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Esteban CHarpentier

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Days at the Morisaki Bookshop (Days at the Morisaki Bookshop, #1)

by Satoshi Yagisawa

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Esteban CHarpentier said: " El barrio de los libros ya leídos por los otros y una historia como cualquier otra, pero no tanto
Jinbocho es un barrio cercano al centro de Tokio. Lo llaman “la capital del libro de Japón”. Allí se encuentra el paraíso de los lectores. Cientos de lib El barrio de los libros ya leídos por los otros y una historia como cualquier otra, pero no tanto
Jinbocho es un barrio cercano al centro de Tokio. Lo llaman “la capital del libro de Japón”. Allí se encuentra el paraíso de los lectores. Cientos de librerías con miles de libros de segunda mano, que aguardan ser releídos por nuevos ojos.
La idiosincrasia del Japón, y su concepción del arte se ve reflejada siempre en sus creadores. Desde los libros de pincel o pluma de Mishima o Kawavata, pasando por Kenzaburō Ōe, quien dijo: “Me siento un profesional de la expresión del dolor humano", y Akira Kurosawa, con su maravillosa estética visual, la imagen de la cultura nipona ha mantenido por siglos, el reconocimiento de los valores de la vida. Utilizando para ello una deliciosa defensa de las ceremonias y rituales, hasta las últimas consecuencias.
No es de extrañar por tanto que la idea de Satoshi Kagisawa, contradiciendo el estigma de las expectativas ante una ópera prima, deslumbrara a propios y extraños con su libro “Una velada en la librería Morisaki”.
Es cierto, escritores más actuales como, Haruki Murakami, en “La ciudad de los muros inciertos”, que también trata de bibliotecas con libros de sueños, o Hisashi Kashiwai, con su libro “Los misterios de la Taberna Kamagowa”, donde se investigan las comidas tradicionales que los clientes quieren volver a probar, nos acompañan por carriles afines y paralelos. Eso pudo darle el aliento a Yagisawa con la historia de la librería Morisaki, para conmover a los lectores ávidos de obras que los incluyan tan amorosamente.
¿Qué puede pasar en una librería de un barrio donde hay cientos de ellas, y albergan más de diez millones de ejemplares? ¿Un local en el que no pueden entrar más de cinco personas, contando sus dueños y empleados, puede ser escenario de historias?
Me viene a la memoria la serie de Netflix “la cantina de la medianoche” (que viene del Manga), donde también en un mínimo espacio, sucede la vida de personajes empáticos y llenos de interioridades, que eligen este diminuto recinto para desvelarse descarnadamente y encontrar en sus afines, el cobijo y la contención necesarias.
En la librería Morisaki, se suceden acontecimientos trascendentes e intrascendentes. que exudan cotidianidad y simpleza. Sus personajes: una joven de 25 años Tatako, sus tíos, Satoru y Momoko los dueños, un novio, unos amigos y pocos más, circulan en las páginas desplegando costumbres y semblanzas que contagian al lector, cautivado por el ambiente mágico en el que se ve reflejado.
Calma, reflexión y sabiduría. Un pequeño escenario donde las emociones y la humanidad encuentran un refugio cálido y protector, donde avezados actores del mundo de la lectura acuden, a conseguir esos ejemplares que otros ya han imbuido de su impronta, y que como a todos los que alguna vez hemos querido compartir emociones, nos contagia desde un libro, que sentimos la necesidad de difundir, boca a boca.
Así se interna la protagonista, Tatako, en una librería de segunda mano. Recientemente abandonada por un amor que creía leal y sincero, y que resulta en una traición aviesa, encuentra la salida a ese dolor, ayudando a sus tíos, acompañándolos en sus alegrías y sus penas, sanando las heridas.
La librería Morisaki, es una construcción de madera antigua, de dos pisos, al que la protagonista llama una librería de viejos, que se especializa en Modernidad Japonesa, hablando en términos literarios, claro, no de robots o inteligencias artificiosas. Tiene una mesa de saldos, los famosos “todo por 100 yenes”, que salen a la venta en la vereda siempre que el clima de Tokio así lo permita. Además, tiene una pequeña habitación donde pasa las noches la protagonista y que es escenario de fiestas o encuentros y coloquios exquisitos.
La descripción de las estanterías, los aromas y olores, que caracterizan estos ámbitos tan empalagosos y convocantes para los librófilos, da en el blanco.
Tatako nos dice que aceptó vivir allí porque se encontraba en un estado de irritación, y se pasaba los días enteros llorando en esa pequeña habitación del segundo piso. Pero su tío con experimentada paciencia, la impulsaba a encontrar en la lectura o entre los libros, las emociones positivas, que aseguraba, le darían a su vida un sentido más profundo y feliz. “No hago nada, es cierto. Pero veo pasar las horas —lo cual vale más que tratar de llenarlas”, escribió Emil Ciorán y algo de eso nos propone este libro: el tránsito de la vida por entre los libros, sin hacer nada más trascendente.
Según diversos estudios, Japón es el país del mundo donde más se lee, y datos de la Unesco afirman que, el 91% de la población lee con frecuencia. Eso los ha hecho sobreponerse a guerras, terremotos, erupciones volcánicas y tal vez al ahogo de la superpoblación.
Nos dice Yagisawa: «El recuerdo de aquellos días forma ya parte de mí, porque fue justo ahí donde mi vida, mi verdadera vida, empezó. Sin esa experiencia todo habría sido insustancial, banal, insulso».
La paradoja de la relación de sus tíos es una mansa intriga amorosa que los une, para que uno de ellos se despida del mundo a la japonesa, con honorabilidad y armonía.
La búsqueda minuciosa de un libro imaginado. La vida después del dolor, encontrando entre los libros, ese bálsamo de amorosidad y simbolismo. La amistad y los comienzos de un nuevo intento de relación, la lealtad, la incondicionalidad. Estos temas que se ausentan en estos tiempos de no-cosas (diría Byung -Chul han), de lejanías corporales y del imperio de los no-sentidos, son los que trata con notable maestría el autor.
Desde la esencia de la cultura del Japón, Yagisawa nos conduce por caminos sin tiempo, con referencias a la vestimenta, la comida y las costumbres, con una paleta exquisita. Sobrevuela esa comunidad integrada por los libreros que trasuntan una corporatividad implícita, una devoción compartida y los miles de clientes que integran esa trascendente trilogía entre el librero, el lector y los libros.
Como a Akira Kurosawa a quien le encantaba filmar con teleobjetivos para que la escena encuadre y así generar en sus actores mejores interpretaciones, Yagisawa ajusta su lente sobre estos pocos personajes y los hace revelarnos sus personalidades desde distintos perfiles, hasta lograr esa intimidad maravillosa con nosotros, los lectores.
El libro cierra con una frase que el autor pone en boca de la protagonista, pero que parece ser él, el que se mete en escena sin personaje, a comunicarla solapadamente: “Las personas vamos olvidando muchas cosas. Gracias a olvidar muchas cosas, podemos seguir viviendo. Sin embargo, las cosas que nos marcan el corazón son como las olas que van dejando un rastro sobre la arena y siempre están ahí”.
La meta es el olvido, decía Borges, pero no se puede nunca terminar de olvidar, mientras haya un libro por leer o ser releído. ...more "

Oct 03, 2024 03:57AM · see review

Esteban CHarpentier rated a book it was amazing

Las manos del que escribe, los ojos del que lee (Spanish Edition)

by Esteban Charpentier

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1 of 5 stars 2 of 5 stars 3 of 5 stars 4 of 5 stars 5 of 5 stars

Esteban CHarpentier said: " Hola los invito a que me acompañen y completen este desafío, estas son las manos que escribieron el libro y los suyos ojalá sean los ojos que lo lean. Saludos "

May 03, 2024 05:27AM · see review