Carlos Carrillo ha sido llamado con diferentes apelativos durante su vida y trayectoria, Padre del horror grotesco en el Perú, Padre del horror peruano contemporáneo, El pitufo sodomita, entre otros. Lo cierto es que, en el Perú, Carrillo es un escritor de culto y pilar de este género del horror visceral, crudo y trasgresor. Desde los años ochenta, cuando comenzó su producción aun estando en el colegio y continuando en la universidad, no ha dejado de sorprendernos con los temas más bizarros y chocantes tocados con una prosa impecable y un manejo encomiable de los recursos narrativos. Este libro no necesita imágenes de soporte que muestren escenas de brutales asesinatos y desmembramientos, o escenas sexualmente explícitas, pues es el autor quien se encarga, mediante la descripción de los hechos, de que nos sintamos inmersos en una película del horror más abyecto, sin posibilidad de cerrar los ojos. El horror ignominioso de Carrillo no se limita a ciertas situaciones repetidas y habituales a este tipo de narrativa, sino que nos ofrece un paseo por todo un universo de temas, desde los lugares más simples, como el sanitario de una casa convirtiéndose en un ser carnívoro, hasta temas ocultistas, donde te hará ver cara a cara al propio demonio con las más alucinantes descripciones de su reino oscuro y las más pérfidas visiones del averno. Abuelas, gatos, unos zombis muy especiales, asesinos seriales, brujas, santas, políticos y metaleros, todos unidos en una compilación bestial que te hará estremecer imbuyéndote en escenarios sangrientos o sin salida. Jugará con tu psiquis y tu vértigo. No importa el tema que prefieras, si te gusta el horror en su más vil expresión con descripciones terroríficamente detalladas, te garantizamos que encontrarás, en estas hojas, algún cuento favorito entre todos los que, con gran variedad, se están presentando. Eso sí, antes de empezar, te encuentras debidamente Si lees estas páginas, ten por seguro que te cautivarán en sus primeras líneas, pero no te aseguramos que las termines con el mismo nivel de cordura, sino convertido en un demente fanático de Carrillo y del horror crudo y descarnado que vomita su impía imaginación.
Un libro de cuentos de terror no solo puede apostar por crear imágenes desagradables. Ese es uno de los tantos elementos que conforma una historia, y este conjunto de relatos se apoya sobre todo en ello, en el impacto instantáneo de imágenes repulsivas y sangrientas. Por supuesto, el problema no es lo grotesco de su contenido, sino en la superficialidad de su tratamiento. Salvo en algunos casos, como en la historia del niño maltratado que ve salir un ojo del inodoro, no existía tensión en tanto los personajes o buscaban la perdición de sus cuerpos o simplemente el peligro atacaba sin más, casi como una anécdota en lugar de tramas con un conflicto desarrollado desde el inicio, con algunos giros coherentes y no predecibles.
Carrillo sabe cómo crear una serie de escenas desagradables, pero no logra conectarlas con los cuentos. Sin una razón para que estas se empleen, el el libro pierde sentido. El primer cuento (tan denso como una cruz invertida) es muy facil de imaginar y tiene una historia interesante, solo por ese le pongo una estrella.