Una empresa de carpooling convoca almas irredentas que son perseguidas por osos callejeros. Una pareja emprende novedosas técnicas de fertilización y logra sus propios bebés de Rosemary. Una logia mundial de cintas de correr planea una revolución. Y el copamiento de 1989 en La Tablada desemboca en una granja de trolls militada por tiernos ancianos.
Las historias de Pyongyanghablan de un totalitarismo suave, cariñoso y veloz, donde hacer un duelo parece imposible, las máquinas nos odian y el progreso es la sagrada ideología oficial.
Político y pospolítico, trágico e irónico, imaginativo y cruel, Hernán Vanoli es uno de los autores más singulares del panorama narrativo actual.
«Su hiperrealismo lingüístico es un viaje por la sociedad, interesada como nunca en las tribus, los grupos, las fracciones, las camarillas y las bandas.»
Buenos cuentos, aunque el protagonismo del marketing los hace un tanto repetitivos. El primero, "Ursus americanus kermodei" fue el que menos me gustó, al igual que "Pyongyang", sobre la conquista del mundo de las caminadoras (de gimnasio).
Excelentes cuentos de este autor que desconocía, pero que incursiona en varios géneros siempre saliéndose de lo usual. Pyongyang, que da nombre al libro, es un gran relato de ciencia ficción en primera persona en el que las máquinas se rebelan, aunque no son los "robots" los que lo hacen sino las cintas caminadoras. El que más me gustó fue Los sintonizadores, por la atmósfera que va generando a lo largo de la historia y la excelente manera en que se resuelve, que me dejó muy entusiasmada. El comando central es la historia más simple, que recuerda a los call centers que militan en las redes sociales de los que tanto se habla, narrada de una manera muy interesante. Ursus americanus kermodei es el primero del libro y el que menos me gustó, pero su prosa me atrajo inmediatamente. Es un libro muy bien escrito, corto, son sólo cuatro cuentos, pero que plantean situaciones muy interesantes en el marco de una Buenos Aires futurista-no muy lejana.
Compré este libro por recomendación de una querida amiga argentina, que sabía de mi amor por Samantha Schweblin y la ciencia ficción. Pues su consejo resultó ser muy aceptado. Vanoli es un gran escritor y sus cuentos tienen toques de Alice Munro, al igual que de su compatriota Schweblin, un aire de misterio mezclado con distopía, extrañeza y unos finales que dejan un extraño sinsabor, no son malos (¡para nada!), solo que no son absolutamente claros en su resolución, lo que lleva a seguir pensando en el asunto y explorar lo que uno sintió al leer el cuento.
También hay influencias claras de Ted Chiang, especialmente en la última historia ("El comando central"), que me recordó a "La historia de tu vida" por su estilo narrativo, aunque con menos ciencia. El trabajo de Vanoli es un gran recorrido por la forma de escritura contemporánea con el toque latinoamericano que le hace falta a la ciencia ficción, lo que lo hace refrescante, interesante y altamente recomendable.
Gracias para la oferta y el esfuerzo, pero no. Lo abandono después de unos 10%. La voz cansada del protagonista del primer relato y el formulaico uso de elementos de realismo mágico me dejan tan aburrido que no tengo ni el mínimo rastro del deseo a continuar leyendo.
Si bien el primer relato me pareció un poco aburrido sí me gustó el tono general del libro. Una mezcla entre ciencia ficción, sátira y crítica a la tecnología. El tercer relato me pareció el mejor por lejos.
Demasiado largos para ser cuentos, parecen más novelas cortas. Lo sentí un toque chicloso de a ratos, relatos sobre-extendidos. El 2 y el 3 son los que más me convencieron.
2,25 Un libro de cuatro cuentos largos a los cuales le sobran muchas páginas. Buenas ideas pero mal desarrolladas. La idea futurista es lo único que lleva adelante al libro y si bien está bastante bien escrito, no deja de ser paupérrima la poca idea de cuentos que tiene esto.
Si se lo ve como cuatro novelas cortas, tiene otro sentido, otro enfoque y podría argumentarse más. Pero no es el caso. Son cuentos regulares tirando a buenos.