El célebre escritor Aschenbach, agobiado por el trabajo, decide tomar unas vacaciones en busca de nuevas fuerzas. En su viaje llega a Venecia, en cuyo lujoso Hotel de los Baños, en el Lido, cae presa de la fascinación ante la belleza de un joven polaco de alrededor de catorce años hospedado allí junto a su familia. Jamás se cruzan la palabra, pero el artista, atraído por el encanto del muchacho, comienza a concebir un oscuro y equívoco sentimiento que lo encaminará rápidamente a la perdición. Todo el talento narrativo de Mann se alterna entre esta obra, La muerte en Venecia, y Las tablas de la ley, relato de corte bíblico, en el que nos presenta la hermosa historia de Moisés, la manera de enfrentar su condición de guías de su pueblo, el éxodo, los conflictos surgidos en el oasis de Kadesh y, finalmente, las tablas de la ley, síntesis de la eterna moral de la humanidad.
Thomas Mann was a German novelist, short story writer, social critic, philanthropist, essayist, and Nobel Prize laureate in 1929, known for his series of highly symbolic and ironic epic novels and novellas, noted for their insight into the psychology of the artist and the intellectual. His analysis and critique of the European and German soul used modernized German and Biblical stories, as well as the ideas of Goethe, Nietzsche, and Schopenhauer. His older brother was the radical writer Heinrich Mann, and three of his six children, Erika Mann, Klaus Mann and Golo Mann, also became important German writers. When Hitler came to power in 1933, Mann fled to Switzerland. When World War II broke out in 1939, he emigrated to the United States, from where he returned to Switzerland in 1952. Thomas Mann is one of the best-known exponents of the so-called Exilliteratur.
Se trata de dos novelas esta vez; más bien, una novela y una noveleta (hasta donde uno puede hacer diferencia entre uno y otro, ya que ninguna de las dos historias es particularmente larga). La muerte en Venecia es sobre un hombre que se obsesiona con un joven, sin siquiera conocerle, al punto de ser ciego al mundo real que le rodea, lo que lleva a tragedia. Las tablas de la ley es un recuento un poco más seco y terrenal de la obra de Moisés. Dejando de lado el asunto de un adulto obsesionándose con un niño al punto de seguirlo y observarlo todo el tiempo (en gran parte porque no viene al caso aquí), el gran problema con La muerte en Venecia es que la narración está demasiado estancada, se siente como si uno hubiese entrado en un pantano, en donde le cuesta el doble de esfuerzo hacer el mismo movimiento de siempre. El pensamiento del protagonista es cansador leerlo, ya que se queda demasiado rato en la misma cosa antes de avanzar a otra. No es agradable leerlo, así nada más. La historia es corta, pero el resultado es que podría haber sido mucho más corta. Las tablas de la ley, por contraste, se siente algo más activa. Aquí Moisés y compañía son presentados un poco menos como profetas sabios y un poco más como guerrilleros latinoamericanos, con pensamientos algo más terrenales y explicaciones un poco más mundanas para cosas que podrían definirse como milagros en otro contexto. Tengo entendido que la historia se escribió como parte de un esfuerzo colectivo de criticar a Hitler por su código moral; a mi juicio, en eso fracasa absolutamente. Sin embargo, como un esfuerzo para darle un giro distinto a una historia que es parte de un pilar religioso, así como a la vez rumiar un poco sobre lo que realmente significa seguir a un dios irrepresentable, es un trabajo bastante más sólido. Tengo entendido que Thomas Mann es bastante apreciado como escritor. No sé qué tanto; lo que sí sé es que si su escritura en sus otros trabajos es como acá, no tengo mucho motivo para buscar otro libro suyo. Me basta con lo ya leído.
¿Quién no se ha sentido, al menos alguna vez, conmovido por la Belleza? Aschenbach tiene para mí el mismo perfil que Basil Hallward de El retrato de Dorian Gray: El artista torturado por la sensibilidad. No es de extrañarse que la historia se resuelva de una manera similar.
A ver, me ha podido gustar más o menos la obra. Entiendo las críticas sobretodo de mano de personas que como yo, no han leído lo que esperaban, pero lo que está claro es que no te deja para nada indiferente.
La muerte en Venecia es el libro más filosófico que he leído hasta la fecha, y como tal pues obviamente me ha costado en cierto modo entenderle. En realidad no sé muy bien si he conseguido captar todo lo que el autor quería plasmar, pues en términos de filosofía no tengo por así decirlo, ni puta idea. Pero me ha encantado.
Me ha parecido un tema muy valiente, sobretodo para la época en la que se escribió, y me he sentido muy identificado con la crisis de identidad que sufre el protagonista, enmascarando el subidón de emociones que sufre una persona tan convencida de sí mismo y de tenerlo todo bajo control y con una gran seguridad en su autoconocimiento, al verse atraído por una persona de su mismo sexo. Si es verdad que yo elegí leer el libro porque pocas veces tienes la oportunidad de leer un clásico de esta temática y me esperaba más un buen drama mariquita, pero he encontrado una maravillosa oda a la belleza, física, en escritura, en arte, en escultura y arquitectura, en sentimiento.
He paseado por esa maravillosa Venecia tan atrapante y a la vez infecta y aunque si considero que el libro es un huracán de reflexiones y emociones repetitivas yo creo que es lo que quería plasmar el autor, porque eso es en realidad enamorarse, y más de alguien a quien tu sociedad no te permite acercarte de ese modo. A ver , si es verdad que el chaval era un crío y es un poco turbio, pero aún así el libro es muy bueno y su contenido y sobretodo su estilo es alucinante.
Respecto al segundo relato de “Las tablas de la ley”, tengo entendido que es una versión más terrenal y actualizada de la historia de Moisés y he leído las primeras veinte páginas pero chico, me ha dado mucha pereza y ya lo leeré en otro momento ;) Ahora, por el momento con “La montaña Mágica” no me atrevo.
Vine por La muerte en Venecia, me quedé por Las tablas de la ley.
La muerte en Venecia logra transportarte a la viciada atmósfera desquiciada y sofocante que precede a la peste. El existencialismo inunda las páginas de una novela en la que el protagonista, un escritor metódico y de eneagrama tipo 1, se vuelve espectador de una profunda transformación emocional y sensual de sí mismo. La vida sin belleza no tiene sentido. La muerte sin ella, tampoco.
Las tablas de la ley, por su parte, es la reescritura desde el punto de vista del materialismo histórico de las aventuras de Moisés para conducir al pueblo hebreo al éxodo y “meterlo en vereda”. El pobre Moisés lo pasa regular en esta empresa y tiene el cielo ganado. Ha sido especialmente interesante leerlo a la luz de los acontecimientos recientes (véase, la ocupación de Gaza por parte de Israel y el genocidio de los palestinos), pues ayuda a entender los requiebros mentales de un pueblo borracho de fanatismo, que se hace llamar a sí mismo “el que lucha con Dios”.
Cuando empecé a leer esta pareja de noveletas no tenía referencia alguna de esta última. Sin embargo, la elegante prosa de Thomas Mann, unida a la epicidad de la historia de Moisés y a su particular reinterpretación, han sido un sorprendente descubrimiento. Recomiendo ambos.
Muerte en Venecia: una decepción. Quizá me esperaba mucho más de Mann en la primera obra suya que leo, pero me parece por ahora el peor de los escritores con los que se le compara (como Zweig y Sándor Marai). En mi opinión, mucha reflexión frívola, el personaje es pedante, prejuicioso y soberbio, y lo peor, creo que lo es sin que el autor quiera presentarlo así (en cuyo caso no sería criticable). La escritura es lenta y farragosa, y a pesar de lo corto que es el relato, se me ha hecho largo. Cosas que sí me gustan:
- que El Niño/adolescente aparece prácticamente solo esbozado, sin detalle, porque aquí está representado solo como el “objeto” de la belleza, que sirve para realizar las reflexiones del autor. Es decir, que no cae en relatos macabros ni novelas pasionales, sino que es una reflexión sobre la belleza, y las consecuencias (entre ellas, la obsesión) que puede causar en el hombre. - algunas reflexiones sobre la belleza, entre ellas las conversaciones ficticias con Fedón, y reflexiones sobre el escritor y la escritura.
Las tablas de la ley: Valoro el esfuerzo de “traducir” el relato bíblico para hacerlo más “humano” o cercano, pero precisamente en eso falla. Hay incoherencias, y la solución que busca para explicar los milagros, es a veces, más increíble que el propio milagro (por ejemplo, cómo intenta explicar la décima plaga con un ejército o grupo de élite perfectamente entrenado para infiltrarse en cientos sino miles de casas para ejecutar a los primogénitos egipcios, no tiene ningún sentido. Además, si damos por buena esa explicación, en la que se estuvo preparando durante meses a esos asesines de élite, entonces tiene menos sentido aún que no hubieran tenido tiempo para preparar pan para el camino del Éxodo). Lo que más me gusta de este cuento, con independencia que lo comparta o no, es el semblante psicológico de Moisés.
La muerte física de Achenbach ilumina el título, pero al mismo tiempo -y quizá esto se deba a lectura del siglo XXI- limita las posibilidades de aplicación. Si el protagonista no muriera, sobreviviría a Venecia (y el recuerdo amargo de su primera vacación allí), al estudiante (de quien a veces es difícil tragarse la espontaneidad en que Achenbach "sale del clóset" al menos en su mente), y a la cólera (razón que lo traspasa porque es casi milenaria y que lo mata como si fuera un don nadie). Interesante sería una aplicación que abarcara estas delimitaciones. Aun así, está perfectamente escrito, planeado y ejecutado. Las Tablas de la Ley es una visión burlesca de la historia de Moisés; acontecimientos bíblicos ligeramente cambiados (aunque nunca se haga la referencia exacta de ella), toques de humor y el don de no asemejarse a la pluma que escribió La Muerte en Venecia dan un respiro. Mann era todo un maestro (hace más de un año leí Los Budenbrook), y yace en lista La Montaña Mágica. Hay que seguir leyéndolo
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Un afamado, apacible y docto hombre, tras un inesperado encuentro (apenas una visión, casi una aparición, una figura vislumbrada) decirle darle un vuelco a su sosegada y monótona vida, para realizar un viaje donde descubrirá que, en lo más profundo de su ser, gracias al encuentro con una grácil y juvenil figura, los instintos en los que jamás reparó son capaces de darle alcance y subyugarlo, aun a costa de perder lo más preciado. Un sucinto relato que, no obstante, engloba una historia tan compleja y anchurosa que bien vale ser considerada una obra universal. Por ello esta novela, al decir de Mario Vargas Llosa, “merece figurar junto a obras maestras del género como ‘La metamorfosis’ de Kafka o ‘La muerte de Ivan Ilich’ de Tolstoi, con las que comparte la excelencia formal, lo fascinante de su anécdota y, sobre todo, la casi infinita irradiación de asociaciones, simbolismos y ecos que el relato va generando en el ánimo del lector”. El libro incluye asimismo "Las tablas de la ley", una actualización del mito bíblico de Moisés, también bastante lograda.
Al principio pensé, "quizás se llega tarde a algunos libros". No tanto por mi edad, sino por las épocas que nos tocan vivir. A veces, cosas increíbles en un siglo, luego de tantas repeticiones, se vuelven clichés en el nuestro y volver a una literatura originaria de cierto tropo o de cierto estilo, cuesta, a menos que se tenga una guía. Pensé que algo de esto me iba a pasar con La muerte en Venecia de Thomas Mann (primera cosa que leo de él). Hasta que llegué al ¿capítulo? V. y lo pude ver todo. Puede sentir qué hace especial a Mann y qué hace interesante este relato. Y lo que de alguna forma sigue vigente. La forma en que en tan pocas palabras logra una profundidad casi filosófica y que es también registro de cómo se dan las pestes (que si lo hubiese leído previo al 2020, quizás mee hubiese parecio añejo), y cómo actúan las autoridades y las ciudadanías. Me interesó ese paralelismo entre la obsesión del protagonita por Tadrio y el tratamiento que las autoridades de Venecia tienen con la peste. Ocultar. Callar. Traza Mann una línea que une amor, locura y muerte, entre la obsesión de Aschenbach, el actuar febril por la enfermedad y su posterior muerte. Muerte que pudo haber sido evitada, si Aschenbach no hubiese seguido su fijación por Tadrio. Es de alguna forma, el precio que debe pagar por el pecado que en realidad no ha cometido, pero que desde el punto de vista del escritor, es un acto inmoral aunque sea solo en el pensamiento.
Escrito con muchas comparaciones, mucho ritmo muy poético. Libro corto y rápido una vez que se agarra la forma en que está escrito. La pesadilla es tremenda imaginación. Venecia perfectamente descrita, 110 años después es igual. Sobre un Amor platónico y como al personaje escritor le deja de importarle el riesgo de enfermarse y morir por la obsesión por la belleza y enamoramiento de un joven, lucha entre el deseo y lo prohibido. No acepta el fracaso ni envejecer. principios de 1919 el cólera visto desde otra manera de vivirlo.
Los temas son interesantes: la homosexualidad, el deseo y la reinterpretación de la Biblia, pero ha envejecido mal. La visión de estos temas ha progresado tanto en el último siglo que no aportan nada.
Me gustó más la película de Luchino Visconti, interpretada por Dirk Bogarde., de la que han extraído la portada de esta edición, pues, además de ser fiel al texto, aporta aspectos visuales y narrativos interesantes.
Muerte en Venecia: Historia de una obsesión. La perfección hecha novela corta. Más ambigua y críptica y pedante en algunos momentos que la adaptación al cine, igualmente magistral; casi que se complementan. Las tablas de la ley: otra novela corta del autor que completa ese volumen. Tal vez en otra ocasión.
No me atrapo en ningun momento, lo termine de leer pero no fue de mi agrado. Lo que si fue la descripción de un lugar soñado, no basta con ver la envoltura...
Si hay un libro para soportar la epidemia, es esa novelita. Hay otro libro que se hizo para aguantar la enfermedad. Thomas Mann vivió lo peor que le puede pasar a cualquier persona: ver su mundo acabarse. Cuando Mann escribió la historia del señor Aschenbach era 1912; ni siquiera había empezado la Primera Guerra Mundial, pero Europa ya se había acabado por una peste de cólera. Yo entiendo, que la novela es problemática, porque trata la historia de un viejo que se enamora de un niño. Pero Herr Aschenbach se iba a ir de Venecia y decidió volver, no a morirse, esa es la lectura más simple, volvió a Venecia para admirar la belleza de la vida: "Su belleza superaba lo expresable y, como tantas otras veces, el señor Aschenbach sintió, apesadumbrado, que la palabra solamente puede celebrar la belleza, no reproducirla."
Muerte en Venecia Un libro breve que no deja de resultar bastante inquietante ya que la sensación de que existe algo en común con el protagonista, un sentimiento de lo que podría suceder si nos dejamos llevar por los deseos de poseer aquello que nos atrae. Un inicio lento y descriptivo, como la excelente heredera de las novelas de fines del S.XIX, y con toda la magia y encanto de ese tipo de novelas.
Las Tablas de la Ley Una manera de acercar (¿Actualizar?) la sabiduría y tradición del antiguo Egipto en la época de Moisés, pero sin el misticismo o parcialidad acostumbrada.