Para Sylvia Plath, por ejemplo, la existencia era una higuera. Y cada una de las vidas que hubiese podido vivir, la de mujer felizmente casada, la de poeta de éxito, se sustanciaba en un higo jugoso y dulce. Pero, claro está, le era imposible probar todos los higos, así que todos, salvo uno, terminaban pudriéndose en la rama, delante de sus narices.
— Jun 30, 2025 01:25PM
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