«Siempre oí decir, o leí, que los temas a los que he recurrido, una y otra vez, desde que empecé a escribir libros de ficción, eran el amor, la soledad, la enfermedad (la depresión, muy concretamente) y la felicidad. Son temas de todos los tiempos, creo yo, aunque reconozco que la depresión es el más concretamente contemporáneo y que a menudo está muy ligada al humor, o más bien a la ironía, un invento tan moderno como la novela misma, al que Jankielevich definió con gran precisión como "la sonrisa de la razón". En fin, creo que bastaría con sentarse y conversar con autores de viñetas humorísticas o de novelas y cuentos cargados de ironía y humor para darse cuenta de que a menudo nada tienen de cómicos esos creadores, y que más bien suelen ser tímidos ‒hay millones de maneras de ser tímido, es cierto, y van desde el no soltar nunca una palabra hasta el soltarlas todas, me consta‒ y tristones, muy tristones, por más que nos hagan reír y ver el mundo patas arriba.»
Nacido dentro de una prominente familia de banqueros, sus padres fueron Francisco Bryce Arróspide y Elena Echenique Basombrío de Bryce. Su tatarabuelo, José Rufino Echenique, fue presidente del Perú en 1851, y su familia está relacionada con la francesa Flora Tristán y con el barón Clemens Althaus de Hesse.
Bryce Echenique, educado en el seno de la oligarquía limeña, cursó sus estudios primarios, en el Inmaculado Corazón, y secundarios, en el Santa María Marianistas y, luego, tras un incidente en este colegio por el que hubo de ser hospitalizado, ingresó al San Pablo, un internado británico en Lima. En 1957, ingresó a la Universidad Nacional Mayor de San Marcos y se licenció en Derecho, obteniendo el título de Doctor en Letras en (1977). Fue profesor durante algún tiempo en el Colegio San Andrés (ex Anglo-Peruano) donde enseñó Castellano y Literatura.
Varias cosas me atrajeron de este ensayo. En primer lugar, que lo escribio Bryce (aunque claro, despues de las acusaciones de plagio sobre algunos de los articulos escritos por Bryce, ahora queda la duda). En segundo lugar, el encanto magnetico que tienen para mi los libros de tapa dura (si, se que es idiota). En tercer lugar, el comentario de la contratapa (despues de leerlo, no me quedan dudas de que existe una profesion de "escritor de contratapas", en la que algunos autores -como el que escribio esta, por ejemplo- destacan). Finalmente, el tamano del libro (siempre he sentido una admiracion especial por gente que puede decir mucho en pocas palabras -la edicion del libro que lei solo tiene 109 paginas en letras grandes-).
La decepcion fue grande. Conociendo a Bryce, se imagina uno algo de gracia (la mencionan en la contratapa, caramba). Pero en un pasaje, por ejemplo, donde Bryce advierte que va a contar una anecdota graciosa...la segui esperando. Nada.
Habla Bryce de la soledad, la depresion, la felicidad y el amor (3 de estas 4 pueden ser lo mismo, a veces). Escribe pero no dice nada. Me parecio mas bien que trataba de impresionar a una quinceanera citando una cantidad idiota de libros y de autores. En algun pasaje pense que el autor de la frase que citaba no tenia ninguna relevancia.
Me ha pasado mas de una vez, al leer a Bryce (autor que me gusta mucho), imaginarlo borracho, escriendo con furia. Y yo creo que tal vez ese es el problema de su ensayo: parece haberlo escrito sobrio.
Los primeros dos apartados son simple y sencillamente excepcionales. Es un ensayo que habla sobre la soledad, el amor, la depresión y todo lo relacionado a ello. El último apartado no me encantó, pero fuera de ahí es un gran, gran libro. Lo recomiendo muchísimo.
El inicio me gustó fue fuerte el tema de la soledad, pero fue perdiendo esa esencia en los temas tomando muchas citas, no lo sé, pero se fue perdiendo el interés inicial.
Bryce escribe este ensayo para dar sus impresiones sobre la soledad, la depresión, la felicidad y el amor. La que realmente disfruté fue la parte sobre la depresión, ya que la sentí más íntima, más el Bryce de siempre, era un Martín Romaña recién llegado a París, enfrentando sus miedos. Es la lectura deliciosa que a mí me ha hecho olvidar de mi personal soledad. Las otras partes del libro me parecieron bastante interesantes, pero el tono era serio y bastante formal. En general, bastante disfrutable.
Este leí en un momento de mi vida en el que me cayó como anillo al dedo. No es una novela, más bien es un ensayo de diferentes estados emocionales. Mis favoritos fueron la felicidad y la tristeza, donde pude identificarme con ciertas frases escritas. Es un libro corto pero con material interesante para leer.
Un libro con muchos altibajos. Uno se puede sentir decepcionado por el trato a temas como la depresión y aliviado con encontrar una buena descripción del amor juvenil.Pero la pluma de Bryce está presente y eso es lo que importa
La soledad es una noción ambigua, las detestamos y la necesitamos en ciertos momentos. El amor es siempre el mismo, solo que con matices diferentes en cada individuo.