Rural Hours (1850) is one of the earliest pieces of American nature writing and the first by a woman. This new edition, the only printing of the full original text since 1876, restores passages excised by the author for an 1887 edition.
The daughter of the novelist James Fenimore Cooper, Susan Fenimore Cooper (1813-1894), uses narratives and descriptions of her walks and excursions to reveal her ideal society as a rural one, carefully poised between the receding wilderness and a looming industrialization. She theorizes that knowledge of place causes people to approach the land humbly and gratefully and asserts the necessity of establishing a society that is sustainable in the natural world and that sees a moral obligation to deepen knowledge of the natural history of the environment.
This is such a delightful book! It really should be read slowly and savored, but I devoured it. 😂 I was especially interested in this because it was written by the daughter of one of my favorite American writers, James Fenimore Cooper. It's also one of the earliest examples of American nature writing, published 4 years before Thoreau's Walden. Thoreau himself apparently read it. In a journal entry in 1852, after a day of watching the loons on Walden pond, he recalls a newspaper article saying that loons could dive to a depth of 80 feet and remarks that "Miss Cooper has said the same." The book was an instant success, despite her father's doubts that the public would "know what to make of it." William Cullen Bryant pronounced it "one of the sweetest books ever printed."
Miss Cooper's writing is very beautiful. Almost every scene she describes brought back memories of a similar day or scene I've known in my rambles around here. The notes on plants were especially fascinating for me. She loves the common names of flowers and doesn't always include their botanical names (but even many of these have changed since then), which occasionally kept me guessing what plant she was talking about. One that she called "moose-flower" I guessed from her description and the time it was in bloom must be a Trillium, and sure enough, a little later she said that it was "the Trillium of the botanists". There are also many interesting observations on birds and animals, village life, as well as poetical references and little digressions - often quite witty! - on many subjects.
I'm thinking about buying my own copy of this lovely little book. It will be wonderful to reference it throughout the seasons! It's long been a dream of mine to write a book something like this or Edith Holden's Country Diary. Surely there is just as much to write about in the Maine woods! 😊
Diario rural, o Rural Hours, (1850) son los apuntes de la naturalista estadounidense Susan Fenimore Cooper a lo largo de un año. La editorial española a cargo de esta obra ha decidido dividir su diario en dos volúmenes, de los cuales solo la primera parte ha sido publicada por el momento. El primer volumen publicado por Pepitas de Calabaza recoge los apuntes que tomó la autora durante la primavera y el verano de 1848. La localización de la mayoría de sus entradas tiene lugar en algún pueblecito fronterizo del estado de Nueva York, muy cerca de Nueva Inglaterra.
Para empezar, esta obra no tiene nada que ver con Walden. Entiendo que una editorial pequeña se suba al tren de obras que orbitan alrededor de Thoreau para poder vender estos diarios. Siendo sinceros, el público que puede disfrutar este libro en este siglo es muy minoritario. Y una editorial, como empresa privada, necesita vender ejemplares para compensar cierta inversión monetaria. Pero, ¿se ha valido la editorial de un discurso que, aunque tiene una parte de verdad, no es completamente sincero con el lector? Bajo mi punto de vista, sí. A Susan Fenimore Cooper no se la olvidó ni se la invalidó porque fuera una mujer, pero eso solo puedes comprenderlo cuando lees a Susan Fenimore Cooper. Conceptualmente no se puede comparar las obra de la señora Cooper con las obras del señor Thoreau. Thoreau con Walden pretendía hacer un experimento durante dos años y dos meses. Susan Fenimore Cooper nos habla de su día a día en el diario; observaciones minuciosas y comentarios sobre los sutiles cambios del mundo salvaje y del civilizado a lo largo de las estaciones. Y, a veces, solo a veces, nos habla de sus sentimientos y opiniones. Este último aspecto, he de deciros, no es el más preponderante de la obra. En los diarios de Susan Fenimore Cooper encontrarás más referencias a las violetas, a las diferentes variedades golondrinas de la región y al cristianismo que a otra clase de opiniones. Y, precisamente por eso, he amado esta obra. Diario rural fueron los apuntes naturales que tantos años llevaba buscando. Susan Fenimore Cooper me dio todo lo que alguna vez busqué en Henry David Thoreau.
Siento que Susan ha sido relegada a un segundo plano en la literatura norteamericana naturalista por las siguientes razones. La primera razón es no perteneció a ningún círculo literario ni jamás tuvo la pretensión de unirse a uno. Thoreau fue trascendentalista, y su amistad con uno de los padres de la literatura americana, Emerson, padre además del trascendentalismo, ha sido una parte decisiva para la supervivencia de la obra de Thoreau. Por supuesto, su vinculación con Emerson no es la única razón por la que seguimos leyendo a Thoreau. Pero Thoreau sabía que la amistad con Emerson en última instancia le sería beneficiosa. La segunda razón es que Susan Fenimore Cooper tomó la decisión CONSCIENTE de luchar para que la obra de su padre, James Fenimore Cooper, se mantuviera viva. En ese proceso la autora decidió que su propia obra quedaría en un segundo plano. ¿Es esto censurable de algún modo? Por mucho que los revisionistas de hoy pongan el grito en el cielo, ella tomó esta decisión como mujer madura, libre y cristiana que era. Y la tercera razón es que, mientras Thoreau eligió hablar en distintas de sus obras de temas peliagudos, Susan Fenimore Cooper decidió centrarse en temas más cotidianos. Éstos temas de los que la autora habla en su diario pueden seguir estando sujetos a debate, no lo niego, pero en ningún caso fueron tan radicales como las opiniones que vertió el señor Thoreau. Asumir ese “riesgo” marca una diferencia en la obra de Thoreau con respecto a la de Cooper, pero esta diferencia no eclipsa la belleza de los apuntes de la autora, pues la belleza permanecerá más tiempo que nuestras opiniones, ya que éstas se hallan sujetas a factores más inciertos.
Y es que la finalidad de la obra de la señora Cooper es al mismo tiempo estética e intelectual. Por un lado, leer los apuntes de esta gran escritora es una experiencia extrasensorial que exige silencio y, optativamente, un entorno silvestre y el distante zumbido de las abejas trabajando sin descanso en la colmena. Pero, por otro, es un viaje hacia un conocimiento más profundo de la esencia misma de la naturaleza. Diario rural precisa que te dejes arrastrar, agarrada del brazo de nuestra naturalista, a través de una serie de lugares que tal vez no se parezcan físicamente demasiado a tu entorno, pero sus raíces se hunden en el mismo lugar que las raíces de los resquicios verdes de nuestras ciudades. No hay belleza idealizada ni romántica, sino una mirada crítica y científica con ecos poéticos.
Recuerdo algunas vivencias que tuve tras leer este diario. De pronto, empecé a apreciar más la naturaleza a mi alrededor. Pasear, una actividad que solo había llevado a cabo cuando mi pequeño mundo se volvía demasiado hostil y peligroso para mi espíritu, adquirió una nueva intención y dimensión. Mi mundo gris, aferrado a una estética gótica caduca, permitió que la primavera volviera a irrumpir en él. Así pude observar con una mirada distinta a las garzas picoteando en los arrozales, a los cormoranes lanzarse al suave mar Mediterráneo a la caza de un suculento pescado, a las urracas disputarse un territorio y al petirrojo hollando en la tierra removida por el agricultor… ¡Qué hermoso mundo se abrió ante mí, y qué hermoso fue asistir a este renacimiento acompañada!
No hay muchas cosas concretas que pueda decir del diario. Hace bastantes meses que lo leí. Han quedado más sensaciones que palabras, como siempre nos ocurre a los lectores ávidos de nuevas historias y experiencias. Para mí es un documento de un valor inconmensurable más por lo que te hace sentir que por lo que dice. Pero, sí, recuerdo algunas cosas: los comentarios de Susan respecto a las distintas clases de pájaros y su disconformidad a la hora de referirnos a una planta con su nombre científico (en latín); la vida y tradiciones de las gentes rurales con las que salpica su narración aquí y allá, y la fascinante recogida de sirope de arce; el trabajo incansable de centenares de mujeres en el mundo rural, donde comodidades procedentes de las urbes son completamente desconocidas…
Sin lugar a dudas es un libro para volver cada cierto tiempo. Primero, por la parte científica, siempre actual, y, segundo, para recordarnos que a veces debemos pausar la vida. Aunque solo sean un par de horas.
Gracias, Susan, por tanto. Te quiero mucho.
Y espero que en segundo volumen tengamos a una introductora que se limite a ser objetiva. No quieren nada con el alma viva.
Cooper is curious, informed, observant, and eloquent on pretty much everything. I especially liked the entry on place names in the "Winter" sections. She favors Native American names and descriptive names, gives interesting etymologies, and wittily blasts bad naming.
Susan Fenimore Cooper fue la primera naturalista en publicar un libro sobre el medio rural. De hecho, se sabe que Henry David Thoreau leyó su libro unos años después de su publicación. Es una cuestión de alabanza hacia Susan que su libro fuera publicado en aquellos tiempos, en una época en la que la voz de las mujeres se veía enormemente silenciada; sin embargo, Susan luchó por ello: sería sufragista e incluso fundaría un orfanato de enorme éxito. Estamos, de este modo, ante una mujer profundamente poderosa que aprovecharía todos sus recursos para llevar a cabo obras sociales y una apuesta de gran envergadura por la ecología. Pero no nos vayamos por las ramas, estamos aquí para hablar de este libro, de estos diarios, de estos apuntes rurales que Susan escribió tan atenta y pausadamente. Unos apuntes que transcurren en primavera y verano en esta edición y que nos harán ver la belleza y la vida sin artificios ni dilaciones.
En Diario rural, Susan habla de la vegetación, del clima, de los pájaros y de todo lo que le rodea. Estamos, así, ante una perspicaz observadora que posa sus ojos en todo cada vez que sale a la naturaleza. Susan también cuenta el método de elaboración del azúcar (es casi el cultivo más importante de la zona en la que vive) y sus detalles son minuciosos. También, las descripciones sobre los pájaros parecieran ser un soliloquio. No es menester decir que el espíritu de Susan es el de un pájaro, pues revolotea por la naturaleza y los campos y bosques como si de su hábitat se tratara.
Estos diarios son todo un compendio de la naturaleza, ya que en él encontramos todo lo que podemos encontrar en un entorno tan bello como el que Susan vivió y experimentó. Leyéndola tenemos ganas de irnos de paseo con ella, pero ya lo hacemos. Nos vamos de su mano mientras nos cuenta estas historias. Nuestros pensamientos aquí se quedan muy quietos y silenciosos, como la protagonista del libro se queda ante los pájaros posados en las ramas de los árboles. Es, de este modo, un libro que resulta todo un goce para los sentidos: en él se halla color, formas, olores y sonidos. Así, asistimos a todo un festival en el que nos vemos hastiados de un modo u otro, ya sea por toda descripción que Susan hace como por la manera en la que estas se hallan descritas. Con ellas nos elevamos y también queremos ser Susan, pero nos conformamos con leerla porque de, alguna manera, también asistimos a lo que ella experimenta y ve. Con este libro sentimos algo puro y a la vez notamos un alto sentido orientativo hacia la vida, hacia lo rural y hacia la individualidad que cada ser humano puede y debe dar de sí.
Aquí es la naturaleza la verdadera protagonista pese a que sea Susan la que la experimente y así es como debe ser. Susan era consciente de su importancia, de lo que se ofrece a sí misma y de lo que nos ofrece a nosotros. En el mundo de hoy no le damos la importancia que se merece, pero ahí tenemos el legado de Fenimore Cooper para hacernos ver que la naturaleza y lo rural requieren tener una cabida en la sociedad. De ella viene lo que comemos, de ella viene el origen de la vida, su más pura esencia.
In this, one of the earliest pieces of American Nature writing by a woman, Susan Fennimore Cooper details her nature excursions and observations of the rural natural world, which holds an ideality between wilderness and human industry. Cooper anthropomorphizes nature less than Thoreau does in "Walden," wherein Thoreau assigns nature great symbolic meaning for humans. While both writers meaningfully engage their readers with the natural world, Cooper tends to not move beyond the meaningful observation of nature itself.
rather amazing book, written in the 19th century by James Fenimore Cooper's daughter who turns out to have been something of an environmentalist, living in upstate New York, where there were early feminists. This is a book to be read slowly, she uses many local terms for plants and even some birds, which in my edition (kindle) weren't defined (I heard that there are other editions that give current definitions for these terms). Also, sadly, my kindle edition did not include her lovely illustrations. This is not a book for everyone, you have to like descriptions of walking through woods, naming flora and fauna. She is a lovely writer and I loved it
Calming observations of a year in upstate New York
This journal of Susan Fenimore Cooper (naturalist and daughter of James Fenimore Cooper) was published in 1887 and describes detailed observations of nature and life in the course of a year at Cooperstown, NY. I read it when I need to relax to get to sleep, but I don’t mean this in a bad way. I love Cooperstown and Lake Otsego, so I enjoy the author’s observations of nature and town life. But the observations are very detailed, and she does go off on extensive tangents. So, I get to read and learn about a place I love as I drift off to sleep.
"La primavera está en el aire, en la luz y en el cielo, aunque la tierra sigue sin ser consciente de su proximidad. Este clima tan templado lo tenemos también en diciembre, pero esta mañana, algo en la plenitud y la suavidad de la luz que brilla en el cielo nos habla de la primavera: el temprano amanecer previo al día de verano. Un pequeño carpintero peludo y un arrendajo azul estaban correteando por entre los manzanos a la caza de insectos; los observamos durante un rato con interés, ya que a lo largo del invierno se ven pocas aves por aquí. Es cierto que ni el carpintero peludo ni el arrendajo azul se marchan de esta zona del país; los dos se quedan aquí durante la época de clima frío, aunque permanecen inactivos y raras veces vagan por ahí afuera."
Es lo mejor que he leído en años. Debe leerlo la humanidad completa. En Goodreads no aparece la versión que usé así que les comparto la ficha bibliográfica: Cooper, Susan Fenimore. Diario Rural: Apuntes de una naturalista. Trad. Esther Cruz Santaella. Prólogo majestuoso de María Sánchez. Logroño: Pepitas ed. noviembre 2018.
Beautiful, engaging descriptions of nature and community and their connections! I read through the year with Cooper, and it was a rich, educational, spiritually inspiring experience. Cooper was a crafter of words like her dad.
Such an enjoyable read, especially since I live in the area Susan Fenimore Cooper writes about. It is interesting to read how things were back then to now, you can definitely see the weather differences.
Mildly useful if you want to understand either 1. A template for Walden 2. A detailed account of the seasons in upstate New York 3. Very Christian feminine relationship to nature circa 1850… Would not recommend for fun—very dry!!
This book is meant to be read slowly, seasonally. I fell a bit behind and finished up the winter section, in late spring ;) But loved being reminded of days gone by, when people NOTICED things around them more acutely. This definitely makes me want to do more writing in my nature journal :)
I DNF'ed for a number of reasons. First, it's long and gets tedious. And while Susan Fenimore Cooper had some delightful observations about nature, particularly about a sleigh ride in winter, those delights did not lend themselves to observations about people, namely non-white people that pass through her community. So the second reason I DNF'ed is the book was too long to have to endure her writings about Native Americans. I know she's a product of her time, but I'm content to leave her there. Hindsight lets us know the outcome of trying to proselytize Native Americans, particularly with children. So I will mourn that part of our history but without finishing Susan's work.