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Virgilio sugiere que con el matrimonio de Eneas y Lavinia empieza la estirpe latina.
«el hombre que se casa sólo por amor es una persona débil de carácter».
Amar a una persona toda la vida es como si se dijera que una vela puede arder siempre
El matrimonio por amor es algo demasiado superficial, porque el amor es una locura apasionada en la que no se puede confiar, o en la que confían solamente los ilusos.
El amor, esa mentira, esa trampa de la naturaleza, es y seguirá siendo una mentira en la que todos creemos y una trampa en la que todos queremos caer.
El matrimonio no es un compromiso con algo tan fugaz y variable como el amor, que sube y baja, cambia de objeto, se esfuma y reaparece, sino un compromiso con el tiempo.
La sabiduría, creo, no consiste en contentarse, pero sí en no pedir más de la cuenta.
Del matrimonio por firme voluntad de tiempo y duración, se llega al matrimonio por amor, a la relación que, de tanto durar, ofender, perdonar, sufrir, perdurar, gozar, caer y levantarse, se vuelve el puro amor, amor del bueno.
