuestra vida diaria (algo que se vio confirmado cuando hice la maestría en psicología) y ese fue el motivo por el cual decidí leer este libro, que sí, se aleja mucho de lo que tanto ustedes como yo estamos acostumbrados a ver reseñado en el blog.
Supongo que en algún momento han escuchado de personas que se curan de la noche a la mañana de enfermedades complicadísimas (o tal vez no), pero apuesto que sí hemos oído hablar del efecto placebo. ¿Cómo es eso posible? ¿Cómo puedo tomarme una píldora de "mentiritas" y sanar? La repuesta es sencilla: creyeron que iban a sanar. Confiaron en que estarían bien. Esa convicción de que estarían de maravilla fue lo que les hizo sentirse mejor. Lamentablemente, también existe el opuesto: el efecto nocebo, donde las creencias negativas hacen de las suyas y terminamos enfermando. Personalmente, no tenía idea de que esto tuviera siquiera un nombre y mucho menos que pudieran escribirse capítulos de libros sobre ello, pero me ha interesado especialmente porque he tomado conciencia de actitudes que de una u otra manera —y sin haberlo deseado— me han hecho enfermar.
Esto me lleva a otro punto que trata la autora en este libro, y es, el cómo hemos sido moldeados desde el vientre materno, es decir, que todo aquello que experimentamos en nuestros primeros meses de vida dentro del cuerpo de nuestra madre afecta la programación que recibimos para enfrentarnos al mundo y sobre todo, a nuestra salud. Y sin dejar de lado que los primeros seis años de vida son también fundamentales en nuestra preparación para responder a los estímulos del medio que nos rodea.
Entonces, se preguntarán, ¿para qué me sirve este libro? En La mente como medicina, la dra. Lissa Rankin pone de manifiesto esas actitudes con las que hemos sido programados, lo que nos permite tomar conciencia de aquello que estamos haciendo equivocadamente... pero más que eso, nos presenta al final, una serie de reflexiones, anécdotas y propuestas de cómo mejorar nuestra salud con ese cambio de hábitos y actitudes. Lo que más me ha sorprendido es que en realidad no son nada del otro mundo y más que complicarnos la existencia podemos incluirlos en nuestra vida diaria y empezar a sentirnos mejor.
En resumen... La mente como medicina no es una guía mágica, sino una lectura que nos permite ser conscientes de las actitudes negativas que infligimos en nuestro cuerpo y cómo ellas nos afectan tremendamente, sin embargo, hay maneras sencillas con las que podemos sanar y mejorar nuestra calidad de vida y por eso son presentadas acá, de una forma sencilla, directa y sin tapujos. Recomendado.