«Ningún niño nace matando. Para convertirse en un sicario, es necesario que sea adiestrado; se debe resquebrajar, cual si fuera un cascarón, el sentido común que por defecto —alguna lección inopinada, un consejo de corte genérico, golpes en la cabeza— envuelve su conciencia. El primer paso es la obediencia por sobre cualquier reparo, azuzar la llama de algún instinto lejano. Al principio, el niño acompaña. Observa. Entiende. Aprende. Imágenes que lentamente se irán asentando entre sus recuerdos. Memorias de sangre que se hacen familiares. Al día siguiente, en la calle con los demás, apuntando con el dedo, será un juego divertidísimo. Aquello es importante. Entonces es momento de pasar a la acción, de habituarse al peso de un arma cargada. “Rematador”. Esa es la palabra clave.» Esta es la investigación más rigurosa sobre el niño que aprendió a dar el tiro de gracia a los moribundos y que luego, convertido en adolescente, se volvió un experto extorsionador hasta que, siendo un joven convicto, perpetró una de las fugas más recordadas de los últimos tiempos. ¿Cómo se pervierte un alma? ¿Qué factores lo alimentan? ¿Cómo el hampa puede arruinar el futuro de cientos de jóvenes en el norte del Perú?
En “Gringasho”, Becerra nos ofrece la información obtenida luego de una investigación que resulta interesante, pero que carece de “alma”. Me explico: al leer el libro podremos conocer algunos datos biográficos y delictivos de Gringasho y compañía; sin embargo, me quedé con ganas de saber más sobre él como persona y no solo como criminal. ¿Mostrar el lado humano del victimario perdona sus crímenes? No, para nada. Al contrario, nos ayuda a entender que el mundo no es de buenos y malos y, además, evidencia nuestras carencias como sociedad, ¿dónde hemos fallado?, ¿en qué momento permitimos que suceda lo que sucede? Becerra reflexiona brevísimamente sobre estos temas, pero, al final, lo humano termina diluyéndose en lo estadístico.
Es un libro ágil, envolvente y muy dinámico, en el cual Charlie Becerra nos introduce en el mundo del hampa peruano. Recomendado, una vez iniciado no pararás hasta el final.