In this humorous, offbeat novel, Israel, a salesman at a small store tucked away inside a larger store on the ground level of Madrid’s most important shopping mall, accidentally picks up a self-help book at the library that promises he will be a better person if he only adopts a “fluid” lifestyle. So it is that he determines to face life’s circumstances with a surrealistic serenity, only to find himself sliding into nihilism. The events of the story take place during a single, feverish day, and offer up the shopping mall as a mirror for all of reality and Israel himself as an archetype of modern man.
En esta novela humorística y excéntrica, Israel, un vendedor en una pequeña tienda empotrada dentro de otra tienda situada en la planta baja del centro comercial más importante de Madrid, por accidente se lleva de la biblioteca un libro de autoayuda que promete convertirlo en mejor persona sólo si adopta un estilo de vida fluido. Así es que procura enfrentarse a las circunstancias de la vida con una serenidad surrealista, sólo para encontrarse descendiendo al nihilismo. Los eventos de la historia transcurren a lo largo de un solo día febril, y presentan el centro comercial como un espejo de la realidad entera y a Israel mismo como un arquetipo del hombre moderno.
Un estilo distinto al que me tenía acostumbrado el señor San Basilio, menos humorístico, más crudo, aunque nunca sucio. Su costumbrismo universal explica el mundo y el ser humano (o sea, el mundo) sin moverse de un centro comercial y sus alrededores. El señor San Balzac no debería dejar de escribir novelas nunca. Su obra aumenta exponencialmente de valor con cada pieza, que son modestas solo en apariencia, como cualquier sillar de cualquier catedral.
No sé muy bien cómo clasificarlo y qué pensar. Puede que necesite más días para ver qué poso me dejó, si es que me dejó alguno. Hay partes, giros, descripciones que me resultaron llamativas e inteligentes, pero tengo la impresión de que le faltó algo. Quizá más narratividad, más trama e historia; pese a que esboza muchas historias me faltó una principal a la que seguir con más interés.
Excelente lectura. Aun recuerdo como me sentí de estúpido cuando menciona lo de la cafetería se Seattle y yo estaba leyendo el libro ahí. Me sentí atacado jaja.