What do you think?
Rate this book
The Towpath
Publicada per primera vegada l'any 1988, amb Camí de sirga Jesús Moncada va consolidar un univers personal i mític al voltant de Mequinensa, l'antiga vila de la vora de l'Ebre enfonsada sota les aigües del pantà de Riba-Roja, que en el seu temps va ser centre important d'una conca minera i d'un tràfic fluvial intens. Amb precisió històrica i amb un llenguantge viu, l'autor rememora la història dels últims cent anys d'un poble condemnat a la desaparició a través de la vida i dels records de diferents personatges.
Unànimement reconeguda per la crítica i pel públic lector, Camí de sirga està considerada com una de les novel·les més importants de la literatura catalana contemporània. Ha estat guardonada amb nombrosos premis -Joan Crexells, Ciutat de Barcelona, Fundació dAmics de les Arts i de les Lletres de Sabadell, Crítica Serra d'Or, Nacional de la Crítica i finalista al Premio Nacional de Literatura— i ha estat traduïda a nombroses llengües.
Unànimement reconeguda per la crítica i pel públic lector, Camí de sirga està considerada com una de les novel·les més importants de la literatura catalana contemporània. Ha estat guardonada amb nombrosos premis -Joan Crexells, Ciutat de Barcelona, Fundació dAmics de les Arts i de les Lletres de Sabadell, Crítica Serra d'Or, Nacional de la Crítica i finalista al Premio Nacional de Literatura— i ha estat traduïda a nombroses llengües.
Hardcover
First published January 1, 1988
39 people are currently reading
711 people want to read
About the author
Jesús Moncada
25 books20 followersJesús Moncada i Estruga fou un escriptor en llengua catalana nascut a Mequinensa (Baix Cinca) el 1941 i mort a Barcelona el 13 de juny de 2005. La població de la Franja d'Aragó, on va viure fins a la seva desaparició anegada per l'embassament de Riba-roja d'Ebre, és l'escenari principal de la seva obra literària.
Se'l considera un dels autors en català més importants de la seva època i va rebre premis per la seva obra, entre d'altres el Premi Ciutat de Barcelona o el Premio de la Crítica el 1988 per Camí de sirga o la Creu de Sant Jordi, atorgada per la Generalitat de Catalunya l'any 2001. El 2004 va rebre el Premio de las Letras Aragonesas i a títol pòstum fou considerat fill predilecte de Mequinensa.
Jesús Moncada fou un dels autors més traduïts de la literatura en català, tanmateix ell fou traductor d'autors com Guillaume Apollinaire, Alejandro Dumas, Jules Verne y Boris Vian.
Se'l considera un dels autors en català més importants de la seva època i va rebre premis per la seva obra, entre d'altres el Premi Ciutat de Barcelona o el Premio de la Crítica el 1988 per Camí de sirga o la Creu de Sant Jordi, atorgada per la Generalitat de Catalunya l'any 2001. El 2004 va rebre el Premio de las Letras Aragonesas i a títol pòstum fou considerat fill predilecte de Mequinensa.
Jesús Moncada fou un dels autors més traduïts de la literatura en català, tanmateix ell fou traductor d'autors com Guillaume Apollinaire, Alejandro Dumas, Jules Verne y Boris Vian.
Ratings & Reviews
Friends & Following
Create a free account to discover what your friends think of this book!
Community Reviews
Displaying 1 - 30 of 54 reviews
July 29, 2021
Uno de los grandes aciertos del autor al escribir esta novela es haber encontrado la forma que más se ajustaba al fondo, a aquello que quería contar, a aquello que quería transmitir.
El fondo no es la guerra civil que sufrió este país, como en algún sitio he leído, ni siquiera la posguerra, por las que se pasa de puntillas. La mayor parte de la historia que se cuenta es anterior a todo ello. Pero sí es una novela sobre señoritingos y trabajadores. Hay señores también y mucho lumpen. Los obreros no están concienciados políticamente y solo después, con la república, empiezan a descubrir cómo funcionan algunas cosas. Y, aun así, esos momentos históricos no son más que el contexto para hablar de sentimientos, de las relaciones que se establecen entre los personajes, de sus miserias, de sus deseos, de sus desamores.
Y en la forma, la novela está concebida casi como un libro de recortes, de anécdotas, de continuos flashbacks en una especie de realismo mágico a partir de los recuerdos que la ciudad que está desapareciendo evoca en algunos de los personajes. Recuerdos que provienen de frescos en un convento a punto de derruirse, de un ataúd reutilizado para menesteres muy distintos de aquellos para los que fue fabricado, de un espejo que contiene imágenes que algún día reflejaron, de los laudes… Y como recuerdos que son, estos no son fiables, se contradicen, se matizan, se complementan con imaginación, se inventan incluso.
Comentando este libro, alguien le achacaba un excesivo maniqueísmo. Es cierto que el punto de vista del escritor en la historia está bien claro, su posición política es totalmente transparente y, sí, hay buenos y malos. Pero ¿eso es algo realmente tan criticable? Está muy de moda eso de la equidistancia, pero a mí no me parece que ese sea siempre el mejor punto de vista. La vida es así, hay buenos y hay malos, y en esta historia los hay como en muchas otras, como siempre ha habido y habrá. Pero, aun reconociendo esto, no es menos cierto que no todos los ricos son personajes perversos y no todos los pobres unas almas benditas. Ahí está la familia Segarra, dueña de minas y laudes, que no sale nada malparada en la narración. No es el caso de los Torres y de su principal personaje, Carlota. Pero ¿es que rechinan tanto estos personajes? A mí no, me resultan totalmente creíbles. Como el señorito de los santos inocentes, otra obra en la que hay buenos y malos. Y sí, el franquismo fue la época negra de este pueblo y de muchísimos más. La España de vencedores y vencidos fue implacable con estos últimos. Aquí la equidistancia no solo me parecería injusta sino insultante.
Pero naturalmente, cada uno lee el libro desde su perspectiva, desde sus sentimientos, desde sus posicionamientos políticos, desde sus vivencias, desde sus personalísimos gustos, y yo he disfrutado muchísimo con esta lectura. Me ha hecho sonreír innumerables veces, me ha emocionado otras tantas. No le puedo pedir más.
El fondo no es la guerra civil que sufrió este país, como en algún sitio he leído, ni siquiera la posguerra, por las que se pasa de puntillas. La mayor parte de la historia que se cuenta es anterior a todo ello. Pero sí es una novela sobre señoritingos y trabajadores. Hay señores también y mucho lumpen. Los obreros no están concienciados políticamente y solo después, con la república, empiezan a descubrir cómo funcionan algunas cosas. Y, aun así, esos momentos históricos no son más que el contexto para hablar de sentimientos, de las relaciones que se establecen entre los personajes, de sus miserias, de sus deseos, de sus desamores.
Y en la forma, la novela está concebida casi como un libro de recortes, de anécdotas, de continuos flashbacks en una especie de realismo mágico a partir de los recuerdos que la ciudad que está desapareciendo evoca en algunos de los personajes. Recuerdos que provienen de frescos en un convento a punto de derruirse, de un ataúd reutilizado para menesteres muy distintos de aquellos para los que fue fabricado, de un espejo que contiene imágenes que algún día reflejaron, de los laudes… Y como recuerdos que son, estos no son fiables, se contradicen, se matizan, se complementan con imaginación, se inventan incluso.
Comentando este libro, alguien le achacaba un excesivo maniqueísmo. Es cierto que el punto de vista del escritor en la historia está bien claro, su posición política es totalmente transparente y, sí, hay buenos y malos. Pero ¿eso es algo realmente tan criticable? Está muy de moda eso de la equidistancia, pero a mí no me parece que ese sea siempre el mejor punto de vista. La vida es así, hay buenos y hay malos, y en esta historia los hay como en muchas otras, como siempre ha habido y habrá. Pero, aun reconociendo esto, no es menos cierto que no todos los ricos son personajes perversos y no todos los pobres unas almas benditas. Ahí está la familia Segarra, dueña de minas y laudes, que no sale nada malparada en la narración. No es el caso de los Torres y de su principal personaje, Carlota. Pero ¿es que rechinan tanto estos personajes? A mí no, me resultan totalmente creíbles. Como el señorito de los santos inocentes, otra obra en la que hay buenos y malos. Y sí, el franquismo fue la época negra de este pueblo y de muchísimos más. La España de vencedores y vencidos fue implacable con estos últimos. Aquí la equidistancia no solo me parecería injusta sino insultante.
Pero naturalmente, cada uno lee el libro desde su perspectiva, desde sus sentimientos, desde sus posicionamientos políticos, desde sus vivencias, desde sus personalísimos gustos, y yo he disfrutado muchísimo con esta lectura. Me ha hecho sonreír innumerables veces, me ha emocionado otras tantas. No le puedo pedir más.
Read
August 31, 2025Quan em van fer llegir a Moncada a l'ESO no em va cridar gens l'atenció. Però ara, vint anys després, li he volgut donar una oportunitat. Malgrat que al principi m'ha costat, he aguantat i l'he gaudit moltíssim. Una història brutal sobre com desapareix un poble i les persones que els hi dona vida. M'ha sorprès anar recordant coses que ens van explicar a classe sobre l'autor i Mequinensa i aprofito per dir que és important saber que una cosa és animar a llegir i l'altra estudiar literatura. Quan les dues coses s'ajunten, és fantàstic, però a vegades són dos camins que s'han de treballar sí o sí als centres escolars!!!
February 14, 2024
Per si les cinc estrelles no son prou clares, quedi dit d'entrada que 'Camí de sirga' és un tros de novel·la. I això que les referències per capbussar-s'hi són escasses i, si les trobes, poc temptadores. Una gran novel·la en català de la qual gairebé no n'has sentit a parlar? Un llibre que, en la contraporada, és incapaç d'avançar la trama més enllà de remarcar que "evoca la desaparició de Mequinensa"?
L'escriptor Jesús Moncada parteix d'uns fets que coneix perfectament, perquè el va viure (i patir) en primera persona: la desaparició, a principis dels anys 70 del segle passat, del poble vell de Mequinensa a causa de la construcció del pantà del mateix nom. La descripció de l'enderroc de les cases de la vil·la és el punt de partida d'una obra extremadament ambiciosa, on es narren els darrers 80 anys del poble a partir de les històries personals dels seus habitants.
Resumir gairebé un segle en 350 pàgines és un repte difícil de resoldre. Fer-ho a través d'un reguitzell inacabable de personatges, inabarcables als primers capítols, rics i carismàtics un cop païda l'allau, ho complica encara més. Que el relat s'articuli a partir de fugues temporals, partint sempre del 1971 fins on decideix el caprici de l'autor, sembla a primer cop d'ull una giragonsa gratuïta, però esdevé imprescindible per remarcar aquesta nostàlgia no empalagosa que empapa la novel·la.
Es fa difícil explicar una trama com s'entén convencionalment, perquè aquí la cosa va més d'evocacions col·lectives que d'esquemes clàssics d'introducció, nus i desenllaç. Moncada descriu una Mequinensa rica i activa, que vivia de les mines de carbó de l'entorn i de l'inevitable tràfic de mercaderies pel riu Ebre que la banyava. Aquest context econòmic, matisat pel desenvolupament de la història, dona peu a històries individuals, gairebé contes, que coordinats i juxtaposats al mateix temps, teeixeixen un retaule riquíssim.
Les aventures i desventures dels Torres, Graells, Salleres, Nelson, parents, amants i companyia fugen del costumbrisme buit i ranci i, a mesura que l'acció avança cap a mitjans del segle XX, desemboca en un finíssima novel·la política camuflada de quadre de costums. Massa capes i massa personatges brillants, tot plegat escrit de manera exquisida i precisa, perquè 'Camí de sirga' no sigui reivindicada a diari.
L'escriptor Jesús Moncada parteix d'uns fets que coneix perfectament, perquè el va viure (i patir) en primera persona: la desaparició, a principis dels anys 70 del segle passat, del poble vell de Mequinensa a causa de la construcció del pantà del mateix nom. La descripció de l'enderroc de les cases de la vil·la és el punt de partida d'una obra extremadament ambiciosa, on es narren els darrers 80 anys del poble a partir de les històries personals dels seus habitants.
Resumir gairebé un segle en 350 pàgines és un repte difícil de resoldre. Fer-ho a través d'un reguitzell inacabable de personatges, inabarcables als primers capítols, rics i carismàtics un cop païda l'allau, ho complica encara més. Que el relat s'articuli a partir de fugues temporals, partint sempre del 1971 fins on decideix el caprici de l'autor, sembla a primer cop d'ull una giragonsa gratuïta, però esdevé imprescindible per remarcar aquesta nostàlgia no empalagosa que empapa la novel·la.
Es fa difícil explicar una trama com s'entén convencionalment, perquè aquí la cosa va més d'evocacions col·lectives que d'esquemes clàssics d'introducció, nus i desenllaç. Moncada descriu una Mequinensa rica i activa, que vivia de les mines de carbó de l'entorn i de l'inevitable tràfic de mercaderies pel riu Ebre que la banyava. Aquest context econòmic, matisat pel desenvolupament de la història, dona peu a històries individuals, gairebé contes, que coordinats i juxtaposats al mateix temps, teeixeixen un retaule riquíssim.
Les aventures i desventures dels Torres, Graells, Salleres, Nelson, parents, amants i companyia fugen del costumbrisme buit i ranci i, a mesura que l'acció avança cap a mitjans del segle XX, desemboca en un finíssima novel·la política camuflada de quadre de costums. Massa capes i massa personatges brillants, tot plegat escrit de manera exquisida i precisa, perquè 'Camí de sirga' no sigui reivindicada a diari.
March 6, 2025
És excepcional Moncada, He gaudit moltíssim.
La segona vegada encara es millor.
La segona vegada encara es millor.
July 29, 2024
Un orgasme. El seu vocabulari ric, únic, que hem perdut però encara reconeixem; el seu humor sorneguer, semblant al de Calders però que et fa esclatar a riure amb les bogeries d'un poble SinDiós com el de "Amanece que no es poco". Però sobretot, sobretot, és un llibre amarat de la dignitat del vençut que es sap just, i d'amor i nostàlgia per la terra-infantesa que es perd en el record.
Ja és ben estrany que el llibre en català que més estimo no sigui català.
Ja és ben estrany que el llibre en català que més estimo no sigui català.
December 26, 2016
Una autèntica delícia on el lector ha de penetrar dins la complicada prosa de Moncada per poder-se deixar anar en mans d'una polifonia excepcional, on cada personatge és excel·lent i ocupa el seu lloc exacte. Malgrat el que podria semblar, no es tracta d'una obra lenta, sinó àgil i amb un ritme dinàmic que entrellaça records i pensaments, dilatant l'acció i aplaçant la narració dels fets anunciats amb un estil propi. Absolutament entranyable.
July 4, 2017
Una obra magistral i necessària. Enlluerna tant que sap greu arribar a la darrera plana. Es igual si parlem dels personatges magnificament dibuixats, del llenguatge precís i lluminós, de l'estructura narrativa o de la història que ens explica, sense cap mena de dubte una de les novel·les cabdals de la literatura catalana del segle XX.
August 24, 2019
Magistral
September 10, 2014
D'aquí a cent-cinquanta o dos-cents anys, quan el català hagi desaparegut com a llengua viva, si algú vol ensenyar què se'n podia fer i la bellesa que es podia construir fent-lo servir, segurament prendrà d'exemple "Camí de Sirga".
Crec que és el millor llibre escrit en català que he llegit mai... i prou. No se m'acut cap altre manera de qualificar-lo.
Crec que és el millor llibre escrit en català que he llegit mai... i prou. No se m'acut cap altre manera de qualificar-lo.
August 2, 2015
Una joia de novel.la.
November 19, 2013
Un llibre magistral. No se l'hauria de perdre ningú que parlés aquesta llengua amb la que escric
August 6, 2022
Crec que és molt difícil de transportar una novel.la tan rica en matisos i detalls com camí de sirga al món del cómic. Si no s'ha llegit la novel.la, crec que costaria seguir la història. Si l'heu llegit, pot ser una bona manera de recordar els personatges tan entranyables que Moncada va retratar.
July 22, 2025
Crec que aquest llibre està escrit d’una manera brillant. No intenta ser tant una crònica sinó un record. I com tot record és confús, borrós i enteranyinat. Tot i narrar fets i ocurrències des de les acaballes de dos segles ençà fins a finals de l’anterior, aquesta exposició no és en cap moment lineal ni planera. Saltant amunt i avall per les dècades amb giragonses de pensaments errants d’una multitud aclaparadora de personatges, s’aconsegueix el que no podria cap trama real que es dibuixés en aquest entorn: tornar a la vida una manera de viure i la nostàlgia que se’n desprèn.
Així és com l’autor, d’una manera magistral, ens condueix a través d’uns carrers ofegats que restaran sempre vius no per acurades disposicions de fets, sinó per les ombres de vides senceres, que entre llum i foscor, entre el que és dit i el que s’intueix, envigoreixen el record del que fou, deixant-lo més vívid del que podria qualsevol altre intent d’immortalitzar-lo.
Cal destacar també la mestria lèxica i dialectal de l’autor, que converteix la lectura en tota una experiència lingüística, i em més d’un passeig pel diccionari, car sovint són els propis mots que parlen de la vila, els seus costums i d’altres temps.
Així és com l’autor, d’una manera magistral, ens condueix a través d’uns carrers ofegats que restaran sempre vius no per acurades disposicions de fets, sinó per les ombres de vides senceres, que entre llum i foscor, entre el que és dit i el que s’intueix, envigoreixen el record del que fou, deixant-lo més vívid del que podria qualsevol altre intent d’immortalitzar-lo.
Cal destacar també la mestria lèxica i dialectal de l’autor, que converteix la lectura en tota una experiència lingüística, i em més d’un passeig pel diccionari, car sovint són els propis mots que parlen de la vila, els seus costums i d’altres temps.
August 24, 2025
L'he acabat ara mateix i estic endolada. Aquest devessall de personatges grotescos i extraordinaris m'ha acompanyat durant uns quants dies i no vull que marxin, vull continuar descobrint les seves passions i desventures com una parroquiana més del Cafè del Moll o com les ombres que espien les converses del Saló de les Verges Màrtirs. Moncada ha creat un univers màgic de vides que oscil·len entre l'absurd i la fantasia i que alhora són completament normals. I l'ha creat amb una llengua polida, rica i meravellosa. Sens dubte és una gran novel·la per llegir i rellegir.
November 15, 2023
Tot i que al començament em va costar entrar una mica en la novel·la, una vegada entès l'estil narratiu i els salts continuus en el temps, em va atrapar. He gaudit moltíssim del estil amb filigranes que té Moncada, frases que s'enganxen una rere l'altra i que descriuen a la perfecció l'acció que està tenint lloc. La historia del poble (tant lloc físic com de gent) de Mequinensa m'ha sembla molt interessant, sobretot com plasma l'autor els diferents personatges de totes classes socials. Sense dubte una sorpresa ben grata.
May 30, 2020
Pot a dir sobre aquesta novel·la. Qui no l'hagi llegit està trigant a gaudir d'una de les millors obres escrites en català.
Un passeig per la memòria ple de moments viscuts per tothom d'una manera o altra.
Imprescindible.
Un passeig per la memòria ple de moments viscuts per tothom d'una manera o altra.
Imprescindible.
December 16, 2022
Dacă-ți place Carlos Ruiz Zafon, dar încă nu l-ai citit pe Jesus Moncada, consideră-te fără un picior.
May 8, 2023
Una obra mestra
This entire review has been hidden because of spoilers.
September 1, 2025
Ser de Mequinensa i saber que algú ha escrit aquest llibre sobre el teu poble ha de ser un orgull difícil d’igualar. Tant de bo que algun clotenc agafi el relleu!
June 10, 2021
“Potser els carrers, les places, les cases, els dos rius, amollaven desesperadament els records perquè algú els recollís abans de la demolició i de l’escampadissa ineludible.”
“Segurament -almenys així ho mantingué l’Honorat del Rom en una de les darreres tertúlies al cafè del Moll- la vila no havia mort el mateix dia per a tots els vilatans. Cadascun la sentí morir en un moment diferent al llarg dels anys de malesa i potser fou l’adéu de la Júlia el que va marcar aquest punt per al vell Nelson.
No tinc paraules. Aquest llibre es passa la literatura, està a un altre nivell.
“Segurament -almenys així ho mantingué l’Honorat del Rom en una de les darreres tertúlies al cafè del Moll- la vila no havia mort el mateix dia per a tots els vilatans. Cadascun la sentí morir en un moment diferent al llarg dels anys de malesa i potser fou l’adéu de la Júlia el que va marcar aquest punt per al vell Nelson.
No tinc paraules. Aquest llibre es passa la literatura, està a un altre nivell.
December 12, 2022
Cami de Sirga es una libro sobre un pueblo fronterizo, Mequinensa, a la orilla del Ebro, pero es también la historia del siglo XX de España. Un libro que habla sobre el ser humano con ironía y de las brutales diferencias sociales en la España rural. Con un catalán rico y algunas veces difícil de entender porque utiliza un vocabulario muy propio de la zona donde transcurre la trama. Me atrevería q decir que es un Cien años de Soledad de aquí
October 8, 2021
no se si es la mejor novela que he leido en mi vida, desde luego es la que más he disfrutado al leerla. Jesús moncada es, en mi opinión, el mejor escritor del siglo XX nacido en nuestro país. si eres catalán su lectura es imprescindible. si eres de mequinenza, palencia (mi caso), Sevilla o almansa también.
October 31, 2020
Lectura per a revisar una novel·la que em va entusiasmar quan la vaig llegir per primer cop. Penso que no ha envellit bé. La relectura m'ha decebut.
December 31, 2020
Un clàssic que és imprescindible llegir. No desanimar-se amb el vocabulari, dels més rics que he llegit mai. Llibre de 10!!
May 4, 2024
Precisely my cup of tea
August 2, 2025
No deixa de ser irònic que un dels cims més alts de la literatura catalana sigui una llum submergida —fins i tot podríem dir oculta— sota les aigües de l’Ebre: potser és per això que, encara avui, el món bastit per Jesús Moncada —aquest paradís perdut anomenat Mequinensa— roman molt més desapercebut del que mereix una creació de la seva talla. El lector que s’endinsa en aquesta obra de l’autor mequinensà s’adonarà ràpidament del tresor literari que descansa mig amagat sota la superfície aparentment tranquil·la del riu: si escolta amb atenció, trobarà allà els sons i les veus de tot un poble que, gràcies a l’encanteri d’unes lletres ben posades una al costat de l’altra, sembla més viu que la vida mateixa.
És un tòpic molt trillat, encara que és ben real en aquest cas: sembla que no sobri cap punt ni cap coma. És la mateixa sensació que tingué quan vaig llegir, no fa molt, El Cafè de la Granota: com va comentar Pere Calders, amb aquest recull de relats curts, Moncada estava “a frec d’aquella perfecció que trobem tan odiosa, però que tots provem d’assolir”. Encara que els seus contes són d’un estil polidíssim, la seva gran novel·la està en un altre nivell: no exagero si dic que, amb Camí de sirga, Jesús Moncada ha tocat amb els seus dits aquesta perfecció odiosa com pocs narradors ho han fet.
Però aquesta brillantor no surt del no-res: els dits de l’autor han estat llarg temps tacades de negre a causa de l’esforç impossible que suposa convertir el brut carbó de les mines de Mequinensa en un diamant pur i cristal·lí, que és aquesta bellesa tan difícil que brolla del que és alhora el més concret i el més universal. Aquest treball ardu —no només amb el text, sinó amb la memòria de les persones que habiten el relat— queda patent en el postfaci de l’Artur Garcia Fuster, inclòs en la nova edició publicada per Club Editor. Veient el procés d’elaboració de la novel·la, podem apreciar com Moncada va ficar-se fins al cor d’un món que ja era seu, però que necessitava sentir-lo encara més seu, perquè nosaltres, lectors, puguem sentir-lo també molt nostre.
L’obra mestra de Jesús Moncada no és només una pintura exuberant d’unes les vides humanes del tot singulars, sinó que és també —en un contrast dolorós— la crònica d’una mort anunciada: però no és la mort de cap persona, sinó la de tot un món. Tanmateix, ¿què és exactament un món? Hi ha moltes definicions possibles, encara que sempre m’ha agradat la d’inspiració arendtiana: un món és principalment un espai perdurable on les coses gaudeixen d’un sentit; és un lloc compartit en el qual les persones poden habitar juntes; és també, doncs, una forma de casa. En aquest sentit, Moncada és un creador de món incomparable: cada persona, cada objecte, cada carrer, cada imatge cobra un sentit profund dins les pàgines de Camí de sirga, perquè cada element invoca una història, el record d’un relat amagat que només qui ha habitat aquest món pot veure i viure. I a nosaltres, lectors, se’ns han obert les portes d’aquesta gran casa feta de negre sobre blanc, perquè també puguem habitar-hi. Se’ns convida al poble, a caminar pels seus carrers, a escoltar a la seva gent, a recordar a través de la seva memòria unes existències que discorren pel temps com les aigües pel riu, aquest que és a la vegada canviant i viu, però a la vegada permanent i impassible: aquest riu que és un món —i una casa—, sempre diferent però idèntic.
¿Què és morir per a un món que no para de canviar, però que a la vegada no es destrueix en aquest canvi? A part de les reminiscències heraclitianes, no vaig poder deixar de pensar en la coneguda paradoxa del vaixell de Teseu. Aquest vell problema planteja la qüestió de la identitat de les coses: si a alguna cosa —com el cas del vaixell de Teseu— se li canvien a poc a poc totes les seves parts per unes altres mantenint certa continuïtat, ¿deixarà de ser la mateixa cosa? Hi ha una variant —o una addenda— d’aquesta paradoxa que potser m’interessa més encara, que tracta no de la identitat de la nau, sinó de la tripulació: quan tots els membres d’un grup canvien, ¿continua sent el mateix grup? Són preguntes que han tingut infinitud de respostes al llarg del temps, però no és moment d’entrar-hi: ens interessa el cas concret de la Mequinensa. ¿Per què es diu que ha mort la vila? La pregunta que sorgeix immediatament després és la següent: ¿què fa que un poble sigui un poble? ¿Els seus edificis o les seves persones? Dit d’una altra forma, ¿el vaixell o la tripulació?
Els carrers, les cases, els monuments, les places i totes les coses contingudes dins un poble —o una casa o un barri o una ciutat o un país— semblen perdurar més que les seves persones, que moren i neixen generació rere generació. Però una casa sense persones no sembla tenir massa sentit. Quan va visitar Barcelona per última vegada fa poc, Theodor Kallifatides —un autor que tracta temes molt propers als de Moncada— va explicar que per a ell tornar a la seva Grècia natal només tenia sentit gràcies a les persones que estimava i que estaven allà: ara que han mort totes elles, es troba com un estrany més i les coses no acaben de prendre sentit en aquest lloc. Així, sembla que un món necessita un continu de persones a les quals estimar i amb les quals poder compartir el sentit al llarg del temps.
Encara que imprescindible, aquesta continuïtat personal no sembla que sigui del tot suficient: si ho fos, no s’explicaria la tragèdia d’un poble que s’enfonsa sota les aigües, però del qual gran part de la població s’havia pogut traslladar a la nova vila construïda no molt lluny de l’antiga. ¿Què és el que s’ha perdut dins el riu? Potser propietats valuoses, potser una forma de viure, però potser el més dolorós és haver perdut les històries que recordaven a cada pas les coses que formaven part d’un relat i una memòria col·lectiva que ara semblava orfe sense els testimonis dels camins, els edificis, els llaüts... en definitiva, el conjunt de coses on la vida havia tingut lloc i sentit durant tants anys. A la nova Mequinensa, els carrers ja no tenen records, només els noms freds de lletres de l’abecedari i xifres, sense altra finalitat que l’organitzativa. La vella casa —el vaixell que els seus tripulant han hagut d’abandonar— desapareixia i “la intempèrie esborrava l'escalfor humana”. Tot el significatiu quedava a la sort de la dèbil memòria dels vells habitants, que cada dia oblidaven més i cada dia eren més oblidats. Si una cosa deixa clara Moncada es com moltes vegades les coses cobren sentit i tenen valor gràcies a la memòria que amaguen. El sentit, la memòria o un món s’esfondren si no hi ha quelcom que els faci perdurar, que els protegeixi del temps i l’oblit.
Tornem, però, al vaixell de Teseu. Deixant de banda qüestions metafísiques sobre realitat i ficció, la pregunta que ens escau és la següent: ¿què és el que ha fet sobreviure al vaixell de Teseu i la seva tripulació? No sembla que sigui el vaixell mateix ni la seva tripulació, desapareguts tots dos segurament fa molts segles. La resposta sembla evident: el que ha quedat és la seva història. Tanmateix, la vella Mequinensa no ha desaparegut del tot, gràcies a la memòria dels seus habitants, però gràcies sobretot potser al fet que ha trobat una casa dins les pàgines de Moncada. L’escriptor ha construït un edifici meravellós a les parets del qual —com l’Aleix de Segarra amb els murs del convent de la vila— ha pintat la vida d’un poble perquè quedi allà per sempre, un “sempre” que se sap efímer encara que anheli la perdurabilitat. Però, ¿què es el que vol conservar de la destrucció? Com diu el mateix Moncada, ell “no és un historiador, sinó un narrador d’històries”: el que interessa no és recordar dades o dates, sinó la sensació de viure un món que ha desaparegut, però no del tot. El vell Neptú, el llaüt del Nelson —el nostre prodigiós Teseu mequinensà— ha canviat pràcticament tot sencer al llarg de la novel·la: les veles, el mastí, la tripulació, fins i tot el nom. Però, encara avui, ja enfonsat sota les aigües del riu, continua sent el mateix de sempre: mentre hi hagi lectors, “el vell Neptú, avarat amb discursos, banderes i música al moll de les Vídues un dels dies esplendorosos de l’Edèn” no serà mai només —encara que ho digui el narrador— “una carcassa anònima de fusta morta”, ni tampoc Mequinensa serà mai només un munt de cases derruïdes sota el riu.
Camí de sirga —com el Neptú enfonsat a consciència pel Nelson sota l’Ebre per protegir-lo de les bales i les explosions de la guerra— ha quedat protegit del temps sota un momentani oblit: però, com tot el paga la pena, arriba el moment de tornar de nou a la superfície —sempre idèntic però diferent.
És un tòpic molt trillat, encara que és ben real en aquest cas: sembla que no sobri cap punt ni cap coma. És la mateixa sensació que tingué quan vaig llegir, no fa molt, El Cafè de la Granota: com va comentar Pere Calders, amb aquest recull de relats curts, Moncada estava “a frec d’aquella perfecció que trobem tan odiosa, però que tots provem d’assolir”. Encara que els seus contes són d’un estil polidíssim, la seva gran novel·la està en un altre nivell: no exagero si dic que, amb Camí de sirga, Jesús Moncada ha tocat amb els seus dits aquesta perfecció odiosa com pocs narradors ho han fet.
Però aquesta brillantor no surt del no-res: els dits de l’autor han estat llarg temps tacades de negre a causa de l’esforç impossible que suposa convertir el brut carbó de les mines de Mequinensa en un diamant pur i cristal·lí, que és aquesta bellesa tan difícil que brolla del que és alhora el més concret i el més universal. Aquest treball ardu —no només amb el text, sinó amb la memòria de les persones que habiten el relat— queda patent en el postfaci de l’Artur Garcia Fuster, inclòs en la nova edició publicada per Club Editor. Veient el procés d’elaboració de la novel·la, podem apreciar com Moncada va ficar-se fins al cor d’un món que ja era seu, però que necessitava sentir-lo encara més seu, perquè nosaltres, lectors, puguem sentir-lo també molt nostre.
L’obra mestra de Jesús Moncada no és només una pintura exuberant d’unes les vides humanes del tot singulars, sinó que és també —en un contrast dolorós— la crònica d’una mort anunciada: però no és la mort de cap persona, sinó la de tot un món. Tanmateix, ¿què és exactament un món? Hi ha moltes definicions possibles, encara que sempre m’ha agradat la d’inspiració arendtiana: un món és principalment un espai perdurable on les coses gaudeixen d’un sentit; és un lloc compartit en el qual les persones poden habitar juntes; és també, doncs, una forma de casa. En aquest sentit, Moncada és un creador de món incomparable: cada persona, cada objecte, cada carrer, cada imatge cobra un sentit profund dins les pàgines de Camí de sirga, perquè cada element invoca una història, el record d’un relat amagat que només qui ha habitat aquest món pot veure i viure. I a nosaltres, lectors, se’ns han obert les portes d’aquesta gran casa feta de negre sobre blanc, perquè també puguem habitar-hi. Se’ns convida al poble, a caminar pels seus carrers, a escoltar a la seva gent, a recordar a través de la seva memòria unes existències que discorren pel temps com les aigües pel riu, aquest que és a la vegada canviant i viu, però a la vegada permanent i impassible: aquest riu que és un món —i una casa—, sempre diferent però idèntic.
¿Què és morir per a un món que no para de canviar, però que a la vegada no es destrueix en aquest canvi? A part de les reminiscències heraclitianes, no vaig poder deixar de pensar en la coneguda paradoxa del vaixell de Teseu. Aquest vell problema planteja la qüestió de la identitat de les coses: si a alguna cosa —com el cas del vaixell de Teseu— se li canvien a poc a poc totes les seves parts per unes altres mantenint certa continuïtat, ¿deixarà de ser la mateixa cosa? Hi ha una variant —o una addenda— d’aquesta paradoxa que potser m’interessa més encara, que tracta no de la identitat de la nau, sinó de la tripulació: quan tots els membres d’un grup canvien, ¿continua sent el mateix grup? Són preguntes que han tingut infinitud de respostes al llarg del temps, però no és moment d’entrar-hi: ens interessa el cas concret de la Mequinensa. ¿Per què es diu que ha mort la vila? La pregunta que sorgeix immediatament després és la següent: ¿què fa que un poble sigui un poble? ¿Els seus edificis o les seves persones? Dit d’una altra forma, ¿el vaixell o la tripulació?
Els carrers, les cases, els monuments, les places i totes les coses contingudes dins un poble —o una casa o un barri o una ciutat o un país— semblen perdurar més que les seves persones, que moren i neixen generació rere generació. Però una casa sense persones no sembla tenir massa sentit. Quan va visitar Barcelona per última vegada fa poc, Theodor Kallifatides —un autor que tracta temes molt propers als de Moncada— va explicar que per a ell tornar a la seva Grècia natal només tenia sentit gràcies a les persones que estimava i que estaven allà: ara que han mort totes elles, es troba com un estrany més i les coses no acaben de prendre sentit en aquest lloc. Així, sembla que un món necessita un continu de persones a les quals estimar i amb les quals poder compartir el sentit al llarg del temps.
Encara que imprescindible, aquesta continuïtat personal no sembla que sigui del tot suficient: si ho fos, no s’explicaria la tragèdia d’un poble que s’enfonsa sota les aigües, però del qual gran part de la població s’havia pogut traslladar a la nova vila construïda no molt lluny de l’antiga. ¿Què és el que s’ha perdut dins el riu? Potser propietats valuoses, potser una forma de viure, però potser el més dolorós és haver perdut les històries que recordaven a cada pas les coses que formaven part d’un relat i una memòria col·lectiva que ara semblava orfe sense els testimonis dels camins, els edificis, els llaüts... en definitiva, el conjunt de coses on la vida havia tingut lloc i sentit durant tants anys. A la nova Mequinensa, els carrers ja no tenen records, només els noms freds de lletres de l’abecedari i xifres, sense altra finalitat que l’organitzativa. La vella casa —el vaixell que els seus tripulant han hagut d’abandonar— desapareixia i “la intempèrie esborrava l'escalfor humana”. Tot el significatiu quedava a la sort de la dèbil memòria dels vells habitants, que cada dia oblidaven més i cada dia eren més oblidats. Si una cosa deixa clara Moncada es com moltes vegades les coses cobren sentit i tenen valor gràcies a la memòria que amaguen. El sentit, la memòria o un món s’esfondren si no hi ha quelcom que els faci perdurar, que els protegeixi del temps i l’oblit.
Tornem, però, al vaixell de Teseu. Deixant de banda qüestions metafísiques sobre realitat i ficció, la pregunta que ens escau és la següent: ¿què és el que ha fet sobreviure al vaixell de Teseu i la seva tripulació? No sembla que sigui el vaixell mateix ni la seva tripulació, desapareguts tots dos segurament fa molts segles. La resposta sembla evident: el que ha quedat és la seva història. Tanmateix, la vella Mequinensa no ha desaparegut del tot, gràcies a la memòria dels seus habitants, però gràcies sobretot potser al fet que ha trobat una casa dins les pàgines de Moncada. L’escriptor ha construït un edifici meravellós a les parets del qual —com l’Aleix de Segarra amb els murs del convent de la vila— ha pintat la vida d’un poble perquè quedi allà per sempre, un “sempre” que se sap efímer encara que anheli la perdurabilitat. Però, ¿què es el que vol conservar de la destrucció? Com diu el mateix Moncada, ell “no és un historiador, sinó un narrador d’històries”: el que interessa no és recordar dades o dates, sinó la sensació de viure un món que ha desaparegut, però no del tot. El vell Neptú, el llaüt del Nelson —el nostre prodigiós Teseu mequinensà— ha canviat pràcticament tot sencer al llarg de la novel·la: les veles, el mastí, la tripulació, fins i tot el nom. Però, encara avui, ja enfonsat sota les aigües del riu, continua sent el mateix de sempre: mentre hi hagi lectors, “el vell Neptú, avarat amb discursos, banderes i música al moll de les Vídues un dels dies esplendorosos de l’Edèn” no serà mai només —encara que ho digui el narrador— “una carcassa anònima de fusta morta”, ni tampoc Mequinensa serà mai només un munt de cases derruïdes sota el riu.
Camí de sirga —com el Neptú enfonsat a consciència pel Nelson sota l’Ebre per protegir-lo de les bales i les explosions de la guerra— ha quedat protegit del temps sota un momentani oblit: però, com tot el paga la pena, arriba el moment de tornar de nou a la superfície —sempre idèntic però diferent.
April 1, 2024
Ha sigut una lectura a vegades difícil pel lèxic omple i d'un registre prou alt. Però m'ha agradat molt. Es una història narrada mitjans els records i les reminiscències dels personatges de la vila Mequinensa. Una història molt trista, plena de nostalgia, i a l'hora relatada amb un sentit del ridícul i bon sentit del humor. M'encisa el to a vegades irònic i, fins i tot, sarcàstic del narrador així desvetllant les contradiccions i les hipocresies dels vilatans, sobre tot d'ells que presumeixen autoritat moral. Al capdavall és la crònica de les vicissituds i al fi l'assolament d'un poble sencer víctima de les decisions preses per la dictadura franquista... Una lectura molt colpidora, emocionant i força recomanable.
January 26, 2024
Dels millors llibres que he llegit mai. Jesús Moncada hauria de ser reconegut com un dels grans escriptors del segle XX amb obres com aquesta. Una redacció brillant iculte, on totes les peces encaixen a la perfecció per fer una obra mestra de la literatura universal.
He llegit aquest llibre en paral·lel a La colmena de Cela, i, sense treure mèrit a Cela, Moncada escriu molt millor que el Nobel de Literatura.
Un llibre que hauria de ser obligatori a l'assignatura de literatura catalana de batxillerat.
He llegit aquest llibre en paral·lel a La colmena de Cela, i, sense treure mèrit a Cela, Moncada escriu molt millor que el Nobel de Literatura.
Un llibre que hauria de ser obligatori a l'assignatura de literatura catalana de batxillerat.
December 2, 2024
M'ha tingut atrapat moltes setmanes. Malgrat com de feixuc, descriptiu i espès pot arribar a ser, retrata amb tocs d'humor i cruesa el passat d'un poble a través dels personatges i els fets històrics que s'hi succeeixen. Un desplegament de mitjans. Ara bé, paciència, no apte per algú que vulgui una lectura senzilla, ràpida i amena, cal rellegir i tirar pàgines enrere, fins i tot buscar al diccionari.
Displaying 1 - 30 of 54 reviews