Este libro es un peculiar tratado de psicología. Se ocupa de las fuentes del mal. Es un ensayo de espeleología íntima, de descenso al núcleo ígneo del volcán humano. La conciencia moral ha trabajado durante muchos siglos sobre sí misma, perforando galerías en la roca amorfa de nuestra intimidad. Los héroes griegos de la Ilíada tal vez no tuvieran capacidad de reflexión. Nuestros sentidos, nuestros deseos, están vertidos al exterior. Son centrífugos. Volverse hacia uno mismo exigía una torsión cataclísmica. Y sólo la implacable exigencia moral tuvo potencia suficiente para impulsarla. Tenía razón Sartre al decir que los moralistas han sido los maestros de la introspección. Se quedó corto. Fueron sus inventores. Pero esa búsqueda dividió el mundo en dos mitades. Lo bueno era irreal, estaba fuera, en el reino de los fines. Lo malo, en cambio, está ya en nuestra naturaleza terrible e indecisa. La gran creación consiste en saltar de la realidad a la ficción. En inventar nuestra esencia a partir de nuestras limitaciones. José Antonio Marina, actuando una vez más como detective cultural, se acerca al corazón de las tinieblas, de donde acabará saliendo un resplandor oscuro. Lo hace investigando una poderosa y duradera tradición de la cultura occidental. El canon de la perversidad. Durante más de quince siglos se transmitieron unos detallados planos de los sótanos del alma, divididos en siete grandes estancias: los siete vicios capitales. Esta figuración dio origen a una rica imaginería, a un mundo simbólico completo, que podría llenar museos enteros. Se comprueba una vez más que la inteligencia humana vuelve ilimitado todo lo que toca. Los deseos también. Baudelaire veía en la infinitud de los vicios una prueba de la infinitud de las aspiraciones humanas. Al acercarse a la formulación clásica de los vicios capitales, Marina descubre un elaborado sistema de las pasiones humanas y de sus ambivalencias. Es decir, el dramatismo enérgico de nuestra condición. Este libro trata, pues, de la vida.
Hay tantas referencias a filósofos clásicos y modernos que es inevitable encontrar muchos pensamientos interesantes, pero también sentirse un poco perdido. Siendo un texto corto, se te acaba haciendo un poco largo. Aprobado justo.
Híjole. A ver: hay cosas muy interesantes en este libro, sobre todo la historia de cada uno de los pecados capitales y la breve reflexión en torno a la maldad de la introducción (soy muy fan de las ratas que fueron llevadas a juicio). Pero me dejó una sensación de arbitrariedad. De pronto no sé desde dónde se está posicionando el autor, si desde la historia, la religión, la ética (¿la ética de quién?). Si bien trata de explicarlo, me parece que no queda muy claro en ningún momento. A ratos parece que está haciendo un recuento histórico pero, de pronto, sus parámetros parecen más bien morales y tienen que ver con lo "elevado", medio me hizo corto circuito.
Tengo por ahí su historia del miedo, supongo que habrá que leerla porque, eso sí, qué padres temas escoge este señor.
Me gusta recordar los pecados capitales desde una mirada más contemporánea, ayudándonos de los ejemplos y las citas que van apareciendo, por eso dejo aquí algunas de las que más me han gustado, tanto de Marina, como en este caso, de Jean Jacques rousseau.
“ Reconocía que a veces hay experiencias que parecen romper la costra de la finitud y a través de una grieta acceder a una luz ajena. En eso consiste su juicio, la experiencia estética. Escucha una canción y eso le salva olé condena según se mire. La música, el arte, la poesía despiertan una nostalgia sin fundamento, un ansia de regresar a donde nunca se ha estado previamente.”
“ A veces se confunde la envidia con los celos, pero la envidia tiene dos protagonistas: el envidiado y el envidioso, mientras que los celos tienen tres.”
“ es de creer que las necesidades dictaron los primeros gestos y que las pasiones Ness arrancaron las primeras voces. No se comenzó por razonar sino por sentir. Para conmover a un joven corazón, y que pueda responder a un agresor injusto, la naturaleza dicta acentos, gritos y lamentos. He Aquí las palabras más antiguas inventadas y aquí porque las primeras lenguas fueron melodiosas y apasionadas antes de ser simples y metódicas. Aquí como el sentido figurado nació antes que el literal, cuando la pasión fascina nuestros ojos y la primera noción que nos ofrece no es la de verdad.”
Hoy en día son muchas las personas que consumen los denominados libros de autoayuda. En un mundo que se hunde, sus habitantes son náufragos que necesitan salvavidas. Soluciones fáciles a problemas a veces bastante complejos que nos afectan cotidianamente. La muerte de un ser querido, la sensación de fracaso en el trabajo, el abandono de la pareja. Envuelto de una pátina de reflexiones sencillas, bienintencionadas y con el conveniente sabor místico (ideas como la paz interior, el des-deseo, la búsqueda del yo… tomadas de la filosofía oriental), el libro de autoayuda se vende como una píldora de fácil digestión y sobre todo efectiva contra la infelicidad del hombre posmoderno. Otros libros, como el que tenemos en las manos, Pequeño tratado de los grandes vicios, desgraciadamente, ya no resultan tan atractivos al gran público (el gran gran público), ya no se venden como píldoras mágicas de la felicidad y lo más determinante, no se exponen en la sección de libros de autoayuda en las grandes superficies, sino en la de libros de ensayo.
Quien quiera conocer sobre los diferentes vicios que empañan nuestra propia naturaleza, le invitaría a leer este interesante libro que expone el mundo de los pecados capitales con una lectura apacible y grata, incluye en su epilogo un exposición de libros en los cuales puede profundizar mas sobre el tema.
Considero que su lectura es bastante provechosa especialmente para quienes inician un descubrimiento de sus propias fallas como humanos y le otorgara una perspectiva mas amplia de aquello que conocemos como los pecados capitales.
Un enfoque demasiado filosófico para repasar los siete pecados capitales. Si tu plan es un libro suave y fresco para el verano, este no es el tuyo. Aún así, interesante.