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La trampa de la diversidad
«Llegaron a España las guerras culturales, conflictos en torno a derechos civiles y representación de colectivos que situaban lo problemático no en lo económico o lo laboral y mucho menos en lo estructural, sino en campos meramente simbólicos. El matrimonio homosexual, la memoria histórica, el lenguaje de género o la educación para la ciudadanía empezaron a copar portadas de los medios y a crear polémica.
¿Estamos afirmando que los ejemplos mencionados carecen de importancia? En absoluto. Es importante que un grupo social pueda tener los mismos derechos civiles que el resto o reconocer desde las instituciones nuestra historia y la dignidad de los republicanos olvidados. Lo que decimos es que estos conflictos culturales tenían un valor simbólico en tanto que permitían a un gobierno que hacía políticas de derechas en lo económico validar frente a sus votantes su carácter progresista al embarcarse en estas cuestiones.»
Extraña paradoja la que plantea este libro: ¿son los sistemas de privilegios, opresiones y revisiones una forma efectiva de enfrentarse a la desigualdad?; ¿dónde quedó, entonces, el conflicto capital-trabajo? Sin embargo, debemos dar una respuesta urgente a estas preguntas, si no queremos que la fuerza de lo colectivo se acabe diluyendo en el irremediable individualismo de lo identitario.
En un mundo donde lo ideológico se ha convertido en una coartada para afirmar nuestra personalidad aislada, el activismo se esfuerza en buscar las palabras adecuadas para marcar la diversidad, creando un entorno respetuoso con nuestras diferencias mientras el sistema nos arroja por la borda de la Historia. Ya no se busca un gran relato que una a personas diferentes en un objetivo común, sino exagerar nuestras especificidades para colmar la angustia de un presente sin identidad de clase.
Ha llegado el momento de tener unas palabras con la trampa de la diversidad…
¿Estamos afirmando que los ejemplos mencionados carecen de importancia? En absoluto. Es importante que un grupo social pueda tener los mismos derechos civiles que el resto o reconocer desde las instituciones nuestra historia y la dignidad de los republicanos olvidados. Lo que decimos es que estos conflictos culturales tenían un valor simbólico en tanto que permitían a un gobierno que hacía políticas de derechas en lo económico validar frente a sus votantes su carácter progresista al embarcarse en estas cuestiones.»
Extraña paradoja la que plantea este libro: ¿son los sistemas de privilegios, opresiones y revisiones una forma efectiva de enfrentarse a la desigualdad?; ¿dónde quedó, entonces, el conflicto capital-trabajo? Sin embargo, debemos dar una respuesta urgente a estas preguntas, si no queremos que la fuerza de lo colectivo se acabe diluyendo en el irremediable individualismo de lo identitario.
En un mundo donde lo ideológico se ha convertido en una coartada para afirmar nuestra personalidad aislada, el activismo se esfuerza en buscar las palabras adecuadas para marcar la diversidad, creando un entorno respetuoso con nuestras diferencias mientras el sistema nos arroja por la borda de la Historia. Ya no se busca un gran relato que una a personas diferentes en un objetivo común, sino exagerar nuestras especificidades para colmar la angustia de un presente sin identidad de clase.
Ha llegado el momento de tener unas palabras con la trampa de la diversidad…
256 pages, Unknown Binding
First published April 30, 2018
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About the author
Daniel Bernabé
13 books24 followersDaniel Bernabé es diplomado en Trabajo Social, aunque desde hace unos años trabaja cerca del mundo de la literatura y el periodismo. Ha sido librero casi diez años en Madrid, pero actualmente escribe para la revista La Marea, donde tiene una columna semanal y realiza reportajes, crónicas y entrevistas. También para medios como Público, CTXT o El Salto. Ha hecho radio en El Estado Mental y publicado dos libros de relatos, De derrotas y victorias y Trayecto en noche cerrada.
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June 14, 2021
Tomé este libro por recomendación de una conocida, esa clase de lectura que haces para conocer mejor las ideas de una persona a través de los ensayos que le han resultado esclarecedores. Y, la verdad, no he podido terminármelo (me he quedado aproximadamente por la mitad). He llegado a plantearme forzarme a leerlo hasta el final, motivada por las ganas de escribir una reseña con fundamento (al fin y al cabo, algo me hace sentir que no puedo criticar en condiciones un libro sin haberlo leído al completo), pero es que en realidad los tiros se veían venir ya no sólo desde el primer capítulo, sino desde el mismísimo título. Quería darle el beneficio de la duda (más que nada, por darle el beneficio de la duda a quien me lo recomendó), pero no, no había manera.
La premisa de Bernabé puede ser atractiva, lo entiendo. Quieras que no, se basa en la crítica al neoliberalismo y sus estragos y expone toda una serie de episodios en los que el capitalismo hizo de las suyas para manipularnos (aunque, de todos modos, habiendo visto documentales como La doctrina del shock y El siglo del yo muchos de ellos tampoco me resultaban del todo nuevos). En este sentido, ni siquiera me parece original. Un poco de Bauman y su modernidad líquida, un poco de Byung-Chul Han y la culpabilidad de los individuos, otro poco de los documentales que acabo de mencionar... Claro que en este libro la síntesis es muy accesible y alguna que otra cosa sobre eventos históricos se aprende.
Ahora bien, dicho sencillo, se le ve el plumero. Y es que la trampa recae en una apresurada identificación entre neoliberalismo, posmodernismo, posmodernidad y políticas de identidad que bien podemos achacársela a una superficialidad de análisis considerable (y, por tanto, una cierta arrogancia intelectual al lanzarse a escribir un ensayo en esas condiciones) o, directamente, al interés (esto ya queda a gusto del lector y de la malicia que quiera suponer en el autor). Él se justifica así ya en la página 48:
No voy a negar que me causó un considerable impacto encontrarme con una declaración tan descaradamente franca de pereza intelectual. Realmente, este párrafo nos dejaría bastante legitimados para decir que todo el libro es un panfleto de mera opinión, sin peso argumentativo.
El caso es que Bernabé comete una serie de trampas de omisión que, a mi entender, están ahí para arrastrar al lector que se esté empezando a adentrar en asuntos de política de izquierdas y para afianzar a aquellos que ya desde hace tiempo se ganaron la etiqueta de comumachos. ¿A qué trampas de omisión me refiero? Pues, en fin, no pretendo hacer un análisis exhaustivo de este libro porque renuncié a ello desde el momento en que me dije a mí misma que más me valía ponerme a leer otra cosa, pero por darle un poco más de chicha a esta reseña mencionaré las dos que me han resultado más destacadas.
En primer lugar, el autor habla de la trampa de la diversidad, como si el capitalismo no fuese inherentemente tramposo y hubiera utilizado ya muchas otras cosas con las que ganarse el consenso. Por alguna razón, Bernabé ha considerado poner todo el foco y la carga de su crítica sobre cómo la derecha y los poderes económicos se han apropiado de parte del lenguaje de las políticas de identidad, y no sobre otras retóricas también instrumentalizadas y explotadas por esos mismos poderes desde incluso mucho antes (y de forma aún vigente), como la identidad nacional (¡la nación!, ¡la patria!), la familia tradicional y la supremacía blanca. ¿Qué voy a decir? A mí esto me huele a potencialmente rancio desde el principio.
En segundo lugar, otro agujero por el que se ve lo interesado del análisis de Bernabé es en su profunda falta de autocrítica hacia la que entiendo que es "su" izquierda (imagino que alguna forma de marxismo ortodoxo o trasnochado, ni siquiera me queda claro, porque su análisis dista bastante de ser material en sentido riguroso). ¿Ni por un momento se le ocurre plantearse por qué sectores de la clase obrera especialmente oprimidos -mujeres, personas no blancas, LGBT, etc.- se alejaron de las organizaciones obreras dominantes? Porque es que tal y como este señor nos cuenta la historia parece que las reivindicaciones "identitarias" (ni siquiera estoy de acuerdo con que llamemos así a cualquier reivindicación que provenga fuera del marco de "lo obrero", pero bueno, por el bien de la simplicidad...) fueran el enésimo capricho de una clase media de aspiraciones pequeño-burguesas. ¿De verdad que ni se plantea que quizá el enorme abstencionismo en la izquierda a lo mejor puede tener algo que ver con cómo los partidos de izquierdas mismos han fallado sistemáticamente a su electorado con tal de rascar migajas de cuotas de poder? ¿Y de verdad que no le ve ni un solo problema a la URSS en todos estos sentidos? Digamos que es un tanto... sorprendente.
Y ya que estoy, un tercer punto. Según Bernabé, estas reivindicaciones "identitarias" ponen a las personas oprimidas a competir entre sí por la visibilidad en las instituciones del capital... ¿Y es que acaso no había competitividades dentro de la clase obrera ya anteriormente? ¿Hablamos de cómo la Segunda Internacional se disolvió por cómo los nacionalismos fragmentaron al movimiento obrero? ¿De cómo los propios hombres obreros boicoteron en varias ocasiones reivindicaciones de sus compañeras por considerarlas una amenaza? ¡Vaya!
Total, que no, que a cada página que iba leyendo se me enarcaban más las cejas y ya me iba a dar un pinzamiento, así que abandono la empresa en la página 128 y a otra cosa mariposa. Y podríamos entrar a cuestionar también esa ecuación perezosa o manipuladora entre neoliberalismo, "políticas de identidad" y posmodernidad, pero es que no sé ni por qué me estoy currando la reseña más de lo normal xD Hale, a hacer cosas.
La premisa de Bernabé puede ser atractiva, lo entiendo. Quieras que no, se basa en la crítica al neoliberalismo y sus estragos y expone toda una serie de episodios en los que el capitalismo hizo de las suyas para manipularnos (aunque, de todos modos, habiendo visto documentales como La doctrina del shock y El siglo del yo muchos de ellos tampoco me resultaban del todo nuevos). En este sentido, ni siquiera me parece original. Un poco de Bauman y su modernidad líquida, un poco de Byung-Chul Han y la culpabilidad de los individuos, otro poco de los documentales que acabo de mencionar... Claro que en este libro la síntesis es muy accesible y alguna que otra cosa sobre eventos históricos se aprende.
Ahora bien, dicho sencillo, se le ve el plumero. Y es que la trampa recae en una apresurada identificación entre neoliberalismo, posmodernismo, posmodernidad y políticas de identidad que bien podemos achacársela a una superficialidad de análisis considerable (y, por tanto, una cierta arrogancia intelectual al lanzarse a escribir un ensayo en esas condiciones) o, directamente, al interés (esto ya queda a gusto del lector y de la malicia que quiera suponer en el autor). Él se justifica así ya en la página 48:
Una de las ventajas de escribir un libro desde la aproximación periodística y no desde la pretensión académica es que nos podemos permitir la conjetura. Una de las ventajas de la conjetura es que, en ocasiones, es útil para señalar algo sin necesidad de demostrarlo, ahorrándonos energías y tiempo en cuestiones secundarias y a menudo indemostrables.Ah.
No voy a negar que me causó un considerable impacto encontrarme con una declaración tan descaradamente franca de pereza intelectual. Realmente, este párrafo nos dejaría bastante legitimados para decir que todo el libro es un panfleto de mera opinión, sin peso argumentativo.
El caso es que Bernabé comete una serie de trampas de omisión que, a mi entender, están ahí para arrastrar al lector que se esté empezando a adentrar en asuntos de política de izquierdas y para afianzar a aquellos que ya desde hace tiempo se ganaron la etiqueta de comumachos. ¿A qué trampas de omisión me refiero? Pues, en fin, no pretendo hacer un análisis exhaustivo de este libro porque renuncié a ello desde el momento en que me dije a mí misma que más me valía ponerme a leer otra cosa, pero por darle un poco más de chicha a esta reseña mencionaré las dos que me han resultado más destacadas.
En primer lugar, el autor habla de la trampa de la diversidad, como si el capitalismo no fuese inherentemente tramposo y hubiera utilizado ya muchas otras cosas con las que ganarse el consenso. Por alguna razón, Bernabé ha considerado poner todo el foco y la carga de su crítica sobre cómo la derecha y los poderes económicos se han apropiado de parte del lenguaje de las políticas de identidad, y no sobre otras retóricas también instrumentalizadas y explotadas por esos mismos poderes desde incluso mucho antes (y de forma aún vigente), como la identidad nacional (¡la nación!, ¡la patria!), la familia tradicional y la supremacía blanca. ¿Qué voy a decir? A mí esto me huele a potencialmente rancio desde el principio.
En segundo lugar, otro agujero por el que se ve lo interesado del análisis de Bernabé es en su profunda falta de autocrítica hacia la que entiendo que es "su" izquierda (imagino que alguna forma de marxismo ortodoxo o trasnochado, ni siquiera me queda claro, porque su análisis dista bastante de ser material en sentido riguroso). ¿Ni por un momento se le ocurre plantearse por qué sectores de la clase obrera especialmente oprimidos -mujeres, personas no blancas, LGBT, etc.- se alejaron de las organizaciones obreras dominantes? Porque es que tal y como este señor nos cuenta la historia parece que las reivindicaciones "identitarias" (ni siquiera estoy de acuerdo con que llamemos así a cualquier reivindicación que provenga fuera del marco de "lo obrero", pero bueno, por el bien de la simplicidad...) fueran el enésimo capricho de una clase media de aspiraciones pequeño-burguesas. ¿De verdad que ni se plantea que quizá el enorme abstencionismo en la izquierda a lo mejor puede tener algo que ver con cómo los partidos de izquierdas mismos han fallado sistemáticamente a su electorado con tal de rascar migajas de cuotas de poder? ¿Y de verdad que no le ve ni un solo problema a la URSS en todos estos sentidos? Digamos que es un tanto... sorprendente.
Y ya que estoy, un tercer punto. Según Bernabé, estas reivindicaciones "identitarias" ponen a las personas oprimidas a competir entre sí por la visibilidad en las instituciones del capital... ¿Y es que acaso no había competitividades dentro de la clase obrera ya anteriormente? ¿Hablamos de cómo la Segunda Internacional se disolvió por cómo los nacionalismos fragmentaron al movimiento obrero? ¿De cómo los propios hombres obreros boicoteron en varias ocasiones reivindicaciones de sus compañeras por considerarlas una amenaza? ¡Vaya!
Total, que no, que a cada página que iba leyendo se me enarcaban más las cejas y ya me iba a dar un pinzamiento, así que abandono la empresa en la página 128 y a otra cosa mariposa. Y podríamos entrar a cuestionar también esa ecuación perezosa o manipuladora entre neoliberalismo, "políticas de identidad" y posmodernidad, pero es que no sé ni por qué me estoy currando la reseña más de lo normal xD Hale, a hacer cosas.
February 9, 2019
No merece la pena.
Quizás sería más honesto explicar por qué desde la izquierda no se ha conseguido reactivar la lucha de la clase trabajadora, con un poquito de autocrítica y humildad.
Quizás sería más honesto explicar por qué desde la izquierda no se ha conseguido reactivar la lucha de la clase trabajadora, con un poquito de autocrítica y humildad.
June 19, 2020
Las trampas de la trampa de la diversidad
Resumiendo mucho, el libro nos trata de explicar como ha cambiado la implicación política durante el último medio siglo, pasando de la militancia obrera que luchaba por la redistribución de la riqueza y conseguir mejoras materiales al activismo fragmentado en distintas luchas por el reconocimiento de una gran diversidad de identidades oprimidas (ya sea por cuestión de etnia, nación, género, raza, sexualidad...), todo esto que llamamos movimientos sociales. En definitiva, nos alerta de que el neoliberalismo nos ha hecho arrinconar la lucha colectiva y unitaria para conseguir cosas materiales a cambio de luchar de forma cada vez mas fragmentada y competitiva por cosas “meramente” simbólicas o culturales.
Retrata muy bien varias problemáticas que acontecen en los movimientos sociales actuales con una prosa muy amena y a menudo divertida, con Bernabé es un placer leer política!
Aún así, creo que falla estrepitosamente a nivel argumentativo en varias cuestiones importantes. Por esto me he visto empujada a rebatir varias ideas del libro, no por ser una trol hater sin más, sino con el ánimo constructivo de abrir varios debates y desmontar varios sesgos, errores y mitos que reproduce el libro:
1. Creo que se equivoca cuando expone que la diversidad de identidades activistas es resultado del “ansia de diferenciación” debido a la pertenencia a una clase media uniforme con identidad débil y angustia existencial. Por lo menos hay dos otras razones que creo mucho más importantes. En primer lugar, sufrir una opresión es una experiencia dolorosa con un elemento muy común: la exclusión social. Por esto se entiende que una reacción muy natural sea buscar y juntarse a más personas que sufran esa misma opresión para poder sentirse por fin totalmente aceptadas y comprendidas. Entiendo que es algo a menudo difícil de entender para quien no haya sufrido una opresión en su propia piel, pero os aseguro que es algo muy terapéutico para los implicados. Otra razón es que en una sociedad tan atomizada e individualista como la nuestra no hay tanta necesidad de diferenciarse como de sentirse parte de una comunidad y así hacer frente al sentimiento de soledad.
2. Me deja perpleja el hecho de que todo el libro intente hacer hincapié en lo importante que es la base material en la política y que al mismo tiempo se niegue a analizar lo más mínimo los cambios económicos, imprescindibles para entender lo material y todo lo que nos pretende explicar. El aumento de la capacidad productiva, de la capacidad de consumo y del estado del bienestar ha acabado con la lucha por la supervivencia en nuestro estado. La gran mayoría de la población ya no se siente oprimida económicamente y desde este bienestar material puede dedicarse a luchar contra opresiones cada vez mas simbólicas y menos materiales. Si a esto le sumamos los grandes cambios que ha sufrido la composición del mercado laboral, esto que llaman la terciarización económica, no debería extrañarnos lo más mínimo que la identidad obrera esté en total retroceso. La progresiva terciarización y mecanización supone que el trabajo físico (el gran capital de los jóvenes) sea cada vez menos necesario y valorado y por contra se valoren mas la experiencia y los conocimientos, competencias que se ganan con la edad. Esto sumado a varias ventajas de las generaciones precedentes ha hecho aparecer otro eje de clase social basado en la edad y que coloca a los “jóvenes” de menos de 40 años en el estamento inferior. Otro punto importante y que haría falta revisar y cuestionar un poco es el sesgo nacional. Día a día la economía es mas global, seguir analizando la economía únicamente en clave estatal nos ofrece una perspectiva muy parcial y distorsionada. Solo así se entiende que Bernabé considere que la clase media española en realidad sea clase baja. Y aquellos que producen tantas cosas que consumimos desde el otro lado del mundo con unas condiciones y derechos laborales que consideraríamos detestables o nulos? Serían clase sub-baja? En definitiva, creo que la sociedad es cada vez mas compleja y los esquemas de hace un siglo se han quedado muy pobres u obsoletos. Ahora mas que nunca creo necesario analizar y actualizar nuestras ideas sobre como funciona nuestra sociedad. Solo así seremos capaces de identificar y combatir nuevas injusticias y opresiones que van apareciendo y que nos podrían pasar desapercibidas mientras nos dedicamos a echar de menos identidades oprimidas del pasado. Y es que todo el libro destila una gran nostalgia por gloriosos tiempos pasados, las épocas de esplendor y gran unidad de la clase obrera (aunque cuando te pones a leer historia ves que la izquierda siempre ha estado muy dividida y enfrentada). Es como que no quiere aceptar que estamos en una situación económica que nada tiene que ver con la de hace 50 años, pero entiendo que no quiera analizar este gran cambio, porque esto derrumbaria buena parte de su relato.
Creo que Bernabé debería auto-aplicarse una frase suya: “necesitamos análisis sobre la explotación y las discriminaciones, medirlas, comprobar sus relaciones con el ámbito de lo real.” Escribir sobre política o economía sin analizar ni contrastar estadísticas, tendencias y otros datos mas globales es una formula segura para reproducir sesgos, mitos e ideas desfasadas.
3. Un mantra que repite a lo largo del libro es la idea de que estas identidades activistas compiten sin remedio, como si no pudieran ser compatibles (más allá de la unión proletaria internacional, supongo). Como si el debate de la interseccionalidad no existiera, siendo uno de los mas candentes dentro del activismo de izquierdas en los últimos años. Es cierto que a veces hay choques entre colectivos y que a menudo se intentan politizar conflictos personales para conseguir mas apoyos, pero creo que les damos mucha mas importancia de la que tienen. Entran en juego nuestros instintos tribales, no lo podemos evitar, nos parece mucho mas interesante recrearnos en un conflicto que la aburrida tarea de organizar un acto político. También hay que tener en cuenta que tener un enemigo común une mucho más a un colectivo político, y para ese fin siempre es mas efectivo un enemigo conocido en el mundo real (como por ejemplo otro colectivo político muy cercano) que no un enemigo abstracto como "el capitalismo". Aunque nos fijemos mucho en estos conflictos, creo que es una problemática sobredimensionada, normalmente no son tan numerosos ni tan importantes. Lo siento, el activismo suele ser mucho mas aburrido de lo que parece.
4. Expone que el capitalismo necesita marcar a unos grupos determinados para que la explotación económica sea posible o más efectiva. Es una sentencia muy simplista y reduccionista que haría falta desarrollar más allá de exponer un ejemplo concreto, pero en todo caso no creo que sea un hecho generalizable. Las opresiones a ciertos grupos ya existían mucho antes del capitalismo. El capitalismo en sus inicios se adaptó forzosamente a ellas pero a medida que se hace mas fuerte acaba prescindiendo de las mismas. Su progreso se basa en mercantilizar el máximo de actividades humanas, para así hacerlas mas productivas y eficientes, cualquier otra consideración es un obstáculo o es prescindible. Para el capitalismo mucho mejor si todas las mujeres trabajan “libremente” en el libre mercado en vez de quedarse en casa trabajando ineficientemente en muchas tareas domésticas, mucho mejor si la homosexualidad es un lucrativo orgullo en vez de un vergonzoso estigma. El capitalismo genera incentivos para la innovación tecnológica permanente. Esto provoca que cada vez mas máquinas reemplacen el trabajo humano y por lo tanto, cada vez haya menos problemas de explotación humana y mas problemas de irrelevancia humana.
5. Es un libro que se podría clasificar dentro del gran arte de la critica social ultra-impecable, exhaustiva y erudita sin proponer nada o esbozando solo algunas ideas muy abstractas e imprecisas en las últimas dos páginas como pasa aquí. Básicamente reivindica la identidad obrera sin plantear ninguna propuesta material concreta, cayendo en el fetichismo por la representación simbólica que él mismo critica.
6. De varias formas más o menos sutiles nos viene a decir que la identidad obrera es la realmente importante y el resto de identidades oprimidas son secundarias. Nos dice que no tener identidad de clase es tener una identidad débil. Nos llega a decir que la diversidad de identidades políticas es un obstáculo a la acción política colectiva. Como si solo la identidad obrera permitiera la acción política, ignorando o menospreciando el hecho de que estas identidades han generado y siguen generando una gran cantidad de acción política.
7. Bernabé utiliza un recurso clásico de la izquierda que se basa en señalar al capitalismo o el patriarcado (él utiliza el termino neoliberalismo) como entidad abstracta culpable de todos los males sociales. Entiendo que es muy práctico a nivel propagandístico y panfletario utilizar este comodín para poder lanzar proclamas simbólicas, sintéticas y fáciles de recordar pero creo que en un libro estaría bien hacer el esfuerzo de desarrollar los argumentos un poco más. Empezando por concretar a que se refiere con neoliberalismo. Qué o quiénes son? Por lo contrario es muy fácil caer en el error de utilizar este recurso para señalar un culpable muy lejano y desentenderse de cualquier responsabilidad.
Y algunas cuestiones menores que ya que estamos, no está de menos señalar:
- Me ha parecido curioso que critique programas televisivos que promueven la competitividad, quedándose en la superficie sin tener en cuenta que el mismo medio televisivo es altamente competitivo ya que solo un porcentaje totalmente residual de la población puede acceder a generar contenido para este medio.
- Aborda el debate sobre la regulación de la prostitución de forma desafortunada, planteándolo como si fuera incompatible la lucha contra la explotación sexual y la regulación del trabajo sexual.
- Es curioso que critique la ultraderecha por el uso de GIFS y MEMES y otros contenidos de digestión rápida de la red, como si la izquierda no los usara (!).
- A lo largo del libro intenta ser respetuoso con las identidades de la diversidad, aunque no esta de menos señalar algún desliz como cuando habla de “sobrerepresentación de la diversidad”. Después de siglos de total invisibilidad de las mujeres, trans, maricas, bollos... no me extraña que alguien pueda interpretar su mas mínima expresión como sobre-representación.
- Reproduce el mito de que la muerte de 900 miembros de la secta “Templo del pueblo” fue un suicidio colectivo en vez de un asesinato orquestado por su líder Jim Jones.
Resumiendo mucho, el libro nos trata de explicar como ha cambiado la implicación política durante el último medio siglo, pasando de la militancia obrera que luchaba por la redistribución de la riqueza y conseguir mejoras materiales al activismo fragmentado en distintas luchas por el reconocimiento de una gran diversidad de identidades oprimidas (ya sea por cuestión de etnia, nación, género, raza, sexualidad...), todo esto que llamamos movimientos sociales. En definitiva, nos alerta de que el neoliberalismo nos ha hecho arrinconar la lucha colectiva y unitaria para conseguir cosas materiales a cambio de luchar de forma cada vez mas fragmentada y competitiva por cosas “meramente” simbólicas o culturales.
Retrata muy bien varias problemáticas que acontecen en los movimientos sociales actuales con una prosa muy amena y a menudo divertida, con Bernabé es un placer leer política!
Aún así, creo que falla estrepitosamente a nivel argumentativo en varias cuestiones importantes. Por esto me he visto empujada a rebatir varias ideas del libro, no por ser una trol hater sin más, sino con el ánimo constructivo de abrir varios debates y desmontar varios sesgos, errores y mitos que reproduce el libro:
1. Creo que se equivoca cuando expone que la diversidad de identidades activistas es resultado del “ansia de diferenciación” debido a la pertenencia a una clase media uniforme con identidad débil y angustia existencial. Por lo menos hay dos otras razones que creo mucho más importantes. En primer lugar, sufrir una opresión es una experiencia dolorosa con un elemento muy común: la exclusión social. Por esto se entiende que una reacción muy natural sea buscar y juntarse a más personas que sufran esa misma opresión para poder sentirse por fin totalmente aceptadas y comprendidas. Entiendo que es algo a menudo difícil de entender para quien no haya sufrido una opresión en su propia piel, pero os aseguro que es algo muy terapéutico para los implicados. Otra razón es que en una sociedad tan atomizada e individualista como la nuestra no hay tanta necesidad de diferenciarse como de sentirse parte de una comunidad y así hacer frente al sentimiento de soledad.
2. Me deja perpleja el hecho de que todo el libro intente hacer hincapié en lo importante que es la base material en la política y que al mismo tiempo se niegue a analizar lo más mínimo los cambios económicos, imprescindibles para entender lo material y todo lo que nos pretende explicar. El aumento de la capacidad productiva, de la capacidad de consumo y del estado del bienestar ha acabado con la lucha por la supervivencia en nuestro estado. La gran mayoría de la población ya no se siente oprimida económicamente y desde este bienestar material puede dedicarse a luchar contra opresiones cada vez mas simbólicas y menos materiales. Si a esto le sumamos los grandes cambios que ha sufrido la composición del mercado laboral, esto que llaman la terciarización económica, no debería extrañarnos lo más mínimo que la identidad obrera esté en total retroceso. La progresiva terciarización y mecanización supone que el trabajo físico (el gran capital de los jóvenes) sea cada vez menos necesario y valorado y por contra se valoren mas la experiencia y los conocimientos, competencias que se ganan con la edad. Esto sumado a varias ventajas de las generaciones precedentes ha hecho aparecer otro eje de clase social basado en la edad y que coloca a los “jóvenes” de menos de 40 años en el estamento inferior. Otro punto importante y que haría falta revisar y cuestionar un poco es el sesgo nacional. Día a día la economía es mas global, seguir analizando la economía únicamente en clave estatal nos ofrece una perspectiva muy parcial y distorsionada. Solo así se entiende que Bernabé considere que la clase media española en realidad sea clase baja. Y aquellos que producen tantas cosas que consumimos desde el otro lado del mundo con unas condiciones y derechos laborales que consideraríamos detestables o nulos? Serían clase sub-baja? En definitiva, creo que la sociedad es cada vez mas compleja y los esquemas de hace un siglo se han quedado muy pobres u obsoletos. Ahora mas que nunca creo necesario analizar y actualizar nuestras ideas sobre como funciona nuestra sociedad. Solo así seremos capaces de identificar y combatir nuevas injusticias y opresiones que van apareciendo y que nos podrían pasar desapercibidas mientras nos dedicamos a echar de menos identidades oprimidas del pasado. Y es que todo el libro destila una gran nostalgia por gloriosos tiempos pasados, las épocas de esplendor y gran unidad de la clase obrera (aunque cuando te pones a leer historia ves que la izquierda siempre ha estado muy dividida y enfrentada). Es como que no quiere aceptar que estamos en una situación económica que nada tiene que ver con la de hace 50 años, pero entiendo que no quiera analizar este gran cambio, porque esto derrumbaria buena parte de su relato.
Creo que Bernabé debería auto-aplicarse una frase suya: “necesitamos análisis sobre la explotación y las discriminaciones, medirlas, comprobar sus relaciones con el ámbito de lo real.” Escribir sobre política o economía sin analizar ni contrastar estadísticas, tendencias y otros datos mas globales es una formula segura para reproducir sesgos, mitos e ideas desfasadas.
3. Un mantra que repite a lo largo del libro es la idea de que estas identidades activistas compiten sin remedio, como si no pudieran ser compatibles (más allá de la unión proletaria internacional, supongo). Como si el debate de la interseccionalidad no existiera, siendo uno de los mas candentes dentro del activismo de izquierdas en los últimos años. Es cierto que a veces hay choques entre colectivos y que a menudo se intentan politizar conflictos personales para conseguir mas apoyos, pero creo que les damos mucha mas importancia de la que tienen. Entran en juego nuestros instintos tribales, no lo podemos evitar, nos parece mucho mas interesante recrearnos en un conflicto que la aburrida tarea de organizar un acto político. También hay que tener en cuenta que tener un enemigo común une mucho más a un colectivo político, y para ese fin siempre es mas efectivo un enemigo conocido en el mundo real (como por ejemplo otro colectivo político muy cercano) que no un enemigo abstracto como "el capitalismo". Aunque nos fijemos mucho en estos conflictos, creo que es una problemática sobredimensionada, normalmente no son tan numerosos ni tan importantes. Lo siento, el activismo suele ser mucho mas aburrido de lo que parece.
4. Expone que el capitalismo necesita marcar a unos grupos determinados para que la explotación económica sea posible o más efectiva. Es una sentencia muy simplista y reduccionista que haría falta desarrollar más allá de exponer un ejemplo concreto, pero en todo caso no creo que sea un hecho generalizable. Las opresiones a ciertos grupos ya existían mucho antes del capitalismo. El capitalismo en sus inicios se adaptó forzosamente a ellas pero a medida que se hace mas fuerte acaba prescindiendo de las mismas. Su progreso se basa en mercantilizar el máximo de actividades humanas, para así hacerlas mas productivas y eficientes, cualquier otra consideración es un obstáculo o es prescindible. Para el capitalismo mucho mejor si todas las mujeres trabajan “libremente” en el libre mercado en vez de quedarse en casa trabajando ineficientemente en muchas tareas domésticas, mucho mejor si la homosexualidad es un lucrativo orgullo en vez de un vergonzoso estigma. El capitalismo genera incentivos para la innovación tecnológica permanente. Esto provoca que cada vez mas máquinas reemplacen el trabajo humano y por lo tanto, cada vez haya menos problemas de explotación humana y mas problemas de irrelevancia humana.
5. Es un libro que se podría clasificar dentro del gran arte de la critica social ultra-impecable, exhaustiva y erudita sin proponer nada o esbozando solo algunas ideas muy abstractas e imprecisas en las últimas dos páginas como pasa aquí. Básicamente reivindica la identidad obrera sin plantear ninguna propuesta material concreta, cayendo en el fetichismo por la representación simbólica que él mismo critica.
6. De varias formas más o menos sutiles nos viene a decir que la identidad obrera es la realmente importante y el resto de identidades oprimidas son secundarias. Nos dice que no tener identidad de clase es tener una identidad débil. Nos llega a decir que la diversidad de identidades políticas es un obstáculo a la acción política colectiva. Como si solo la identidad obrera permitiera la acción política, ignorando o menospreciando el hecho de que estas identidades han generado y siguen generando una gran cantidad de acción política.
7. Bernabé utiliza un recurso clásico de la izquierda que se basa en señalar al capitalismo o el patriarcado (él utiliza el termino neoliberalismo) como entidad abstracta culpable de todos los males sociales. Entiendo que es muy práctico a nivel propagandístico y panfletario utilizar este comodín para poder lanzar proclamas simbólicas, sintéticas y fáciles de recordar pero creo que en un libro estaría bien hacer el esfuerzo de desarrollar los argumentos un poco más. Empezando por concretar a que se refiere con neoliberalismo. Qué o quiénes son? Por lo contrario es muy fácil caer en el error de utilizar este recurso para señalar un culpable muy lejano y desentenderse de cualquier responsabilidad.
Y algunas cuestiones menores que ya que estamos, no está de menos señalar:
- Me ha parecido curioso que critique programas televisivos que promueven la competitividad, quedándose en la superficie sin tener en cuenta que el mismo medio televisivo es altamente competitivo ya que solo un porcentaje totalmente residual de la población puede acceder a generar contenido para este medio.
- Aborda el debate sobre la regulación de la prostitución de forma desafortunada, planteándolo como si fuera incompatible la lucha contra la explotación sexual y la regulación del trabajo sexual.
- Es curioso que critique la ultraderecha por el uso de GIFS y MEMES y otros contenidos de digestión rápida de la red, como si la izquierda no los usara (!).
- A lo largo del libro intenta ser respetuoso con las identidades de la diversidad, aunque no esta de menos señalar algún desliz como cuando habla de “sobrerepresentación de la diversidad”. Después de siglos de total invisibilidad de las mujeres, trans, maricas, bollos... no me extraña que alguien pueda interpretar su mas mínima expresión como sobre-representación.
- Reproduce el mito de que la muerte de 900 miembros de la secta “Templo del pueblo” fue un suicidio colectivo en vez de un asesinato orquestado por su líder Jim Jones.
August 2, 2018
Esta escrito con lenguaje periodístico y no es complicado de seguir.
Tiene diversas anécdotas interesantes que ayudan a comprender la teoría que quiere exponer.
Tengo algún reparo en ciertos pasajes pero en general me ha parecido muy acertado en sus planteamientos.
Me he reafirmado en algunas cosas y me ha abierto los ojos ante otras. Me ha parecido muy bueno.
Tiene diversas anécdotas interesantes que ayudan a comprender la teoría que quiere exponer.
Tengo algún reparo en ciertos pasajes pero en general me ha parecido muy acertado en sus planteamientos.
Me he reafirmado en algunas cosas y me ha abierto los ojos ante otras. Me ha parecido muy bueno.
April 22, 2021
Lo que Bernabé muestra en este libro es un conjunto de obviedades, conjeturas y saltos lógicos que no forman un análisis ni interesante, ni actual, ni certero. Confunde las causas de los fenómenos que pretende explicar y no aplica su propio análisis a fenómenos similares para que no se caiga el argumento principal del libro.
Parece que el libro está construido a partir de una tesis a la que necesita encontrarle defensa en lugar de intentar partir de un análisis para llegar a unas conclusiones. Es un libro escrito a priori. Lo sé porque yo hice lo mismo con mi TFG.
De la misma forma, utiliza trucos de trilero para hacer pasar por argumento lo que no es más que un juego retórico. Confunde (no sé si deliberadamente o no) cosmética con medicina.
Utiliza términos como "mercado" y "posmodernidad" de manera vaga, sin llegar a tener un significado fuerte en ningún momento y sirviéndose de ellos para que sirvan de enemigo al que derrotar o contra el que oponerse.
Con todo, en el capítulo central del libro sí tiene ciertos momentos de lucidez en los que, sin embargo, no aporta a sus tesis ningún argumento de peso más allá de mera especulación.
Este ensayo no es filosofía, ni sociología ni periodismo. Es un libro político en la acepción más burda del término.
Este es un libro que podría haber sido un artículo de opinión.
Parece que el libro está construido a partir de una tesis a la que necesita encontrarle defensa en lugar de intentar partir de un análisis para llegar a unas conclusiones. Es un libro escrito a priori. Lo sé porque yo hice lo mismo con mi TFG.
De la misma forma, utiliza trucos de trilero para hacer pasar por argumento lo que no es más que un juego retórico. Confunde (no sé si deliberadamente o no) cosmética con medicina.
Utiliza términos como "mercado" y "posmodernidad" de manera vaga, sin llegar a tener un significado fuerte en ningún momento y sirviéndose de ellos para que sirvan de enemigo al que derrotar o contra el que oponerse.
Con todo, en el capítulo central del libro sí tiene ciertos momentos de lucidez en los que, sin embargo, no aporta a sus tesis ningún argumento de peso más allá de mera especulación.
Este ensayo no es filosofía, ni sociología ni periodismo. Es un libro político en la acepción más burda del término.
Este es un libro que podría haber sido un artículo de opinión.
February 19, 2019
OBLIGATORIO!!! Este libro debería ser lectura obligatoria en todos los institutos y hogares de clase obrera. Un análisis preciso, en mi opinión, del porqué la clase obrera ha perdido la conciencia de clase y los lodos que nos invaden por aquellos polvos. Además, indica caminos a explorar para retomar una senda que nos proteja a todos del capitalismo rampante. IMPRESCINDIBLE!
February 28, 2025
Vale esta review es bastante jodida de hacer.
Me ha gustado mucho la idea de la disolución de las clases. En ella Bernabé explica que el neoliberalismo ha creado un sistema difuminado de clases. Esto ha llevado a que personas de clase social baja no se consideren dentro de ella, ya sea por la falsa heterogeneidad que reúne esta clase actualmente (un currante del MacDonalds y un educador social pueden estar ganando lo mismo pero ni de coña se identifican igual) como por la creencia de que ellos están en esa clase de paso y que su verdadero lugar es la clase media.
A su vez han sido interesantes las explicaciones de cómo aprovecha el neoliberalismo para hacer mercado de las ideologías (expuesto principalmente en el caso de Edward Bernays y su campaña para Lucky Strike para que fumasen las mujeres feministas).
Aun así todo esto no es el núcleo del libro, la premisa es que la izquierda se ha centrado en la representatividad/diversidad (representación de cualquier colectivo minoritario que es discriminado) anteponiéndose a la redistribución (lucha de clases). Mi opinión es cercana a esta. Creo que la lucha mas importante es material y que por ello debe ser la brújula que guíe a la izquierda. Aun así siempre se debe tener en cuenta las necesidades de los grupos minoritarios, pero sobre todo centrado en cuestiones materiales. Aun así no estoy seguro de mi opinión.
Son Obama, Alice Weidel o los Javis personas desfavorecidas o lo serían más que una persona pobre?
Yo creo que no.
Me ha gustado mucho la idea de la disolución de las clases. En ella Bernabé explica que el neoliberalismo ha creado un sistema difuminado de clases. Esto ha llevado a que personas de clase social baja no se consideren dentro de ella, ya sea por la falsa heterogeneidad que reúne esta clase actualmente (un currante del MacDonalds y un educador social pueden estar ganando lo mismo pero ni de coña se identifican igual) como por la creencia de que ellos están en esa clase de paso y que su verdadero lugar es la clase media.
A su vez han sido interesantes las explicaciones de cómo aprovecha el neoliberalismo para hacer mercado de las ideologías (expuesto principalmente en el caso de Edward Bernays y su campaña para Lucky Strike para que fumasen las mujeres feministas).
Aun así todo esto no es el núcleo del libro, la premisa es que la izquierda se ha centrado en la representatividad/diversidad (representación de cualquier colectivo minoritario que es discriminado) anteponiéndose a la redistribución (lucha de clases). Mi opinión es cercana a esta. Creo que la lucha mas importante es material y que por ello debe ser la brújula que guíe a la izquierda. Aun así siempre se debe tener en cuenta las necesidades de los grupos minoritarios, pero sobre todo centrado en cuestiones materiales. Aun así no estoy seguro de mi opinión.
Son Obama, Alice Weidel o los Javis personas desfavorecidas o lo serían más que una persona pobre?
Yo creo que no.
September 14, 2021
Es un libro verdaderamente decepcionante en el sentido de que podría haber sido muchísimo mejor
Desde mi punto de vista está lastrado por su subtítulo "cómo el neoliberalismo fragmentó la identidad de la clase trabajadora", sin duda alguna incluido para buscar un mayor impacto comercial por irónico que parezca.
Pronto encontramos una declaración de intenciones
"Una de las ventajas de escribir un libro desde la aproximación periodística (...) es que nos podemos permitir la conjetura. Una de las ventajas de la conjetura es que, en ocasiones, es útil para señalar algo sin necesidad de demostrarlo..."
Y precisamente ahí es donde falla el libro, la explicación prometida en vez de ser una detallada explicación similar a " los protocolos de los sabios de Sión " se limita a insertar cada tres o cuatro párrafos variaciones de "como interesa al neoliberalismo" sin más soporte.
En el libro de suceden capítulos con interés muy diverso y alguno fácilmente prescindible, pero parece de nuevo que hay que ajustarse a los parámetros comerciales. Otro problema, o tal vez efecto de la "aproximación periodística" aparece con las citas, tomar como ciertos hechos apoyándote en artículos propios en páginas web o en noticias de medios de tan reconocido prestigio como "Rusia Today" no consigue dar un buen respaldo. El no respetar las normas habituales de cita tampoco ayuda.
En la parte positiva el libro hace un muy buen análisis de los errores cometidos por la izquierda en las últimas décadas en su intento por captar votos, pero el malévolo plan del neoliberalismo parece limitarse a seguir las enseñanzas de Sun Tzu y no interrumpir al enemigo cuando se equivoca. Entiendo que este es el motivo por el que el libro tiene numerosos detractores en la izquierda, en general la autocrítica es algo a exigir a los demás.
Dejamos para el final lo mejor, el último capítulo es bueno, se podría decir que hasta brillante, y debería ser apreciado independientemente de la ideología del autor.
¿Cómo no habría decepcionado el libro?
El libro parte de un artículo con el mismo título, pero subtitulado "una crítica al activismo" y parece que el añadido de unas forzadas responsabilidades al neoliberalismo similares a las referencias al diablo de un antiguo párroco rural y algunos capítulos se han debido a intereses comerciales. Si se abandonaran estos tal y como recomienda a la izquierda y se prescindiera del relleno tendríamos un ensayo de unas 50 páginas maravilloso.
Tal y como ha sido publicado solo puedo calificar de muy recomendable el último capítulo.
Desde mi punto de vista está lastrado por su subtítulo "cómo el neoliberalismo fragmentó la identidad de la clase trabajadora", sin duda alguna incluido para buscar un mayor impacto comercial por irónico que parezca.
Pronto encontramos una declaración de intenciones
"Una de las ventajas de escribir un libro desde la aproximación periodística (...) es que nos podemos permitir la conjetura. Una de las ventajas de la conjetura es que, en ocasiones, es útil para señalar algo sin necesidad de demostrarlo..."
Y precisamente ahí es donde falla el libro, la explicación prometida en vez de ser una detallada explicación similar a " los protocolos de los sabios de Sión " se limita a insertar cada tres o cuatro párrafos variaciones de "como interesa al neoliberalismo" sin más soporte.
En el libro de suceden capítulos con interés muy diverso y alguno fácilmente prescindible, pero parece de nuevo que hay que ajustarse a los parámetros comerciales. Otro problema, o tal vez efecto de la "aproximación periodística" aparece con las citas, tomar como ciertos hechos apoyándote en artículos propios en páginas web o en noticias de medios de tan reconocido prestigio como "Rusia Today" no consigue dar un buen respaldo. El no respetar las normas habituales de cita tampoco ayuda.
En la parte positiva el libro hace un muy buen análisis de los errores cometidos por la izquierda en las últimas décadas en su intento por captar votos, pero el malévolo plan del neoliberalismo parece limitarse a seguir las enseñanzas de Sun Tzu y no interrumpir al enemigo cuando se equivoca. Entiendo que este es el motivo por el que el libro tiene numerosos detractores en la izquierda, en general la autocrítica es algo a exigir a los demás.
Dejamos para el final lo mejor, el último capítulo es bueno, se podría decir que hasta brillante, y debería ser apreciado independientemente de la ideología del autor.
¿Cómo no habría decepcionado el libro?
El libro parte de un artículo con el mismo título, pero subtitulado "una crítica al activismo" y parece que el añadido de unas forzadas responsabilidades al neoliberalismo similares a las referencias al diablo de un antiguo párroco rural y algunos capítulos se han debido a intereses comerciales. Si se abandonaran estos tal y como recomienda a la izquierda y se prescindiera del relleno tendríamos un ensayo de unas 50 páginas maravilloso.
Tal y como ha sido publicado solo puedo calificar de muy recomendable el último capítulo.
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January 9, 2025
La idea da para un Cuadernos Anagrama, no para un libro entero.
El típico discurso sobre la descomposición del proyecto político de la izquierda con los mismos lugares comunes que ya señaló Zizek hace ya un tiempo. Es la típica obra cuyo fondo e intencionalidad están muy bien, pero cuyo desarrollo es desastrosos por una mezcla de pereza intelectual y diatriba ofendida de twittero.
Me quedo con el resumen introductorio de Pascual Serrano.
El típico discurso sobre la descomposición del proyecto político de la izquierda con los mismos lugares comunes que ya señaló Zizek hace ya un tiempo. Es la típica obra cuyo fondo e intencionalidad están muy bien, pero cuyo desarrollo es desastrosos por una mezcla de pereza intelectual y diatriba ofendida de twittero.
Me quedo con el resumen introductorio de Pascual Serrano.
September 28, 2019
Un ensayo periodístico bien documentado que ofrece un punto de vista interesante sobre la diversidad y la utilización que se hace de ella para diferentes intereses políticos. El autor sostiene que la política se ha convertido en un producto de consumo al servicio del sistema neoliberal. En su opinión, hemos perdido la conciencia de clase y nos hemos convertido en una falsa clase media aspiracional. Todo ello como consecuencia de la fragmentación de la sociedad y del extremo individualismo al que nos somete el sistema económico. Me encantó el ejemplo de Frida Khalo como objeto de consumo.
February 17, 2019
Sabía que iba a discrepar con algunas cuestiones del libro (en gran parte esa es la razón por la que lo he leído) y esperaba coincidir con muchas otras. Al final ha sido más lo primero que lo segundo, y algunos de los motivos, pero para nada los únicos, han sido:
Enfoque con desenfoque gaussiano
La contraportada de La trampa de la diversidad inicia con un «llegaron a España las guerras culturales», por lo que me esperaba un análisis bastante centrado en el panorama nacional. Sin embargo, los ejemplos del contexto español en el libro son limitados en comparación con el resto, siendo la mayoría de EE.UU. o Reino Unido. Esto acaba por convertir el libro en uno más de todos los que tratan el tema de las denominadas guerras culturales.
Curiosamente se critica el uso de anglicismos dentro de lo que el autor llama “nuevos activismos”: términos como TERF, cisgender, pink washing (sic), etc. Más tarde comenta, para apoyar su postura, que «el homonacionalismo, como ya se ha bautizado en Alemania, es pujante». El homonacionalismo es un término acuñado por Jasbir K. Puar, profesora e investigadora de la Universidad Rutgers que no se encuentra en Alemania, sino en Estados Unidos. Es, precisamente, un (otro) anglicismo.
Este ejemplo es una muestra del (y aquí voy a soltar otro anglicismo para hacer sangre) cherry-picking que he notado durante toda la lectura. Me ha dado la sensación de que Daniel Bernabé selecciona datos aislados de una perspectiva más amplia que no es incluida, pese a que esto daría a la información que proporciona mayor y mejor contexto, cuando no directamente conclusiones contrarias a las planteadas por el autor.
Modernismo|Posmodernismo
Dice Daniel Bernabé que «la posmodernidad ha roto la noción (…) de gran relato». Y me pregunto hasta qué punto es posible que ese Gran Relato roto resultase no ser el único relato, ni el más veraz, ni el menos interesado. De igual manera que el neoliberalismo vende una narrativa que, por el hecho de tener un alcance masivo y ser homogénea, no la hace más cierta.
El controvertido debate entre modernismo/posmodernismo me parece muy interesante, pero la manera en que es presentado en el libro resulta demasiado maniquea.
Colectivo|Individuo
En relación con el punto anterior, se insinúa, al alabar el modernismo como época de referencia, que es positivo tratar a la población como una masa homogénea, sin tener en cuenta ningún tipo de necesidad o diversidad que se salga del patrón marcado. «Si todos somos una suma inacabable de especificidades entonces no puede haber un nosotros» – el libro parece indicar que solo puede haber un nosotros si nos convertimos en un ente único y homogéneo.
Por otra parte, la defendida conciencia de clase y organización colectiva parece encontrar trabas en ambientes multiculturales, según el autor. Se llega a decir que «cuando la precariedad entra por la puerta, eso llamado integración, solidaridad o comprensión mutua salta por la ventana».
En general, se presenta la trampa de la diversidad como un concepto, en principio bueno, que «es usado para fomentar el individualismo, romper la acción colectiva y cimentar el neoliberalismo». Y esto se consigue a través de las identidades.
Identidades
El núcleo del libro se centra en la exposición de la unidad de la lucha obrera comparada con la atomización de las luchas identitarias, creando una linealidad y relación entre ellas: las identidades han fragmentado la izquierda y su lucha. El libro está plagado de casos que parecen haber sido analizados de manera superficial, además de la aparente falta de inmersión del autor en los movimientos activistas queer y feminista, entre otros.
Se da por hecho que las identidades son consideradas líneas paralelas que no llegan a converger, cuando el activismo que critica Daniel Bernabé suele analizar las identidades como opresiones imbricadas que interactúan y se entrelazan. Por esa relación que se establece de las identidades como luchas que no se cruzan, el libro cae en simplicidades como que «si el principal enemigo son los musulmanes, sin distinguir entre simples ciudadanos con una adscripción religiosa, islamistas y yihadistas, entonces la comunidad LGTB y las mujeres, a las que se considera atacadas por las creencias islámicas, son susceptibles de caer en la esfera de influencia de la ultraderecha». La mayoría de estudios algo rigurosos sobre el perfil de votantes de extrema derecha a día de hoy desestiman esta afirmación.
De igual manera, se plantean falsas dicotomías y argumentos que se presentan como excluyentes sin serlo, como la polémica de la cabalgata de Vallecas y el desfile de las tres reinas magas, sobre lo que Daniel Bernabé dice que la comunidad LGTB buscaba representación, pero que se alcanzaría mayor impacto con programas de expertos en colegios e institutos, como si ambas cosas fueran excluyentes. Y, peor aún, como si ese tipo de programas de educación y sensibilización en las escuelas e institutos no se estuvieran haciendo ya.
Las deducciones van más allá al poner como ejemplo el caso del miembro del partido conservador británico que propuso esterilizar a los desempleados. El autor del libro se pregunta qué hubiera pasado si Ben Bradley, el tory en cuestión, hubiera propuesto esterilizar a cualquier minoría en vez de a los desempleados – según Daniel Bernabé no sólo su cartera se hubiera acabado al instante, sino que posiblemente hubiera tenido que afrontar problemas con la justicia. Resulta que en España, y sin irnos a Reino Unido, tenemos a Fernández Díaz (exministro de interior), que dijo que el matrimonio gay no podía protegerse de igual manera, ya que no garantiza la supervivencia de la especie; o una jueza que declaró que los homosexuales “desarrollarán diferentes patologías” o que hay que aplicar “terapias psicológicas y psiquiátricas” a las personas trans – esta jueza fue posteriormente colocada por políticos en el Tribunal Europeo de Derechos Humanos. En el Parlamento británico se ha declarado que las personas LGTB son más detestables que los que abusan de niños. El actual presidente de Brasil ha llegado a decir que preferiría a un hijo muerto antes que gay, o que pegaría a dos gays besándose por la calle. Mientras, un legislador de West Virginia ha comparado recientemente a la comunidad LGTB con terroristas y el KKK, diciendo también que ahogaría a sus hijos si fueran gays. A su vez, pastores evangélicos de Perú hacen llamamientos a matar a los gays. Estos son solo ejemplos que me vienen a la cabeza, siendo muchas de estas personas no solo mantenidas en el cargo, sino muchas veces premiadas y ascendidas. Obviamente, no me he incluido siquiera las amenazas, palizas y asesinatos que la comunidad LGTB (por poner una de las identidades mencionadas en el libro como ejemplo) vive aún hoy.
Se llega a acusar a las luchas feministas y LGTB, entre otras, de ser las culpables del ascenso de la extrema derecha. La falta de análisis autocrítico de los movimientos de izquierda, y la manera de echar balones fuera es ofensiva. El autor habla del giro ultraderechista en países como Polonia, Hungría, Brasil… sin darse cuenta de que en esos países las mujeres o el colectivo LGTB no ha tenido la representación o protección que tanto se cuestiona – ¿también son, en estos casos, los movimientos LGBT/feminista responsables?
Puntos positivos
Pese a todas mis discrepancias con los planteamientos de La trampa de la diversidad, hay puntos en los que estoy de acuerdo, y creo que introduce debates interesantes, como el de Nancy Fraser o la desideologización de la política y la asociación a una creciente ideologización de la publicidad. Comparto la necesidad de reforzar la lucha de clase en la izquierda, de trabajar por evitar la divergencia en los movimientos sociales, pero simplificar los conflictos entre las diferentes identidades como si fueran algo inherente y exclusivo de ellas, pese a estar presentes también en izquierda en general y la lucha de clase, no creo que ayude al debate.
En la presentación del libro, por Pascual Serrano, se cita a Pasolini, cuya ideología cercana al comunismo es conocida. No se explica, sin embargo, que Pasolini fue expulsado del Partido Comunista por maricón en 1949. Muchas luchas identitarias empezaron uniéndose a partidos y movimientos revolucionarios, las escisiones posteriores quizás son un tema que debería analizarse más a fondo en lugar de acusar sin una reflexión más sosegada, aunque solo sea por no fragmentar (aún más) la ‘identidad de la clase trabajadora’.
Enfoque con desenfoque gaussiano
La contraportada de La trampa de la diversidad inicia con un «llegaron a España las guerras culturales», por lo que me esperaba un análisis bastante centrado en el panorama nacional. Sin embargo, los ejemplos del contexto español en el libro son limitados en comparación con el resto, siendo la mayoría de EE.UU. o Reino Unido. Esto acaba por convertir el libro en uno más de todos los que tratan el tema de las denominadas guerras culturales.
Curiosamente se critica el uso de anglicismos dentro de lo que el autor llama “nuevos activismos”: términos como TERF, cisgender, pink washing (sic), etc. Más tarde comenta, para apoyar su postura, que «el homonacionalismo, como ya se ha bautizado en Alemania, es pujante». El homonacionalismo es un término acuñado por Jasbir K. Puar, profesora e investigadora de la Universidad Rutgers que no se encuentra en Alemania, sino en Estados Unidos. Es, precisamente, un (otro) anglicismo.
Este ejemplo es una muestra del (y aquí voy a soltar otro anglicismo para hacer sangre) cherry-picking que he notado durante toda la lectura. Me ha dado la sensación de que Daniel Bernabé selecciona datos aislados de una perspectiva más amplia que no es incluida, pese a que esto daría a la información que proporciona mayor y mejor contexto, cuando no directamente conclusiones contrarias a las planteadas por el autor.
Modernismo|Posmodernismo
Dice Daniel Bernabé que «la posmodernidad ha roto la noción (…) de gran relato». Y me pregunto hasta qué punto es posible que ese Gran Relato roto resultase no ser el único relato, ni el más veraz, ni el menos interesado. De igual manera que el neoliberalismo vende una narrativa que, por el hecho de tener un alcance masivo y ser homogénea, no la hace más cierta.
El controvertido debate entre modernismo/posmodernismo me parece muy interesante, pero la manera en que es presentado en el libro resulta demasiado maniquea.
Colectivo|Individuo
En relación con el punto anterior, se insinúa, al alabar el modernismo como época de referencia, que es positivo tratar a la población como una masa homogénea, sin tener en cuenta ningún tipo de necesidad o diversidad que se salga del patrón marcado. «Si todos somos una suma inacabable de especificidades entonces no puede haber un nosotros» – el libro parece indicar que solo puede haber un nosotros si nos convertimos en un ente único y homogéneo.
Por otra parte, la defendida conciencia de clase y organización colectiva parece encontrar trabas en ambientes multiculturales, según el autor. Se llega a decir que «cuando la precariedad entra por la puerta, eso llamado integración, solidaridad o comprensión mutua salta por la ventana».
En general, se presenta la trampa de la diversidad como un concepto, en principio bueno, que «es usado para fomentar el individualismo, romper la acción colectiva y cimentar el neoliberalismo». Y esto se consigue a través de las identidades.
Identidades
El núcleo del libro se centra en la exposición de la unidad de la lucha obrera comparada con la atomización de las luchas identitarias, creando una linealidad y relación entre ellas: las identidades han fragmentado la izquierda y su lucha. El libro está plagado de casos que parecen haber sido analizados de manera superficial, además de la aparente falta de inmersión del autor en los movimientos activistas queer y feminista, entre otros.
Se da por hecho que las identidades son consideradas líneas paralelas que no llegan a converger, cuando el activismo que critica Daniel Bernabé suele analizar las identidades como opresiones imbricadas que interactúan y se entrelazan. Por esa relación que se establece de las identidades como luchas que no se cruzan, el libro cae en simplicidades como que «si el principal enemigo son los musulmanes, sin distinguir entre simples ciudadanos con una adscripción religiosa, islamistas y yihadistas, entonces la comunidad LGTB y las mujeres, a las que se considera atacadas por las creencias islámicas, son susceptibles de caer en la esfera de influencia de la ultraderecha». La mayoría de estudios algo rigurosos sobre el perfil de votantes de extrema derecha a día de hoy desestiman esta afirmación.
De igual manera, se plantean falsas dicotomías y argumentos que se presentan como excluyentes sin serlo, como la polémica de la cabalgata de Vallecas y el desfile de las tres reinas magas, sobre lo que Daniel Bernabé dice que la comunidad LGTB buscaba representación, pero que se alcanzaría mayor impacto con programas de expertos en colegios e institutos, como si ambas cosas fueran excluyentes. Y, peor aún, como si ese tipo de programas de educación y sensibilización en las escuelas e institutos no se estuvieran haciendo ya.
Las deducciones van más allá al poner como ejemplo el caso del miembro del partido conservador británico que propuso esterilizar a los desempleados. El autor del libro se pregunta qué hubiera pasado si Ben Bradley, el tory en cuestión, hubiera propuesto esterilizar a cualquier minoría en vez de a los desempleados – según Daniel Bernabé no sólo su cartera se hubiera acabado al instante, sino que posiblemente hubiera tenido que afrontar problemas con la justicia. Resulta que en España, y sin irnos a Reino Unido, tenemos a Fernández Díaz (exministro de interior), que dijo que el matrimonio gay no podía protegerse de igual manera, ya que no garantiza la supervivencia de la especie; o una jueza que declaró que los homosexuales “desarrollarán diferentes patologías” o que hay que aplicar “terapias psicológicas y psiquiátricas” a las personas trans – esta jueza fue posteriormente colocada por políticos en el Tribunal Europeo de Derechos Humanos. En el Parlamento británico se ha declarado que las personas LGTB son más detestables que los que abusan de niños. El actual presidente de Brasil ha llegado a decir que preferiría a un hijo muerto antes que gay, o que pegaría a dos gays besándose por la calle. Mientras, un legislador de West Virginia ha comparado recientemente a la comunidad LGTB con terroristas y el KKK, diciendo también que ahogaría a sus hijos si fueran gays. A su vez, pastores evangélicos de Perú hacen llamamientos a matar a los gays. Estos son solo ejemplos que me vienen a la cabeza, siendo muchas de estas personas no solo mantenidas en el cargo, sino muchas veces premiadas y ascendidas. Obviamente, no me he incluido siquiera las amenazas, palizas y asesinatos que la comunidad LGTB (por poner una de las identidades mencionadas en el libro como ejemplo) vive aún hoy.
Se llega a acusar a las luchas feministas y LGTB, entre otras, de ser las culpables del ascenso de la extrema derecha. La falta de análisis autocrítico de los movimientos de izquierda, y la manera de echar balones fuera es ofensiva. El autor habla del giro ultraderechista en países como Polonia, Hungría, Brasil… sin darse cuenta de que en esos países las mujeres o el colectivo LGTB no ha tenido la representación o protección que tanto se cuestiona – ¿también son, en estos casos, los movimientos LGBT/feminista responsables?
Puntos positivos
Pese a todas mis discrepancias con los planteamientos de La trampa de la diversidad, hay puntos en los que estoy de acuerdo, y creo que introduce debates interesantes, como el de Nancy Fraser o la desideologización de la política y la asociación a una creciente ideologización de la publicidad. Comparto la necesidad de reforzar la lucha de clase en la izquierda, de trabajar por evitar la divergencia en los movimientos sociales, pero simplificar los conflictos entre las diferentes identidades como si fueran algo inherente y exclusivo de ellas, pese a estar presentes también en izquierda en general y la lucha de clase, no creo que ayude al debate.
En la presentación del libro, por Pascual Serrano, se cita a Pasolini, cuya ideología cercana al comunismo es conocida. No se explica, sin embargo, que Pasolini fue expulsado del Partido Comunista por maricón en 1949. Muchas luchas identitarias empezaron uniéndose a partidos y movimientos revolucionarios, las escisiones posteriores quizás son un tema que debería analizarse más a fondo en lugar de acusar sin una reflexión más sosegada, aunque solo sea por no fragmentar (aún más) la ‘identidad de la clase trabajadora’.
October 29, 2021
La tesis del libro tiene su interés: la izquierda ha perdido fuerza porque ha entrado en el juego postmoderno de la defensa de identidades diversas basadas en raza, sexo, género, orientación sexual... y se ha olvidado de la clase obrera como conjunto aglutinante que movilizó a las masas durante el siglo XX. Sin embargo, el hecho de que utilice ejemplos estadounidenses y, sobre todo, que plantee la mera existencia de la URSS y de las dictaduras comunistas como algo positivo que servía de contrapeso al capitalismo occidental me parece que le resta legitimidad a la reflexión.
El autor no es capaz de articular un frente de izquierdas que vaya más allá del "proletarios del mundo, uníos" en un momento en el que nadie se siente ni quiere ser proletario y que recoja las legítimas reivindicaciones de mujeres, personas racializadas, homosexuales, etc. Al final, me parece un libro peligroso porque fácilmente (a pesar de las advertencias del autor) podría leerse como una defensa del esencialismo que excluiría cualquier forma de vida que no encaje en los cánones de una determinada tradición proletaria.
El autor no es capaz de articular un frente de izquierdas que vaya más allá del "proletarios del mundo, uníos" en un momento en el que nadie se siente ni quiere ser proletario y que recoja las legítimas reivindicaciones de mujeres, personas racializadas, homosexuales, etc. Al final, me parece un libro peligroso porque fácilmente (a pesar de las advertencias del autor) podría leerse como una defensa del esencialismo que excluiría cualquier forma de vida que no encaje en los cánones de una determinada tradición proletaria.
June 12, 2024
Reconozco que tenía muchos prejuicios y no veía el momento de empezarlo, pero he disfrutado de su lectura. Me ha hecho pensar mucho, sugerido ideas y lanzado preguntas que aún tengo que resolver.
No comparto todo el análisis pero sí que la izquierda tiene que pararse a pensar qué es más allá de los marcos del capitalismo, qué rol quiere jugar y cuáles son sus objetivos para no caer en la trampa de la diversidad.
No comparto todo el análisis pero sí que la izquierda tiene que pararse a pensar qué es más allá de los marcos del capitalismo, qué rol quiere jugar y cuáles son sus objetivos para no caer en la trampa de la diversidad.
March 26, 2025
Una de las lecturas que más me ha marcado. Además también la visión de la actualidad más certera que he tenido el placer de leer. En esta temática no creo que haya otro libro de un autor español actual tan vigente y bien escrito en lo que va de siglo.
September 8, 2024
Por fin me rematei este dichoso libro que levo acaparándolle á FFT 20 séculos. É o tipo de libro que che fai pensar e estivo totalmente á altura das miñas expectativas. Estou segura de que non pillei a metada das cousas e de que xa non me acordo de nada pero marqueino con mil post-its porque porque para esta moza todo é groundbreaking. Independentemente de se estou suficientemente formada para criticalo (nope) e de se estou ou non de acordo con todo, é claramente unha opinión de esquerdas, que me dá ganas de ler máis críticas, análises e opinións de esquerdas e de ser máis políticamente activa. De que maneiras son de esquerdas pero no fondo non vivo como tal porque son unha cagada? (Especialmente á hora de reclamar e defender dtos no traballo?) De mil. Recoméndovos ler este libro. Penso que se che fará máis lixeiro canto máis saibas xa do mundo, beisicly.
January 14, 2019
Un libro que nos deja mal parados a más de uno. En tiempos de atolondramiento y dispersión colectiva el texto de Daniel Bernabé emerge como un faro para dar luz a aquellas cosas importantes y que hemos venido obviando y ninguneado en estos tiempos neoliberales por parte de aquello que se hace llamar izquierda.
Centrando su crítica a lo que él llama las guerras culturales, habla de cómo la izquierda se ha ahogado en mar de reivindicaciones varias que lejos están de conducir a un bien colectivo y que, por el contrario, sólo llevan al individualismo a través de la autorrealización y la representatividad. El discurso de la diversidad tiene su origen en el año 1975 durante el discurso que Margaret Thatcher pronunció al asumir las riendas del Partido Conservador. Utilizando la variación semántica del termino Unequal, logró que éste perdiera su acepción histórica de desigualdad (socioeconómica), para transformarse en un referente de diferencia (cultural) dotándolo de un carácter “positivo” en oposición a la uniformidad que, decían, traería el socialismo.
Así, el discurso de la diversidad toma una gran fuerza dentro de una izquierda huérfana de una ideología rectora después de la caída del bloque socialista. Una vez superada, negada y condenada al ostracismo la lucha de clases, la izquierda buscó algo a lo cual abrazarse y poder mantenerse a flote encontrando en la diversidad y las reivindicaciones culturales ese salvavidas.
Sin embargo, Bernabé no deja de señalar las trampas que estos discursos, luchas y reivindicaciones representan ante este sistema neoliberal. Centrados en demandas culturales (género, raza, religión, etc.) hemos perdido la cohesión y unidad. Lejos de buscar aquellos aspectos que nos acerquen e identifiquen con los demás parecemos empeñados en encontrar todo aquello que nos hace diferentes para defenderlo, aún a costa de debilitar el bien común.
Según el autor, es a través de la invención de la clase media que este discurso de la diversidad que puede tener un eco importante. Siendo la clase media una clase aspiracional es que en ésta las luchas culturales tienen a sus principales promotores. Tratando de diferenciarnos y creernos únicos y especiales es que asumimos identidades y luchas que nos representen. Sin embargo, esa diferenciación sólo se presenta a través del consumo, convirtiéndose esas nuevas identidades en un nuevo producto del mercado.
Entonces, las luchas lejos de centrarse en la redistribución material para afrontar la problemática de la injusticia socioeconómica; se centran en el reconocimiento quedándose en el plano de lo cultural y simbólico. Sin atacar o resolver los problemas estructurales los discursos de la diversidad de pierden en la oferta y demanda del mercado de las identidades.
El libro de Daniel Bernabé tiene como gran aporte el no dejar a nadie indiferente y sienta las bases para comenzar a construir un horizonte en el que el colectivismo prevalezca sobre el individualismo. Una lucha en la que el único eje transversal existente es aquello que nos une (la clase).
Centrando su crítica a lo que él llama las guerras culturales, habla de cómo la izquierda se ha ahogado en mar de reivindicaciones varias que lejos están de conducir a un bien colectivo y que, por el contrario, sólo llevan al individualismo a través de la autorrealización y la representatividad. El discurso de la diversidad tiene su origen en el año 1975 durante el discurso que Margaret Thatcher pronunció al asumir las riendas del Partido Conservador. Utilizando la variación semántica del termino Unequal, logró que éste perdiera su acepción histórica de desigualdad (socioeconómica), para transformarse en un referente de diferencia (cultural) dotándolo de un carácter “positivo” en oposición a la uniformidad que, decían, traería el socialismo.
Así, el discurso de la diversidad toma una gran fuerza dentro de una izquierda huérfana de una ideología rectora después de la caída del bloque socialista. Una vez superada, negada y condenada al ostracismo la lucha de clases, la izquierda buscó algo a lo cual abrazarse y poder mantenerse a flote encontrando en la diversidad y las reivindicaciones culturales ese salvavidas.
Sin embargo, Bernabé no deja de señalar las trampas que estos discursos, luchas y reivindicaciones representan ante este sistema neoliberal. Centrados en demandas culturales (género, raza, religión, etc.) hemos perdido la cohesión y unidad. Lejos de buscar aquellos aspectos que nos acerquen e identifiquen con los demás parecemos empeñados en encontrar todo aquello que nos hace diferentes para defenderlo, aún a costa de debilitar el bien común.
Según el autor, es a través de la invención de la clase media que este discurso de la diversidad que puede tener un eco importante. Siendo la clase media una clase aspiracional es que en ésta las luchas culturales tienen a sus principales promotores. Tratando de diferenciarnos y creernos únicos y especiales es que asumimos identidades y luchas que nos representen. Sin embargo, esa diferenciación sólo se presenta a través del consumo, convirtiéndose esas nuevas identidades en un nuevo producto del mercado.
Entonces, las luchas lejos de centrarse en la redistribución material para afrontar la problemática de la injusticia socioeconómica; se centran en el reconocimiento quedándose en el plano de lo cultural y simbólico. Sin atacar o resolver los problemas estructurales los discursos de la diversidad de pierden en la oferta y demanda del mercado de las identidades.
El libro de Daniel Bernabé tiene como gran aporte el no dejar a nadie indiferente y sienta las bases para comenzar a construir un horizonte en el que el colectivismo prevalezca sobre el individualismo. Una lucha en la que el único eje transversal existente es aquello que nos une (la clase).
March 29, 2021
Como el artículo que lo propició, es interesante, pero está mucho más cerca de un artículo periodístico que de un ensayo. Sobre la polémica: el libro no dice todo aquello de lo que le acusaron.
January 26, 2019
Haciendo un breve repaso de la historia contemporánea, nos muestra como el neoliberalismo se ha hecho con la hegemonía cultural mediante la transición de las ideas ilustradas de la modernidad a la negación de los grandes relatos del postmodernismo.
Una radiografía excelente, pero puede que algunas de sus conclusiones no sean del todo acertadas (o sea yo el que no esté de acuerdo con ellas).
Creo que se equivoca en sugerir que la izquierda se centra el lo simbólico y no en lo material.
El foco del problema creo que sería que el neoliberalismo adultera las reivindicaciones y las convierte en producto, esa sería la verdadera trampa. Pero no por ello hay que dejar de pugnar por la resolución de las problemáticas de todos estos sectores apelando a que "hay cosas más importantes como los problemas derivados de clase".
Es evidente que hay una correlación transversal a todos estos problemas, pero ninguno de estos reclamos son excluyentes del otro.
Aun así el autor acierta en advertirnos que centrarnos únicamente en lo simbólico y querer fragmentarnos por nuestras especificidades obviando la lucha por un "outcome" material no solo es un sinsentido, sino que le hace el juego al capitalismo, haciéndolo más digerible y con una carita sonriente.
¿Posible papel de la izquierda? Menos diagnósticos, brindis al sol y más incluir una solución material a todas las exigencias sin anteponerlas, agrupándolas en la transversalidad de la clase pero sin opacarlas.
Una radiografía excelente, pero puede que algunas de sus conclusiones no sean del todo acertadas (o sea yo el que no esté de acuerdo con ellas).
Creo que se equivoca en sugerir que la izquierda se centra el lo simbólico y no en lo material.
El foco del problema creo que sería que el neoliberalismo adultera las reivindicaciones y las convierte en producto, esa sería la verdadera trampa. Pero no por ello hay que dejar de pugnar por la resolución de las problemáticas de todos estos sectores apelando a que "hay cosas más importantes como los problemas derivados de clase".
Es evidente que hay una correlación transversal a todos estos problemas, pero ninguno de estos reclamos son excluyentes del otro.
Aun así el autor acierta en advertirnos que centrarnos únicamente en lo simbólico y querer fragmentarnos por nuestras especificidades obviando la lucha por un "outcome" material no solo es un sinsentido, sino que le hace el juego al capitalismo, haciéndolo más digerible y con una carita sonriente.
¿Posible papel de la izquierda? Menos diagnósticos, brindis al sol y más incluir una solución material a todas las exigencias sin anteponerlas, agrupándolas en la transversalidad de la clase pero sin opacarlas.
November 3, 2018
Un repaso interesante a las posibles debilidades de la izquierda y los movimientos sociales. Una exposición clara para afirmar que existe un juego de suma cero entre luchas materiales y luchas identitarias, sobre todo cuando estas segunda se olvidan las bases materiales de sus reivindicaciones o simplemente cuando se van de madre.
Esta hipótesis crea un debate interesante entre la izquierda más tradicional y la más "posmoderna" en palabras del autor. Hasta que punto este debate es acertado es díficil de decir, yo seguría al autor en su denuncia de los desmadres identitarios en muchas ocasiones, pero tendría cuidado de hacer de esta crítica un resorte automático ante cualquier política o pensamiento sobre las identidades.
Esta hipótesis crea un debate interesante entre la izquierda más tradicional y la más "posmoderna" en palabras del autor. Hasta que punto este debate es acertado es díficil de decir, yo seguría al autor en su denuncia de los desmadres identitarios en muchas ocasiones, pero tendría cuidado de hacer de esta crítica un resorte automático ante cualquier política o pensamiento sobre las identidades.
September 11, 2018
Desde un punto de vista de izquiedas, el autor relata y explica cómo y por qué ésta ha adoptado el mensaje que el neoliberalismo le ha asignado, consiguiendo así ir perdiendo cualquier efectividad en su mensaje al enfocar sus esfuerzos en diferenciar a la población en grupos cada vez más pequeños, olvidando la lucha de clases. Simultáneamente el autor tiene algo de miedo de su propio mensaje y parece que se desdice continuamente, aunque en las conclusiones finales indique su cometido, sin demasiada convicción.
Una corta lectura, recomendable y fresca, al tratar un tema que en el mundo progresista es definitivamente anatema y que no pocas y duras críticas se ha llevado.
Una corta lectura, recomendable y fresca, al tratar un tema que en el mundo progresista es definitivamente anatema y que no pocas y duras críticas se ha llevado.
August 19, 2021
Más allá de que uno pueda estar o no de acuerdo con el estilo divulgativo del libro, e incluso con el análisis que se realiza, me parece que muchos de los críticos de esta web no han leído el libro o tienen memoria selectiva. Muchos se quejan de la ausencia de planteamientos que sí recoge el libro, o directamente se inventan lo que Bernabé dice. Mejor leer la crítica de Alberto Garzón para ver la contrapartida. Aunque vistos los posicionamientos políticos recientes de Alberto, este libro gana cada vez más fuerza.
August 23, 2018
Ensayo muy interesante y de plena actualidad, de lectura necesaria para buena parte de la izquierda de este país y de todo el mundo, pues hace un análisis de la deriva política de la izquierda actual. Expone ideas que muchos/as tenemos, pero ordenadas y fundamentadas de un modo muy didáctico. Es una clara crítica al posmodernismo, pero concretada en la política contemporánea, y con un estilo semejante al de "Chavs", de Owen Jones.
August 24, 2018
Pone negro sobre blanco lo que se intuye desde la época de los movimientos quincemayistas y sus “limpiezas de aura”. Que cada día somos más tontos
September 12, 2020
Interesante e inquietante ensayo sobre la historia reciente y el futuro de la izquierda.
December 23, 2021
Interesante lectura, especialmente para aquellos que se identifiquen como “de izquierdas” o sean sensibles “a la representación de diferentes minorías sociales”. Refrescante visión del fracaso de las políticas redistributivas durante las últimas décadas vs. el relativo éxito de las políticas de representación. Recomendable.
February 1, 2021
Me llegó por recomendación de un amigo, tanto él como yo cogimos el libro con pinzas debido a los planteamientos que propone, pero lo leímos con la intención de reflexionar sobre sus propuestas y discutirlas. Le doy tres estrellas por lo interesante del tema, pero considero erróneo el enfoque. Podría enumerar las razones por las que lo considero así, partiendo de que si bien la economía socialista desapareció, la economía capitalista también derivó en las fórmulas mixtas e incluso en Estados Unidos, último gran enclave de la economía capitalista, temas como el sistema público de salud se han vuelto cada vez más ineludibles en los debates políticos, todo esto pese al posmodernismo y la diversidad de los que habla Bernabé. Podría mencionar también que habla de una forma muy ambigua acerca del neoliberalismo y parece englobar en él tanto a países sin apenas intervención estatal como Estados Unidos o Somalia con países de Europa donde el estado tiene un gran peso en en el sistema económico.
Por otra parte comparto algunos planteamientos, como que a la diversidad se le ha buscado también rendimiento económico, vendiendo imagen, pero no me parece ni de lejos motivo suficiente para atacar a la diversidad ni para asociarla con el neoliberalismo. También comparto que la gente simpatiza más con su clase aspiracional (clase media) que con la clase que realmente es, y que la clase media es una estrategia para dividir a la clase trabajadora, pero, de nuevo, no considero la diferencia de clase una cuestión relacionada con la diversidad, puesto que ya existía antes del "posmodernismo" que critica.
Me alargaría bastante si mencionara todas las conclusiones que he extraído del libro, pero me limitaré a recomendar la lectura de la crítica de alguien mucho más lúcido que yo al que tampoco le convenció el planteamiento del libro:
https://www.eldiario.es/tribunaabiert...
Por otra parte comparto algunos planteamientos, como que a la diversidad se le ha buscado también rendimiento económico, vendiendo imagen, pero no me parece ni de lejos motivo suficiente para atacar a la diversidad ni para asociarla con el neoliberalismo. También comparto que la gente simpatiza más con su clase aspiracional (clase media) que con la clase que realmente es, y que la clase media es una estrategia para dividir a la clase trabajadora, pero, de nuevo, no considero la diferencia de clase una cuestión relacionada con la diversidad, puesto que ya existía antes del "posmodernismo" que critica.
Me alargaría bastante si mencionara todas las conclusiones que he extraído del libro, pero me limitaré a recomendar la lectura de la crítica de alguien mucho más lúcido que yo al que tampoco le convenció el planteamiento del libro:
https://www.eldiario.es/tribunaabiert...
July 5, 2019
Política como un producto más en el mercado bajo el neoliberalismo, objeto de consumo que utiliza el vacío de significados como moneda de cambio.
Posmodernidad es la estupefacción y angustia hechas virtud y estado, es la ausencia total de lugares hacia donde dirigirse.
Trampa de la diversidad: si todos somos una suma inacabable de especificidades entonces no puede haber un nosotros. sin horizonte al que dirigirnos ni pasado del que aprender
Las aspiraciones identitarias no se colman mediante la acción colectiva sino mediante el consumo de bienes tangibles pero también de ideas q parecen política pero que son un doppelganger de la misma. Ansiedad por la diferencia que se manifiesta en el consumo.
Thatcher TINA y su mayor logro Tony Blair y el laborismo, si izquierda y derecha decían lo mismo, aquello no era tan solo una forma de hacer política, era la única forma de hacerla.
Análisis de la "clase media", relación aspiracional con la política, pérdida de ideología, fetichismo de la foma.
Cultura, cultura de masas, cultura de consumo. (terry eagleton)
Explicación clara y sencilla de relación entre opresión y explotación, lo material y cultural. La atomización de la clase obrera. La aceptación acrítica de conceptos como "privilegios", problematiza la "deconstrucción". La centralidad de la clase. (No habla específicamente de estrategia, pero ahí radica la discusión)
El gran triunfo del neoliberalimo: el hecho político desaparece de la vida cotidiana
Posmodernidad es la estupefacción y angustia hechas virtud y estado, es la ausencia total de lugares hacia donde dirigirse.
Trampa de la diversidad: si todos somos una suma inacabable de especificidades entonces no puede haber un nosotros. sin horizonte al que dirigirnos ni pasado del que aprender
Las aspiraciones identitarias no se colman mediante la acción colectiva sino mediante el consumo de bienes tangibles pero también de ideas q parecen política pero que son un doppelganger de la misma. Ansiedad por la diferencia que se manifiesta en el consumo.
Thatcher TINA y su mayor logro Tony Blair y el laborismo, si izquierda y derecha decían lo mismo, aquello no era tan solo una forma de hacer política, era la única forma de hacerla.
Análisis de la "clase media", relación aspiracional con la política, pérdida de ideología, fetichismo de la foma.
Cultura, cultura de masas, cultura de consumo. (terry eagleton)
Explicación clara y sencilla de relación entre opresión y explotación, lo material y cultural. La atomización de la clase obrera. La aceptación acrítica de conceptos como "privilegios", problematiza la "deconstrucción". La centralidad de la clase. (No habla específicamente de estrategia, pero ahí radica la discusión)
El gran triunfo del neoliberalimo: el hecho político desaparece de la vida cotidiana
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July 5, 2021
Bernabé da ejemplos en los que se ve claramente como el neoliberalismo usa discursos que se venden como liberación y lo son si entendemos liberación como libre circulación del mercado. Y no como liberación de las personas de un sistema que se arrastra desde el S.XVIII y que se ha perfeccionado a tal nivel que la misma gente explotada se cree que está luchando por un bienestar sin ir a ninguna raíz de los problemas sociales.
Mi puntuación más baja es porqué el autor ensalza sobremanera la URSS y el comunismo autoritario, y por supuesto no hace crítica alguna a cómo colaboró el comunismo autoritario a los males actuales, pasando de como Stalin metió zizaña en la guerra civil española, que por cierto, está bastante bien reflejado en la nueva película de Federica Montseny o cómo la URSS y otros países no han ido jamás (quizás en un primer momento lo creyeron) a unas sociedades realmente comunistas.
Pero, hay que decir, que su crítica en este aspecto del uso del liberalismo de una falsa diversidad y de cómo perjudica a las luchas sociales, es correcta, cosa que los que la practican, evidentemente van a sentirse ofendidos.
Mi puntuación más baja es porqué el autor ensalza sobremanera la URSS y el comunismo autoritario, y por supuesto no hace crítica alguna a cómo colaboró el comunismo autoritario a los males actuales, pasando de como Stalin metió zizaña en la guerra civil española, que por cierto, está bastante bien reflejado en la nueva película de Federica Montseny o cómo la URSS y otros países no han ido jamás (quizás en un primer momento lo creyeron) a unas sociedades realmente comunistas.
Pero, hay que decir, que su crítica en este aspecto del uso del liberalismo de una falsa diversidad y de cómo perjudica a las luchas sociales, es correcta, cosa que los que la practican, evidentemente van a sentirse ofendidos.
June 21, 2023
Libro más que necesario para poner en el debate los desafíos en torno a un mirada anticapitalista pero que integre otras luchas como la feminista, disidente de la heterocisnorma y antirracista. El autor nos da ejemplos claros y utiles para conocer las formas en que el capital se adueña de nuestras luchas, y las hace mercancía, o fortalece su politica de muerte. Eso sí, falta en el libro los aportes de la interseccionalidad como enfoque. Por momentos el autor se queda en los principios del marxismo a secas, y no logra rescatar, que más allá de sus usos por el capitalismo, la inclusión social marcada por el género, la raza/etnia y la sexualidad (entre otras) son dimensiones importantes de la desigualdad que son necesarias combatir también desde la izquierda.
August 30, 2020
Un libro excelente para encontrar el porque de la decadencia de la izquierda en el movimiento obrero y en las mayorias. Desde el fin de la urss, la izquierda cayo en una nebulosa en donde tomo con fuerza las politicas de identidad, que lejos de atraer a las mayorias por su condicion economica, es decir, de clase, las termina fragmentando y segmentando en identidades, cuando antes se preocupaba por unir y minimizar las diferencias, ahora maximiza las diferencias. El final y guarda con mi spoiler, evocandote a la comuna de paris, el primer gobierno obrero de la historia, logro emocionarme.
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