Este no solo es un libro de frutas. Es un libro de amores, soledades, dolor y esperanza. Es un libro de mujeres y hombres que se reinventan cada día, que saborean su libertad, que son perseverantes en su búsqueda del amor y de la felicidad, que aprenden a soñar —y a hacer realidad sus sueños— para vivir a tope.
Este frutario, que se recomienda leer cada que el corazón lo necesite, es un reflejo de todo lo que somos y de lo que alguna vez hemos sentido.
Es un libro de cuentos que se huele, se siente, se saborea. Su lenguaje como de prosa poética te transporta a un mundo se sensaciones y vivencias más allá de la anécdota. Las frutas son el vínculo, el símbolo que une o que separa, lo que entreteje las historias. Es lo primero que leo de esta autora, aunque no es la literatura que acostumbro, como de realismo mágico, se me hizo muy bueno.
Es un libro increíble que te hace sentir nostalgia porque te puedes encontrar a ti mismo en cada rincón del alma de los protagonistas. Son cuentos que se saborean, se sienten y se disfrutan. En pocas palabras es un must.
Seré breve. En esto he encontrado, ¿qué cosa? Muchas. Tantas, que no puedo comenzar a describirlas. Aunque suene melodramático, vaya, que me ha tocado la fibra que creía fría dentro de mí. Todo bien.
Tuve la oportunidad de saborear este libro y quedé muy satisfecha; es de esos libros que se quedan grabados y ocupan el stand principal de tu biblioteca para releerlos de cuando en cuando. Yo me identifiqué con un par de cuentos y además me hizo reflexionar un poco sobre varios acontecimientos de mi vida, incluso de darme cuenta de actitudes que he tomado. Creo que todos hemos pasado por alguna situación de cualquiera de los personajes que dan vida a estos cuentos, así que seguro todos se identificaran con una o todas las historias. LLoré, reí, reflexioné, y me divertí; ¿Qué más se le puede pedir a un libro? No voy a decir qué historia me gustó más para no influir en quien apenas lo va a leer, solo puedo decir que aunque tengo mi favorita, todas dejan un sabor especial en la boca. Mis felicitaciones no van solo a la escritora, sino a quienes tienen el gusto de leerlo.
Con este libro eres capaz de experimentar sabores y diversos olores en cada historia, no solo los de las frutas que le dan título a cada cuento, sino muchas otras texturas y fragancias. Conforme lees, te adentras en una experiencia gustativa conocida al mismo tiempo que la historia se va desarrollando.
A su vez, la colección está muy bien estructurada e ideada (los títulos del prólogo y el epílogo me arrancaron unas cuantas risas). No te das cuenta de que estás leyendo porque vas viviendo lo mismo que los personajes. La fruta te sirve aun más para adentrarse en su mundo.
Es un libro que te lleva de la mano con cada una de las historias que nos va contando leerlo te dará paz y tranquilidad. Es un descanso para el corazón.
Me ha gustado muchísimo, cada historia está llena de sensibilidad y una prosa divina característica de la autora, recomendado para todo aquel que ha estado enamorado o ha tenido relaciones poco fructíferas, aunque son cuentos cortos, la autora logra adentrarte a cada historia, sintiéndote parte de la trama y saboreando cada gota de fruta derramada en sus letras.
Es uno de los libros mas hermosos que he leído, la manera en que Mariana combina historias de amor y desamor con las frutas es excepcional, no pude parar de leerlo hasta el final, muy recomendable y de esos libros que puedes leer una y otra vez !!
La manera en que describe la vida con las frutas, con sus historias ligadas al amor, llegan directo al corazón. Hermoso libro!!!! y orgullosamente mexicana la autora!!!