LA MUJER DE STRASSER (1997) del escritor argentino nacido en Jujuy, Héctor Tizón, es una novela breve, de fácil lectura y de un lirismo que sin ser demasiado complejo evidencia una estructura sutil y un amor por la palabra y la frase dignos de un esteta. . La novela son los recuerdos fragmentados en un coral de voces donde tenemos a Strasser, un ingeniero de origen alemán y a Janos, un húngaro arquitecto con quien construye un puente en un lugar perdido del norte argentino con la esperanza de que pase por allí un tren. En el medio esta Hilde, una mujer alemana de tez blanca, piernas largas, facciones angulosas y ojos verdes. Hilde es la esposa de Strasser y al mismo tiempo es el eje sobre el que se desatan las pasiones de ambos hombres: un marido enfermo de celos y pasado de escabio, y un Húngaro que se reprime constantemente para no perder la razón viendo en Hilde a una tentación peligrosa. . Lo que la novela reconstruye con mucha maestría es la forma del deseo monstruoso que crece entre los tres, y que se alimenta del monstruo de la infidelidad, lo no dicho, las fantasías deformadas por el calor del norte y el odio a ese remoto paraje lleno de indios. Como me salteé una nota inicial fue grata mi sorpresa al llegar al final y ver fotos de la construcción del puente, de Strasser y Janos y de Hilde. La historia fue una historia real, o al menos los personajes fueron reales y acaso la historia de este presunto triangulo amoroso no sea más que un intento puramente literario de encontrarle un sentido último a las cosas. Sumamente recomendable para pasar dos horas sumergido en la bella prosa de un gran olvidado de las letras argentinas.