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Los hombres entramos en la vida por consecuencia de un breve placer que arrastra tras de sí infinita amargura.

No hay nada tan irresistible como el hombre que abruma con amabilidades.

Siempre nos daremos cuenta demasiado tarde, pero la mayor diferencia entre la felicidad y la alegría es que la felicidad es un sólido y la alegría es un líquido.

Sus manos, que se acariciaban con ternura, eran los únicos objetos coloreados de aquella sala, donde la sombra luchaba con la luz, sucias ambas, y tristes.

..el Bucarest nocturno... en el que los enamorados escuchan, con las manos entrelazadas, los lamentos de los violines gitanos de las tascas, y luego salen al exterior, bajo el manto de estrellas, para abrazarse a la luz temblorosa de las farolas, en las plazoletas adornadas con estatuas. Se deslizaron también otras piezas del decorado, el Ateneo, el Arco del Triunfo, la estatua ecuestre de Mihai Viteazu..

Porque de pronto mi mente lúcida y perversa me repite una y otra vez que también soy eso, que soy ciertamente un oxiuro y que el mundo es ciertamente un ano asqueroso y que nunca sabré cómo es el mundo verdadero, la consciencia verdadera, la luz verdadera, ante la cual lo que hay aquí es una cloaca.

There will always be a joker.
Because there’s no cure for him.
No cure at all… just a Batman.

La memoria, el tiempo del reino sin tiempo. El amor, el espacio del territorio sin espacio. Las semillas opuestas y, sin embargo, tan semejantes de nuestra existencia, unidas por encima de la gran simetría y anulándola en un único sentimiento inmenso: la nostalgia.

Los diablos... ..le despedazaban la lengua, le arrancaban los huevos, le reventaban los ojos, desgarraban su carne y le descuartizaban el hígado, el corazón y las entrañas con sus largas uñas, le introducían por el ano unas lanzas al rojo vivo y todo esto una y otra vez, sin descanso, durante toda la eternidad.

¡Cuánta necrofilia hay en el recuerdo! ¡Cuánta fascinación por la ruina y la putrefacción!

Y si es cierto que los hemisferios cerebrales se desarrollaron a partir del antiguo bulbo olfativo, tal vez el hedor, la fetidez metafísica, el tufo de las axilas del tiempo, el olor acre a trapos de cocina que precede al éxtasis o el olor a berros que despide la locura sean nuestros pensamientos más profundos.