Una obra erasmista que hace una crítica a la corrupción eclesiástica y la mala práctica de la fe, pero de manera más moderada que las corrientes luteranas. Más allá de estos segmentos moralizantes, básicamente se dedica a defender y ensalzar la figura de Carlos V y a justificar el saqueo de Roma durante la guerra de la Liga de Cognac. Teniendo en cuenta que está escrito hace quinientos años, el registro es más o menos coloquial y, por tanto, más accesible que otras obras.