La literatura era considerada un refugio, un acto en esencia lento donde confluyen el goce y la reflexión, pero fue invadida a mitad del siglo XX por la “lectura veloz”. Los libros, un objeto esencial en el traspaso de la cultura, en el siglo XXI son convertidos en un fetiche decorativo para fondos de videollamada. Las tecnologías han permitido a la industria editorial publicar muchos más libros en menos tiempo, poniendo realmente en duda su calidad y si efectivamente se leen.
Ante la vorágine, que además consume a escritores, críticos y lectores, el reconocido autor Patricio Pron, ensaya un pensamiento sobre la aceleración exponencial y propone la posibilidad de aspirar a otras formas de escribir, criticar o leer en este nuevo contexto que se nos vino encima.
Patricio Pron (1975) es autor de los volúmenes de relatos Hombres infames (1999), El vuelo magnífico de la noche (2001) y El mundo sin las personas que lo afean y lo arruinan (Literatura Mondadori, 2010), y de las novelas Formas de morir (1998), Nadadores muertos (2001), Una puta mierda (2007) El comienzo de la primavera (Literatura Mondadori, 2008), ganadora del Premio Jaén de Novela y distinguida por la Fundación José Manuel Lara como una de las cinco mejores obras publicadas en España ese año y El espíritu de mis padres sigue subiendo en la lluvia (Literatura Mondadori, 2011) que será publicada en las editoriales más prestigiosas del panorama internacional, destacando Faber and Faber en Reino Unido, Flammarion en Francia y Knopf en Estados Unidos. Su trabajo ha sido premiado en numerosas ocasiones, entre otros con el premio Juan Rulfo de Relato de 2004, y antologado en Argentina, España, Alemania, Estados Unidos, Colombia y Cuba. Recientemente, la revista inglesa Granta lo ha escogido como uno de los veintidós mejores escritores jóvenes en español del momento. Pron es doctor en filología románica por la Universidad Georg-August de Göttingen (Alemania). En la actualidad vive en Madrid, donde trabaja como traductor y crítico.
Un libro necesario para reflexionar sobre el sentido de la crítica literaria en un mundo que parece estar más preocupado de escribir libros que de leerlos. Un antídoto efectivo contra la tentación a la aceleración y el consumo por el consumo (y que de hecho me confirmó en mi propósito de no hacer ningún “challenge” este año en Goodreads)
Un libro muy entretenido de leer y meditar. Tiene gran dosis de humor y me ha reforzado el interés por la literatura. En la edición de La Pollera que leí, las notas al pie son un gran aporte.