Los tres cuentos que integran este libro ("La mancha", "Mini" y "La pirámide"), fantásticos o de ciencia ficción, se suman al universo que Sergio Bizzio ha creado para la literatura. Siempre está el humor, aunque esta obra no tiene nada de humorística. Al contrario, estos cuentos tratan sobre la vida y el destino de unas criaturas; impiadosos, sin embargo los tres son cuentos tiernos. Los relatos atrapan y los sucesos se desencadenan en un libro que brilla por la fluidez y excelencia de su prosa, por la apuesta por la invención y por la originalidad de sus tramas.
Sergio Bizzio es narrador, dramaturgo y director de cine. Publicó las novelas El divino convertible (1990), Infierno Albino (1992), Son del África (1993), Más allá del bien y lentamente (1995), Planet (1998), En esa época (2001), Rabia (2004), Era el cielo (2007), el libro de cuentos Chicos (2003), el ensayo en verso El genio argentino (2005), y las colecciones de poemas Gran salón con piano (1982), Mínimo figurado (1990), Paraguay (1995), El abanico matamoscas (2002), y Te desafío a correr como un idiota por el jardín (2008). Escribió las obras de teatro Gravedad (1999), La china (1995, en colaboración con Daniel Guebel), El amor (1995), y la novela El día feliz de Charlie Feiling (2006). Dirigió los largometrajes Animalada (2001), 100 tragedias (2008, en colaboración con Mariano Galperín) y el documental Rey Queen (2006). Durante 2009 se estrenará su tercera película como director, No fumar es un vicio como cualquier otro. También integra la inclasificable banda musical Súper siempre junto a Alfredo Prior, Francisco Garamona y Alan Courtis, que acaba de editar su primer disco, #Juicio al perro.
Mi favorito fue Mini, por la inversión de roles de género, las decisiones tomadas de manera (aparentemente) azarosa, el cuestionamiento de lo real y su estructura algo borgeana. Aunque tal vez todos los cuentos de este libro hacen cierto guiño a Borges -con un estilo muy propio como es el de Bizzio- logrando historias visuales, cargadas de elementos fantásticos y de ciencia ficción, tratando temas como la vida, la muerte y nuestro lugar en cada uno de estos extremos, dejándonos expuestos a la falta de control y exponiéndonos a otras perspectivas.
Dicen que todos tenemos manchitas en el globo ocular, de esas que si enfocamos la mirada en un punto fijo, parecen levitar, pero si lo que intentamos es enfocarnos en ellas, se deslizan lentamente hacia abajo. En "La Mancha", Derlis está acostumbrado a ellas, hasta que un día se encuentra con una nueva; esta vez es una "mosca volante (...) compacta, sólida, negra, de bordes irregulares" que abandona su ojo y comienza a flotar "a centímetros de su sien derecha". El narrador de "Mini", se despierta como caído de otra dimensión, tirado en el sillón de otra casa: la de Mini, una amiga de su mujer. Como teletransportado a una realidad paralela, ahora no solo lleva casado 10 años con una mujer insoportable y maltratadora, y es padre de un niño de 9 a quien llama "el monstruo", sino que además es completamente consciente de que no debería estar ahí. Una momia sale de su sarcófago dentro de "La Pirámide" en la que fue enterrado; sabe que fue un faraón, pero no sabe hace cuánto tiempo atrás. Tres relatos fantásticos, atrapantes y raros; tres despertares caóticos que te hacen reír, sorprenderte, intrigarte y leerlos uno tras otro frenando sólo para decir, "que buen cuento".
En este volumen, el autor reúne tres cuentos, los que solo puedo calificar como raros. Las historias resultan raras, las ideas detrás de los cuentos son raras (aunque imaginativas), pero la ejecución escritura de este volumen resulta poco convincente, por lo que los cuentos no logran realmente alcanzar lo que sería necesario para ser considerados como ciencia ficción o realidad alternativa o viaje en el tiempo, o lo que sea que Bizzio haya querido lograr. En La mancha, un hombre común y corriente, acostumbrado a una vida poblada por las manchas que salpican su vista, despierta un día con una mancha especialmente molesta, distinta a las acostumbradas, la que resulta ser nada menos que una nave espacial minúscula. En el cuento vemos la interacción de este hombre con esta nave, los malabares que hace para ocultarla, pero que finalmente aparece nada menos que en el trabajo del hombre, buscando que la liberen del escondite donde la dejó durante la noche. Un cuento más simpático que nada, cercano casi a la anécdota, donde no se elabora en las consecuencias que esta aparición podría haber tenido para el hombre. Mini encuentra a un hombre que despierta un día viviendo la vida del marido de una mujer a la que detesta (llamada Mini, que no tiene nada de mini, obviamente). El hombre conoce a Mini y Alberto gracias a su mujer, Delfina, y al despertar a esta realidad paralela intenta seguir la rutina de Alberto, un hombre que vive para atender a los de su casa, sin obtener ni un agradecimiento a cambio y con la idea, expresada en broma, de matar a su mujer. Aquí solo el hombre tiene conciencia de que se ha producido este cambio, por lo que los otros lo miran raro y le hacen la desconocida. El final es muy abrupto, por lo que la vuelta a la normalidad se siente forzada y algo débil para salir de una situación tan angustiante como la que le toca vivir al protagonista. La pirámide también se adentra en la vida como una ilusión, en este caso del faraón sepultado en su pirámide, de la que quiere escapar, a pesar de que se sabe muerto. Pasa lo que parecen décadas, quizás siglos, recordando y pensando en lo que fue su vida (y lo que es la vida, en general) y de pronto, cuando aparecen unos profanadores de tumbas, logra liberarse, solo para caer a otro plano, también de fantasía, que podría ser la continuación de un sueño u otro sueño, u otra realidad paralela. Las ideas detrás de estos relatos son muy buenas, pero faltó algo en la ejecución de los tres. Algo que los cerrara mejor o los hiciera más creíbles. No llegamos a suspender nuestra incredulidad por completo.
¨La pirámide¨ reúne cuatro relatos del escritor argentino. Historias totalmente independientes que, sin embargo, comparten el humor delirante tan característico de la prosa de Bizzio. Historias que transitan por el imaginario de lo absurdo y que entretienen por su bella simpleza despojada de toda pretensión.
Divertidísimo libro. Bizzio parece estar jugando siempre mientras escribe y te invitar a jugar con el, a ser parte de un ejercicio de creatividad constante que resulta muy adictivo.
Tres breves cuentos: interesantes, entretenidos y fáciles de digerir. Terminas de leerlos con ganas de más pero cumplen bien su función a la hora de atraparte.
¿Toda recopilación de tres cuento remite al libro de Flaubert?
Estos tres cuentos son lindos ejercicios de la potencia disparadora de la ficción y el trabajo con el género. El primer cuento es muy alla Aira; una miodesopsia que en realidad es una minúscula nave espacial y un final sobre el verosímil. El segundo, me parece, está más cerca del fantástico argentino clásico; un hombre aparece, de repente, viviendo con su cuñada. El último, es inevitable relacionarlo con "La casa de Asterión", una momia despierta dentro de "La Pirámide".
Los cuentos están bien escritos y está buenos, hay un humor sutil, situacional, pero no explícito. Me dejó con ganas de leer algo más extenso y de más aliento y desarrollo.
Es lo primero que leo de Bizzio, pero, por lo que estuve tanteando, parece que hay mejores.