Este puede parecer un libro de respuestas… pero es un libro de preguntas. Y las preguntas que entre estas páginas se encuentran no son como cualquier otra: son preguntas de personas que, impacientes por conocer más y más del mundo que les rodeaba, apenas lograron dominar un poco una lengua, la usaron para preguntar. Son preguntas que hacen las infancias, preguntas que suelen descolocar a los adultos, ponerlos dudosos ante qué responder.
Y quién mejor que un experto en ser preguntón (y además filósofo) para responder una selección de preguntas en las que, además de la respuesta, Valentín Muro destaca para niños y niñas el hecho de que preguntar mucho pero mucho está bien, y es algo que nunca debe dejar de suceder.
Valentín es una persona fantástica que contagia la curiosidad. Este libro genera más preguntas de las que responde y esa es la idea. Seguir indagando, fascinándose y nunca dejar de buscar las respuestas. Los niños de México son afortunados por tener este libro en su país. Párrafo aparte para las increíbles ilustraciones y el gran diseño del libro.
¿Los gatos tienen pesadillas? ¿Por qué hay que estudiar? ¿Por qué los remedios curan?, estas y muchas preguntas más encontraras en este pequeño libro infantil donde se recopilaron las preguntas de niños de diferentes edades y se les dieron respuestas de una forma divertida y clara, e incluso en algunas de ellas se podrá interactuar anotando algunas preguntas que se tengan para no olvidarlas, tachando letras para descubrir imágenes escondidas, así como girar el libro al encontrarte paginas al revés, a poco no suena divertido.
Decir que el libro me ha gustado es poco, ya que me lo he leído de un tirón, algo que me ha llamado la atención es que al final están las fuentes de información de donde se obtuvieron respuestas para las preguntas, agradezco al autor por incluir esto ya que sirve para que veamos que las respuestas tienen sus fundamentos.
Considero que el libro no solo es para pequeños lectores, hasta los adultos podemos aprender de él (a mí me ha resuelto algunas dudas), debo hacer mención de que todo el libro viene con ilustraciones muy lindas y coloridas que ayudan a atraparte en la lectura, algo que no quiero dejar pasar es que estas fueron hechas por un ilustrador que es cachanilla (así se le dice a la gente de mi ciudad), eso me ha sorprendido.
Así que ya saben si ustedes son curiosos este libro puede resolver algunas de sus dudas.
Un libro para chicos curiosos y adultos que acompañan ese descubrimiento. Lo leí con sonrisas al sorprenderme en cada vuelta de página.
La amorosidad de las palabras, la invitación a explorar, la complicidad de las ilustraciones y tu habilidad para responder de modo simple cuestiones no siempre fáciles de resumir, me resultaron un mimo al alma.
Hay algo en la curiosidad que es chispa y enamora, y si esa curiosidad viene de pequeños seres que tanto conectan y nos pueden enseñar, mejor aún.
Valentín, sos el mejor embajador de la curiosidad para mí, para grandes y chicos. Gracias por compartir la tuya.
Felicitaciones por el libro editado y el enorme esfuerzo de importarlo a Argentina tan a pulmón.
El libro es una maravilla, desde la propuesta hasta la ejecución. Cada pregunta está hecha desde la curiosidad más genuina y cada respuesta está formulada para que un niño o niña realmente pueda aprender, sin tecnicismos que saturan, sino con la sencillez de lo que nos deja con ganas de aprender más cuando cerramos el libro. En fin, una maravilla.
Volver a sentirme chiquita y grande a la vez. El libro de Valen genera eso, conectar con nuestra niña interior y cuestionarnos nuestra existencia humana. Cuestionarnos la vida atolondrada que solemos vivir para volver a las preguntas elementales que nos hacen humanos. Por qué morimos? Por qué lloramos? Volver a esas preguntas nos hace volver a conectar con nuestra esencia. Recomiendo completamente este libro y creo que todxs tienen que pasar por el camino de esas páginas 💖
Este es un libro, mi primer libro, en el que quise capturar algo de lo que procuro compartir a través de mis correos de Cómo funcionan las cosas, esta vez recopilando algunas de las preguntas que desde 2020 a 2023 respondí pero principalmente sumando unas 25 nuevas preguntas de niñas y niños de México.
Fue una inmensa experiencia, entusiasmante por momentos y por otros bastante dolorosa. Estimo que las consecuencias de hacer un libro no son factibles de ser revisadas hasta pasado un tiempo razonable. Ahora que ya pasó casi un año desde que el libro fue entregado no creo que sea tan así. Un libro es solo un libro. Pero este lo escribí yo, y eso es algo.
El libro es una belleza, los dibujos, los colores y la estética en general son espectaculares. Tiene preguntas más simples para los más peques (el arcoíris, la salinidad del mar, la potencia de la palabra por favor…) y otras más complejas para chicos más grandes (agujeros negros, las serpientes de medusa, por ejemplo). Lo vamos leyendo de a poco, eligiendo las preguntas que más nos interesan… Para el español rioplatense hay que “traducir” algunas palabras, pero la edición es maravillosa.
No pasaron tres páginas y empecé a llorar. Podría haber parado ahí, pero este es mi recreo, y si tiene que ser con lágrimas, así será. Y, por supuesto, hablaste de las lágrimas. Quizás fue conectarme con mi yo de doce años. Siempre fui muy preguntona, mi mamá me decía que era como el Principito, porque una vez que hacía una pregunta no la soltaba hasta que me la respondían. Esa nena de doce años, llena de asombro, hambrienta de respuestas, pero sobre todo de más preguntas, está acá, leyendo este libro conmigo. Ella sabe que está escrito para chicos un poco más chicos, o no, pero se entusiasma igual, se siente de vuelta en casa, dibuja células que comen bacterias y se transforman en árboles, gatos durmiendo para que sueñen con nuestros mimitos, se fascina con la diversidad y con eso que descubrió hace rato, pero con otras palabras: aquello que nos diferencia de otras personas, es lo mismo que nos asemeja. Leímos patas para arriba, hasta que vimos que hay un botoncito que permite "girar a la izquierda", pero mi compu tarda mucho en cargar, así que preferimos seguir leyendo como venga. Igual es un buen ejercicio, y nos sale bastante de corrido. Nos hace acordar al puente Zig Zag del Jardín Japonés, que te permite mirar en diferentes direcciones a medida que lo recorrés. Tu libro invita a recorrer diferentes puntos desde donde mirar. A mi parte anciana el texto en negrita en colores se le empasta un poco (estoy en esa etapa donde no hay lentes que me vengan bien, tengo que esperar a que empeore). Aunque está orientado a un público infantil, no tuve la sensación de que estuvieras subestimando al lector. Por el contrario, lo que sentí desde el principio fue una inmensa ternura, que te deja a punto de caramelo en "A medida que vayas creciendo podrás ver cada vez más lejos en el horizonte, y esa también es una hermosa metáfora". Y junto con esa ternura que te brota por los poros en cada mail y en cada cosa que emprendés, está la invitación a ser parte activa en la búsqueda, no es un libro para leer, es un libro para contagiarse: "Pero se me ocurre que tal vez algún día puedas estudiarlos y así después nos lo puedas explicar". Derrítome de amor. Y sigue siguiendo con la invitación a inventar palabras. Y, más cerca del final, ya no son palabras, sino teorías, una invitación a la aventura del descubrimiento. La página 81 me hubiera venido muy bien para entender cómo demonios encarar una tesis cuando estaba haciendo la licenciatura. Con respecto a salir a buscar respuestas, recordé cuando en quinto grado fuimos de excursión al rosedal a buscar bichitos. Yo iba al Van Gelderen, la escuela que queda en Salguero y Las Heras. Teníamos tremendo parque para buscar bichos de toda clase, pero la maestra pegó excursión al Rosedal, y allá fuimos. Fóbica como era con los insectos, me mantuve aparte. Hasta que encontraron bichos bolita. Y ahí nomás me puse en cuclillas a ver cómo iban y venían, y desaparecían bajo la tierra. Salir a buscar respuestas es importante, no todo está en los libros, ni en internet, ni en la memoria de quienes nos rodean. Todo el final de Por qué estudiar destila tanta dulzura que si la describo se me va a pegar el teclado. Ya lo había leído en uno de tus correos, pero siempre es un placer volver sobre esas palabras. Con lo de los colores, recordé el video de Pablo Molinari, en el que cuenta que el magenta no existe, ni el marrón. Allí también cuenta que el color azul fue el último en nombrarse. Sigo leyendo y me sigo maravillando. Cómo pasás de la constitución del yo a la posibilidad de ver a través de los ojos de otros con la lectura (y con el arte y con la ciencia también, ¿no?) es delicioso. Y cómo le devolvés la pregunta al mostrarle al lector la particularidad de su propia mirada. La diferencia entre teoría científica y teoría filosófica sube la vara. Aguante Nacho con su definición de teórico. Y entre arcoíris llegamos al final. Insisto: la ternura y la dulzura con la que le hablás al lector no es subestimación. Quizás soy un caso particular, porque durante mucho tiempo disfruté de cosas pensadas para niños. Así que leyendo sentí que me hablabas a mí. No pensaba en "Uy, esto le puede gustar a fulanita, o a menganita", con mis cuarenta y ocho años me metí de lleno en la lectura y la disfruté como si tuviera diez años. O doce. O seis. Y que al final cites las fuentes que consultaste para responder las preguntas, demuestra el profundo respeto que tenés por tu lector. E introduce desde temprana edad la idea de que las cosas no salen de la nada, que las fuentes son importantes, cosa que hoy por hoy muchos adultos no entienden. Así que mi yo de doce años y mi yo de cuarenta y ocho te agradecemos muchísimo que nos hayas dejado sumergirnos en tu libro. También nos gustaron mucho las ilustraciones. Como detalle final: "Aquí termina este libro que tú has leído, el libro que ya eres". ¡Ayyy, qué bonito! Yo tuve que esperar a la secundaria para que alguien me hiciera notar que el aprendizaje sólo es tal si te transforma. Y ahora va a haber niños que van a ser este libro que escribiste. Y van a saber esto desde chiquitos. Es demasiado lindo. Muchas gracias otra vez, abrazo gigante,
Qué belleza de libro. Tan creativo, tan lúdico. Cuánta investigación hay detrás de cada respuesta. Y quienes preguntan, los científicos más curiosos del planeta, los niños. El libro es una danza entre la curiosidad, la creatividad y la ciencia. Las preguntas de despliegan con ternura y alegría y las respuestas, además de eso, suman datos e información contada de manera simple y clara. El storytelling de todo el libro es increíble! Tiene humor, alegría y juego. Con el libro aprendí, me reí, me emocioné y jugué. No es un libro sólo para niños. Es como ir al cine a ver una película de Pixar. Que la disfrutan chicos y grandes. Bello, interesante y maravilloso libro!
Está muy bueno que el formato de la respuesta de cada pregunta sea corto. También me parece muy adecuada la forma en la que está explicada la respuesta, teniendo en cuenta que los chicos a veces no suelen leer textos tan largos y el nivel de complejidad del lenguaje no puede ser excesivo ya que habría palabras o términos que posiblemente no entenderían. Definitivamente recomiendo leer este libro a cualquier niño curioso y, por qué no también, a aquellos adultos que mantengan encendida la chispa de la curiosidad.
Las preguntas del libro son geniales, muchas de ellas complejas. Valentin las responde sin demasiada parsimonia y consigue dejar un mensaje claro, accesible y positivo. La forma en el que el libro esta escrito lo convierte en un libro en movimiento, las ilustraciones acompañán de manera increíble el mensaje y hasta le dan forma. Este es un libro para jugar. Para aprender, para compartir y para discutir. No es un libro que da respuestas sino que invita a pensar otras maneras de ver las cosas y sobre todo, a no perder la curiosidad.
Hermoso libro por donde se lo mire! Esta escrito con un respeto hacia la curiosidad de las infancias que se nota en cada pagina. En nuestro hogar lo vamos leyendo con pausas, viendo las ilustraciones, disfrutando lo que surge de cada pregunta y de cada respuesta. Porque justamente lo que logra es eso, que nos sigamos haciendo preguntas, que de cada hoja, surja un deseo por conocer más. La habilidad de Valentin para responder y que cada niño con el que lo leimos lo comprenda, es magnifica.
Un libro bellísimo, tanto por cómo está escrito como por las ilustraciones y la propuesta. Lo leímos con mí hija (que se hacía algunas de las preguntas del libro), y ambas disfrutamos de las respuestas! Sus reacciones sobre algunas de ellas fueron maravillosas, y la instaron a seguir haciéndose preguntas e investigando, lo cual es una de las cosas lindas que genera este libro... ayuda a formar niños más curiosos! Valentín como siempre explicando todo con una simplicidad y una belleza que cautivan. Muy recomendable!!
Me encanta la ternura con que aborda cada una de las preguntas. En un mundo cargado de violencia, cada uno de estos pequeños textos es una bocanada de aire, para el niñe y para el adulto que lo acompañe en la lectura. No deja de sorprenderme cómo logra condensar aunque más no sea una aproximación de temas tan complejos como los agujeros negros en palabras que un niñe pueda apropiarse.
Estoy seguro que a más de uno le va a impulsar a seguir preguntando.
Uno de esos libros infantiles que podemos disfrutar los adultos tambien. Me gusta como aborda las preguntas de niñas y niños con seriedad sin perder el sentido del humor y la diversion. Responde esas preguntas en un lenguaje claro pero no condescendiente, con profundo respeto a la niñez y amor por la curiosidad. Visualmente es bonito y original Desgraciadamente aun no puedo conseguir una edicion en papel en mi pais
Este libro es un hermoso recurso para los niños y las niñas que están curiosos por el mundo que los rodea! Con ternura y respuestas que son semilla de nuevas preguntas, Valentin escribe desde un lugar genuino, con responsabilidad y sin subestimar a los más pequeños. Un deseo a las infancias; no dejen de preguntar y ver el mundo desde los ojos de la curiosidad.
Tengo dos chicos de 12 años con muchas preguntas sobre el mundo que los rodea, se los regalé de cumple y no pueden parar de leer esta hermosura de libro, lleno de explicaciones magníficas sobre cómo funciona el mundo. De hecho yo también he disfrutado de explicaciones que nunca imaginé. Lo recomiendo absolutamente
Excelente libro! Muy inspirador para adultos y niños, despierta la curiosidad por asuntos grandes y pequeños. Te deja con aún más preguntas que cuando empezaste, ¡pero eso es bueno! Sumérgete en la curiosidad y deja que la inocencia de la infancia te sorprenda
Este libro es precioso. Ojalá todas las preguntas de los chicos tuvieran respuestas tan pacientes, precisas, honestas y llenas de ternura. Las ilustraciones acompañan hermosamente los textos y mención especial también para la diagramación. Una belleza en todo sentido.
Me encantó el libro y no me sorprende conociendo a Valentín (al que sigo hace bastante tiempo). Su forma de narrar y responder desde el asombro me resulta cautivante.
Es un libro que me hubiese encantado tener siendo una niña curiosa, me gusta mucho el respeto, la elegancia y la elocuencia con la que escribe siempre Valentín. Disfruté mucho leerlo.
Excelente propuesta para disfrutar tanto chicos como grandes. Un gran disparador de la curiosidad, cada pregunta (con su respuesta) genera una cascada de de inquietudes tanto en los pequeños que escuchan como en los adultos que lo leemos.
El libro es muy hermoso, ideal para compartir con los pequeños de la familia o simplemente para recordarnos cómo era ser curioso y entusiasmarse por cada detalle del mundo.
Este texto resulta una experiencia de lectura que dispara tantas preguntas y caminos de encuentro con otros lectores que debería ser un texto obligado en las bibliotecas de casas donde la curiosidad sea un lugar común o donde podemos sembrarla. La experiencia de lectura es un juego en sí mismo y hace que sea todavía más divertido.
En casa lo disfrutamos lectores de todas las edades y ya lo regalamos a nuestros amigos y amigas.