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Kindle Notes & Highlights
Allí nunca faltaba ni sobraba nada. Éramos felices. Estábamos completos.
porque ya sabíamos que el silencio aturde más que los regaños y que el descontrol no puede combatirse a gritos.
Los mejores consejos, además de las plantas, nos los dieron siempre el sol, el agua y la literatura.
Cuando me sentí con fuerzas me puse de pie y le entregué las llaves diciéndole: «Esta es su casa». Pero ambos sabíamos que no lo era. No podía serlo porque veintiocho años de recuerdos no se entregan con una llave.

