Isidoro era un hombre trabajador, alegre, servicial y apostólico. El autor se ha entrevistado con numerosos testigos y trabajado personalmente en todos los lugares donde vivió.
Relata la vida santa de uno de los primeros fieles del Opus Dei, fallecido en 1943. Destaca su fidelidad al espíritu de la Obra, el sentido de la filiación al Fundador, el afán apostólico, su espíritu de sacrificio, su competencia profesional... Esta lectura ayuda a tomarse en serio la vocación a la Obra, viviendo una entrega total a Dios.